Cambio de vida (3)

De regreso en casa me estiré un rato en el sofá...

De regreso en casa me estiré un rato en el sofá pensando en la noche anterior, se me volvió a poner la picha tiesa, y es que realmente era un puto desastre, de joven no tuve muchas experiencias sexuales, sobre todo por tímido y no atreverme a tirar la caña en muchas ocasiones, en la universidad tuve algunos restregones y poca cosa más, hasta conocer a la que sería mi mujer, con ella nos atrevimos a avanzar algo pero era tan novata en el asunto como yo, así nos fue, tratábamos el sexo como puro trámite en la pareja, no recuerdo haberlo hecho nunca regocijándonos, que idiotas fuimos, con lo bien que te lo pasas.

Me quedé en la piscina por la mañana, después de comer cuando el sol estaba más bajo y había menos gente, fui a la playa a tomar el sol y bañarme en el mar, me tomé algo en el chiringuito para ver a Sandra más que nada, ella iba pasando para arriba y para abajo trabajando, yo la miraba sabiendo que aquel cuerpo me lo había trajinado la noche anterior, bueno, más bien me trajinó ella a mí pero yo era feliz, ella me sonreía cada vez que pasaba por mi lado, tuvo un momento de descanso y se sentó conmigo.

SANDRA: ¿Qué tal el día?

YO: ¿Hoy?, fantástico, feliz.

SANDRA: Ya, ya, escúchame una cosa, ¿querrás que nos veamos cuando acabe de trabajar?

YO: Claro, pensaba que eso ya lo habías decidido ayer.

Ella reía mirándome a los ojos.

SANDRA: ¿Me volverás a invitar a dormir esta noche?

YO: Por supuesto.

SANDRA: Vale.

Se levantó, entró en un cuartito y salió con una mochila dejándola en la silla vacía que tenía a mi lado, la miré extrañándome de aquello.

SANDRA: He cogido algunas cosas de mi casa para que no tengas que prestarme nada.

Acercó sus labios a mi oído.

SANDRA: Y algunas bragas limpias también, que en tú casa no tienes.

Nos reímos un rato, creo que en el poco tiempo que hacía que nos conocíamos reí más con ella que con mi mujer en tantos años.

SANDRA: Cuando te vayas, ¿te la llevarás a tú casa por favor?, cuando acabe nos vemos.

YO: Sí claro, pero voy a estar un rato más por aquí que me gustan mucho las vistas, cuando acabes el descanso me traerás otra cerveza por favor.

SANDRA: Lo de las vistas, ¿Por qué lo dices?

YO: Por aquellas chicas que están tomando el sol sin la parte de arriba en la playa.

Me pegó un golpe con la mano en el brazo.

SANDRA: Que sinvergüenza estas hecho, tú aprendes muy rápido.

YO: Y tú estás muy buena nena.

Me salió de la boca sin pensarlo y me puse rojo, me miró a los ojos riendo, se levantó y me dio un beso en los labios aguantándolos juntos un rato, se fue a la barra para seguir trabajando, habló algo con el jefe y volvieron los dos.

SANDRA: Te presento a José, es el dueño del chiringuito.

Me levanté estrechándole la mano, Sandra se fue para seguir trabajando.

JOSE: Es que le he preguntado por ti, me he fijado en el beso que os habéis dado y me ha sorprendido, no se lo había visto hacer a nadie.

YO: ¿A no?

JOSE: Que va, Sandra es una gran chica, muy trabajadora y muy guapa, pero siempre he tenido la sensación que también estaba muy sola, cuando os he visto me he alegrado de que tuviera a alguien con quien estar.

YO: Bueno, solo somos amigos, no hace mucho que nos conocemos.

JOSE: ¿Amigos?, ya te digo yo que el beso que te ha dado no es solo de amiga, a las cervezas hoy invita la casa.

YO: Muchas gracias José, nos seguiremos viendo por aquí.

José era un hombre de unos cincuenta y algo con pinta de cuidarse, moreno de ojos oscuros, alto y delgadito. Me senté de nuevo pensando en sus palabras, sería verdad que Sandra sentía algo más por mí de lo que yo me imaginaba.

UNA VOZ: Despierta chaval.

Miré y tenía a Sandra delante con la cerveza riendo.

SANDRA: No te vayas a quedar dormido aquí.

Se descojonaba de risa.

