Cambio radical en familia #1

Después de su divorcio Sandra se va a vivir a la casa de su hermana mayor, con ella vienen una serie de cambios que afectarán a toda la familia.

La llegada

María sentía que se moría, que se desmayaba y que le daba un patatús, todo esto al mismo tiempo, se podrán preguntar, ¿cuál es la razón para esta gran angustia?, simple, su hermana va a pasar a vivir con ella y su familia durante un tiempo después de su divorcio, Sandra, que así se llamaba su hermana tiene 36 años y es 3 años menor que María .

Cuando eran pequeñas las dos hermanas solían ser muy unidas, Sandra siempre siguiendo el ejemplo de su hermana mayor, pero esto cambió cuando María se casó, hizo una familia y sentó cabeza, en contraste Sandra se mantuvo igual de jovial que cuando era más joven, esto a Sara la hacía rabiar, ¿porque la inútil de su hermana nunca sentó cabeza, tuvo hijos y maduró?, pero bueno, ahora su hermana necesitaba su ayuda y ella sería incapaz de darle la espalda a alguien de su familia.

Sandra llegó a la casa un viernes por la tarde, esto porque planeaba pasar un fin de semana de paseo con la familia para despejar un poco su mente, al llegar a la casa fue recibida por su hermana mayor.

— ¡Cuánto tiempo Sandra! — dijo María que no podía evitar ver cómo lucía su ya no tan pequeña hermana, siempre fue muy atractiva pero esta vez fue como si se hubiese esforzado muchísimo más, llevaba puesto un pantalón que realmente hacía ver genial su trasero, esto con la ayuda extra de unos altos tacones.

— Lo mismo digo Mari — dijo Sandra mientras abrazaba por un largo tiempo a su hermana mayor, para después darle un beso en la frente que dejó una marca por su labial — ¿dónde están mis sobrinos favoritos? — dijo como si ellos no fueran sus únicos sobrinos.

— Están cada uno en sus cuartos, ya les digo que bajen a saludar — dijo María mientras iba por las escaleras a llamar a sus hijos — ya dijeron que iban a bajar.

David y Sara bajaban rápido a saludar a su tía, siempre adoraban cuando venía de visita porque siempre alegraba la casa y les traía regalos, ya que nunca tuvo hijos era algo así como la tía regalona, de cierta forma era una versión más divertida de su madre, claro que eso nunca se lo dirían a esta.

— ¡Tía! — exclamó Sofía mientras saltaba por el aire para abrazar a su tía, un poco fuera de lugar teniendo en cuenta de que ya tenía 19 y ya iba a la universidad, pero su tía sacaba la niña que tenía por dentro.

— Yo también te extrañé Sofi, pero ten cuidado cariño qué puedes hacer caer a cualquiera — dijo Sandra mientras se recomponía del susto — ¿Dónde está tu hermano?, tengo que darle doble regalo en esta ocasión — Dijo haciendo referencia al cumpleaños del joven que fue hace unas escasas dos semanas.

— Hola tía — Dijo David con menor emoción que Sofía, nunca había sido tan expresivo como su hermana, aunque eso no quita que estuviera emocionado por la visita de su tía — Creo haber escuchado algo de un doble regalo.

— No hay regalo para el que no me de un abrazo — dijo mientras agarro a David por la fuerza e hizo un abrazo triple con sus dos sobrinos — como los extrañé mis corazones — dijo mientras llenaba su caras de besos.

Donde está Pedro para que me ayude a subir estas maletas a mi habitación, necesito desempacar.

— Papá está trabajando, va a llegar en unos momentos para la cena, yo puedo subir tus maletas — Dijo David con la esperanza de demostrar cuánta fuerza había ganado desde la última vez que vio a su tía hace unos dos años.

— Perfecto, siempre se requiere a un hombre fortachón en cada hogar, dijo mientras se reía, anda, yo te ayudo a cargarlas

Así David ayudó a su tía a subir su equipaje a el que sería su nueva habitación , a pesar de ser el cuarto de invitados era bastante espacioso, tenía un balcón y un baño privado, la casa de su hermana era realmente grande

— Ya está listo — Dijo David suspirando al dejar las maletas en el cuarto — veo que tu también subiste unas cuantas — en realidad su tía subió la mitad de las maletas ella sola y sin quejarse siquiera un momento — eres bastante fuerte, ¿vas al gimnasio?

— Claro que sí cariño, desde que tú eras un niño, ¿acaso crees que todo esto se mantiene solo? — dijo mientras daba unas palmadas en su culo haciendo una pose que hacía resaltar su trasero

— No sabía eso — David estaba un poco nervioso por estar a solas con su tía y más por lo que acababa de hacer, rápido pensó una forma de salir del cuarto — mamá va a servir la cena una vez llegué mi papá, te voy a avisar cuando tengas que bajar

— muchas gracias cariño, voy a instalarme y a darme una ducha rápida para ir bajando, después les doy sus regalos a cada uno


Al llegar Pedro, el padre de familia Maria se puso a servir la cena que con mucho esmero hizo para celebrar que llegó su hermana, David como dijo fue a avisarle a su tía, tocó la puerta de su cuarto, rápidamente su tía abrió, aún en toalla.

