Cambio de Vida 1

Revisión y fusión de varios relatos publicados hace tiempo para continuar la serie. Espiral incestuosa que empiezan dos hermanos y poco a poco arrastrará a toda la familia.

Me llamo Xavi tengo 36 años y hoy hace dos que mi mujer fue a vivir con un informático gordito con aspecto inofensivo. El muy mosquita muerta vino a casa a reparar el portátil y se la tiro ahí mismo, en mi casa , en la mesa de mi ordenador y con mi perro mirando. Cuando mi mujer me dejó no pude afrontar solo el pago del alquiler, así que le propuse a mi hermana Lourdes que se viniera a vivir conmigo.

Ella vivía sola y le costaba mucho llegar a fin de mes, así que aceptó y en unos días la tenía instalada en casa. La verdad es que era maravilloso volver a vivir con alguien, además ella siempre había sido un terremoto no paraba de hablar, de poner música, de hacer ruido. Era fantástico sentir vida en casa otra vez, definitivamente era la distracción que necesitaba. Ella a sus 32 años de entonces no había tenido una vida fácil. Había estado liada con un hombre casado desde muy jovencita. El individuo era conserje de unos edificios de oficinas y hacia un año que había dejado tirada a su mujer y a mi hermana por una administrativa rubita muy mona.

Nuestra vida empezó a encauzarse y se hacía muy amena. Yo la recogía en mi moto a la salida de su trabajo, hacíamos la cena, veíamos series y a dormir.

Los fines de semana siempre venían amigos a casa o íbamos nosotros a la suya. Nos comportábamos como una pareja normal, pero sin discusiones ni enfados. Era perfecto.

Fueron pasando los meses y un buen día viendo una película, una escena de sexo dio pie a que surgiera una conversación que iba a cambiar nuestras vidas.

  • Xavi, puedo hacerte una pregunta personal?

  • Claro, dime. Le contesté extrañado y apenado por perderme la mamada que estaban poniendo en la tele.

  • ¿Cuánto hace que no tienes relaciones? Yo al escuchar aquello me quedé pálido. Realmente era un tema que me preocupaba pues desde que mi mujer me había dejado plantado me había tenido que conformar con mis pajas (que no eran pocas).

  • Pues mira, contesté yo, cuando la Luchi me dejó ya llevábamos un par de meses sin nada, así que si los sumas a los cuatro que llevo separado hacen medio añito. Nada menos.

  • Yo estoy casi igual, mañana hace cinco meses de mi último casquete y por encima no fue gran cosa.

Me resultaba extraño hablar con mi hermana de estos temas, pero la verdad es que necesitaba desahogarme, y saber que ella estaba en mí misma situación hacía que estuviera seguro de que me comprendía y de que se hacía cargo de la gravedad del problema.

Estuvimos dándole vueltas al tema y llegamos a la conclusión de que teníamos que ayudarnos. Ninguno de los dos quería empezar una relación, simplemente queríamos sexo. Tal como nos habíamos organizado la vida no podría surgir nada. Solo salíamos al cine, a casa de algunos amigos o a cenar alguna noche. Si a eso le sumas la de ir siempre juntos, estábamos destinados a fracasar.

Por otro lado, los dos nos cuidábamos mucho, teníamos buen tipo y a mi hermana le encantaba vestir sexy resaltando sus formas que, aun siendo mi hermana les diré que pueden quitarle el hipo a cualquiera, con lo que no tendría por qué ser difícil que triunfáramos alguna noche.

Tomamos la decisión de salir ese sábado a quemar Barcelona, como cuando teníamos veinte años.

A eso de las 10 de la noche yo ya estaba vestido para la faena, me había puesto la ropa más juvenil que encontré, me enfundé una camiseta blanca ajustada que resaltaba mi bronceado y unos pantalones de bolsillos ajustados metidos por dentro de unas botas altas tipo militar. Bajé a esperar a Lourdes a la calle mientras me fumaba un cigarrillo, me sentía atractivo, joven y también muy nervioso. Hacía años que no notaba algo como eso, como cuando esperas a tu chica a la todavía no te has tirado y no sabes si hoy será el gran día.

Cuando ella salió por el portal me quedé de piedra, llevaba una camiseta de tirantes muy ajustada que hacía que sus pezones se notaran con absoluta precisión y un pantalón blanco de lycra que dibujaba su pequeño tanga de hilo delante y lo hacía desaparecer en medio de sus culos, y digo culos porque tratarlo en singular sería un desprecio.

Se río un poco de mi aspecto y me preguntó que si pretendía ligar con chicos o con chicas. Su comentario no me hizo gracia y ella lo notó y rectificó diciéndome que si no fuera su hermano me comería allí mismo.

Nos fuimos a cenar a una terraza al Besós y después al puerto de copas, donde decidimos separarnos, pero no perdernos de vista.

Me acerqué a pedir una copa a la barra y me quedé allí posando esperando que un rebaño de chicas hambrientas viniera a suplicarme piedad y un poco de sexo. Cuando llevaba 5 copas sin moverme de mi barra y lo único que había conseguido era que un rebaño de japonesitas me pidiera que les hiciera una foto, empecé a pensar que ese tipo de cosas solo pasaban en las películas X del canal satélite pirateado que tanto me ayudaban en mis tareas onanísticas.

Eché un vistazo a mi hermana y allí estaba preciosa y superentretenida con una manada de mormones que no paraban de hablar mezclando el inglés de Olot con el catalán de Ohio.

La noche se resumió en un dineral en copas, un curso de fotografía y encuentro en la tercera fase de mi hermana. La guinda la puso la guardia urbana de vuelta a casa cuando me pusieron el alcoholímetro en los morros y me dijeron que iba a circular en metro una temporada.

En fin, cuando íbamos juntos parecíamos una pareja y separados estábamos demasiado solos para atraer a alguien.

Pasamos un par de semanas sin sacar el tema hasta que una noche sucedió algo.

Mi hermana estaba con su portátil y yo estaba viendo cómo se insultaban unos tarados en la tele.

Ella se acercó con una hoja en la mano, apagó la tele y se sentó a mi lado. Yo estaba alucinado, sus ojos estaban brillantes y muy abiertos y su sonrisa picarona me terminó de desconcertar.

  • He estado navegando y he encontrado una web de parejas liberales,

  • Y?…

  • Que he visto cómo funcionan los locales de intercambio, hizo otra pausa como queriendo que yo comprendiera sus intenciones, pero mi cara de atontado le hizo continuar, y he pensado que si todo el mundo cree que somos pareja cuando salimos, quizás lo que necesitemos sea un intercambio de parejas.

Realmente mi hermanita había dado en el clavo. Me pareció algo descabellado a primera vista, pero por más vueltas que le di no encontré nada perjudicial ni dañino ni inmoral, nada que me hiciera creer que lo que ella proponía iba a perjudicar a alguien, aunque tuviéramos que valernos de un engaño para llevarlo a cabo.

Después de pensarlo en silencio, tomé la hoja donde ella había seleccionado unos cuantos locales de la ciudad y le dije: -¿A cuál vamos? Ella me abrazó y me dio un besazo en los labios que me dejó helado, pero riéndose me dijo –Tendremos que parecer una pareja de verdad, así que vete acostumbrando.

Por fin llegó el viernes, la recogí en su trabajo y nos fuimos en metro a casa (los urbanos aún tenían mi carné) a prepararnos. En la ducha me rasuré el vello púbico como los actores de mis películas favoritas y después me vestí normalmente, no me interesaba dar un aspecto joven ni informal, así que me decidí por una camisa blanca y un pantalón de pinzas negro.

Ella tardó bastante en arreglarse y salió de su habitación con una blusa transparente negra con una chaqueta roja por encima y una falda de tablillas a juego que le llegaba a medio muslo.

Pedimos un taxi y de camino al centro me comentó que no se había puesto ropa interior y yo le confesé que me había rasurado. Aquella situación estaba empezando a afectarme, mi pene ya había reaccionado y cuando se inclinó a coger el bolso para pagar el taxi no pude evitar fijarme en sus pechos totalmente a la vista bajo su blusa de rejilla.

Salí del taxi y me quedé sujetando la puerta mientras ella se deslizaba por el asiento para salir, no sé si fue un descuido o estaba jugando conmigo, pero cuando iba salir del coche abrió las piernas ofreciéndome un gran primer plano de su vulva completamente afeitada.