YO: No, estaba pensando en mis cosas.

SANDRA: Ya, ya.

Se giró caminando moviendo las caderas un poco exageradamente, fijé la mirada en su culo y no podía apartar la vista, se giró de golpe pillándome empezando a reír otra vez, José desde la barra nos miraba, le miré y me levantó el dedo pulgar riendo también.

Sandra era de pelo castaño tirando a rubio con ojos verdes, con muy buenas curvas y casi tan alta como yo, unas tetas que al verlas la noche anterior me volvían loco, y una carita que parecía una niña, pero sobre todo lo que más me atraía era su carácter, siempre reía con cualquier cosa, disfrutaba de todo, se le notaba una vitalidad tremenda, podía trabajar casi todo el día, salir de marcha por la noche hasta las tantas y al día siguiente volver a trabajar como una rosa.

Yo nunca me había considerado nada del otro mundo, medía un metro setenta y seis, castaño con ojos verdes oscuros, complexión fuerte, más o menos siempre me había mantenido en mi peso, de joven había hecho bastante deporte, más tarde os explicaré con más detalle el tema del deporte, tiempo atrás salía a correr algunos días pero últimamente estaba bastante parado sin hacer nada.

Cuando acabé la cerveza me quedé un rato más viendo a Sandra moverse de un lado para otro, cogí su mochila y me despedí de ella y de José, me fui a casa y esperé que llegara preparando algo para cenar los dos, llamaron a la puerta, la abrí y allí estaba ella con una sonrisa como siempre, me dio un piquito en los labios y entró sentándose en el sofá.

SANDRA: Que calor que ha hecho hoy, estoy asada.

YO: Tírate a la piscina y se te quitará en un plis plas.

SANDRA: Coño el bikini no he pensado en cogerlo, y no creo que me puedas prestar uno.

Volvió a reír mirándome, abrí los ojos y levanté las cejas.

YO: ¿Para qué quieres el bikini?

Se levantó y me abrazó sorprendiéndome.

SANDRA: Lo ves como eres un sinvergüenza que aprende muy rápido.

Me cogió de la mano y me llevó hasta al lado de la piscina, me sentó en una hamaca, se puso delante de mí y se quito la camiseta, el pantalón cortito y las zapatillas, se quedó en sujetador y bragas, yo la repasaba con la vista desde las rodillas hasta la cabeza, que tipazo tenía, pensaba que se iba a meter así en el agua y vi como se llevaba las manos a la espalda, desabrochándose el sostén dejándolo caer fijando mi vista en sus tetas, ella volvía a sonreír, supongo de la cara de tonto que tenía yo, se cogió las bragas por los lados y agachándose un poco se las quitó dejándolas encima del resto de la ropa, se quedó quieta dejándome el chumino “pelao” a un medio metro de mi cara, no podía quitarle la vista de encima a la rajita, dio un pasito y me lo puso más cerca, yo seguía con la mirada fija, dio otro y me lo dejó a un palmo de los ojos, otro más y ya lo tenía a dos dedos, miré para arriba para mirarle a los ojos, ella reía como no.

SANDRA: ¿No le vas a dar un besito de bienvenida?

Bajé la vista de golpe volviéndolo a mirar, acerqué despacio los labios y le di un besito en la rajita, ella apoyó una mano en mi cabeza.

SANDRA: Mete un poco la lengua.

Saqué la lengua y la metí en medio moviéndola un poco para abrirla, sentí el sabor salado y el olor, me saltó la polla poniéndome a mil, moví la lengua chupando un poco, Sandra levantó la cabeza mirando para el cielo gimiendo suavemente y se apartó.

SANDRA: Vale, vale ya, que me pierdo, luego seguiremos.

Volvió a sonreírme, se giró enseñándome el culo y se me volvieron a escapar palabras de la boca.

YO: Que culo tienes madre mía.

Se giró soltando una carcajada y se tiró de cabeza a la piscina, nadó un poco boca arriba y se relajó, yo me fui para adentro, le saqué una toalla y volví a entrar para acabar de preparar la mesa, al poco entró ella con la toalla enrollada en el cuerpo, se fue a duchar y salió con una camiseta que le tapaba justo por debajo de las bragas, pensé que aquella manera de ir vestida no iba a ayudar mucho a bajarme la polla, que la tenía tiesa desde el momento de la piscina, se plantó delante de mí, me miró a los ojos y empezó a reír.

