Cambio de vida (6)

El lunes llegué a la oficina más triste de lo normal...

El lunes llegué a la oficina más triste de lo normal, me tenía que acostumbrar a mi nueva situación, me senté en mi mesa y entró la secretaría con la agenda para leerme lo que tenía para ese día.

PILAR: Buenos días.

Me fue leyendo y yo solo me enteré de la primera cita, miré por la ventana y me distraje con las vistas y la gente que pasaba por la calle, oí una voz, David, David, me giré mirándola.

PILAR: ¿No se ha enterado de nada verdad?

Giré la cabeza de lado a lado.

PILAR: No se preocupe, le iré avisando una por una.

YO: Gracias Pilar, estoy un poco despistado, creo que necesito encontrar cosas para hacer y ocupar el tiempo.

Se lo dije sin darme cuenta, como dejando escapar por la boca lo que estaba pensando.

PILAR: Tal vez hacer algo de deporte le vendría bien para el cuerpo y la mente.

Salió sentándose en su mesa y entonces recordé que mi familia siempre fue socia de un club de tenis, mis padres jugaban los fines de semana, bastante mal por cierto, pero se lo pasaban bien jugando contra otros matrimonios de su edad, a mi desde muy pequeño me apuntaron a la escuela de tenis y con catorce o quince años no lo hacía mal, competía con los equipos del club y en algunos torneos individuales, entrenaba tres días por semana tres horas y estaba muy en forma, jugué hasta empezar la universidad y lo fui dejando para ocupar más horas en estudiar, mis padres me fueron pagando la cuota de socio hasta que me casé, después la seguí pagando yo sin haber estado hacía años en el club, pensé que no sería mala idea volver a ir al gimnasio y ver como estaba todo aquello.

Al día siguiente metí en el maletero una bolsa de deporte y cuando salí del despacho me fui al club, entré a la recepción y había una señorita muy mona llevaba una plaquita en el pecho encima de unas buenas tetas que ponía Rocío.

YO (con una sonrisa): Hola Rocío.…

ROCIO (simpática): Hola, ¿necesita información, quiere ver la instalación?

YO: No, no, ya soy socio.

ROCIO: Noooo, usted no es socio, los conozco a todos y usted es la primera vez que viene.

YO: Sííííí, sí que soy socio, lo que pasa es que hace……

Me paré un momento a contar y me asusté.

YO: Como más de quince años que no paso por aquí.

Me miró como si fuera un extraterrestre verde con trompetas por orejas.

ROCIO: No me diga, a ver, a ver, dígame su nombre por favor.

Tecleó en un ordenador, miró fijamente la pantalla y levantó la vista volviéndome a mirar.

ROCIO: ¡Ostia es verdad!, perdón se me ha escapado, le tendré que hacer la tarjeta de socio y cogerle la huella dactilar para poder pasar por el torno.

YO: Muy bien, puedes empezar por la huella y así podré entrar, al salir te recogeré la tarjeta, ¿qué te parece?

ROCIO: ¿Está usted casado?

YO: Coño, que directa Rocío.

ROCIO: No hombre, se lo digo por qué si lo está dentro de su cuota también entra su señora y tendría que abrirle una ficha.

YO: A vale, perdona, pues no, no estoy casado, solito y muy feliz.

ROCIO: Pues me parece que usted tendrá mucho éxito por aquí.

YO: Perdona, ¿qué has dicho?

ROCIO: Que ponga un momento el dedo aquí por favor.

Me cogió la huella y pude entrar, estaba muy cambiado todo, no me extrañaba después de tanto tiempo, habían hecho pistas de pádel, cuando dejé de ir ni existía ese deporte, madre mía que antiguo era, encontré el vestuario y me cambié, paseé un rato por la instalación mirándolo todo, cuando encontré el gimnasio me metí a correr un rato en la cinta y hacer cuatro pesas que el monitor me fue indicando, me dijo de hacerme un programa y quedamos para el día siguiente, me estaba secando después de la ducha y oí: ¿David?, me giré y era Víctor un compañero de tenis cuando éramos pequeños, el chico que mejor jugaba y más prometía.

YO: Ostia Víctor, cuantos años.

VICTOR: Eso tú, yo siempre he estado aquí.

YO: ¿Me visto y tomamos algo, tienes tiempo?