Me cogió el brazo y empezamos a caminar hacia la puerta del local, yo iba con el mástil erguido debido al espectáculo del coñito de mi hermana y no se me ocurrió otra cosa que mencionarle que había hecho un gran trabajo con la maquinilla.

Ella sonrió y girándose hacia mí me beso en los labios, dejando esta vez que nuestras lenguas se tocaran. Si mi mástil ya iba erguido ahora estaba a punto de reventar.

Por fin llegamos a la puerta, el portero nos hizo pasar y un camarero nos recibió haciendo de anfitrión y explicándonos las normas de la casa.

Había varios ambientes, saunas, discoteca, reservados y por fin una cafetería-bar con mesas redondas de cuatro plazas. Nos pareció bien a los dos sentarnos en una que estaba vacía para tomar una copa y observar tranquilamente. Era como estar en otro planeta, en la mesa de enfrente estaban jugando un strip-poker, al lado dos tías se comían las tetas mientras sus parejas se la meneaban mutuamente .

A pesar de esa primera impresión nos sentíamos cómodos en ese ambiente, no sabía cómo colocar la polla para que no me doliera y al bajar la segunda copa me la saqué allí mismo.

Mi hermana que, por sus continuos cambios de postura y movimientos de piernas, debía de estar muy caliente, no me sacaba los ojos de la polla. Eso me encantó y me valía como venganza por lo del taxi. Mientras conversábamos me la empecé a menear y ella cortó la conversación y me dijo que le encantaría ver cómo me corría. Eso hizo que mi excitación subiera y en unos segundos estaba chorreando el mantel ante la atenta mirada de Lourdes que era incapaz de ocultar su estado y abriendo las piernas se subió la falda y comenzó a acariciarse el clítoris.

En esas estábamos cuando se nos acerca una pareja y nos piden permiso para sentarse con nosotros. Yo por pudor innato me la guardo y trato de ocultar la evidente mancha de semen en el mantel, mi hermana se cubre con la falda, pero deja su mano debajo. Ellos permanecieron de pie sonrientes esperando a que les invitáramos a ocupar las dos sillas libres.

Por fin levanté la cabeza y vi a una pareja de unos cuarenta años, muy bien vestidos y con aspecto saludable, a los que automáticamente invité a que se unieran a nosotros. Pidieron unas copas y empezamos a charlar. Él se llamaba Carlos y ella Marta tenían 43 y 40 años, eran de Coruña y estaban de paso, solo se quedarían esta noche. Carlos era alto y fuerte, piel morena, pelo oscuro con alguna cana y ojos negros, vestía un traje sin corbata y Marta era alta también pero muy delgada, piel blanca, pelo castaño y unos inolvidables ojos verdes.

Marta llevaba un vestido de lycra corto azul celeste que no dejaba dudas de la ausencia de sujetador y revelaba una cuidada figura y sobre todo unos apetecibles, aunque pequeños pechos. Sus piernas que gracias a que se sentó un poco apartada de la mesa, podía contemplar desde su nacimiento eran largas y delgadas y la ausencia de medias le permitía lucir un bonito bronceado y dar un aspecto apetecible de suavidad y calor.

Mi pene que tiene vida propia no respeta treguas y volvió a reaccionar esta vez motivado por la visón de que bajo la falda de Lourdes no hay una mano sinó dos. Marta había tenido un arrebato de curiosidad por los movimientos de mi hermanita bajo su falda y había decidido comprobar lo que pasaba. Lourdes reaccionó subiéndose nuevamente la falda y ofreciéndonos la visión de la mano de Marta acariciando sin tapujos su coñito.

Marta halagó el afeitado de Lourdes e invitó a su marido a comprobar lo suave que le había quedado. Carlos estiró su mano derecha hacia la vulva de mi hermana y poniendo cara de satisfacción empezó a masturbarla.

Yo noté una mano abriéndose camino por el hueco de mi bragueta y con dificultad, pero demostrando mucha práctica Marta extrajo mi verga que aún tenía fluidos de mi anterior corrida y ya estaba de nuevo con el glande húmedo.

Empezó un lento masaje arriba y abajo, parándose de vez en cuando para acariciar los huevos que también habían salido de su escondite para refrigerar y no perderse detalle. Marta de nuevo sacó el tema del afeitado y mientras su marido ocupaba sus manos con mi hermana que ya se había quitado su chaqueta para permitir un fácil acceso a sus tetas, ella le comentó que se lo iba a afeitar totalmente, que le gustaba el tacto sin ningún pelo. Su marido asentía mientras le comía las tetas a Lourdes a través de la blusa de rejilla.

Yo me ofrecí a Marta para aconsejarle el tipo de rasurado que le favorecería más y ella me soltó

la polla, se incorporó un poco para subirse el vestido hasta la cintura y volviéndose a sentar con las piernas abiertas me ofreció el espectáculo de su apetecible coño afeitado y decorado con una pequeña y estrecha tira de pelo castaño en su monte de venus. Ella retomó sus masajes y yo la acompañé frotando e introduciendo un dedo de vez en cuando en su vagina. Mi mano chocó con la mano de mi hermana que también estaba explorando el coñito de Marta mientras su marido estaba en el suelo comiéndole el clítoris.

Mi hermana jadeaba y temblaba de placer, yo estaba feliz de verla así. Me levanté y acerqué mi polla a la cara de Marta que de inmediato se la introdujo en la boca y empezó a jugar con la lengua en mi glande obligándome a gritar de placer, ella a su vez estaba siendo follada por los dedos de mi hermana y gemía nasalmente con mi falo en su garganta. No pude aguantar mucho más y sin pensarlo procedí a descargar mi hombría en aquella boca, debajo de aquellos ojazos verdes que me volvían loco. Cuando Marta rebosaba mi semen por sus labios se acercó a mi hermana y fundieron sus bocas con una pasión tal que mi hermana se corrió instantáneamente en la boca de Carlos.

Mientras ellas seguían jugando con sus lenguas me senté en el suelo y hundí mi cara en el sexo de Marta introduciendo mi lengua por todos los orificios que me encontré, ella se retorcía y cerraba las piernas rodeando mi cabeza y apretándola.

Por el rabillo del ojo pude ver a Carlos corriéndose en la cara de mi hermana, esforzándose ella por recoger la mayor cantidad posible de fluido con su lengua.

Yo seguía concentrado en Marta que ya se había corrido en mi boca y estaba a punto de hacerlo por segunda vez con mi lengua entrando y saliendo de su ano cuando ocurrió algo que me desconcertó, me estaban mamando la polla. Solo había dos posibilidades y cualquiera de las dos me turbaba. Si era Carlos el que me la estaba comiendo todos mis principios heterosexuales se iban al carajo pues me estaba dando un placer terrible, pero si no era él solo podía ser mi hermana. No me atreví a mirar, el morbo de la situación me estaba colocando al borde de un desmayo y a su vez se lo estaba transmitiendo a Marta que enlazaba un orgasmo tras otro en mi boca hasta el punto que se estaba orinando en mi cara, en mi boca, en mi pelo y yo seguía lamiendo absorto en una realidad y un estado mental desconocido para mí hasta la fecha.

No me hizo falta mirar para saber quién me la estaba mamando, noté como mi hermana frotaba sus pechos sin ropa contra mi pene y comenzaba a pajearme con sus tetas.

Me incorporé y lo vi, se había despojado de su blusa y tenía la falda enrollada en la cintura, estaba a cuatro patas y Carlos se la estaba follando con fuerza mientras ella volvía a introducirse mi polla en la boca.

Mientras Marta se levantaba para quitarse el vestido, agarraba la mesa para tenerse en pie pues sus piernas temblaban, me dediqué a acariciar las tetas de mi hermana que seguía mamándomela con furia.

Marta se recostó en la mesa boca arriba dejando su culo al borde.

Lo entendí enseguida, me incorporé, tuve que hacer fuerza para que mi hermana me soltara el cipote, y apoyando las piernas de Marta en mis hombros se la metí hasta el fondo y la saqué y otra embestida y así hasta que empezó a gritar de placer, momento en el cual se la introduje en su ano que aún goteaba saliva, empezó a estremecerse, no sé si de placer de dolor o de ambas cosas. De vez en cuando soltaba pequeños chorros de orina que golpeaban mi vientre y provocaban que se acercara el momento de correrme.

