Cambio de vida (9)
Entré a la oficina el siguiente día...
Entré a la oficina el siguiente día con el paso firme y seguro de mi mismo, pasé por delante de la mesa de Pilar.
PILAR: ¿Cómo está hoy jefe?, por que ayer no daba ni una.
YO: Con la cabeza despejada y muy contento, ¿decías algo más Pilar?
PILAR: Nada, que repasemos la agenda que hoy la tiene muy llena.
A media mañana recibí un mensaje.
KATIA: “A las seis partido con Carmen y Fer antes de cenar”
Le contesté con el dibujito del puño con el dedo para arriba y seguí solucionando cosas que tenía atrasadas del día anterior.
Cuando llegué a la pista después del gimnasio me estaban esperando, Katia vino hacia mí con una sonrisa, me abrazó y me besó, me giré y todas las pistas estaban paradas mirándonos, menos Fer que desviaba la mirada para no vernos juntos, nos separamos y todo el mundo disimuló volviendo a sus partidos, Carmen se moría de risa.
FER: Bueno qué, jugamos ya o perdemos más el tiempo.
CARMEN (cachondeándose de su marido): Tranquilo hombre que llevas unos días insoportable, ¿no sé por qué?
Cada vez que yo ganaba un punto.
KATIA (en voz alta): Que bueno ser David, en todo.
La mitad de las tías que estaban jugando se giraban mirándome mordiéndose los labios, Carmen se tapaba la boca para no reírse en la cara de todas y el marido cada vez hacía más cara de “cabreao”.
FER: Joder, así es imposible jugar bien coño.
CARMEN: Tú tranquilo que cuando lleguemos a casa te voy a quitar las tonterías de la follada que te va a caer encima chaval.
Katia y yo nos descojonamos de risa, acabamos de jugar, ellos desaparecieron con prisas para aliviar a Fer y nosotros fuimos a tomar algo antes de ir a cenar, estábamos sentados en la cafetería y Katia me miraba fijamente a los ojos con una sonrisa.
YO: ¿Quieres decir que no te has pasado un poco comentando lo nuestro a todo el mundo?
Ella no dejó de sonreír.
KATIA: Aquí no, hablamos en cena ¿ok?
YO: Ooookey.
Fuimos al mismo restaurante que la otra vez, solo sentarnos.
YO: ¿Katia, me lo quieres explicar ahora?
KATIA: No, esperar a pedir y estar tranquilos.
Joder con la rusa como se hacía de rogar, vino el camarero, le pedimos, y hasta que no lo tuvimos todo en la mesa y empezamos a cenar no habló la cabrona.
YO: Ya está bien ¿no?, dímelo de una vez.
Ella no paraba de sonreír.
KATIA: Estar bien, que querer saber.
YO: Querer saber, ¿qué coño pasó para que explicaras a todos una bola de cojones?, porque que yo recuerde nos corrimos y nada más, no fue nada especial.
Ya se me estaba pegando la manera de hablar de ella joder, se puso sería y bajó la cabeza.
KATIA: Yo querer pedirte perdón, yo exagerar para que todos pensar que gran polvo contigo y yo muy contenta.
YO: Coño Katia, ¿y hacía falta?
KATIA: Sí hacer falta, todos pensar que yo “grífida”.
YO: ¿Qué tú qué?
KATIA: “grífida”, “grífida”, coño.
YO: ¿Quieres decir “frígida”?
KATIA: Claro eso, “grífida”.
La madre que la parió, me llevaba de culo esa manera de hablar a media lengua de la hija puta.
KATIA: Exagerar polvo, todos contentos y a ti irte bien ¿no?
YO: Bueno eso es verdad, no me puedo quejar, pero estar acojonado un poco también.
Cuando acabamos y salimos a la calle, va y me dice.
KATIA: No hacer falta venir a casa.
YO: ¿Perdona?
KATIA: Como todo ser mentira, no hacer falta hacer “ripapé”.
YO: “Paripé” Katia, “paripé”.
KATIA: Bueno lo que ser hombre.
YO: ¿Lo qué ser?, ven que te vas a enterar hija de puta.
La cogí de la mano y la metí en un callejón oscuro.
KATIA: ¿Tú llamarme hija de puta?
YO: Yo llamarte como me sale de la polla.