Se esperó a que me vistiera y fuimos juntos a la cafetería a tomar una cerveza y hablar, le expliqué que me había separado y que tenía más tiempo libre para ocupar y se me había ocurrido volver a hacer deporte, él me puso al día de su vida, que intentó jugar todo lo que pudo pero al final le ofrecieron para hacer de monitor en el club y lo aceptó, en esos momentos llegó Andrés otro compañero sentándose en la mesa con nosotros.

ANDRES: Ostias, ¿eres David?, cuánto tiempo.

VICTOR: Sí, lo vamos a tener por aquí de ahora en adelante, se ha separado.

ANDRES: Pues tío no podías caer en un sitio mejor que este.

YO: ¿Y eso?

VICTOR: Aquí todo el mundo folla y nadie con la suya.

YO: ¿Eim?, ¿cómo?

ANDRES: Qué todos follan pero nadie con su mujer, este club debe ser el lugar con mas cornudos por metro cuadrado del planeta tío.

YO: Joder, tendré que volver a jugar al tenis entonces.

LOS DOS A LA VEZ (levantando la voz): No tío.

YO: ¿No?, ¿entonces?

VICTOR: Pádel hombre, ahora se juega al pádel.

ANDRES: Todas las tías buenas juegan al pádel.

VICTOR: Y con unos modelitos que tiran para atrás macho.

ANDRES: Y llevan una marcha que te cagas.

YO: ¡Joder!

VICTOR: Mañana quedamos a esta hora y pegamos cuatro palazos, ya verás cómo le coges el tranquillo rápido, después buscaremos partidos para hacer con gente.

ANDRES: En cuatro días estás introducido y con esta pinta que haces no vas a parar de follar tío.

YO: ¿Pinta?, ¿qué pinta hago?

VICTOR: De ganarte bien la vida, las tías se vuelven locas por los tíos con pasta.

YO: Pssss.

ANDRES: Sí, sí, de aquí cuatro días ya me lo dirás.

Cuando acabé la conversación con aquellos dos cotillas, en la salida vi que había una tienda de deportes, me compré un equipo nuevo y una pala de pádel para jugar al día siguiente, Rocío me dio mi tarjeta como socio con una sonrisa mirándome a los ojos, pasaron en ese momento un par de chicas más o menos de mi edad con sus bolsas de pádel, me repasaron por todos lados y desaparecieron.

ROCIO: Ya le dije que tendría éxito señor.

YO: ¿Decías algo Rocío?

ROCIO: Nada, que pase una buena tarde.

Al día siguiente entré en el despacho con una sonrisa y hecho polvo del gimnasio del día anterior.

PILAR: Huy que buena cara hace hoy, no sé que hizo ayer pero le sentó muy bien.

YO: Sudar Pilar, sudar un buen rato me sentó de maravilla.

PILAR: Ya le dije que hacer deporte es muy bueno, me alegro.

Volví a primera hora de la tarde a hacer una hora de gimnasio y después me vi con Víctor en las pistas.

VICTOR: Ya te has comprado una pala, joder que tío, hoy te podía haber prestado una hombre.

Practicamos un buen rato, la verdad es que no se me daba mal, tener la base del tenis aunque hiciera mucho tiempo que no lo jugaba me sirvió de mucho, junto con unos cuantos consejos que me dio mi amigo me hicieron ver más o menos de lo que iba ese deporte.

VICTOR: Ya has visto que es fácil esto, yo me pasé hace mucho tiempo, las clases de tenis estaban de bajada y fue empezar con el pádel y llenarme el día.

En esos momentos pasaban las dos chicas que me encontré el día anterior en la salida.

VICTOR: Ana, Carmen, ¿queréis jugar un rato con nosotros?, mi amigo es nuevo en el club y está empezando.

Se miraron entre ellas, rieron y se acercaron, Víctor me las presentó, me saludaron con dos besos, las dos eran morenas con ojos oscuros, guapetonas, con un cuerpo trabajado por el deporte y una faldita muy corta, pero muy corta, que se les veía medio culo tapado por las mallas cuando se giraron, estuvimos casi otra hora más jugando y yo no me aguantaba los pedos de lo cansado que estaba. Víctor se disculpó porque tenía una clase a aquella hora y nosotros nos vimos en la cafetería después de la ducha, Ana estaba separada y Carmen casada, nos explicamos un poco la vida y quedamos en que jugaríamos en otro momento, nos intercambiamos los teléfonos y nos despedimos.

