Cambio de ruedas en la ortopedia
Cambio de ruedas en la ortopedia, y mucho mas por sorpresa o no
He ido a cambiar las ruedas a la ortopedia, que diriges, he ido a última hora como me dijiste, haciéndome un favor, según me dices, porque no quieres dejarlo para después del puente, para que no tenga problemas de quedarme tirado, ya que tuve un golpe y están muy torcidas.
Te pones en cuclillas ante mí, con tu bata blanca como de costumbre, al hacer calor, no llevas nada, (literal, aunque no lo sé todavía), salvo bragas y sujetador supongo, y lo pienso porque llevo comprando mis productos de ortopedia en tu negocio por disfrutar de verte. Se te ven unos lindos pechos, aproximadamente talla 95-100, o quizás mas, estoy tan nervioso mirando que no atino, y no quiero que me descubras, aunque ya lo has hecho, por eso eres mujer, para hacerte la disimulada, mientras te dé la gana.
Una vez colocadas, me haces ir a tu despacho, para aclarar las cuentas, de lo que dí a cuenta y lo que falta.
Te sientas en tu mesa, inclinándote hacia adelante para hacerlo, lo cual todavía me muestra mas tus pechos, grandes y duros, hasta tal punto que creo haber visto tus pezones. Sabes que estoy caliente, como una estufa en pleno invierno. Cruzas tus piernas de forma sexy, y al hacerlo también me parece que no llevas bragas, ni nada similar.
Me imprimes la factura, y mientras sale te vas al cuarto de baño un momento. Cual es mi sorpresa que sales del mismo desnuda, diciendome que si creía que no te habías dado cuenta que te gusto, lo cual me pone el rabo como una estaca, te dás cuenta y me lo dices...Antoñitooo, como se ha puesto tu cosota!
Te acercas a mí, para que tenga oportunidad de acariciar tus pechos, tus pezones enormes por la excitación, mientras nos besamos como si fuéramos fieras en celo.
Me desabrochas el pantalón con maestría y también el pañal, me acaricias el pene, se pone duro enseguida con tus caricias, lo agarras, empiezas con el movimiento ascendente, descendente, hasta que está mas duro si cabe de lo que se puso cuando te ví por primera vez desnuda. De repente te pones en cuclillas y empiezas a chuparme el glande, que está casi de color granate gracias a la excitación y la sangre que en él se deposita. Te lo metes en la boca entero, hasta el fondo, entrando y saliendo, escapa la saliva por las comisuras de tus labios, lo cual aprovecho para levantando el culo del asiento de la silla, para metértela hasta el fondo de tu boca de puta mamadora. Te anuncio que me voy a correr, mientras veo un charco en el suelo que indica que tú ya lo hiciste, de repente te lleno la boca de semen caliente, y espeso, te dan arcadas, pero te obligo a tragar.
Te levantas, con una sonrisa maliciosa, y levantas los posabrazos de mi silla y te sientas sobre mi pene, enhiesto, como una estaca, lo introduces en tu vagina humeda, ¿humeda?, mas bien encharcada, no paras de moverte arriba y abajo, entre ello nos besamos y de vez en cuando agarro uno de tus pechos con mi boca casi al aire por el bamboleo, no anuncio mi corrida en tu coño, primero te sorprende pero después sonríes, y me dices al oído que no tomas la píldora, a lo que te contesto que me da igual si te preño, sería un sueño hecho realidad.
Te das la vuelta y ya se que quieres, te vuelves a sentar sobre mí pero de espaldas y es que quieres que te la meta por el culo, y así lo hago, está apretadito, casi sin usar, y me encanta, te acaricio el coño, para mantenerte húmeda, mas de lo que ya lo estás si cabe, me corro en tu culo, me encanta, no lo había hecho nunca en ninguno, pero fué precioso. Te levantas, y te vas a vestir y te digo...sácame tus bragas manchadas de tu corrida, me las llevo. Lo haces, nos damos un beso profundo y quedamos en que si tengo que rectificar alguna cosa de la silla vuelva, y te digo, no te preocupes, lo haré, guiñándote un ojo.