Cambio espectacular de Marisa, de tímida a lanzada
Hugo sigue fortaleciendo nuestro matrimonio de 3, con nuevas sorpresas, antes nunca imaginadas.
Al principio al recordar lo de mi hermana me parecía muy fuerte. Se me fue pasando al ver la tranquilidad y la normalidad con la que se lo tomaron Marisa y Hugo. Hasta hacían una apuesta para saber cuánto tardaría mi hermana en llamar para tener otra noche como esa. Me invitaron a que yo participara y no quise porque seguro que perdería.
Desde que Hugo estaba y al acompañarle al gym, me empecé a poner más en forma, eso me hacía sentirme mejor y empecé a jugar al squash con él. Al principio me daba unas palizas de escándalo, que el ya llevaba jugando mucho y para mí era la primera vez, pero gracias a él, iba aprendiendo rápidamente y no se me daba mal. Aunque todavía me ganaba todas.
Los días corrían y mi hermana no llamaba, me hicieron llamar como por casualidad y nos enteramos de que estaba con una gripe de caballo. Los dos perdieron sus apuestas.
Un día en el trabajo Hugo y yo estábamos repasando y preparando unos trabajos. Aparece un tío que no se la altura, pero casi un jugador de baloncesto, lo que le diferenciaba era la musculatura. El traje que llevaba seguro que se lo habían hecho a medida. Hugo cuando lo vio salió a su encuentro y se abrazaron y se dijeron frases que denotaban que había mucha confianza. Mas tarde me lo presento, era su amigo Gianinno, un italiano de su edad que se conocían desde los 10 años porque estuvo viviendo en España, aunque luego regreso a su Italia. Regreso a hacer su carrera, que volvieron a hacerla juntos y se volvió a Italia para llevar el negocio familiar.
Comimos juntos, aunque hablaba un perfecto español, tenía sus dejes y hábitos de los típicos italianos. Estaba allí por unas compras para su negocio familiar. Salió la conversación sobre el squash y ellos empezaron a fanfarronear de quien era mejor, acabamos acordando que esa tarde jugaríamos una partida entre los 3. Jugarían ellos primero y luego el ganador jugaría conmigo.
En el trabajo varias mujeres que tenían confianza conmigo, me preguntaron por el italiano. No pasaba desapercibido y oí algunos comentarios bastante fuertes.
Hugo y yo nos fuimos a casa y nos fuimos al gym. Nos quedamos en la puerta esperando a Gianinno, para poder pasarle al gym, aunque no era socio. El campeón fue Gianinno, ante mi sorpresa, porque pensé que tan grande sus movimientos serían más torpes. Al ir a la ducha y ver a ese tío desnudo fue una visión imponente, pero cuando mi vista fue para abajo, me quede absorto, tenía en estado de flacidez un rabo descomunal. Me eché a reír porque pensé que lo mismo es que hacía pesas con él.
Nos fuimos a tomar unas cañas y me entere de que era casado, que tenía 3 hijos y su mujer embarazada del cuarto. Hugo se reía de que no paraba de hacer hijos y él se quejaba que ahora en “paro” técnico, que llevaba así más de 3 meses, tal como lo decía y con sus gestos, nos reíamos los 3.
Hugo quería que viniera a comer o cenar al día siguiente y él decía que no podía, tenía viajes a otros sitios, para hacer más compras y las citas ya estaban. Por eso Hugo dijo que el sábado por la noche. El italiano acepto. Mi disgusto fue grande, porque los fines de semana eran muy “especiales” para nosotros. Lo comprendí al final y lo asumí.
En cuanto vi a Marisa se lo conté y su cara fue como la mía. Los sábados eran sagrados. Teníamos pensado para ese sábado una salida a la sierra y montarnos una buena noche, porque además Marisa tomo la determinación de volver a tomar anticonceptivos, hasta que mis analíticas de mi semen dieran perfecto y era su sorpresa para Hugo, esa noche de sábado.