SANDRA: ¿Qué?, ya estás preparado.

Señalándome con un dedo el paquete, lo miré y tenía un bulto importante, se acercó y me abrazó notando su chichi encima de mi polla, respiré profundamente, se separó y me cogió la mano llevándome al sofá, se sentó y me miró.

SANDRA: Arrodíllate delante.

YO: Vale, ¿qué quieres que te haga?

SANDRA: Me lo vas a comer hasta que me corra.

YO: ¿Cómo?

SANDRA: Otra vez te voy a tener que repetir las cosas dos veces joder.

YO: No, no, ya, ya, pero dime que hago.

Puso cara de paciencia riendo, se metió las manos por debajo de la camiseta y se quitó las bragas abriendo las piernas, me cogió de la cabeza y se la puso encima de su barriga.

SANDRA: Empieza por aquí chupando suavemente.

Saqué la lengua y se la fui pasando por la piel, ella me movía la cabeza y yo chupaba por donde me la dirigía, bajaba poco a poco, la puso encima de donde tenía que haber un pelo que no tenía y por fin llego a la rajita, le metí la lengua dentro, pasé una mano por debajo y con dos dedos le abrí el chichi bien abierto para poder chuparlo, me iba bajando la cabeza despacio, paró un poco más sobre el agujero, se lo lamí por fuera e intenté meter la lengua, ella gemía suavemente, siguió bajando y me hizo lamerle el culo, ese agujero lo lamí pero no intente meterle la lengua, volvió sobre los pasos y acabó parándome la lengua en el clítoris, me fue dando indicaciones como lamerlo y chuparlo gimiendo cada vez más fuerte, con la voz entrecortada me dijo que le metiera un dedo en el coño y que lo moviera, empecé a hacerlo y de pronto me apretó mucho la cabeza y empezó a gritar corriéndose moviendo las piernas sin parar, me separé con la boca toda húmeda, ella se incorporó y me besó en los labios con todo aquello mojado que tenía.

YO: ¿Te ha gustado Sandra?

Ella todavía jadeaba.

SANDRA: ¿A ti qué te parece tonto?, es que haces unas preguntas tío.

YO: Era un cumplido mujer, es que no se te pude decir nada ostia.

Me pasó la mano por la boca quitándome las babas.

SANDRA: Anda límpiate esto que pareces que tienes la rabia.

Muriéndose de risa otra vez.

Cuando se recuperó me hizo sentar a su lado, me cogió la polla por encima del pantalón arrodillándose encima del sofá.

SANDRA: Ahora que ya sabes unas cuantas cosas, dime, cómo te gustaría hacerlo, pídemelo y haré que te corras gritando como un cerdo.

YO: Joder Sandra, es que tienes una manera de decir las cosas.

SANDRA: Míralo, el tío finolis que no dice tacos sin ponerse rojo asustándose por mi manera de hablar, serás pijo tío.

Me estaba poniendo a mil sin dejar de tocarme la polla por encima del pantalón.

YO: Quiero que me quites la ropa y te comas mi polla, hasta que me corra dentro y te salga mí corrida por esas orejas tan bonitas que tienes.

SANDRA: Ves hombre como no cuesta tanto decir las cosas claras por su nombre, así que quieres correrte en mi boquita, y quieres que me lo trague todo como una niña buena.

YO: Como me sigas hablando así no te va hacer falta ni abrir la boca porque ya me habré corrido cabrona, quiero correrme dentro de tú boca y fuera, quiero dejarte la cara llena de mi leche, y chúpamela de una puta vez por favor.

Me sonrió orgullosa de que le hablara de aquella manera, se arrodilló delante de mí, me bajó los pantalones y la ropa interior de un tirón y me la quitó, me abrió las piernas y se colocó en medio, tenía la polla a punto de estallar, se la metió en la boca mirándome sin tocarla con las manos, la chupaba moviendo la cabeza como si me estuviera diciendo que si, yo me cogía fuerte a los cojines del sofá, se la metió casi toda en la boca sacándola muy despacio toda llena de saliva, la cogió con la mano apartando la boca y me empezó a hacer una paja que al estar tan mojada sentía un ruido que me estaba a punto de correr del gusto y la excitación, tensando el cuerpo levantando el culo, se dio cuenta que así estaba a punto de estallar y volvió a chupármela despacio, empezaba por la punta y poco a poco iba bajando metiéndosela, primero hasta la mitad, en la segunda bajada un poco más, después de tres o cuatro veces más se la metía entera sacándola entera, me volvía a poner al límite cortándome cuando estaba a punto de correrme, se la sacó de la boca y la cogió desde abajo apretándola con su mano, me miró a los ojos.