La apoyé contra la pared y me metí por debajo del vestido que llevaba, le arranqué las bragas tirándolas al suelo, le metí la lengua en medio del coño y empecé a darle unos lametazos tremendos haciéndole ahogar los gritos, se le infló aquel pedazo de clítoris enorme que me metí en la boca chupándolo y succionándolo con fuerza hasta que se corrió temblándole las piernas y soltando frases en ruso, me levanté y le metí la lengua dentro de su boca aprovechando para limpiarme sus flujos con sus labios, me miró con cara de vicio, la giré levantándole el vestido haciéndole sacar el culo, me desabroché la cremallera del pantalón y me saqué la polla que la tenía a punto de estallar, me pasé la mano por la lengua llenándola de saliva y se la pase por el agujero del culo, ella levantó la cabeza y abrió los ojos sabiendo lo que se le venía encima…
KATIA: (Algo en ruso), por favor.
YO: ¿Qué coño decir en ruso hija de puta?
KATIA: Tú cuidado por favor.
YO: Sí, sí, claro.
Le apunté la punta en el ojete y le metí la mitad de un golpe…
KATIA: (Otra vez en ruso)
YO: Qué decir ahora cabrona.
KATIA: Qué hijo de puta tú.
YO: Vale, vale.
Y se la clavé toda dentro, pegó otro grito diciendo no se qué, no quise perder más tiempo y no le pregunté lo que decía, se la saqué poco a poco y la metí de nuevo rapidito, gritó una vez más, no le hice ni puto caso y fui aumentando el ritmo gimiéndole en el oído, acabé dándole unos golpes de puta madre en el culo con mi cuerpo de la fuerza con la que se lo taladraba.
YO: Ahora podrás decir que yo llenarte el culo de leche al follártelo cabrona.
Me corrí sin parar de mover mis caderas hasta dejárselo bien lleno, giró la cabeza mirándome con una sonrisa, sacó de su bolso un pañuelo de papel y se limpió el culo, me ofreció otro a mí pero yo ya me la había guardado, la cogí otra vez de la mano y salimos del callejón para ir a buscar los coches.
KATIA: Tú ser gran “mensetal” David.
YO (con paciencia): “Semental” Katia, “semental”.
KATIA: Eso “mensetal”.
La madre que la parió que a gusto se quedó, llegamos al lado de los coches y le di un beso de despedida.
KATIA (riendo): Tú deberme unas bragas nuevas.
YO: Yo deberte un pollazo bien grande para el próximo miércoles cabrona.
Katia entró en su coche riendo sin parar y se fue.
Llegó el jueves, yo estaba a primera hora de la tarde comiendo algo en la cafetería del club para ir después al gimnasio y me llamó Ana.
ANA: Hola David.
YO: Hola princesa.
ANA (riendo): Cuanto me gusta que me llames princesa.
YO: Es con cariño mujer.
ANA: Sí, sí, claro, he pensado que como hoy mi hijo está con su padre preparar yo la cena en mi casa.
YO: Vale, como tú quieras.
ANA: Te envío la dirección y vienes cuando puedas.
YO: Iré al gimnasio un rato y después vendré, ¿te parece bien?
ANA: Perfecto, aquí estaré esperándote.
Estaba en la cinta de correr sudando y se puso a mi lado Víctor mirándome, me quité los cascos del móvil…
YO: ¿Qué pasa tío, como va eso?
VICTOR: Estoy contentísimo y enamoradísimo.
YO: ¿Pero qué dices, de quién?
VICTOR: De Rut, te acuerdas de las universitarias del otro día.
Bajé la velocidad de la cinta y caminé tranquilamente.
YO: Pero Víctor, si es una cría.
VICTOR: Salimos el otro día, bueno ya lo sabes, no veas como folla, me conquistó desde el primer momento.
YO: Vigila Víctor que te puedes pegar una buena ostia.
VICTOR: ¿Por qué?, yo la quiero, ella me quiere, ¿qué problema puede haber?, hemos salido cada día de esta semana y todo va bien.
YO: Has salido con ella tres días y ya os queréis, pero tú no lo ves un poco raro esto hombre.
VICTOR: Yo solo sé que estoy feliz y contento, ya nos veremos David.
Seguí con mis rutinas de pesas, pensando que cada uno hiciera con su vida lo que quisiera pero lo que me había explicado Víctor yo no le veía ningún futuro, me duché, me tomé una cervecita y fui para casa de Ana.
Llamé a la puerta de un piso en un edificio muy bien situado, me abrió ella con una sonrisa y con un vestido muy elegante puesto, unos taconazos y se notaba que había gastado tiempo en peinarse y pintarse para estar guapa.
YO: Hola Ana, estás guapísima.
ANA: Hola David, gracias por el cumplido.
YO: No es un cumplido, es la verdad.
Me cogió una mano y entramos en el salón, era una vivienda bastante grande, tenía ya preparada la mesa hasta con una velita en medio.
YO: Que mesa más bonita has dejado, no te tenías que haber molestado tanto por mi mujer.
ANA: No es molestia, lo he hecho con ilusión para nosotros.