Mi hermana se subió a la mesa, boca arriba también pero justo en sentido contrario a Marta, de forma que su cabeza quedó a la altura de mi polla y Carlos enfrente introducía su cipote, más grande y ancho que el mío, hasta el fondo del culo de mi hermana.

Esta visión me superó y sacando la polla del ano de Marta se la introduje a mi hermana en la boca y descargué nuestro común material genético en su garganta. Carlos casi al mismo tiempo se corría entre convulsiones dentro de su culo y la cara de mi hermana mostraba una gran felicidad que provocó en mi un sentimiento de ternura hacia ella.

En el local nos proporcionaron toallas y nos dirigimos a las duchas, curiosamente no eran mixtas. Nos arreglamos la ropa pagamos las consumiciones y nos dirigimos a casa en silencio, pero sonrientes.

Me desnudé y me metí en cama, estaba rendido, cuando iba a apagar la luz aparece Lourdes desnuda y se mete en mi cama. Otra vez me quedo helado, nunca dejará de sorprenderme.

  • A partir de hoy esta será mi cama también. He disfrutado muchísimo esta noche y quiero que se repita, pero sin mentiras, quiero que vayamos a locales de parejas, pero como pareja. Hoy has perdido a tu hermana, mañana cuando te levantes habrás dormido con tu pareja. Después de escuchar eso no pude hacer más que darle un tierno beso en los labios y dormirme feliz.

Después de aquella noche en el club de intercambio nuestras vidas cambiaron radicalmente, pasamos de no tener sexo a una plenitud absoluta. Éramos todo lo felices que ni ella ni yo habíamos sido nunca.

Después de aquella noche en la que Marta en el club se meo mientras le follaba el culo me quedé muy sorprendido de lo que me excitó, hasta entonces nunca había sentido ninguna atracción por esos temas, pero desde ese día para mis pajas suelo buscar videos de chicas meando o lluvia dorada…la verdad es que, aunque con mi hermana no tengo tabúes y hay total confianza a todos los niveles, no me he atrevido a decírselo.

Una tarde me estaba haciendo una paja viendo porno en internet, una paja tranquila de las que disfrutas con tiempo, tenía toda la casa para mí hasta la noche que llegara mi hermanita.

Ella salió antes de trabajar y me pilló con las manos en la masa, no era la primera vez y la verdad es que su reacción siempre era la misma, se reía, me llamaba cerdo enfermo, bromeaba preguntándome si estaba viendo videos de incesto de esos de hermanos… y se sentaba a mi lado y me pedía que hiciese como si no estuviese allí, le ponía ver cómo me pajeaba.

Era verano y llevaba un vestido suelto de esos ibicencos, antes de sentarse a mi lado, se quitó las bragas y las puso encima de la mesa, al lado del teclado. Eran blancas con un lacito azul.

Las cogí y las olí, olían mucho y estaban húmedas, llevaba todo el día con ellas puestas. A ella le excitó que lo hiciera, se mordió el labio cuando vio que las olía y susurrando me pidió que las chupara.

Sin dudarlo lo hice, las lamí muy despacito, recreándome y saboreando la zona donde más húmedas estaban. Era un sabor ácido y salado, muy excitante, mi polla palpitaba

Estaba sentada como los indios y con una mano empezó a acariciarse los muslos por debajo del vestido. Reparó en ese momento en el video que estaba viendo, una chica meaba en la cara de su chico mientras este no dejaba de lamerle el coño…yo temí que no le gustara y me cortara el rollo, por un momento pensé que así era.

Me preguntó si me ponía ver eso, pero la pregunta la hizo sin dejar de acariciarse por debajo del vestido. Ya sin miedo le respondí que mucho y volví a lamer sus bragas tratando de saborear sus fluidos todo lo que pudiera.

Me las quitó de las manos, se levantó y se fue. No tardó ni cinco minutos en volver, venía colorada y con una sonrisa de traviesa que conozco de sobra. Venía con las bragas en la mano, se sienta de nuevo a mi lado y me dijo:

-          Acabo de tener un accidente con las braguitas, fui a hacer pis y me olvidé de bajármelas, me he meado en ellas…están empapadas, las echaré a lavar porque ahora no querrás seguir jugando con ellas, ¿o si hermanito?

Ni le contesté, las cogí y me las acerqué a la boca, estaban calientes y empapadas. Olían dulce, las lamí y ella me agarró la polla mientras lo hacía, muy suave, sabía que estaba a punto de correrme, ella también lo notaba en su respiración. Tenía el vestido por la cintura, alargué la mano libre y busqué su coñito, me encontré con su mano que ya tenía dos dedos dentro de la vagina y se retorcía

-          Eres un cerdo me susurraba, estás lamiendo mis bragas meadas

Suelta la mano de mi polla y la lleva a las bragas, las empuja dentro de mi boca apretándolas, noto su pis en mi boca, me va a estallar la cabeza de excitado que estoy, las muerdo, quiero más.

Me las saca de la boca y acerca sus labios, me besa tímidamente como con miedo y poco a poco su lengua va profundizando más hasta que se desata y me besa con pasión, devorando mi boca. Para de golpe

-          Te sabe la boca a pis, es asqueroso me dice.

Con las bragas aún empapadas en la mano me las vuelve a meter en la boca apretándolas todo lo que puede, ahora si noto el sabor de la orina, el olor me invade la boca y la nariz ya continuación suelta las bragas y me besa lamiendo y mordiendo mi boca y mis labios, noto como tiembla, está a punto de correrse, coge mi polla y me masturba con fuerza, al mismo tiempo que lo hace ella, mientras nuestras bocas siguen saboreando su pis.

Ella se corre como una bestia, me muerde mientras lo hace y yo empiezo a gemir, siento que me viene, pero es muy largo, me falta el aire, ella se agacha y la mete en su boquita.

Mi semen rebosaba por la comisura de sus labios, no me lo pienso, nunca lo había hecho, pero hoy era el día, le tomo la cara con las dos manos y nos fundimos en un beso con su boca llena de semen y la mía con su pis.

-          Hermanito esto es asqueroso, vamos a ducharnos pero ya y con lejía!! Bromeó.

La verdad es que tenía razón, lo que hace unos segundos era absolutamente excitante y maravilloso, después de correrte es muy guarro pero una buena ducha y todo en su sitio.

Me quedé encantado de haberlo probado, no hizo falta hablar de ello, sabía que no volvería a repetirse, pero había valido la pena, sabía que me iba a hacer mil pajas recordando a mi hermana metiendo sus bragas recién meadas en mi boca.

El sábado por la mañana después de desayunar nos íbamos a dar un paseo y comer por ahí para disfrutar el día libre. Cuando la estaba esperando para salir de casa me llama desde el baño.

-          Que pasa cansina? Cuando salgamos de casa ya será lunes, mira que eres lenta.

-          Ven un segundo porfa y no rebuznes.

Cuando entro al baño me la encuentro con su faldita azul con vuelo que tanto me pone remangada por la cintura y agachada encima del inodoro. Me pone esos ojitos de perra salida y empieza a hacer pis sin apartar su mirada de la mía.

No me lo esperaba y se me secó la garganta, mi polla reaccionó inmediatamente y ella sonriendo acaba, sacude un poco las caderas y me mira con cara de niña buena pidiéndome:

-          No hay papel, ¿me ayudas a limpiarme?

Ni me lo pienso, me arrodillo y acerco la boca a su coñito lamiendo y absorbiendo cada gota y limpiando con mi lengua a conciencia su coñito. Cuando me recreo en su clítoris me aparta la cabeza.

-          Déjalo que hoy quiero que pasemos el día muy cerdos y si nos corremos se nos baja. ¿Ya está limpito no? pues vámonos.

Me besó saboreando mi boca mientras se colocaba la falda.

-          Y tus bragas?

-          Mejor no llevo no sea que las mee como el otro día y me guiñó un ojo

La abracé y le dije un te quiero que me salió del alma, sin duda el día prometía…

La situación me estaba superando, mi hermana no dejaba de sorprenderme.

Ella había salido alguna vez sin braguitas, pero para ir al local de swinger. Hoy iba con una faldita muy ligera con vuelo que le llegaba cuatro dedos por debajo del culo. No era escandalosamente corta pero siempre que se la ponía sin querer acababa viéndole la ropa interior, así que hoy o tenía muchísimo cuidado o alguien se iba llevar el premio de ver su coñito que por otro lado es un pecado taparlo.