— oh hola mi amor, ya casi estoy lista para bajar — para desgracia del lado masculino de David su tía siempre se había expresado de manera cariñosa, esto nunca había sido un problema hasta que las hormonas de la adolescencia lo atacaron y ahora es sensible a su tía diciéndole palabras bonitas mientras está en una toalla muy corta sin ningún tipo de pudor.

— E-está bien tía, allá te esperamos — dijo mientras titubeaba un poco para después lamentarse inmediatamente de eso porque quedó en ridículo frente a su tía.

Sandra bajó a la cena luciendo despampanante, no muy arreglada, después de todo solo era algo privado con la familia, llevaba puestas ropas cómodas y bonitas, no tenía mucho pecho, pero compensaba con un gran trasero y piernas que cuidaba siempre a base de ejercicio, siempre con su filosofía “si tienes algo muéstralo”.

Sandra bajo con dos sobres, uno para cada uno de sus sobrinos, tenía otro regalo para David pero ese lo dejó directamente en su cuarto, al llegar al comedor Sandra saludó a su cuñado, siempre fue un hombre muy educado y apuesto, acostumbraba llevar puesto un traje elegante para su trabajo de oficina y esta vez se lo dejó puesto, lo saludó con dos besos en las mejillas.

— ¡Cuanto tiempo Pedro!, mi hermana de verdad se ganó la lotería contigo — Y realmente lo pensaba, siempre fue un hombre de familia, buen esposo y padre, siempre proveyó un buen y grande hogar, si solo ella hubiese tenido un marido así.

— ¡Que tal Sandra!, siéntete como en tu casa y no te preocupes por nada, quédate aquí el todo el tiempo que desees — Pedro no siempre se llevo tan bien con su cuñada, pero está le había ayudado mucho con algo en el pasado, desde ese momento le guarda un gran cariño.

— Perdón por hacerlos esperar, no tenían que dejar de comer por mí, hubiesen empezado y yo después bajaba — dijo Sandra sentándose en una silla del comedor

— Para nada tía — dijo Sofi — acá acostumbramos a estar todos para comer y ahora tú haces parte de esta familia, otra cosa, no quiero sonar grosera pero, ¿y los regalos?

— jajajaja — se rió Sandra — nunca cambias Sofía — dijo mientras les entregaba los dos sobres a cada uno — lamento no haberles comprado los regalos yo misma, pero una ya no sabe qué es lo que le gusta a los jóvenes de ahora, quédense con los qué hay en los sobres con la condición de que no le muestren a su madre.

— Pues que les has dado que no puedo ver — dijo un tanto molesta y curiosa María.

— Nada más que un poco de dinero, solo no quiero que fisgonees lo que compren y lo que gastan tus hijos, ya tienen derecho a su privacidad — Sandra se acercó al oído de su hermana mayor susurrando — Si es que estás celosa ya dejé el regalo de Pedro y tuyo en su habitación — Sandra le guiño el ojo a su cuñado y le dio pequeños codazos de complicidad a su hermana, esto ya no pasó tan desapercibido para los dos más jóvenes como antes, pero aún así no escucharon lo que dijo su tía.

Y dicho y hecho, al terminar la cena y pasar un poco de tiempo en familia al subir Pedro y María a su habitación descubrieron una caja, ya Mari se imaginaba que era, siempre era algo relacionado al sexo, algunos egalos de años pasados han incluido condones de sabores, texturizados, que brillan en la oscuridad, kits de sadomasoquismo, para hacer pinturas corporales, juguetes para él y para ella, juegos de mesa, de trivia y de cartas, todo que ver con sexo y desafíos sexuales de toda índole, a Pedro esto le encantaba, era como una chispa en su matrimonio, a María la ponía furiosa era como si su hermana menor se burlara de ella y le molestara que fuera tan abierta con el sexo, pero eso no significaba que no disfrutara todos los tratos que le daba su marido gracias a su hermana.

María fue a abrir la caja con curiosidad, lo primero que se encontró fue una bolsa con un disfraz de colegiala, pero lejos de ser uno genérico parecía uno mandado a hacer, esto porque era una réplica del uniforme de verdad de cuando las dos hermanas iban al mismo colegio, junto con esto había un sostén y ropa interior de color negro, debajo de esa bolsa quedaban unas cuantas cosas más pequeñas, un gel estimulante para el clitoris, una pequeña bala vibradora manejada por un control remoto, un lubricante especial para sexo anal y dos cosas que maria no supo que eran, parecían como pequeños árboles de navidad de metal, tenían un extremo más angosto que finalizaba en un círculo que tenía una especie de piedra preciosa falsa, uno era más grande y el otro más pequeño, lo último que quedaba en la caja era algo más normal, una cámara polaroid con varios films extras para tomar fotos.