El viernes por la tarde Marisa estaba encandilando el ambiente y Hugo dijo que esa noche no, que mañana había que madrugar y hacer muchas cosas. Lo decía porque cuando teníamos una noche de jarana, ellos luego dormían hasta la hora de comer como mínimo, que eran muy dormilones, no como yo.
Ante esa respuesta Marisa no supo que decir y Hugo que se dio cuenta le dijo que mañana temprano, él y yo iríamos de compras, que iríamos a comprar una buena cena y buen vino para acompañarla, que ella tenía que ir a la peluquería y estar guapísima para esa noche, para que su amigo italiano se muriera de envidia de ver a una mujer española tan guapa, que se fuera de aquí bien cachondo, que llevaba más de 3 meses sin estar con una mujer, que luego nosotros continuaríamos nuestro sábado particular.
Eso de que luego continuaríamos nuestro sábado particular hizo cambiar la cara de Marisa, que se puso contenta y se fue para al vestidor para ver que ponerse mañana. Desde allí me llamo para que como siempre hiciera de “asesor” en la elección de vestuario. Se puso uno y me mando que fuera a buscar a Hugo, para saber que le parecía o que prefería. Hugo me dijo que se pusiera lo que quisiera, que no quería saberlo hasta mañana, pero que, si no iba como tenía que ir, que se olvidara del sábado noche.
Iba probándose combinaciones de ropa hasta que dimos con la ropa ideal. Se quedarían embobados y Marisa me preguntaba que como era el amigo, la engañé y le dije que, de mi altura, tal vez un poco mas bajo, con una tripa pronunciada y bastante dejado.
Hugo y yo la mañana del sábado nos fuimos a comprar, tanto la bebida como la cena que sería a base de marisco. Me reí y le dije que, entre la bebida y el vino, Marisa se pondría muy “contenta” y Hugo decía que era lo que quería. Comimos los dos solos fuera de casa porque Marisa no estaría. Prácticamente llegamos los 3 a la vez y Marisa nos dijo que la molestásemos que se iba a dar un baño relajante y a prepararse para esa noche y acercándose a Hugo le dijo que le tenia guardada una sorpresa, que yo sabia cual era, que por fin no tendría que usar condón.
Ya estaba a punto de llegar Gianinno y Marisa no salía, quería esperar a que estuviéramos los tres. Venia vestido normal y al sacarse la cazadora que llevaba iba en un polo de manga corta azul oscuro, viéndose sus poderosos brazos. El pantalón demasiado ajustado, donde se veía un inmenso paquete, yo no era de llevar pantalones así.
Marisa salió a saludar al amigo de Hugo, se quedo impactada, me miro y meneo la cabeza, se dieron dos besos y se saludaron. El tío le hizo una “radiografía” completa. Ella llevaba un vestido negro acanalado con transparencias y muy corto. Se podían apreciar su minúscula ropa interior y que lo que llevaba eran medias, por ser tan corto el vestido.
Había acertado y ella lo sabía, estábamos babeando los 3 hombres. Gianinno sabia que Marisa era mi mujer y estaba claro que no sospechaba nada, porque Hugo se comportaba de una manera que nadie diría que los 3 teníamos una relación sentimental. A Marisa y a mi una vez que tomamos dos copas ya estamos alegres y yo con el nerviosismo bebo mas y tengo que tener cuidado. Estaba mas cachondo de lo normal, tenía ganas de quedarnos los 3 solos, a Gianinno se le iban los ojos cada vez que Marisa se levantaba a algo, no sabia como se lo podría tomar Hugo, pero a mí me ponía berraco y Marisa que se había dado cuenta de sus miradas lo ponía más.
Gianinno que había dicho que se marcharía nada mas cenar, acepto muy rápido la invitación de tomar una copa al terminar de cenar. Hice una seña a Hugo para que fuera a la cocina para hablar con él.
FELIPE: No tenías que haberle invitado, que ahora tardara en marcharse y habíamos quedado en seguir con nuestro sábado noche después de cenar.