Por encima nuestro plan es tomar unas cañas por el barrio, comer unas tapas en alguna terraza y dar un paseo por la zona comercial a ver si por fin encuentra un vestido para llevar a la boda de nuestro primo el mes que viene. Así que me toca pasear al lado de mi hermanita a la que acabo de comer el coñito después de hacer pis, sin bragas y caliente como una antorcha…vaya plan, me duelen los testículos solo de pensarlo.

Salimos de casa y enfilamos la rambla, ella camina a mi lado como siempre, pero está radiante, feliz, con esa sonrisa de pícara que me pone cardíaco. Corre una brisa muy agradable y ella tiene que agarrar la falda para que no vuele, lejos de incomodarla la noto divertida.

-          Sabes? Me pone cachondísima ir así por el barrio, me siento desnuda en medio de la gente. El vientecillo este me está acariciando el coñito y es una sensación increíble. Lo tenemos que hacer más veces.

Yo no puedo ni responder, le sonrío y disimuladamente bajo la mano que tengo en su cintura y le acaricio el culo por encima de la falda. Sentir sus nalgas duras desnudas debajo de esa tela me está mareando.

Nos paramos a tomar la primera caña en una terraza, ella se sienta y yo entro a por tabaco y de paso le pido al camarero que nos sirva. Cuando estoy saliendo del bar hacia la terraza me encuentro con Lourdes sentada justo de frente a la puerta, tiene las piernas cruzadas, pero cuando me ve venir me pone de nuevo la mirada de esta mañana en el baño y hace un sutil movimiento que me permite ver su coñito sin un solo pelo y brillante.

Me muero de ganas por comérmelo, se me cae la cajetilla de tabaco y ella se ríe de mí.

¡¡Como está disfrutando haciéndome sufrir!! Mientras enciendo un pitillo llega el camarero con las cañas y unas aceitunas. Necesito esa caña, pero ya. Dos tragos después me relajo y mientras charlamos tranquilamente como una aceituna. La verdad es que estaba un poco insípida, muy floja.

-          Vaya mierda de aceitunas nos puso, están muy flojas.

Mi mente sucia empezó a trabajar y se me ocurre que, si con sabor a anchoa están buenas, con sabor a coño tienen que estar deliciosas.

-          Estás mojada? Le pregunto.

-          Bufff voy chorreando…

-          Podías solucionar lo de las aceitunas entonces, yo creo que les falta salsa jejeje.

Se rio y poniéndose muy roja me dijo:

-          Pero aquí no puedo, joder como me pone que me pidas guarradas, pero aquí es una locura, está la terraza casi llena.

Es cierto que al principio estábamos solos, pero ahora solo quedaba una mesa libre y hacer cualquier travesura allí era descabellado. Me sorprendieron las ganas que tenía de hacerlo, lo que le calentaba enfrentarse a ese desafío. Sin decirme nada más coge 5 aceitunas en la mano, la cierra y disimuladamente se levanta y entra en el bar.

Me imagino lo que va a hacer y tengo que encender otro pitillo, no sé cómo sentarme para que no se note el bulto del pantalón. Cuando sale por fin se sienta apartando la falda, con el culo directamente en la silla.

-          Tengo que apartar la falda que estoy empapada y la voy a manchar, además me encanta sentir la silla así sin nada…Bufff creo que si me muevo un poco podría correrme.

-          De correrte nada que esto se está poniendo interesante. ¿Y las aceitunas?

-          Jejeje ¿tienes hambre?

-          Siii mucha.

Alargando la mano me ofrece cuatro aceitunas, cojo una y la pruebo. No sabría decir a que sabía, pero el morbo de comerla sabiendo que se la había restregado por el coño era brutal. La segunda la metí en la boca y la chupé un buen rato. Ella se comió las otras dos mirándome sin pestañear y jugando con su lengua.

-          Queda una –me dice ella-

Me imagino donde está y se me ponen los pelos de punta. Hace un movimiento como de rascarse y colocarse la falda y disimuladamente mete la mano entre sus muslos mientras habla y sin dejar de mirarme.

-          Esta es especial, está calentita y jugosa –me susurra mientras me la pone en la mano-

Lo de la aceituna me pone malo, pero lo verla con el culito desnudo pegado a la silla y cachonda perdida me supera, estoy en el limbo.

Con la aceituna en la boca voy a pagar y seguimos nuestro paseo, la abrazo fraternalmente y pongo la mano en la cadera, justo donde en condiciones normales notaría el elástico de la braguita y solo noto piel, una fina tela y su desnudez.

-          Te gusta que vaya así casi desnudita no?

-          Me encanta, es muy morboso. Me tienes loco cariño.

-          Bufff pues yo lo estoy disfrutando muchísimo…que sensación de libertad, crees que esta blusa transparentará demasiado si me saco el suje?

Llevaba una blusa de tela blanca con bordados tipo ibicenca en la que se notaba perfectamente su sujetador, por detrás y por los laterales, sobre todo, pero la zona de los pechos el bordado era como más denso haciéndola más opaca.

-          No creo que quede escandalosa, se notará que no llevas, pero no enseñarás nada que no quieras.

-          Ahora mismo quiero enseñar todo jajajaa me siento putísima.

Llegamos a una vinatería que frecuentábamos y nos acercamos a la barra, se acercaba la hora de comer y estaba bastante concurrida. Mientras pido un par de albariños se va al baño, no me lo puedo creer, lo ha hecho. Cuando la veo acercarse sus tetas se mueven libres y sus pezones se marcan en la blusa amenazando con romperla

-          Hace frío en el baño?

Le pregunto mientras disimuladamente le rozo un pezón por encima de la blusa. Ella da un respingo y casi un gemido. Está muy caliente, nunca la había visto tan excitada.

-          De frio nada, de hecho, he tenido que quitarme el suje porque me quemaba la piel.

-          Así estás perfecta, me muero de ganas por comerte enterita.

Brindamos y apuramos el trago, los dos necesitamos refrigerar un poco. De nada valió, así como estábamos de pie en la esquina de la barra me las apañé para disimuladamente meter mi mano debajo de la faldita y alcanzar su coño.

Estaba empapada y ardiendo, su cara era un poema, allí delante de todo el bar, estaba ella con una blusa y una faldita y su hermano le estaba metiendo un dedo en el coño. Su cuerpo lo tapaba con el mío, yo le daba la espalda al resto del bar, pero su cara era perfectamente visible.

No sabía qué hacer para disimular, se mordía un dedo, resoplaba. Su mirada me decía para, pero su coño me apretaba y me quemaba el dedo. Lo dejé quieto y ella con pequeños movimientos lo follaba, así de pie en la esquina del bar, con la copa de vino en la mano, acompañada de su hermanito, estaba a punto de correrse y lo imposible se convirtió en inevitable. Empezó a temblar y yo la abracé para taparla, ella hundió su cara en mi pecho y me mordió al mismo tiempo que me agarró la polla por encima del pantalón y terminó el mejor orgasmo, según me dijo después, que había tenido hasta entonces.

Se fue al baño a recomponerse, y tomamos otro vino que nos supo a gloria.

Un poco alegres por el vino y muy excitados por lo que acabábamos de hacer nos vamos a tomar unas tapas.

Pensamos en ir a una tapería nueva que le recomendaron, pero entonces se me ocurre que mejor vayamos a alguno al que no volvamos a ir nunca. Cogemos el metro para alejarnos de nuestro barrio.

Ella entró primero en el vagón y se apoyó en las barras horizontales que hay en los laterales de la entrada al vagón para viajar de pie apoyando el culo, yo me situé justo enfrente apoyado en las barras también. Había sitio a su lado, pero quería disfrutar de observarla como lo hacían los demás, como lo haría con una desconocida.

Ella puso cara de extrañada cuando vio que no me situaba a su lado, pero enseguida entendió mis intenciones. Sacó el móvil del bolso, yo pensé que era para disimular, pero enseguida me llegó un WhatsApp

-          Me vas a volver loca si me sigues mirando así, me acabo de correr y estoy cachonda perdida otra vez

-          Ya lo sé, tus pezones no mienten. Tócatelos

Se llevó una mano al brazo contario como si le picara y cuando la retiró la pasó por el pecho izquierdo acariciándose el pezón.

-          Dios que morbazo. Necesito que me folles.

-          Yo también lo necesito, me va a estallar la polla, mira –separando la camisa que llevaba por fuera le dejé ver el bulto que llevaba en el pantalón.