Me sentó en un sofá y se quedó delante de mí sonriendo como esperando que me la mirara bien para darme cuenta lo guapa que estaba, ya la había repasado nada más entrar y lo sabía perfectamente, así que la miraba a ella y el resto del salón pensando que era muy grande.
ANA: ¿Te apetece tomar algo?, ¿una cerveza?
YO: Si tú te tomas otra conmigo vale.
Se giró caminando moviendo las caderas marcando un bonito culo, se metió en la cocina y salió con dos cervezas y dos copas, las dejó encima de la mesita que tenía yo delante y se sentó a mi lado que podía notar su muslo rozar el mío, nos servimos la cerveza en la copa y fuimos a brindar, nos miramos a los ojos dejamos las cervezas sin probarlas encima de la mesa y nos enganchamos en un beso comiéndonos los labios, me fui abalanzando sobre ella, se fue colocando sobre el sofá y acabé encima de ella sin dejar de besarla, se quitó los zapatos uno contra el otro, subió los pies abriéndolos para que yo pudiera colocarme en medio de las piernas apoyándole el paquete encima de su chichi, separé un momento los labios mirándole la cara, ella me miraba con deseo con una mano en mi nuca y otra acariciándome el pelo.
YO: Que pena lo guapa que te has puesto y lo poco que te va a dura todo en su sitio.
Sonrió y sin decir nada volvió a besarme delicadamente, me fue desabrochando uno a uno los botones de la camisa hasta quitármela, siguió con los pantalones empujando con sus manos para bajármelos, yo acabé de quitármelos con la ropa interior quedándome en pelotas encima de ella totalmente vestida, le subí la falda del vestido y puse la polla medio empalmada encima de sus bragas frotándole el coño, separó sus labios, tenía los mofletes de la cara colorados, no hacía mucho calor así que debía ser ella quien lo generaba.
ANA: Como me pongo contigo, estoy caliente a más no poder, desnúdame por favor.
Le desabroché unos botones que tenía el vestido por delante, ella se incorporó y se lo quité por la cabeza, se quedó con una combinación muy sexi de color negro, me volví a tirar encima metiéndole la lengua en la boca a la vez que le acariciaba una teta por encima del sujetador, le seguía frotando con la polla el coño, tenía pensado alargar más los preliminares quitándole el sujetador y lamerle las tetas pero ella no me dio tiempo a más bajando las manos, con una me cogió el cipote bien cogido y con la otra se apartó las bragas metiéndoselo ella misma dando un buen gemido, empujé con las caderas y se la acabé de meter hasta el fondo, me miró con los ojos encendidos.
ANA: Fóllame, haz que me corra por favor.
Empecé con un ritmo muy suave y lo fui aumentando cuando veía que ella se excitaba más gimiendo más fuerte, me cogía los brazos con sus manos aumentando la presión cuando se acercaba al orgasmo, hasta apretarlos con una fuerza bestial pegando unos buenos gritos corriéndose, nos besamos un rato, le quité el sujetador y las bragas, me senté y la coloqué a ella encima volviéndola a besar, le puse una mano encima de una teta jugando con ella para acabar entretenido en el pezón acariciándolo y pellizcándolo suavemente, hasta dejarlo duro y salido, ella tiró la cabeza y el cuerpo para atrás de la excitación y yo avancé mi cabeza metiéndomelo en la boca chupándolo, volvió a gemir, le cogí el culo levantándoselo metiéndome debajo para apuntarle la punta de la polla en su agujero del chichi, se dejó caer con todo su peso clavándosela hasta el fondo dando un grito sacándome otro a mí, fue subiendo y bajando con fuerza sobre mi cipote gritando los dos en cada bajada, me estaban entrando unas ganas de correrme tremendas, y antes de poder llegar ella pegó un fuerte grito volviéndose a correr sin parar de dar botes sobre mi polla, paró de golpe jadeando mirándome a los ojos, se levantó y se puso a cuatro patas en el sofá esperando que se la volviera a meter, me puse de pie ciego de lo caliente que me tenía, se la metí hasta chocar con mi pubis en su culo con fuerza, pegó otro grito tremendo y seguí dando golpes sobre su culo con toda la fuerza que podía darle con mis caderas y mis piernas.
ANA: Sigue, sigue que me vas a matar, me vas a matar, me mataaaaaaasssssss.
Y se empezó a correr de una manera tan bestia que me asustó, pero yo no podía parar de metérsela como un salido loco perdido, le hice gritar durante un tiempo hasta correrme con ella llenándola de semen, quedó con la cabeza apoyada en el respaldo del sofá con los ojos cerrados respirando profundamente, yo no tenía fuerzas ni para sacársela, se puso la mano en el chichi tapándolo para que no cayera nada al suelo, la saqué despacio, se levantó, se arrodilló delante de mí, con la mano que le quedaba me la cogió y se la metió en la boca chupando todos los flujos que resbalaban por mi polla, la metió profundamente una cuantas veces dándome un gusto que me hizo mirar para el techo gimiendo, se levantó acariciándome la cara.
