Cambio de rol
El vigilador antes activo se deja coger por un pasivo.
Cuando concluí la vigilancia de la mansión en la que Juan era el jardinero, con el cual aun mantenemos un estrecho contacto, cuando la oportunidad se nos da.
Todo llega en la vida, a Juan lo envió su patrón a comprar plantas al pueblo donde yo justamente estaba prestando servicio de custodio de caudales. Lo que para mi era un laburo rutinario y con horario fijo, para mas suerte las plantas que Juan debía adquirir llegarían en una semana. Yo arrendaba una casita pequeña pero con todos los servicios.
Lo mas importante era que en su perímetro tenia una abundante arboleda, que me permitía oir música a todo volumen sin molestar a los vecinos. De mas está decir que esa semana Juan la pasaría conmigo, de paso que se ahorraba hotel, sus viáticos se los embolsaba el. Desde la primera noche en que cenamos juntos e hicimos el aseo de la loza, nos pusimos en bolas a ver unos DVD porno gay que de inmediato nos pusieron en clima amoroso, el comenzó a sobarme la pija que le respondió de inmediato y su boca se tentó a probarla, me la mamó, lamió y se fue a mis huevos, dándome el placer que solo el macho sabe dar. Nos tiramos en la cama y le dimos al 69 mi boca a su pija y la suya a mi ano, me gustó el cambio, a pesar de que desde adolescente no me han cogido por el culo, me entró unas extrañas ganas de probar si aun me gusta el papel de pasivo.
-Jefe le está gustando el lame culo que le hago-
Me largó de sopetón. ¿Habrá leído mis pensamientos?
-Seguí Juan que después te cuento-
El atrevido ahí nomás me entró a dedear, con el beso negro mi esfínter no se contrajo y el me metió 2 dedos y comenzó a moverlos, cosa que cada vez me gustaba mas hasta desear que me metiera otra cosa amen de los dedos.
-¿Juan querés cogerme ya por el culo? Quiero sentir una pija bien dura adentro- le confesé.
-Jefe sentate en mi falda y regulá la penetración a tu antojo-
Me metí un poco de crema en el ano y embadurné su pija también, hacia tanto tiempo que no servia de yegua a u macho que me lubriqué con esmero.
Me senté en sus rodillas, mis muslos apoyados allí y mi ano justo le quedó ante su pija que comencé a introducirme, el me ayudó guiándola y me entró toda de una sentada, sentí ese casi olvidado placer que mi novio en mi adolescencia me había hecho sentir, me encule repetidas veces y antes de que acabara le pedí
-Juan cogeme a lo perrito-
Saqué ese mástil de mi culo y me puse en 4, con el pecho y la cabeza apoyados en la cama, el culo para arriba y el me entró a dar sin consideraciones, yo movía el culo para sentir como una buena hembra a su macho, el mete y saca fue una delicia, hasta que me acabó adentro, al sentirlo también acabé yo y de inmediato nos empezamos a besar embelesados y satisfechos.
Desde entonces tanto monta Juan como Isabel, siendo yo Isabel la mayoría de las veces.
Esa semana juntos fueron de las mejores noches de mis maduros años.