Estaba por la mañana trabajando y me llegó un mensaje.

CARMEN: ¿Te va bien un partido a las cinco?”

YO: Sí, perfecto.”

Me contestó con un puño con el dedo para arriba, yo fui a hacer mi hora en el gimnasio antes, descansé un rato hablando con una camarera de la cafetería y a las cinco en punto estaba en las pistas.

Apareció Carmen con un hombre y otra mujer.

CARMEN: Hola David, te presento a mi marido Fer.

Fer era un hombre más bien bajito, poca cosa, se le veía en forma, se movía como nervioso y la mirada la tenía más fija en la amiga de su mujer que en ella, nos saludamos con las frases habituales.

CARMEN: Y esta es mi amiga Katia.

Katia era Rusa, un pedazo de tía enorme que me pasaba casi una cabeza de altura, rubia con ojos verdes, muy guapa y con un tipazo que se llevaba todas las miradas, las del marido de Carmen la primera, me saludó colocándome su mano en el hombro dándonos dos besos, estaba en una nube con aquella tía al lado y entonces habló.

KATIA: ¿Como estar?, ¿bien?

Me bajó de la nube de una ostia, tenía una voz muy grave y con un acento ruso acojonante.

YO: Bien, bien.

FER: Vamos Katia y yo contra vosotros, vale.

CARMEN: No, Katia con David que está más equilibrado.

FER: Pues yo creo que no, David hace pinta de ser muy bueno.

CARMEN: Que tú vas conmigo y ya está coño.

Fuimos jugando y entendí porque el cabrón de Fer quería ir con Katia, llevaba debajo de la faldita unas mallas blancas que se le marcaba todo, y como estaba de buena la rusa, a Fer se le iban los ojos, Carmen lo miraba que pensé que en cualquier momento le iba a plantar un palazo en medio de la cara que se la dejaría plana como en los dibujos animados, a todo esto me tocaba sacar a mí, Katia se puso en la red, entre que yo que era medio novato, ella que era muy grande ocupando mucho espacio, y que además al agacharse un poco se le levantaba la falda y se marcaba la raja del culo debajo de las mallas me tenía medio despistado, hice un saque flojito que le pasó por al lado de la cabeza, Fer nos machacó la pelota y perdimos el punto, la rusa se acercó a mí.

KATIA: Sacar fuerte, no querer perder partida.

Yo la miraba para arriba asintiendo con la cabeza, ella se fue otra vez para la red y como le había pasado la pelota muy cerca de la cabeza esta vez se agachó más sacando el culo, se le levantó la falda dejándome en primer plano el culo y un pedazo de coño que se le marcaba con la raja en medio, me despistó del todo, quise sacar más fuerte perdiendo el control de la pelota tirándosela directamente al culo, se giró mirándome con los ojos muy abiertos y la cara roja como un tomate, yo me intentaba disculpar caminando a su lado nervioso, ella me miraba a los ojos fijamente, me puse tan nervioso que sin pensarlo le toqué el culo intentando aliviarle el dolor pasándole la mano, se le abrieron más todavía los ojos, yo pensaba que me mataba y Carmen y Fer se morían de risa los hijos de puta.

Acabamos el partido y nos fuimos a duchar para ir a tomar algo después, yo acabé de vestirme primero y Fer me dijo que fuera a la cafetería con las chicas que nos encontraríamos allí, llegué y estaba Katia sola sentada en una mesa con una mini falda y unas piernas muy largas cruzadas, respiré profundo y me senté delante suyo, ella me miró y yo le miré las tetas porque llevaba la camisa con varios botones desabrochados dejando a la vista un canalillo alucinante y parte del sujetador, joder es que así era muy difícil concentrarse en otras cosas coño, vino el camarero y le pedimos dos bebidas isotónicas.

YO: Perdóname Katia por lo que ha pasado en la pista, era mi primer partido y estaba muy nervioso.

KATIA: Ya darme cuenta, tú ser un poco desastre, no hacer más por favor.

YO: No, no, claro, no sé que me ha pasado.

KATIA: Pasarte como todos los tíos que jugar conmigo, ir muy calientes.

Ostia me sorprendió la respuesta y me la quedé mirando a los ojos, ella no los apartaba con una sonrisa, llegó el camarero y nos puso las bebidas delante y se marchó.

YO: ¿Crees que vamos todos calientes?