-          La quiero en mi boca, quiero toda esa leche, fóllame por donde quieras, pero termina en mi boca.

-          Bufff sabes que me encanta.

-          Tengo muchas ganas de hacer pis, estoy apretando los muslos, al no llevar nada me siento muy desnuda y cada vez me pongo más cachonda. Me viene a la cabeza lo de esta mañana en el baño, me encantó que me limpiaras. Es una cerdada, pero me pone a mil.

-          Si no hubiese nadie en el vagón me encantaría que te mearas aquí mismo, te limpiaría el coñito encantado.

-          Mearme no, pero mira mi pierna.

No me lo puedo creer…una gota estaba resbalando por el interior de su muslo izquierdo hacia la rodilla…sonriendo se pasa la mano por el muslo disimuladamente para secarla

-          Se me ha escapado una gotita y como no hay salva slip ni bragas jejej.

Mirándome se llevó a la boca el dedo de la mano con la que se acaba de secar la pierna. Tengo que cambiar la mirada al suelo, esto es demasiado. Afortunadamente llegamos a nuestra estación.

Plaza Cataluña, es el mejor sitio para perderte en medio de guiris y convertirte en anónimo, eres un bulto más. La abrazo al salir del vagón y nos fundimos en un beso apasionado, la follaría allí mismo, noto sus pezones clavados en mi pecho, sus caderas se pegan a las mías rozando mi bulto contra su coño desnudo bajo esa fina tela. Mi mano busca su culo bajo la falda y lo aprieta…tenemos que parar que se nos va de las manos, estamos dando un espectáculo que, por otro lado, aunque nos pusiéramos a follar allí mismo lo único que ocurriría es que una manada de guiris nos grabasen y puede que hasta nos echasen alguna moneda.

Subiendo Rambla Cataluña encontramos un local nuevo muy bonito, de estos de diseño todo en blanco con mesas altas y taburetes como de barra en lugar de sillas. El nombre me pareció muy original también Ibero54. Tenían una carta muy atractiva basada en productos ibéricos.

La última mesa estaba libre, yo me siento de espaldas a la pared y ella enfrente dando la espalda al resto del establecimiento. Se sentó directamente en el taburete, separando la falda.

Enseguida nos vinieron a tomar nota y después de pedir unas tostas y unas cañas nos vamos al servicio.

Tenían una puerta que daba al pasillo de los lavabos y en este las tres puertas de chicos, chicas y minusválidos. La intimidad que proporcionaba que desde el restaurante no se viera en que baño entrabas me animo a abrir la puerta del de minusválidos y empujarla sin preguntar adentro. Cerré el pestillo y antes de que reaccionara le di la vuelta, la incliné contra el lavabo y subiéndole la falda le introduje la polla de una estocada. Actuaba como un animal por instinto, estaba fuera de mí, ni la escuchaba ni la veía solo la follaba desesperadamente. Llevaba demasiado tiempo empalmado y aguantándome las ganas.

No sé el tiempo que pasó follando, parecían horas, pero seguramente un par de minutos, de los cuales llevaba uno y medio aguantando las ganas de correrme. Ella se mordía una mano para no gritar, con la otra se sujetaba al lavabo para no caerse, sus tetas se balanceaban colgando al ritmo de mis embestidas.

-          Quiero romperte el culo.

-          Siii joder que grande está, atraviésame por favor.

La saco y así con lo mojada pongo la punta en su culito y la dejo quieta, es ella la que haciendo fuerza hacia atrás la va introduciendo poco a poco hasta que mis huevos tocan sus nalgas

Se remanga la falda del todo y con el pie empuja la papelera que estaba debajo del lavabo y la sitúa entre sus piernas.

-          Lo siento, pero no puedo más, me meo.

Empiezo a moverme y ella ya no puede reprimirse más y gime, nunca la he visto tan salida, se mea, mientras se toca el clítoris y le follo el culo. Una catarata de orina cae en la papelera, eso me supera y apurando el ritmo me corro como un animal intentando atravesarla con mi polla.

Nos quedamos quietos intentando recuperar la consciencia de nuestra locura. Nos da un ataque de risa, estamos como cabras. A ver como salimos de esta, realmente no hemos estado mucho tiempo, no creo que más de cinco minutos así que si nos damos prisa en recomponernos aún podemos salir de esta dignamente.

Mi hermana se sienta en la taza a limpiarse, terminar de hacer pis y expulsar mi leche de su culo

-          Solo se te ocurre a ti correrte en mi culo cuando voy sin bragas…yo te mato jajja

-          Lo siento, pero no me llegaba la sangre al cerebro. Y no te vi a ti mucha intención de pararme tampoco.

-          Anda sal ya y espérame en la mesa.

Cuando llego a la mesa venía el camarero con la bebida, seguramente habréis tardado más en leerlo que nosotros en hacerlo. Al rato llega ella, como si nada, radiante y feliz.

-          Acabo de tener el mejor orgasmo que recuerdo y creo que es la segunda vez que digo esto hoy.

-          Y por lo que veo sigues sin sujetador, ¿por qué no te lo has puesto?

-          Porque sé que te pone verme así y el día no ha acabado. Además, lo de hoy es todo un descubrimiento, a partir de ahora solo usaré ropa interior de lunes a viernes para trabajar, de viernes a domingo quiero que seas tú el que elijas lo que me ponga. Quiero que me folles como acabas de hacerlo, empotrándome, rompiéndome. Bufff, vamos a cambiar de tema que ya estoy empezando a mojarme de nuevo…

Después de comer salimos a la zona de tiendas, hacía una tarde magnifica para pasear y aunque lo de ir de tiendas es una cruz para mí, hacerlo con mi hermana casi desnuda era un morbazo, rozar su culo, sus pechos cada vez que nos acercábamos o nos parábamos en algún escaparate, hacían que mi polla volviese a estar como un hierro.

Vimos una tienda que tenía vestidos de fiestas en liquidación, casi no me da tiempo a seguirla, entró y ya tenía uno en la mano. Yo me quedé embobado mirando un vestido rojo que tenía un maniquí. Tenía la espalda al aire, anudado al cuello y bajaba en dos tiras independientes hasta la cintura, dejando un escote en forma de v infinito.

Era largo hasta los pies, con dos aberturas laterales que llegaban a la cadera. Era lo más atrevido y sexy que he visto pero sin ser vulgar.

Ella me vio la cara/baba

-          Quieres que me lo pruebe?

-          Quiero que te lo lleves

-          Jajjaaj eres un pervertido. No sé si me atreveré a ponerme algo así. La verdad es que es precioso, me lo pruebo para ti y ya veremos.

Se acercó una chica a atendernos y le dio el vestido en su talla, animándola porque estaba muy rebajado y sentaba genial

Los probadores eran de esos individuales con una cortina. Cuando la cortina se abrió y veo a mi hermana con ese vestido creí estar soñando. Sus pechos encajaban perfectos en las tiras, la tela era lo suficiente gruesa para no ser vulgar y a la vez marcaba perfectamente el pezón y la forma del pecho. Las aberturas de la falda hacían que fuese imposible llevar ropa interior que no se viera. Todo el muslo hasta la cadera era visible y claro si se giraba tenía que tener cuidado que no se abriera porque su coñito quedaría expuesto.

Se acerca la chica con unos zapatos de tacón para ver mejor el largo del vestido, se agacha para ponérselos y mi hermana se dobla a ayudarle. El resultado fue que la chica abrió los ojos cuando a 15 cm de su cara apareció el coñito de mi hermana brillante y sin un solo pelo.

-          Te iba a comentar que tenemos un culote en el mismo tono del vestido, pero ya veo que no te va a hacer falta. La verdad es que luce mucho más sin nada.

-          Si yo creo que este vestido hay que llevarlo así – contesta mi hermana tratando de parecer segura pero completamente desbordada por la situación-

-          Entonces te lo quedas? –pregunto/suplico yo-

-          Claro que sí!! Lo necesito jejeje, Por cierto, mamá me dijo que no tenía ropa todavía. El que me iba a probar antes está genial de precio, ¿te parece que si hay su talla se lo llevemos?

-          Pues sí, de camino a casa podemos pasar por la suya y que se lo pruebe y de paso le hacemos una visita.