— Sandra, Sandra — Decía Mari mientras tocaba la puerta del cuarto de su hermana — ¿Hasta cuando piensas dormir?, ya es tarde

— ¡Entra! — grita Sandra con voz de dormida

— Ya es tarde, despierta — A María no se le ocurrió abrir la puerta, primero porque no quería invadir la privacidad de su hermana y más importante porque pensó que la puerta tendría puesto el seguro.

— deja de hacer tanto ruido y ven acá — Sandra atrajo a su hermana hasta que ésta también quedó acostada, a pesar de ser la menor ella era más grande y tenía más fuerza, Sandra le dio un beso a su hermana en el cachete — te ves radiante hoy, ¿sabes porqué es así?

— ¿Por qué?

— Está es la cara de una mujer bien cogida — dijo su hermana mientras le agarraba la cara y le llenaba el rostro de besos — deberías de andar siempre así.

— Ya vas con lo mismo de siempre — María estaba apenada — También te voy a pedir el favor de que dejes de darme esa clase de regalos, no es lo apropiado

— ¿Cómo voy a dejarte de dar los regalos si a ti te encantan? — Pregunto de forma sarcástica — siempre que te doy uno de mis maravillosos regalos siempre quedas contenta, al igual que Pedro, y dime, ¿usaste todo lo que te di?

— Me niego a responder eso — dijo firmemente María

— está bien, no me contestes, tengo otros métodos — dijo Sandra mientras bajo hasta llegar al vientre de su hermana y de un tirón le bajó un short que tenía puesto incluida la ropa interior — veo que no tienes el culo abierto, entonces no utilizaste todo, pero por lo que puedo ver te rellenaron bien de lechita, y parece que es reciente, entonces hicieron un mañanero, ¿acaso intentas darme otro sobrino?

— La próxima vez que hagas eso te mato — Maria subió su ropa interior pero no se molestó en hacer lo mismo con el short — lo que haga o no haga no te incumbe, y para tu información no planeo tener otro hijo

— Claro que me incumbe, soy yo la que te dio el regalo después de todo, y es una lástima que no quieras más hijos, mmmm — Sandra se quedó pensando un momento — creo que ya se que es, no sabes como usar lo que te di, me hubieras preguntado hermanita

— No se como se usan ni quiero usarlos, además ni me conoces tan bien, lo único decente era la lencería y era muy pequeña para mi.

— Yo te conozco muy bien, sabía que ibas a tener los mismos prejuicios de siempre, ese modelo esta hecho para que quede un poco ajustado, tú crees que no soy consciente de este gran par — dijo eso al mismo tiempo que le agarraba las tetas y empezaba a amasarlas pero el sostén se lo impedía un poco — y también soy consciente de que allá abajo tienes los labios muy carnosos, yo los tengo igual, la lencería está hecha para que resalte lo que tienes, imagínate esos labios tuyos asomándose por los lados de la tanga apretadita, a Pedro lo volvería loco, más bien a cualquiera.

— Pues la próxima vez pide algo de mi talla, no necesito estar mostrando mi cuerpo así.

— Es una pena que no muestres lo que tienes, lo que yo no haría por tener las tetas tan grandes como tú — Sandra se levantó su pijama mostrando que no tenía sostén — yo las tengo muy pequeñas, que injusta es la vida, a ti te dio todo el pecho del mundo y a mi no me dejó nada.

— ¿A qué te refieres?, tú tienes una muy linda emmm, retaguardia — A María le costaba decir palabras que ella consideraba obscenas — Además eres la más guapa, me encanta tu pelo, yo siempre lo quise tener rubio como tú.

— si claro hermana, tú eres la guapa, con tu pelo negro, tú linda cara, estás grandes tetas y tú culo respingón, pareces una actriz porno profesional o una prostituta de alta clase, si yo fuera hombre hace rato te hubiese dado la cogida de tu vida — durante todo el tiempo que Sandra dijo esto estuvo manoseando a su hermana, tocándole las tetas e incluso metiendo su mano debajo de su ropa interior para agarrar su culo.

— ¡Ya detente hija de puta! — dijo María mientras forcejeaba y se levantaba de la cama — baja rápido a desayunar que se te van a juntar las comidas — Mari se terminó de alzar su short y ya estaba lista para irse cuando su hermana la agarró por la mano

— ¡Espera!

— ¿Qué quieres?

— solo quiero decirte que más tarde te voy a explicar cómo usar todo lo que te di, enseguida bajo a buscar el desayuno


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