HUGO: Es que ya estamos en nuestro sábado noche.
FELIPE: No querrás decir que el italiano se quedara, ¿es que le has dicho lo nuestro?
HUGO: Si se quedara y no le he dicho nada, pero pronto lo comprenderá.
FELIPE: Sabes que Marisa cuando se de cuenta montara la mundial, se cabreara como una fiera.
HUGO: Que poco la conoces. No se cabreará y si se pondrá echa una fiera, pero será follando.
Pensaba que se equivocaba y me quede desbarajustado. Estaban sentados Gianinno en uno de los sillones individuales y Marida en el grande. Me senté con ella y Hugo se sentó en el otro individual. Marisa sentada enseñaba lo que se dice todo.
Hugo puso música suave encendió las velas que teníamos preparadas para cuando estuviéramos solos y apago las luces. Se acerco a Marisa le extendió la mano, ella le agarro se levantó y se pusieron a bailar tranquilamente. Lo hacían guardando las formas. Controle mi nerviosismo llamado excitación y entable una conversación con Gianinno.
Este era muy amable, hablaba conmigo, pero no quitaba la vista de los bailarines. Aunque yo también hacia lo mismo. Hugo seguía guardando la compostura y las distancias. Paro de bailar y nos dijo si alguno quería bailar, nos levantamos los 2 a la vez y Hugo dijo que dejara a Gianinno que yo tenia mas días.
Marisa se puso en guardia, le decía a Hugo que se había equivocado, que mirara lo tensa que estaba Marisa. Me decía que paciencia y poco después el italiano le decía cosas a Marisa y esta se reía de forma que ya conocía yo, estaba excitada. Mantenía al italiano a raya, aunque este aprovechaba para juntarse a ella, que ya sin estar empalmado tenia que notar ese paquete y sospechaba que estaría empalmado.
Dejaron de bailar y Gianinno traía un bulto fuera de lo normal en su pantalón, se le tenia que salir por arriba. Me puse a bailar con Marisa, no le diría nada de lo que me había dicho Hugo, ya no era Hugo ahora estaba siendo nuestro amo. Marisa me decía en susurros que el italiano la había puesto muy nerviosa, que un hombre tan grande y tan fuerte, le hacía sentirse pequeñita. Muy rotundamente me decía que no bailaría más con él, que creía que se había sobrepasado un poco, que me tenia que haber dado cuenta y haberla rescatado. Estaba furiosa y cabrada como predije.
Paramos para “repostar” la diferencia que ella siguio de pie y bebió de su vaso. Hugo se levanto y le dijo de bailar. Ella encantada, se veía que con Hugo si quería.
La diferencia que ahora cambio todo, Hugo y Marisa estaban bien juntos, no pasaba ni el aire. Las manos de él estaban ya más cerca de su culo que de su cintura. Cuando menos me lo esperaba Hugo amasaba muy dulcemente las nalgas de Marisa, ante las atentas miradas de los dos mirones, que éramos Gianinno y yo.
Ya dejamos de hablar solo miramos, hasta que Gianinno me dijo que tenia una mujer muy bella y que ahora iba entendiendo porque Hugo, se había quedado en esa ciudad, que por fin se veía que había conseguido sus sueños.
Estábamos absortos mirando y Hugo hizo una seña con una mano, como diciendo que fuéramos, Gianinno se levanto de golpe y fue a donde estaban, se puso detrás de Marisa y se pego a ella, como bailando los 3. Estaban haciendo un “bocadillo” con ella. Ahora se besaban con furor Hugo y ella. Mientras e italiano se apretaba y subía sus manos hasta sus tetas.
Marisa estaba en plena fogosidad y lo notaba por como veía que se movía. Hugo paro de besarla y ella echo su mano hacia detrás y toco a Gianinno y miro a Hugo y se le escapo una sonrisa. Le dio la vuelta y ahora ella quedo cara a cara con Gianinno y se besaron con toda la pasión, ella hasta paso sus manos por su cuello.