Nuestra madre enviudó joven y vive sola. Es muy activa y a sus casi 60 se mantiene muy bien físicamente, prácticamente usan la misma talla mi hermana y ella, de hecho, comparten ropa. De vez en cuando se echa un noviete, pero se aburre enseguida, dice que son un coñazo que no le aguantan el ritmo.

Iremos los tres a la boda de nuestro primo en Galicia el mes que viene, va a ser un viaje de terror, tener a mi hermana al lado y tener que aguantarme…por encima reservamos 2 habitaciones de hotel, una para ellas y otra para mí, vaya plan.

Cuando llegamos a casa de mi madre la calentura estaba otra vez por las nubes, 15 minutos de manoseo en el metro nos pusieron como motos otra vez. Cuando subíamos en el ascensor, mi hermana repara en que no lleva sujetador, le da al botón de parada y se apura sacándose la blusa y poniéndoselo mientras aparta mi boca de los pezones entre risas y agobio.

Mi madre estaba en bata, se acababa de duchar porque en un rato se iría a baile de salón. Una disculpa de la gente mayor del barrio para magrearse un rato los sábados y volver a casa con un calentón o con un nuevo novio jejeje

Mi hermana le enseña el vestido y le encanta, era un vestido corto, negro, palabra de honor, ceñido hasta las caderas y hacia abajo bastante suelto.

Mi madre se va a la habitación a probárselo, mi hermana la acompaña. Mientras lo prueban me voy al baño, me estoy meando. Acabo no sin antes sobármela un poco, el día que estoy pasando no es para menos y cuando salgo del baño paso por la puerta de la habitación de mi madre. Ahí estaban las dos, mi madre en bragas y sujetador y mi hermana sujetando el vestido. Me quede congelado en el pasillo, estoy tan salido que ver a mi madre en ropa interior me excita.

Llevaba un conjunto blanco de lencería casi transparente, nada del otro mundo, bragas de toda la vida, pero su culo lo tenía perfectamente a la vista. Nunca había mirado a mi madre de esa forma, salvo por alguna paja de adolescente con sus bragas, pero fue una época pasajera de la cual siempre culpé a las hormonas.

Mi hermana que estaba de frente, me ve y sonríe, me ha pillado de lleno. Me siento avergonzado y me voy al salón.

Al rato aparecen las dos, mi madre con el vestido que le quedaba genial, un poco largo, pero se podía arreglar. Mi hermana va a por alfileres para marcar por donde había que subirlo y yo no puedo ni hablar, estoy muy salido y avergonzado porque mi hermana me pilló mirando a nuestra madre.

Mi hermana dobla el vestido para subirle unos cuatro dedos y que quede por encima de la rodilla, se agacha y a estas alturas se había olvidado que iba sin bragas

-        ¿Hija, no llevas nada?

-        No mami, tuve un pequeño accidente y las manché así que me las quité para no ir mojada, total ya nos vamos a casa ahora.

-          Pero niña, ¿cómo vas a ir así por la calle? Ahora mismo te traigo unas mías y te las pones, además que estás con tu hermano…

-          Tienes razón mami, solo se le ocurre a esta loca andar así, aún se le va a colar algo por ahí y después todo son disgustos jejeje -bromeé yo para quitarle hierro al asunto-

-          Mira ahora ni te muevas que estoy con los alfileres, además si quieres darme unas tuyas te saco estas que se marcan muchísimo en el vestido y te queda fatal

Sin dar tiempo a que mi madre pudiese decir nada, mi hermana metió las dos manos por dentro del vestido y le bajó las bragas a mi madre hasta los tobillos. Mi madre se quedó paralizada y tardó en reaccionar

-          Estás como una cabra, como se te ocurre quitarme así las bragas? Delante de tu hermano, que vergüenza por dios.

-          Anda déjate de tonterías que no se te vio nada y quiero acabar ya de marcarte el largo –dijo mi hermana mientras se subía las bragas de mami por los muslos y seguía poniendo alfileres- ves mami ahora el vestido te sienta mucho mejor, las bragas se marcaban y te hacían un culo horrible, ¿verdad Xavi?

-          La verdad es que bonito no es que se marquen tanto, deberías probar con un tanga.

-          No tengo, tendré que comprarme alguno.

-          No sé, creo que le va a marcar el tanga también, es tan ceñido, ya veremos, pero creo que lo mejor es que no lleves. Es bastante largo, no tendrás problema en llevarlo sin nada.

-          Voy a estar muy incómoda así sin nada, me siento desnuda, pero supongo que me acostumbraré. Ya me dejarás un tanga para probarlo y si no ya veremos.

Se fue a su habitación a quitarse el vestido y mi hermana la acompañó para ayudarla, al rato nos fuimos y en el ascensor mi hermana se sacó las bragas de mi madre que no llegó a subírselas del todo. Las guardó en el bolso y sonrió. Yo estaba una vez más descolocado, se colgó de mi cuello y nos besamos con furia.

Al llegar a casa fue como darle al play a una peli porno, follamos como bestias, se corrió en mi boca, le follé el culo una vez más mientras tenía un dildo en el coño, se corrió cuatro veces. Un auténtico maratón de sexo y me pidió que yo no lo hiciera que quería que acabara en su boca.

Cuando no pudo más me dijo q me tumbara boca arriba y empezó a masturbarme despacito, sacó del bolso las bragas de mamá y me las dio

-          Cógelas, las traje para ti

-          Pero …

-          Chsssss disfrútalas, vi como mirabas a mami y me puse cachonda yo también y ya sabes que yo estoy para complacerte en TODO siempre. No me las subí para que tuviesen su olor y solo su olor. Huélelas.

La calentura me superó la vergüenza y las acerque a la nariz, era un olor especial y el morbo hizo que mi polla se inflamara más aún, ella lo notó y lejos de acelerar la masturbación para que me corriera, bajó el ritmo hasta pararse y simplemente apretarla.

-          ¿Te gusta como huele el coñito de mami? ¿Te gustaría probarlo?

-          Mmmm sí, me encantaría comerlo.

Por fin me tiré a la piscina, estaba fantaseando con mi hermana sobre el coño de mi madre. Ella con su otra mano se masturbaba también, por mucho que folles siempre queda espacio para una paja, es como el postre.

-          Disfrutaste viéndola en su habitación, con esas bragas que estás lamiendo ahora justo donde tenía su coño. ¿Te hubiese gustado quitárselas tú verdad?

-          Siii se las hubiese quitado con la boca –susurré mientras lamia las bragas por la zona donde más húmedas estaban.

-          Le viste el culito a mami, que pena que no le hayas visto el coño. ¿Te gustaría verlo?

-          Bufff

-          Es peludito pero arreglado y los labios sobresalen mucho, me encantaría verte comiéndolo

-          Te pone imaginarme comiéndoselo?

-          Si mucho, me pone muchísimo, de hecho, en breve me voy a correr como una perra, nos vamos a correr juntos, pero viendo el coñito de mami, el coñito por el que llegamos a este mundo los dos.

Estiró la mano y sacó el móvil de dentro del bolso, yo no entendía nada hasta que pone un vídeo.

Cuando acompañó a mi madre para ayudarla a cambiarse disimuladamente dejó el móvil grabando encima del tocador y puso a mi madre de frente mientras le bajaba la cremallera del vestido por detrás. En la pantalla aparece mi madre y ella detrás soltándole el vestido que va deslizándose poco a poco. Quedan al descubierto sus tetas apretadas en el sujetador, pero los pezones se transparentaban lo suficiente para ver que eran más grandes que los de mi hermana.

Ella aumentó el ritmo un poco de mi masturbación y de la suya también. Paró el vídeo

-          Te gustan sus tetas? Quieres que siga, estás seguro que quieres que corramos viendo a mami desnuda?

-          Claro que me gustan y como no sigas te mato, ¿a ti te pone cachonda también ver a mami no?

-          Me pone cerdísima, no me reconozco. Le comería las tetas y hoy cuando le quite las bragas me hubiese gustado meter la cabeza debajo de su falda y restregarme su coño por la cara.

-          ¿Quieres probarlas? –le ofrezco las bragas de mi madre, se pone muy colorada, su respiración se acelera como cuando va a correrse.

-          Trae, acércamelas a la cara que quiero seguir con las pajas.

Se las acerco a la nariz y cierra los ojos absorbiendo el olor, saca la lengua y lame las bragas, yo voy a estallar con el morbo que me está dando. Le da a play y el vestido de mamá sigue bajando, vemos su vientre y empiezan a asomar unos pelitos negros. Cuando su coño es totalmente visible lo para y acelerando la paja

-          Llena de leche el coño de mami cariño.

