Cambio de vida
Como el cambio de vida me trajo mi mayor alegría y a su vez mi mayor tristeza.
Sentada en la oficina del médico esperando el turno de mi abuelo. Estoy metida en mis pensamientos. Estoy bien aburrida mi abuelo se quedó dormido y no tengo con quién hablar. Escucho a la secretaria intentando explicarle como llegar a una paciente a otro lado. Con intención de entretenerme comienzo a analizar a cada uno de los que están aquí en la sala. La mayoría son personas de mayor de edad. En medio de mi análisis la veo sentada en una esquina. Me llama la atención que tiene un pañuelo cubriendo su cabeza. (Pienso que puede tener cáncer, pero también puede que sea una de tantas modas de nosotros los jóvenes). Es hermosa supongo que tiene veinte tantos. Al parecer sintió mi mirada porque me mira fijamente, tiene unos ojos impresionantes verdes intensos y con destellos amarillos (nunca había visto uno como esos). Me quedo mirándola y un toque en mi hombro hace que salga de mis pensamientos, es mi abuelo diciéndome que nos vamos. (¿En qué momento lo llamaron? Ni idea). Antes de salir la miro nuevamente y le sonrío y ella también hace lo mismo.
Mientras voy camino a casa el abuelo me explica cómo funciona el sistema de guaguas. Ya que mañana es el gran día y no quiero contratiempos. Por cierto me llamo Yolanda Álvarez, tengo 21 años y soy enfermera. Hasta hace poco vivía con mis padres en Florida, pero recientemente me mude con los abuelos a Puerto Rico pues quería otros aires.
Mi día no pasó nada importante, entre llegar a la casa hablar con la abuela sobre mi familia que no conozco, pero que ya estaban organizando una fiesta de bienvenida. Ya tenía todo arreglado para mañana y sólo necesito acostarme para estar relajada pues estoy bien nerviosa. Sin embargo no puedo evitar recordar aquellos ojos verde que me encantaron en aquella oficina y así si más vueltas me quedo dormida.
Me despierto justo como esperaba a las 6:30 am, tengo el tiempo de sobra para coger la guagua. Me preparo y repaso todo para que no se me quede nada. Desayuno con los abuelos y hablamos de trivialidades y me alientan que todo me irá bien. Salgo a las 7:00 y entro a las 8:00 así que llegare con tiempo demás para estar tranquila dentro de todo. Al subir a la guagua veo como hay de todo, estudiantes, ejecutivos y uno que otro rebelde. ¡Agh! Voy a tener que estar analizando tanto, ya me he pasado de la parada y tengo que esperar a la próxima y caminar. Ya son las 7:45 tengo que darme prisa si quiero llegar a tiempo para no estar perdida y dar una primera impresión (es la que cuenta ¿no?).
Son las 7:59 estoy llegando a las puertas del hospital y por tener prisa choco con una señora que por su atuendo es enfermera.
Yo: Discúlpeme, no fue mi intención vengo con algo de prisa. Que tenga buen día.
Señora enfermera: Tenga cuidado por donde vaya, a no ser que cause más accidentes.
Yo: << pienso que amargada>>
Continúo y voy a recursos humanos para que me digan que piso me asignaron. Miro el escritorio y leo el nombre <>.
Yo: Buenos días, señora Campo, soy Yolanda Álvarez y hoy comienzo quisiera saber en cual piso trabajaré.
Sra. Campo: Buenos días, señorita Yolanda, te estaba esperando, (me sonrojo por completo y veo mi reloj marca 8:05, agh el accidente con la amargada me hizo perder tiempo.) te asignaron el piso 3 y trabajaras en el anexo. Ve allí y pregunta por la supervisora la enfermera Nélida Morales.
Yo: Gracias señora Campo, muy amable, que tenga buen día.
Me encamino al 3er piso y allí pregunto por la enfermera Morales y no hizo falta que la buscaran pues ella venia hacia el mostrador y era la amargada que suerte la mía.
!Hola! Este es mi primer relato. Espero le guste. Me dejan saber si quieren que lo continué.