KATIA: Tíos solo pensar en meter polla, lo más importante meter polla, lo demás tomar por culo y no tener importancia.

YO: Para mí es muy importante mi trabajo, es lo que me permite poder vivir tranquilo y venir a jugar al pádel una tarde como hoy por ejemplo.

KATIA: Sí, sí, aprovechando para tocar culo sin permiso.

Me puse rojo de vergüenza bajando la cabeza, en esos momentos llegaron Carmen y Fer quedándose de pie junto a la mesa.

CARMEN: Nos hemos acordado que tenemos que hacer algo y nos tenemos que ir, quedaros vosotros un rato, ya nos pondremos en contacto para volver a jugar.

Se despidió de Katia con dos besos, me guiñó un ojo y cogió a Fer de la mano llevándoselo casi arrastrándolo para sacarlo de allí, miré a Katia a los ojos.

YO: ¿Tienes algún compromiso esta noche?

Me miró a la cara como si yo fuera un sádico.

KATIA: Depende, ¿por qué?

YO: Para invitarte a cenar en disculpa por lo que ha pasado.

KATIA: Tú tocarme culo, ahora invitarme a cena y después cena, ¿follarme?

Le respondí rápido lo primero que me vino a la cabeza sin pensar.

YO: Sí.

Me di cuenta y lo intenté arreglar.

YO: Bueno no sé, me he precipitado en la respuesta yo quería decir que……

KATIA: Vale acepto.

Me callé de golpe mirándole a los ojos, ella reía sabiendo que se había quedado conmigo.

YO: ¿A qué hora te va bien quedar?

KATIA: ¿Qué hora ser ya?

Miré la hora, ella seguía sonriendo, entonces me di cuenta que llevaba un reloj de puta madre, la cabrona seguía quedándose conmigo.

YO: Casi las ocho.

KATIA: Para mi buena hora.

YO: ¿Buena hora, para qué?

KATIA: Para cenar coño.

YO: Vale, vale, ¿nos vamos?

Salimos al parking.

YO: ¿Vamos con los dos coches?

Se quedó pensando un momento.

KATIA: Dejar mío en casa y vamos juntos, estar cerca.

La seguí y entró en el parking de un edificio con muy buena pinta, salió por la puerta principal y se sentó a mí lado.

KATIA: ¿Dónde llevarme?

YO: A un restaurante.

KATIA: Yaaa, no creo que llevarme a casa de putas ¿no?

Joder con la tía, no perdía una para pegármela en medio de la frente, no dije nada y arranqué el coche, ella mantenía una sonrisilla guasona, me explicó durante el trayecto que estaba sola, se separó de su marido en Rusia hacía años y se vino, que al principio se aburrió bastante pero conoció por casualidad a Carmen y empezó a jugar al pádel, ahora estaba contenta, tenía amigos y en el club se lo pasaba muy bien.

Llegamos al restaurante, en medio de la cena.…

KATIA: Tú ser nuevo en el club, no verte nunca.

YO: En realidad no, soy de los socios más viejos, lo que pasa es que hacía más de quince años que no pasaba por allí.

KATIA: Aaah, deber ser de los socios más antiguos.

YO: Sí, eso de antiguo me sigue bastante en mi vida.

KATIA: ¿Qué querer decir?

YO: No nada, cosas mías.

KATIA: Pues jugar muy bien al pádel para ser novato.

YO: Bueno lo que pasa es que de joven “haber jugado mucho tenis y ahora servirme”.

Me cago en la puta que estaba hablando como ella, si seguía así no iba ni a saber hablar mi propio idioma coño.

Cuando acabamos de cenar pedí la cuenta.

KATIA: Pagamos a medias los dos, ¿ok?

YO: No, hoy invito yo por lo que ha pasado.

KATIA: No, no, los dos.

YO: Esta bien, hoy pago yo y la próxima cena tú.

Creo que le gustó que diera por supuesto que volveríamos a cenar juntos, me miró sonriendo y afirmó con la cabeza.

KATIA: La copa en tú casa o en mía.

Coño la rusa no estaba para ostias, más directa no podía ser.

YO: Mía estar a media hora conduciendo, ¿si quieres?

Ya me estaba poniendo nervioso y volvía a hablar su "idioma".

KATIA: Mejor mía, más cerca.