Hugo metía sus manos por debajo del vestido y le quitaba las mini bragas que llevaba, luego metía su mano y tenia que encontrase con la de su amigo que estaba metida por delante, pero se veía que tenían compenetración y Marisa daba unos gemidos de total delirio. Hugo los dejo un momento solos mientras se desnudaba y luego regreso para ayudarla a desnudarse, mientras Gianinno hacia lo mismo.
Hugo estaba desnudo detrás de Marisa, le decía algo al oído, supongo que sobre le rabo que iba a ver, porque la cara de Marisa, como la mía fue de no creérselo, creía que el rabo de Hugo ya era grande, pero este era de “anormalidad” pero la cara de Marisa no me decía que ella lo viera “anormal”
Se agacho de forma voluntaria y empezó a mamar esos dos “troncos” de carne, se los iba intercalando y yo viéndola de frente, me miraba y veía su cara de vicio. Lo que me ponía berraco como nunca lo había estado. Ya se que muchos hombres no entenderán que me pusiera así, pero otros muchos si me entenderán, porque lo han vivido o porque les gustaría vivirlo.
El rabo del italiano le costaba, pero la muy zorra se lograba hacer con él. Se levanto agarro a cada uno por el rabo y se los llevó hacia nuestra habitación. Hugo saco los condones y Marisa le dijo que no hacia falta, que su regalo era que se corriera dentro de ella, Hugo la dio un enorme beso.
Hugo se tumbo en la cama, ella dijo que nosotros nos esperáramos y se fue clavando el rabo de Hugo, sin condón, era como un momento muy especial para los dos. Después de estar un rato follando me llamo a mi y me dijo que preparar el culo de su puta para que luego se lo follara su amigo. Empecé a comerle el culo y Hugo me dijo que así no. Que se lo follara para que luego se adaptara mejor el rabo de Gianinno. En esa posición no aguante mucho y me corrí dentro de su culo.
La impresión fue ver el rabo del italiano, que se lo embadurnaba de lubricante, ver ese rabo con esas venas tan marcadas y brillando hizo que me diera un “escalofrió” pero de gusto y vi como Marisa miraba con su cara de vicio. Me iba a marchar a lavarme el rabo, pero antes quería ver ese momento.
El italiano se colocó detrás de Marisa, Hugo paro de follarla, pero no saco su rabo, hizo que se echara sobre él y podía ver al italiano agarrar su arabo y como se acercaba al culo de ella.
Marisa dio un primer quejido, aunque creo que fue mas por el nerviosismo. Hugo la tranquilizaba y besaba, el otro iba metiendo su rabo, Marisa daba muchos sonidos de exclamación, que igual eran de placer como podían ser de dolor. Hasta que ya eran de placer. Los animaba a que de momento fueran despacio, pero que no pararan. Aproveché ese momento para irme a lavar, haciéndolo muy rápido, porque lo que oía no me lo quería perder.
La estaba dando a base de bien. Me puse de pie en la cama, delante de ella y se puso a mamármela, ahora esta perfecta, sus 3 agujeros bien ocupados. Se corrió el italiano y se salió, se corrió Hugo dentro de su coño y la ladeo para que quedara tumbada. Haciéndome que yo me tumbara y ella se pusiera encima mío haciendo un 69.
Gianinno y Hugo se fueron a asear y yo me quede a solas con Marisa, que placer estaba sintiendo, notaba como estaba muy caliente, como se mezclaban sus sabores con las dos corridas que la habían dado y como oía sus gemidos y me decía lo bien que lo hacía. Se empezó a correr y la boca se me llenaba de todos los sabores, no me pude aguantar y nada mas correrse ella me corrí en su boca, absorbiendo ella toda mi corrida.
