Cambio de vida (18)
Isabel me envió un mensaje para decirme...
Isabel me envió un mensaje para decirme que el fin de semana se iba a casa de sus padres por alguna celebración familiar, así que quedamos ese mismo lunes y el martes, de hecho no fui al club aquella tarde y la pasamos juntos en su casa, volviéndonos a ver el martes durmiendo los dos días con ella despidiéndonos hasta la siguiente semana. Al llegar el miércoles a la oficina vino Pilar a repasar la agenda.
PILAR: Y acuérdese que esta noche tenemos “canapés” y me tiene que compensar por lo de la semana pasada.
YO: Sí Pilar, ya me acuerdo de lo que te prometí.
Cuando por la tarde noche no quedaba nadie en la planta Pilar me dijo que bajaba un momento a la entrada para subir la cena, ya me extrañó un poco pero creí que cenaríamos otra cosa ese día, se presentó con un tipo alto y fuerte con una bandeja en una mano y dos botellas de champán en la otra.
PILAR: Jefe, le presento a mi pareja, se llama Armando, Armando mi jefe David.
Le estreché la mano estupefacto.
YO: ¿Hoy cenamos los tres?
PILAR: Sí, esta era la sorpresa, con él hemos follado mucho explicándole las cositas que hemos estado haciendo.
ARMANDO: Sí, no sabes lo excitado que me ponía cuando Pilar me explicaba los polvos contigo, hace tiempo que le pedí de estar presente y si puedo unirme a vosotros.
YO: A ver, a ver, ¿me estás diciendo que te pone ver como otro tío se folla a tu novia?, ¿qué te gustaría que nos la folláramos los dos, hacer un trío?
PILAR: Lo ves Armando como el jefe es un tío listo.
YO: Pilar no te cachondees que nos conocemos.
Armando ya había apartado la mesita de delante del sofá y dejado encima la bandeja y las botellas, colocándose bien uno de los sillones para sentarse en primera fila, a mí me empezó a entrar un cierto nerviosismo pensando que igual no se me levantaba con un tío mirando, cuando Pilar que llevaba un vestidito muy corto con un escote espectacular me cogió de la mano sentándome en el sofá, ella se puso encima a horcajadas, poniendo su chocho debajo del tanga encima de mi paquete frotándose despacio, me besó en los labio con mis manos en su espalda un poco nerviosas, acercó sus labios a mi oído.
PILAR: No te preocupes por él que lo va a disfrutar, olvídate y compórtate como lo haces siempre.
Me volvió a meter la lengua en la boca y bajé las manos cogiéndola por el culo apretándoselo, gimió un poco y la polla se me empezó a poner dura, se apartó el vestido sacándose una teta y me la metió en la boca para que se la lamiese y le pusiera duro el pezón, a la vez que le metía dos dedos apartándole el tanga en medio del coño pasándoselos de abajo arriba mojándola, seguía moviendo sus caderas gimiendo más fuerte con la parte de arriba del vestido bajada con las dos tetas fuera, una con mi boca chupándole el pezón y la otra con una mano encima acariciándola, se salió de encima arrodillándose a mi lado, me desabrochó los pantalones bajándomelos con la ropa interior mientras yo me sacaba la camisa quedándome en pelotas, se metió mi cipote en la boca chupando muy despacio, yo apoyé bien la cabeza en el respaldo cerrando un poco los ojos para disfrutarlo, viendo como el novio se desabrochaba su pantalón sacándose una polla de buen tamaño empezando a hacerse una paja lenta, Pilar se esmeraba metiéndose la polla hasta el fondo, apretando con sus labios dándole un par de arcadas que al novio lo excitaron moviendo el cuerpo poniéndole la polla tiesa del todo, se la sacó dejándomela llena de saliva que me extendió haciéndome una paja, con un ruido por el roce de su mano que me ponía cachondo perdido, se la metió y sacó de la boca succionando unas cuantas veces más volviendo a sentarse encima de mí.
PILAR: Vamos David, quítame el vestido y destrózame el tanga que te voy a follar.