-          No puedo más…

-          Yo tampoco, quiero que te corras aquí en su coño y yo lo limpiaré.

Empiezo a correrme como un aspersor, gritando de placer y ella pone la pantalla del móvil justo delante para que llenara de semen la imagen. A continuación, lo limpia con la lengua mientras sigue masturbándose, está temblando. Cojo las bragas de mamá que ha soltado, me limpio todo el semen que ha quedado esparcido y se las meto en la boca mientras se está empezando a correr. Se le ponen los ojos casi en blanco, que locura de orgasmo.

Cae rendida en mi pecho y así sin limpiarnos siquiera nos quedamos fritos. Lo último que pienso antes de dormirme es que el viaje del mes que viene que antes me parecía una tortura ahora prometía bastante…

La imagen de del coño de mami se convirtió en obsesión para los dos, nuestra espiral de perversión había llegado a límites muy altos.

Mi hermana estaba ardiendo todo el día, llegaba del trabajo empapada y con el coño ardiendo, se arrancaba las bragas y follábamos hasta explotar los dos.

A partir de ese primer orgasmo surgían de nuevo las fantasías y juegos cada vez más atrevidos.  Desde salir a bajar la basura con un vibrador en el coño y solo con una bata, hasta pedir una pizza y arreglárselas para enseñarle las tetas al repartidor “sin querer”.

Faltaban dos días para salir de viaje a la boda de nuestro primo, y como no, a mi hermanita en medio de una de sus pajas se le ocurre que si llamábamos al hotel para cancelar una de las habitaciones y le decíamos a mami que hubo un error, podría ser divertido tener que compartir habitación los tres.

La idea me asustó, veía a mi hermana desatada y las consecuencias de que se nos fuera de las manos podrían ser muy desagradables. Por otro lado, me excitaba terriblemente la idea de compartir habitación con ellas, sobre todo contando con la complicidad de mi hermana para provocar situaciones como poco muy morbosas.

Llegó el día de emprender el viaje, apenas puede dormir, estuvimos follando hasta quedar casi inconscientes y poco después sonó el despertador. Nos vestimos y llamamos un taxi para ir a recoger a nuestra madre. Mi hermana se puso unos leggings blancos que le dibujaban su chochito y una blusa larga encima. Como ya era habitual no llevaba ropa interior.

Nuestra madre y su maleta ya estaban esperándonos en la puerta de su casa, ella también llevaba leggings, pero negros y una blusa larga como mi hermana. Parecía que se hubiesen puesto de acuerdo, aunque seguro que debajo de esos había como poco unas bragas.

Era la primera vez que nuestra madre volaba, tenía mucho miedo y nos costó convencerla para hacer el viaje en avión.

Yo me senté en la ventanilla, mi madre en el medio y mi hermana en el de pasillo. Cuando el avión empezó a moverse mi madre temblaba, tenía las manos entrelazadas y apoyadas en medio de los muslos, como si estuviera rezando. Mi hermana me mira y sonríe. Le acerca su mano y la agarra por la muñeca, yo hago lo mismo. Es un gesto cariñoso, pero al tener las suyas apoyadas en los muslos, no puedo evitar que mi mano se apoye también. Mi mente empieza a volar, noto el calor de su piel a través de la malla y aprovecho que el avión se mueve un poco al coger velocidad y ella suelta las manos asustada para apoyar directamente la mano en su muslo izquierdo, acariciándolo aparentemente sin malicia, pero disfrutando de esas caricias robadas.

Mi mano sigue acariciando su muslo mientras comienza el despegue, sube y baja sin apretar, suave, noto la costura de sus bragas cuando al subir la mano termina el muslo, me estoy poniendo como una moto.

Por fin termina el despegue y mi madre se relaja, ya no hay motivo para tener mi mano ahí, pero me hago el despistado y cierro los ojos como intentando dormir. Como respuesta solo obtengo la mano de mi madre encima de la mía, con cariño y creo que sin ninguna otra intención que agradecer mis caricias.

Una vez llegamos al hotel tuvimos que hacer el numerito de que solo había una habitación…se encargó mi hermana de interpretar el papel de indignada y mi madre nos sorprendió cuando lejos de incomodarse nos tranquilizó diciendo que para 2 días nos arreglábamos perfectamente y así estábamos juntos los 3.

Subimos a dejar las maletas, la habitación era muy amplia y tenía una cama muy grande para ellas y otra de tamaño individual para mí. Deshicieron las maletas para colgar los vestidos de la boda del día siguiente y mi hermana dijo que se iba a cambiar, habíamos quedado para comer con familia y amigos. Se sacó la blusa y se quedó en tetas delante nuestra, solo con los leggings que hacían evidente que no llevaba nada debajo de ellos. Estaba más desnuda que si no llevara nada.

-Hija que está tu hermano delante!

-Mami mi hermano me ha visto desnuda mil veces, vivimos juntos.

-Bueno hija perdona o perdonad – dice cuando ve que me he quitado los pantalones y estoy en calzoncillos tan tranquilo- yo soy de otra época y no estoy acostumbrada a tanta naturalidad, pero la verdad es que me encanta que seáis así, además los dos tenéis unos cuerpos dignos de enseñar.

-Eso es que hemos salido a ti mami, que tienes un morbazo que no te aguantas!!

Se puso colorada pero los tres nos reímos a carcajadas mientras mi hermana se ponía un vestidito de verano abotonado por delante.

-¡¡Hija, no me digas que no te pones nada debajo del vestido!! Me tienes asustada

-No mamá me encanta ir así, voy fresquita y me siento libre, es genial. Además, nadie tiene por qué enterarse.

-La verdad es que no tiene nada de malo, si tú vas cómoda…definitivamente me he quedado en el siglo pasado jejeje

-Que va mami, esta que a veces se pasa de moderna la fresca esta, pero en lo de no llevar bragas le doy la razón, yo en verano voy muchas veces sin calzoncillos y me encanta

Mientras lo decía me los quitaba intentando aparentar naturalidad y haciendo un esfuerzo por no empalmarme.

A mi madre se le fueron los ojos a mi verga que estaba morcillona, al notarlo yo me mantuve en esa posición para que tuviese tiempo de mirarme mientras disimulaba dándole vueltas a los pantalones que me iba a poner.

-Nunca me imaginé que iba a estar hablando de llevar o no bragas con mis hijos en pelotas…definitivamente me alegro de que tengamos que compartir habitación.

Ella con tanto hablar y ordenar la ropa, aún no se había cambiado. Cogió la ropa para cambiarse y haciendo un amago de ir al baño, se dio cuenta que quedaría ridículo que nosotros nos hayamos cambiado aquí y ella se esconda, así que se desabrochó la blusa, puso la ropa encima de la cama y aparentando normalidad se la quitó.

Quedó ante nuestros ojos con un sujetador blanco que marcaba perfectamente sus pezones, estaba colorada y su respiración un poco agitada, no sé si por excitación o vergüenza.

Yo me estaba subiendo los pantalones y mi rabo estaba a la vista, pero más hinchado. Nos cruzamos las miradas, ella mirando mi polla y yo sus tetas. Nos sonreímos, era una sonrisa familiar, la misma sonrisa de mi hermana cuando está excitada y planea algo.

Nadie hablaba, mi hermana se pintaba los labios con el vestido sin abrochar todavía, enseñando su coñito y sus tetas en el reflejo del espejo, aparentemente ajena a nuestro juego.

Mi madre se puso el vestido sin quitarse los leggings, metió las manos por debajo y sacó los leggings que quedaron enrollados en sus tobillos. Se sienta para quitarlos y me fijo que enrollados en los leggings también están sus bragas.

Me mira de nuevo cuando se levanta con los leggings y las bragas en la mano y bajando la mirada a mi polla comprueba que ahora si está a tope. Sabe que me he dado cuenta de su travesura y sabe que me ha excitado.

Mirándola me la acomodo como puedo y cierro el pantalón dejando un bulto más que evidente. Ella se da la vuelta y me pide que le cierre la cremallera del vestido.

Era un vestido sencillo pero elegante de verano por encima de la rodilla y suelto de cintura para abajo.