Hugo entro en la habitación y nos dijo que su amigo se había ido y que nos dijera que había sido un placer conocerlos. Hicimos un STOP y nos fuimos a beber algo. Marisa seguía marchosa y se la notaba mucho. Estaba tan cachonda que hizo algo que nuca creí que lo haría, me dijo, vamos cornudo, ponle el rabo a nuestro amo en condiciones, fue el segundo “escalofrió” importante de la noche.
Me acerqué a ellos y mientras se besaban me puse a comerle el rabo a Hugo. Es inenarrable lo que sentí. Notaba como crecía en mi boca, como se endurecía, como me la llenaba y cuando me acaricio la cabeza me puse otra vez lo mas berraco. Me anime tanto que Marisa me dijo que bajara ese ímpetu, que me recordaba que su “lechecita” era para ella, que luego la compartiría conmigo, note que salía liquido preseminal y me encele chupando y Marisa me agarro del pelo con firmeza y tiro de mi para que me sacara el rabo.
Hugo a su vez estaba masturbándola y ella le decía que parara que si no se correría, que quería hacerlo con su rabo dentro y muy sumisa le recordaba que no le había follado su culo.
Se levanto como enfadado, pero no lo estaba, la hizo colocarse alli mismo apoyada en el sillón y yo me sonreí, al verme me dijo que me colocara junto a ella y quedamos los dos con el culo en posición. Cuando me puse así, pensé lo que pensé y me puse “nervioso”
Se puso a azotarnos el culo a los dos. Aunque yo lo había hecho con Marisa, no sabia si en verdad daba placer y joder que, si lo daba, no se si por la calentura que tenía. Marisa le provocaba diciéndole que a ella le podía dar mas fuerte que no era una enclenque como su cornudo. Lo que provocaba que nos diera mas a los dos y mi empalme era descomunal.
Aun así, no se follaba el culo de Marisa, que, aunque no lo decía estaba deseosa de que lo hiciera. Al final claudico y ella le suplico que lo hiciera que lo necesitaba, que lo quería. El se hacia de rogar y ella cada vez se parecía mas a una perra en celo. Si lo hubiera intentado conmigo no hubiera dicho nada, por lo menos en ese momento que esta berraquísimo.
Pero no se fue para Marisa y le metió el rabo de un empellón, que bruto que fue, aunque esa noche después de habérselo follado el italiano, debió entrar de lujo. Porque ella solo dijo, gracias amo, te quiero. Mientras la follaba el culo, Hugo me mando a por un consolador, me dijo que el negro.
Lo lleve y aunque no me lo dijo, lleve lubricante porque me olía lo que iba a pasar y no me equivoque, me hizo colocarme delante de María con el culo para ellos y luego me follo Marisa el culo, lo mas sorprendente que me entro el consolador.
Marisa le decía a Hugo, pues mira que bien le entra al cornudo también. Y me lo dejo dentro vibrando y me echo mano a mi rabo, pajeándome, que gustazo. El seísmo vino cuando me pregunto, que seguro que me gustaría mas tener el rabo de nuestro amo follándome. Como no conteste me pego en el culo y me dijo que contestara. Seguía callado hasta que la voz seria de Hugo me dijo, cornudo te han preguntado tu ama y la tienes que contestar. No sé porque, pero dije que sí.
Tanta vibración y como me pajeaba hicieron que me corriera antes que ellos y que bien me quede. Luego se corrieron ellos y Marisa me dijo, vamos ahora si puedes degustar la lechecita y me puse a comer su culo, un plato exquisito.
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Quiero pedir disculpas por no contestar a los comentarios y dar las gracias a todos los que han mandado alguno y porque en mi anterior relato no haber sabido trasmitir mejor lo que quería contar.
Y muchas gracias y los cito por orden alfabético a, CHINU, GELO, GONZALEZ, MARQUEPI, RAMOS, TONIO, VICTOR, VUDINO, YANTIL, a vosotros que si me habéis entendido y compartimos mucho. Muy especial el saludo para Víctor, que todo llega a buen puerto, aunque como me decías tú, Si. Pero cojones que paciencia...