ANA: Ya se la he dejado bien limpia a mi príncipe.
Se fue riendo dejándome de pie siguiéndola con la vista, me senté apoyando bien la espalda esperándola descansando, cuando volvió llevaba una camiseta y unas bragas limpias puestas que se le transparentaban un poco, recogió la ropa elegante que llevaba puesta cuando me abrió la puerta.
ANA: Ya he conseguido lo que quería con esta ropa, ahora puedo estar más cómoda.
Volvió a desaparecer, yo aproveché para vestirme, cuando llegó de nuevo se sentó a mi lado, cogimos las cervezas y volvimos a brindar.
YO: ¿Quieres que volvamos a empezar?
ANA: Que salido eres, si fuera por ti me tendrías todo el día con las piernas abiertas.
YO: Algún día lo haremos si quieres.
Me sonrió y le dimos el primer trago a la cerveza.
Ya cenando hablamos de varias cosas sin mucha importancia hasta que ella aprovechó un silencio.
ANA: Y dime David, ¿no has pensado en rehacer tú vida?
YO: ¿Rehacerla?, yo estoy convencido de que ya lo he hecho, estoy feliz con mi vida, me encanta vivir como lo hago ahora.
ANA: Ya me entiendes, quiero decir junto a otra mujer, compartir con alguien.
YO: Si me gusta algo de lo que hago ahora es que comparto con quien quiero y sin ninguna obligación.
Me percaté que se ponía algo más sería, me miró a los ojos.
ANA: Me estás diciendo que te gusta ir de flor en flor sin comprometerte con nadie, siempre pensé que serías un tío más serio, y el día que ya no encuentres ninguna flor y te quedes solo.
YO: Quedarme solo no me da miedo Ana, lo que me da miedo es estar con alguien a quien no quieres y seguir viviendo sin alicientes, sabes eso que dicen que mejor solo que mal acompañado.
ANA: Entonces tú, ¿no crees en el amor?, en querer a alguien tanto que no puedes vivir sin esa persona, qué harías cualquier cosa por ella, que darías la vida por ella.
YO: Todo eso que dices, tiene que ser necesariamente con alguien con quien hipotecas toda tú vida, ¿no se puede sentir sin estar atado?
Me miró pensando parando de masticar, movió la cabeza dudando.
ANA: No lo sé.
YO: Porque la gente tiene ese sentido de la propiedad tan arraigado, mi marido, mi mujer, mi, mi, mi, tuyo es este piso, un coche o cualquier cosa material, pero las personas si estamos con alguien es porque queremos no porque seamos propiedad de nadie, la esclavitud ya está abolida hace mucho tiempo, queremos caminar juntos con una meta común y basta, no tenemos derecho a exigir nada del otro, si nos interesa seguir juntos seguimos y si no hasta luego y listo, cuando llegué al club y mis amigos me explicaron que estaba lleno de cornudos estuve a punto de descojonarme de risa delante de ellos, ¿qué coño es eso de los “cuernos”?, me suena a tan antiguo, si la persona que te acompaña quiere hacerlo tienes dos opciones, lo aceptas hablándolo con ella y sigues viviendo feliz o te despides y a por otra cosa.
ANA: Eso sería como tener una relación abierta ¿no?, que cada uno hace lo que le da la gana.
YO: No Ana, lo que digo es que una relación tiene que tener algunas normas, las que la pareja quiera, si los dos están de acuerdo pues adelante con los faroles, pero cada integrante tiene que tener la libertad suficiente para no sentirse agobiado, si no es capaz de mantenerse dentro de estas normas pues que lo deje estar o negocie unas nuevas, estar sufriendo por lo que pueda hacer tu pareja no es vida, confías y vives tranquilo o a tomar por culo, yo lo veo así de fácil.
Qué curioso que fuera yo precisamente quien pensara así que me había pasado más de doce años conviviendo con una mujer siendo casi unos extraños, o puede que fuera por eso que se me giró la cabeza al liberarme.
Me volvió a mirar a los ojos asintiendo con la cabeza.
ANA: ¿Te quedarás a dormir?
YO: ¿Quieres que me quede?
ANA: Lo digo por ti, que no tengas de conducir, a mi me da igual.
YO: Mejor me iré a casa cuando no quieras estar más conmigo esta noche.
ANA: Que cabrón estas hecho David.
Tomamos una copa después de cenar hablando de cosas más triviales y me despedí de ella.