Le quité el vestido por la cabeza excitado, le agarré el tanga por los lados arrancándoselo, ella gimió fuerte y el novio también acelerándose la paja, me la cogió con la mano sacando un poco el culo para que su pareja lo viera en primer plano y se fue metiendo mi polla en su coño despacio hasta el fondo dando un buen suspiro, lo tenía empapado, se empezó a mover encima de mí y en muy poco tiempo se estaba corriendo a gritos girando la cabeza para que Armando pudiera verle la cara, se dio la vuelta dándome la espalda volviendo a metérsela, le hizo una señal a su novio, que se levantó desnudándose y se acercó a ella que le cogió el manubrio y se lo metió en la boca pegándole unas chupadas espectaculares, que le hacían dar unos gemidos tremendos de lo excitado que estaba mientras ella no paraba de mover sus caderas follándome, Pilar se levantó dándome la mano a mí para que también lo hiciera, estiró a su novio sentándose encima metiéndose aquella buena polla hasta el fondo y me dijo sin darle muchas vueltas que me pusiera detrás y se la metiera en el culo, me mojé dos dedos lubricándolo un poco y le metí uno despacio para dilatarlo, Pilar pegó un buen grito mirando a Armando que parecía estar luchando para no correrse, así que antes de que fuera demasiado tarde me agarré la polla y le apoyé la punta en el ojete apretando un poco para metérsela, pegó otro grito más fuerte abrazándose al cuello de su novio levantando el culo dejándomelo en mejor posición para metérsela hasta el fondo despacio pero sin pausa, él se movía por debajo de Pilar metiéndosela y sacándosela rápido haciendo que yo lo notara por el culo, fui acelerando viendo como los dos se iban excitando cada vez más hasta que empezaron a correrse como animales, la penetré unas cuantas veces más fuerte y me corrí dejándole toda la leche dentro de su culo, nos quedamos quietos en aquella posición un instante recuperándonos y Pilar se levantó con una mano tapándose cada agujero entrando al cuarto de baño, Armando se empezó a vestir dándome las gracias por haber jugado con ellos, yo preferí esperar que saliera Pilar para lavarme yo también, cenamos juntos quedando para repetirlo alguna vez más.
Fueron pasando los meses saliendo con Isabel y Silvia, haciéndo algunas “marranadillas” con Pilar en la oficina, las cenas de los miércoles solo las hacíamos cuando venía su novio de vez en cuando.
Se fue acercando el buen tiempo, un fin de semana que estaba con Isabel bajamos a la playa a tomar el sol, estiramos las toallas en la arena y me senté a ponerme crema solar, ella a mi lado también se sentó, se quitó el sujetador del bikini y me miró para ver qué cara hacía yo.
YO: ¿No me jodas que vas a tomar el sol con esas tetas que tienes al aire?
ISABEL: ¿Qué te avergüenzas de ellas, si quieres me tapo?
YO: No, no, todo lo contrario, si es que me estas poniendo cachondo de verte.
Me tiré crema en la mano y se la pasé por las tetas sobándoselas poniéndoselas duras.
YO: Ya te pongo yo cremita para que no se te quemen cariño.
ISABEL: Como sigas así amor me voy a tirar encima y te voy a follar aquí mismo.
YO: Mucha boquita tienes tú, no hay cojones.
ISABEL (riendo): No, no tengo cojones de hacerlo, a tanto no llego.
YO: Ya sabía yo que mucha boquita y nada.
ISABEL: Yo sé para que te gusta mi boquita, para llenarla de lechita de tú pollita en cuanto puedes sinvergüenza.
YO: Isabel cállate que me estas poniendo la polla tiesa de pensarlo.
Había muy poca gente y ella disimuladamente metió la mano entre mis piernas cogiéndome la polla empezando a moverla.
ISABEL: Que tenemos aquí y que dura la tienes, si quieres volvemos a casa y te dejo que me llenes la boquita de lechita.
Me puse la camiseta rápido.
YO: Ponte algo por encima que en casa te voy a llenar de lechita por todos lados, que me tienes cachondo perdido marrana.
Se levantó poniéndose la camiseta y salimos de allí casi corriendo para llegar a casa, nada más entrar tiré la toalla a un lado desnudándome, las desnudé a ella y la estiré en el sofá, me puse arrodillado a su lado para que me cogiera la polla y se la metiera en la boca estirando un brazo para tocarle el chichi, empezó jugando con el capullo chupándolo por todos lados pasándome la lengua por el frenillo haciéndome gemir, se la fue metiendo más profundamente sin dejar de succionar, me estaba volviendo loco y perdía el ritmo de su paja, le cogí una mano y se la puse en el chocho para que siguiera ella masturbándose, en el momento que su labios tocaban mi pubis con toda la polla dentro atragantándose, la sacó un poco para volver a meterla y sacarla unas cuantas veces seguidas, acelerando su paja metiéndose dos dedos dentro de la vagina frotándose con el resto de la mano.