Aparqué el coche delante, entramos y me dijo de bajar al parking a buscar la bolsa de deporte para subirla a su casa, llegamos junto a su coche, por supuesto no había nadie, al pasar por el lado del coche me cogió de un hombro apoyándome contra él, pegó sus labios a los míos sacando la lengua y me la metió en la boca buscando la mía, cogiéndome por el culo apretando la mano, yo le metí la mía por debajo de la mini falda agarrándole el suyo con fuerza, no paraba de besarme y me estaba poniendo cachondo, hacía tiempo que no me desfogaba, pasé la mano del culo al chichi metiéndosela por dentro de las bragas, noté muy poco pelo y un chocho muy grande y muy mojado, al tocarle el clítoris ella gimió a lo bestia y se apartó.

KATIA: Tú cabrón ponerme muy caliente.

Romántica, romántica, lo que se dice romántica no es que lo fuera mucho, pero estaba tan buena que se le perdonaba todo, subimos a su casa, era un piso muy grande y elegante, me dijo que me sentara en unos sofás y se fue con la bolsa saliendo de nuevo sin ella.

KATIA: ¿Qué querer tomar?

Yo pensaba, ahora mismo tu coño, pero no me atreví a ser tan brusco.

YO: ¿Qué tienes?

KATIA: Solo vodka.

Que hija de puta, ¿entonces por qué coño preguntaba?

YO: Vale, pues vodka.

Trajo una botella con dos vasitos.

KATIA: Ser el mejor de Rusia.

Se sentó a mi lado y sirvió dos chupitos, levantó el vaso, yo hice lo mismo, dijo algo para brindar que no me enteré de nada y se lo tragó de golpe, yo la imité y antes de que dejara el vaso en la mesita ya se me estaba tirando encima besándome a lo bestia, metiéndome mano en el paquete, le toqué el culo con las dos manos.

KATIA: Ahora si tener permiso para tocar culo y coño.

Le metí la mano en el coño y lo tenía empapado la tía, la giré, le quité las bragas abriéndole las piernas acercando la cabeza para comérselo, tenía un chocho enorme, llegué a temer que si me acercaba mucho me engullera la cabeza por el agujero, le puse la lengua encima y le pegué tres lengüetazos, pegó un grito diciendo algo en ruso, me cogió la cabeza y se la amorró mojándome toda la cara, se lo estuve lamiendo un rato y se le hinchó un clítoris que parecía una polla pequeña de lo grande que lo tenía, me lo metí en la boca y se lo succioné pegando otro grito hablando en ruso, no paré de succionarle y tocarle con una mano, por el agujero le salía flujo sin parar, le metí un dedo follándola, luego dos, tres y hasta cuatro le cupieron resbalando con suavidad por su interior, no paraba de gritar, de pronto pegó uno mucho más fuerte que los anteriores, soltando una letanía de palabras y frases que no me enteraba de nada, se corrió dejándome la mano totalmente mojada, recostó la cabeza en un cojín mirándome con una sonrisa.

KATIA: Пришло время найти парня, который, блядь, умеет это есть.

YO: ¿Eim?

KATIA: Que tú conseguir que yo correrme.

YO: Ya lo he notado ya.

KATIA: No todos hombres conseguirlo.

Pensé, no me extraña, al verte el coño debían de salir corriendo, se sentó en el sofá y me dijo que me pusiera delante de ella, me desabrochó y bajó los pantalones con la ropa interior hasta los tobillos, me cogió la polla con la mano pajeándola despacio, me miró a los ojos.

KATIA: Tú tener buena polla.

YO: Bueno, se hace lo que se puede.

Se la metió entera en la boca como si le pegara un bocao, empezando a mover la cabeza apretándome con los labios que pensaba que le cortaba la circulación, no tenía bastante con aquella velocidad que me cogió por las caderas zarandeándome adelante y atrás hasta que me corrí pegando unos gritos terribles, sobre todo por la impresión, ella no paraba de mover mis caderas con sus manos tragándoselo todo como si fuera un chupito de vodka, me dejó un complejo de botijo de la ostia.

KATIA: Tú querer dormir conmigo esta noche.

YO: Mejor ir a mi casa.

KATIA: ¿Repetir semana que viene?

YO: Sí, sí.

Nos dimos los teléfonos y salí de su casa pensando que si me quedaba a dormir y a media noche a la rusa le daba un calentón cogiéndome por banda, al día siguiente me tendrían que recoger con pinzas.