Tiro un poco de la cremallera y por la abertura puedo ver su culo desnudo, me arrimo al cerrarla y cegado por el calentón toco con mi polla su culo, da un respingo cuando lo nota, pero enseguida se vuelve a arrimar ella, dejando por unos segundos mi polla en medio de sus cachetes.

Nos llaman al móvil y es como un despertador cuando tienes un sueño erótico, nos devuelve a la realidad. Nos esperan en recepción para ir de vinos y a comer.

Fue muy agradable ver de nuevo a nuestra familia gallega y especialmente a nuestro primo que se casaba al día siguiente. El tema vinos se nos fue un poco de las manos y cuando llegó la hora de comer íbamos bastante chispados.

Me senté entre mi madre y mi hermana y aún no nos habían servido el primer plato y ya tenía mi mano sobando el coño de mi hermana. Estaba empapada como siempre y su clítoris palpitaba pidiendo guerra. La saqué cuando vi que el camarero se acercaba e intenté distraerme porque si seguía por ahí la iba a liar parda.

Mientras charlaba animadamente con nuestros compañeros de mesa apoyé de forma distraída y aparentemente natural mi mano en el muslo de mi madre, justo en el límite de su vestido que al sentarse se había levantado un poco.

Ella repite el gesto del avión, su mano encima de la mía acariciándola. Aquí no hay leggings debajo, estoy acariciando su piel directamente y además solo ella y yo sabemos que a escasos 15 centímetros está su coño desnudo.

Ella en un movimiento casi imperceptible adelanta la cadera y mi mano guiada por la suya queda a escasos centímetros de su coño. Podía notar su calor. Quería seguir subiendo, pero no me atreví, ella tampoco la movió más, me limite a apretar suavemente y acariciar con los dedos la parte alta del interior de sus muslos que es como la antesala del templo.

Ella como respuesta a mis caricias cerró las piernas dejando mi mano entre ellas. Yo mirándola a los ojos saqué mi mano empujando hacia atrás de forma que al hacerlo rocé su coño desnudo. Noté su humedad, estaba empapada como mi hermana. No sé de dónde había sacado el valor pero acababa de tocarle el coño a mi madre. Estaba en el cielo, podría correrme allí mismo sin tocarme.

Me levanté al baño y cuando vi que mi hermana me seguía me metí en el de minusválidos, a los 5 segundos se abrió la puerta y mi hermana en silencio se levanta el vestido y se apoya en la pared. Estoy muy salido así que con un poco de jabón de manos froto mi polla y sin decirle nada se la introduzco en el culo hasta el fondo. Se muerde una mano para no gritar y con la otra se acaricia el clítoris frenéticamente.

En cuestión de segundos su culo rebosaba leche y su coño se estremecía con un orgasmo. Así sin hablar, solo sexo como necesidad animal, pura necesidad.

Nos arreglamos y volvimos a la mesa, yo primero y más tarde ella para disimular.

Más tarde seguimos de terrazas y tapas con la familia, yo no perdía oportunidad de sobar a mi hermana y sobre todo a mi madre, me tenía la cabeza completamente loca. Es cierto que todos habíamos bebido bastante pero mi madre estaba desconocida, su sonrisa, su mirada, estaba realmente caliente.

Ya solo quedábamos el novio, mi hermana, mi madre y yo. Los demás tenían críos y se fueron a casa. No era tarde así que seguimos de terrazas y gin-tonics, estábamos muy a gusto.

En esto mi madre dice que quiere una foto con el novio de recuerdo y mi hermana se ofrece a quitarla.

Nos ponemos mi madre y yo uno a cada lado del novio y mi hermana se agacha para sacar la foto con perspectiva y fingiendo un descuido nos ofrece un primer plano de su coño brillante.

La cara de nuestro primo fue espectacular y no se cortó un pelo en bromear sobre lo bien aireada que lleva la almeja mi hermana. Mi hermana lejos de cortarse, riéndose le dice que es el último coñito que ve de soltero.

Dos gin-tonics más, mil bromas sobre el coñito de mi hermana y la hora de irse se acercaba y mi madre se ofrece a hacer ella otra foto.

Nunca pensé que se atreviera, pero mi primo que estaba sembrado le pide,

-Tía, podías alegrarnos también la vista que seguro que salimos más guapos en la foto.

-jajajaj mira que eres salido, no tuviste bastante con el coño de tu prima.

  • ¡Venga mami! déjale que te vea las bragas a ver si me deja tranquila a mí un rato.

-Como queráis, pero mis bragas son iguales a las de mi hija…

Diciendo esto se sube el vestido y abre las piernas mostrándonos su coño mientras se toma su tiempo para sacar la foto.

Todos callamos, mi hermana me aprieta la mano por detrás de mi primo, la cara de este era un poema, la situación le superaba.

Lo acompañamos a casa que estaba muy cerca y mi madre suelta cuando no despedíamos

-Al final el de Lourdes no fue el último coño que viste soltero jejeje

Mi hermana se abraza a él para despedirse, y cogiéndole la mano la mete debajo de su falda y dice:

-No es el último que ves, pero es el último que tocas.

  • Hija o ganas o empatas no sé a quién sales jajajaj

Entre risas y calientes como antorchas nos despedimos y nos vamos al hotel. Tomamos la última copa en el bar del hotel. En la barra yo estaba en medio de las dos y ya no me molestaba en magrearles el culo. Ellas se miraban divertidas mientras yo las manoseaba.

-Creo que he bebido demasiado y no soy la única…pero estoy disfrutando como nunca con vosotros.

Nos abraza y nos besa, en medio de esos besos cruzados surgen picos accidentales, no es que fueran buscados, pero ni mi hermana ni yo los evitamos y el alcohol hizo el resto.

Tampoco ninguno de los 3 hicimos nada por separarnos del abrazo y ahí estábamos restregándonos, mi pierna derecha estaba en medio de los muslos de mi hermana y la izquierda en medio de los de madre. Mis manos bajan de sus cinturas a sus culitos. Me aventuro debajo de falda de mi hermana sin soltar a mi madre, así abrazados, que morbo, mi hermana cuando lo nota cierra los ojos y yo le introduzco un dedo.

Mi madre se da cuenta y se muerde el labio inferior, no sé si dar el paso, el corazón me sale por la boca, mi madre me mira a los ojos, me lo está pidiendo, pero no me atrevo. Siento la mano de mi madre encima de mi polla, me la agarra por encima del pantalón y yo le respondo por debajo de su falda igual que a mi hermana, penetro su húmedo coño con mi dedo.

El bar del hotel está vacío, pero aun así es demasiado espectáculo. Nos soltamos y subimos a la habitación.

Cuando se cierra la puerta tenía miedo a que surgieran dudas, q se pasara un poco el calentón pero mi hermana como siempre se encarga de echar al fuego el último saco de carbón.

Nada más entrar en la habitación se saca su vestido y se tira en la cama boca arriba con las piernas abiertas.

Tocándose el coño nos mira y dice:

-Ayudadme porfa, necesito correrme

Mi madre me mira con un poco de miedo, pero cuando ve que mi repuesta es desnudarme y dejar mi pollón a la vista se derrumba y se acuesta tal como está al lado de mi hermana. Se sube el vestido y tocándose el coño dice

-Cómele el coño a tu hermana, lo necesita

Una madre es una madre y sus deseos son órdenes, me pongo a lamer el coño de mi hermana como si no hubiese mañana, se retuerce de placer y se corre, se corre como una bestia en mi boca. Sin pensarlo y sin dudar acerco mi boca al coño de madre y saboreo por primera vez su néctar…mientras mi hermana se mete mi polla en la boca.

Mi madre grita de placer, alargo las manos y le aprieto las tetas, no tarda en convulsionar y correrse y empaparme. Suelta unos chorros increíbles parece que se mea.

Mi hermana me suelta la polla y agarrándomela la dirige al coño de mi madre, está sorprendida abre los ojos, lo que hasta ahora podría ser un juego de borrachera que se nos fue de las manos está a punto de pasar a otro nivel, su hijo la va a follar.

Su coño arde, hago un esfuerzo sobrehumano por no correrme inmediatamente, el morbo de la situación me supera, mi hermana le come las tetas a mi madre y esta tiene dos dedos dentro de su coño. Cuando mi hermana suelta las tetas de mi madre y le come la boca apasionadamente mientras yo la penetro hasta el fondo, no puedo aguantar más y me corro como un animal en lo más profundo del coño de mi madre, cerrando así un ciclo incestuoso que no ha hecho más que empezar.