ISABEL (entre gemidos): Cariño dale tú lechita a mi boquita.
La hija puta estaba aprendiendo a ponerme ciego de excitación, intentaba aguantar para no correrme y ella me la empezó a chupar fuerte, corriéndose en un orgasmo que le hacía mover el cuerpo ahogando los gritos con mi polla en la boca sin dejar de chupar y succionar, consiguiendo que empezara a disparar semen dentro de su boquita, la saqué haciéndome una paja tirándole varios disparos por toda la cara, se sentó mirándome con la cara llena de leche y le metí un dedo en la boca abriéndosela tocándole mi corrida, le empezó a caer semen por la boca parando en sus tetas, se lo esparcí bien con la mano acariciándole un pezón.
YO: Trágatelo cariño y límpiamela bien.
Se lo tragó y se metió de nuevo mi polla hasta el fondo dejándola bien limpia, se levantó cogiéndome de la mano para llevarme a la ducha con ella, cuando se limpió bien la carita me abrazó seria.
ISABEL: Vuelve a casa David, volvamos a estar juntos, tendrás lo que quieras cuando quieras pero vuelve conmigo por favor, te necesito cerca de mí y sabes que te quiero, que siempre te he querido.
La abracé con fuerza sin decirle nada, ella empezó a llorar esperando una respuesta que no llegó.
Pasó la semana sin nada importante a resaltar y el siguiente viernes pasé a buscar a Silvia para estar con ella el fin de semana, entró en el coche.
SILVIA: ¿Cómo estás cabroncete?, este fin de semana tengo unas ganas especiales de pasarlo contigo.
YO: ¿Y eso?
SILVIA: No lo sé, esta mañana me he levantado con ganas de estar contigo y algo me dice que estos días serán especiales.
YO: Que miedo me das Silvia, a saber que es “especial” para ti.
El coche encaró la autopista y puso una mano sobre mi pierna, la miré de reojo y ella sonreía subiendo la mano poco a poco empezando a tumbarse en mi dirección, me agarró el paquete y acabó de meter su cabeza por debajo de mi brazo que sujetaba el volante, me bajó la cremallera del pantalón metiendo la mano dentro, sacando la polla medio morcillona metiéndosela en la boca, subiendo y bajando la cabeza entre mis brazos estirados intentando conducir, cuando me la puso tiesa, muy tiesa, sacó la cabeza volviendo a mirar para delante sin dejar de pajeármela.
SILVIA: Dime David, con esta polla que tengo en medio de mi mano, ¿cómo me vas a follar cuando lleguemos a tú casa?
La cabrona me tenía a mil.
YO: Como me estás poniendo, cuando te pille te la voy a meter por todos los agujeros que pueda, me acabaré corriendo en cada uno de ellos dejándote bien llena de leche.
Apretó la mano alrededor de mi cipote, la subió y bajó tres o cuatro veces con fuerza haciéndome soltar un gemido y mover el cuerpo.
SILVIA: Así no, quiero detalles, detállame cada paso cabrón.
YO: Como sigas tocándome así me voy a correr y te van a dar por culo, no me hagas pensar en detalles que vamos a tener un accidente coño.
Ella se descojonaba de risa con mi polla en su mano.
SILVIA (cachondeándose): Que blandengue eres, no me puede explicar detalles porque se pone nervioso el niño y se descontrola…
YO: Me cago en ti hija de puta cuando lleguemos te vas a enterar, me estás sacando de mis casillas y no hemos empezado el fin de semana todavía cabrona.
Acercó sus labios a mi oído apretándome la polla.
SILVIA: Hija de puta no, tú puta, soy tú puta para todo lo que me quieras hacer mamón de mierda y acelera de una vez que no vamos a llegar nunca joder.
Siguió todo el camino sin dejar de acariciarme la polla, cuando entré el coche en el jardín de casa me la guardó dentro del pantalón, la miré encendido de pasión y excitación, salí del coche abriéndole la puerta sacándola, cogiéndole una mano llevándola dentro de casa dejando su bolsa dentro del maletero y con la cremallera del pantalón abierta, no había tiempo, solo cerrar la puerta me tiré a sus labios empotrando su espalda contra la puerta levantándole el vestido, metiéndole la mano por dentro de las bragas cogiéndole el coño penetrándola con la punta de un dedo.