SANDRA: Bueno, ¿qué opinas?, ¿te hago correr ya o te lo alargo un rato más para que sufras?

YO: No tienes cojones de hacerme gritar al correrme como un cerdo, me voy aguantar sin que puedas conseguirlo.

La conseguí picar, se puso sería y se la metió hasta el fondo succionando, con una fuerza que pensé que al correrme me iba a sacar hasta el hígado por la punta de la polla, no pudo aguantar mucho rato con toda dentro y la sacó de golpe dándole una arcada, dejando caer un montón de saliva encima que extendió por todo el cipote con la mano, haciéndome una paja a lo bestia, intentaba concentrarme para aguantar todo lo posible cerrando los ojos, entonces empezó a metérsela hasta el fondo y sacándola todo seguido sin parar, juntando los labios alrededor haciendo que entrara apretada y succionando con fuerza al sacarla, me empezó a subir un no se qué por el cuerpo, los huevos se me pusieron como piedras, dándome un latigazo de gusto que me tensó todo el cuerpo, dejándomelo tieso como un palo de escoba, haciéndome gritar notando como me subía por la polla el semen hasta la punta saliendo a toda ostia en su boca, en cada disparo de leche yo pegaba unos gritos a todo lo que me daban los pulmones, mirando la boca de Sandra que le salía la leche por los lados de los labios, aquello me puso todavía más excitado sin poder parar de correrme, se la sacó de la boca apuntando a su cara, me dejó la increíble vista de cómo salía el semen disparado parando en su cara, su nariz o la frente a la vez que de la boca le caía más leche resbalándole por la barbilla, al final salieron los últimos chorritos con poca fuerza que caían directamente en su boca por la manera que había colocado mi polla sin dejar de pajearla.

El cuerpo se me fue relajando volviendo a apoyar el culo en el asiento, me estrujaba el cipote como queriendo sacar hasta la última gota, salieron unas cuantas gotitas cayendo polla abajo, ella sin pensarlo se la metió de nuevo succionándolas volviendo a ponerme el cuerpo tieso levantando el culo, levantó la vista mirándome orgullosa con la cara llena de semen que le resbalaba despacio, abrió la boca para enseñarme que también tenía dentro, yo abrí los ojos sorprendido, se lo tragó exagerando el gesto y que me diera cuenta como lo hacía pasándole por la garganta.

YO: Dios mío Sandra ha sido increíble

SANDRA: ¿Té ha gustado?

YO: Me estás haciendo sentir cosas que no había sentido en mi puta vida.

Se levantó cogiéndome de la mano para meternos los dos en la ducha, cenamos con una vela en la terraza.

SANDRA: Tengo que confesarte algo.

YO: ¿Tú me vas a hacer una confesión?

SANDRA: Sí, quiero que sepas que es la primera vez que lo he hecho.

YO: ¿Qué has hecho el qué?

SANDRA: Toda la guarrada que has hecho con mi boca y mi cara, no había dejado nunca que se me corrieran en la cara y tú hoy me la has puesto perdida.

YO: Perdona, no lo sabía, si me hubieras dicho que no tampoco me hubiera importado, lo siento, quiero que estés cómoda conmigo.

SANDRA: Mira que eres tonto, lo he hecho porque he querido hacerlo, porque quería verte la cara de excitado y sorpresa que haces cada vez que descubres algo nuevo, y porque contigo me siento cómoda haciendo cualquier cosa.

Me salió espontanea una sonrisa de orgullo, de escuchar a Sandra decir que conmigo haría cualquier cosa que me subió el ego hasta salirme por las orejas.

SANDRA: Y cuando te depiles te lo agradeceré enseñándote alguna cosilla más, que creo que te gustara bastante.

YO: Ostia, el lunes mismo pediré hora.

Volvía a reír a carcajadas, yo le miraba los ojos pensando en la suerte que había tenido de haberla conocido, si no fuera por ella seguiría siendo el mismo gilipollas de siempre sin enterarme de la misa la mitad.