YO: ¿Te gusta así puta de los cojones?
Me miraba con una cara de vicio tremenda.
SILVIA: Me gusta como tú quieras hacérmelo cabrón, mi cuerpo es tuyo, mi coño es tuyo, haz conmigo lo que quieras como quieras.
Le acabé de meter el dedo dentro del chichi hasta el final haciéndola gritar, la pajeé un rato sobándole las tetas, ella gemía sin parar abriendo la boca con sus brazos alrededor de mi cuello, la giré chafándola contra la puerta, le cogí las bragas con una mano estirando fuerte arrancándoselas, me mojé dos dedos y se los puse encima del ojete lubricándolo.
YO: Y tú culo también es mío y te lo voy a reventar cacho puta, te la voy a meter hasta…
SILVIA (levantando la voz de excitación): Deja de hablar y métemela ya cabrón de mierda.
Me saqué la polla de dentro del pantalón y sin bajármelos le metí la punta dentro del culo, pegó un grito que me puso más cachondo y se la metí de golpe ciego de lujuria haciéndole gritar más fuerte con cara de dolor, le pasé una mano por delante cogiéndole el coño para hacerle una buena paja frotándoselo despacio, le fue cambiando la cara de dolor a placer y empecé a moverme poco a poco sacándosela despacio volviéndola a meter, ella gritaba entre placer y dolor poniéndome a mil, fui acelerando su paja y los movimientos de mis caderas, penetrándole el culo excitándola cada vez más hasta hacerle juntar grito detrás de grito con su cara enganchada a la puerta, le metí dos dedos dentro del coño totalmente mojado follándola por delante y por detrás a buen ritmo hasta que nos corrimos los dos a la vez, chillando como animales heridos, nos quedamos quietos con los cuerpos juntos recuperando la respiración, ella se giró seria sacando la polla de su culo cayendo al suelo el semen que le acababa de dejar dentro, me pasó los brazos alrededor de mi cuello besándome dulcemente, al separar los labios a ella le caían lágrimas mirándome a los ojos.
YO: Perdóname Silvia, he perdido la cabeza y sé que te he hecho daño esta vez.
Me miró con una sonrisa con la cara triste.
SILVIA: No es por eso David, sí que me has hecho un poco de daño pero el placer ha estado por encima.
YO: Pues no entiendo qué te pasa.
Dudó un momento en silencio sin dejar de mirarme a los ojos
SILVIA: Ya sé que tú no piensas en esto, pero estoy perdidamente enamorada de ti, te quiero con locura, estar contigo es ponerme a cien y eso no me ha pasado con nadie, me gustaría vivir contigo y te juro que pondré todo de mi parte para hacerte feliz.
En una semana era la segunda mujer que se me declaraba y yo tan “apollardao” como siempre no lo había anticipado, no me había puesto a pensar que mantener una relación más o menos estable con ellas saliendo cada semana varios días podía llegar a este punto, yo siempre lo vi desde el punto de vista de “follamigas” y no es que fuera un cabrón insensible, simplemente después de separarme de Isabel no me planteé jamás volver a unirme en pareja, les tenía mucho cariño pero me gustaba hacer y deshacer mi vida como quería, lo único que mi poca empatía con ellas no me dejó ver la realidad, que se estaban enamorando.
Le cogí una mano con cariño llevándola al cuarto de baño, me desnudé y le quité la ropa a ella despacio metiéndonos en la ducha sin decir nada, nos abrazamos y me quedé en silencio.
Cuando salimos de la ducha, se puso a reír.
SILVIA: Si no vas a buscarme la bolsa al coche tendré de pasar estos días en pelotas.
Reí con ella, me vestí y fui a buscarle la bolsa sabiendo que ella había intentado romper el hielo para que aquel fin de semana no fuera un drama, eso hizo que lo pasáramos muy bien y con mucho sexo, un poco a lo bestia como nos gustaba tenerlo. Cuando la dejé en su casa el lunes por la mañana me acarició la cara mirándome a los ojos, me dio un beso cariñoso y dulce, pasándome por la cabeza lo que me había dicho justo al llegar a mi casa hacía dos días.
Y como las cosas vienen como vienen esa semana me llamó Sandra para preguntarme si podía pasar una semana en casa, evidentemente le dije que no había ningún problema o eso pensaba el gilipollas de mí.