Cambio de Imagen

Dados los recientes acontecimientos en mi vida, decidí cambiar mi imagen, ¿y quién mejor que Nicole para ello? Claro, ella me brindó, además, otro tipo de servicio...

Cambio de Imagen

Hola, otra vez soy yo, Laura Ovalle de Estrada, de Mayén y de Lehnhoff, Garganta de Cuero. Quiero iniciar agradeciéndoles a todos sus cartas y las buenas críticas así como las malas, también por las muestras de cariño que me envían.

Anteriormente les conté de cómo Kike empezó a poner orden en las cosas que estaban pasando a mi alrededor. Como recordarán, estaba embarazada de Beto y acababa de aceptar a Bianca como mi esposa, por lo que ya tenía 2 maridos y una mujer. Kike me conoce muy bien, se dio cuenta de que iba a tener que intervenir. Empezó por terminar su relación de marido y mujer con su padre, que lo comprendió y estuvo de acuerdo con el de que era lo mejor. Esta historia es la titulada " Una Despedida ".

Por otro lado, ni le pasó por la cabeza acabar con la que mantenía con Javier, sabía que el pobre hombre quedaría devastado. Además, Kika estaba enamorada de el, es algo muy raro que aun hoy no puedo explicar, Kike me ama a mi con locura, pero Kika, su alter ego femenino, está enamoradísima de Javier. Lo que si hicieron fue acordar modificar un poco su relación para que el pudiera estar junto a mi más tiempo.

Kike también se dio cuenta que si seguía mi relación con el, con Beto y con Bianca, necesitaría un lugar más íntimo y apartado de todos para vivir, o sea que me tenia que ir de la casa de mis padres pues mi mamá no sabia nada de mi desordenada vida. Otra razón también era la estabilidad emocional de nuestros hijos. Sabía que Beto vivía en Xela, y si continuaba con el él querría que me fuera con allá por temporadas. Eso desestabilizaría a Kikín, a Estelita y a Juanjo. Y por supuesto que tampoco los iba a dejar recomendados con alguien más, de eso ni hablar.

Kike fue muy directo conmigo, me tenía que ir a vivir a otro lado me gustara o no, y para lograr eso decidió citar a Beto y a Bianca un día en una cafetería, solos los 3, sin mi. Claro que me molestó, era mi vida la que estaba decidiendo, pero su razón era contundente.

Lala, no estás en posición de imponer tus caprichos. – me dijo – Sé que nuestra vida no puede ser considerada normal o convencional, pero ella estás llegando muy lejos, creo que estás fuera de control. Te conozco y sé solo te dejás llevar por las cosas, dejás que ocurran y las disfrutás, luego te ocupás de resolver los problemas que pudieron haber aparecido… si hubieses nacido en los 50 te habrías vuelto hippie en los 60. – ¡qué feo Kike!… pero tiene razón debo reconocerlo. – ¡Tenés 2 maridos y una esposa! ¡Hasta allí, no más, si querés a alguien más tendrá que ser solo un amante y punto! – usualmente Kike no ordena, pero cuando debe tomar el control de algo puede ser muy dominante.

El tenía razón, yo solo dejaba que las cosas pasaran, me dejaba ir con la corriente, disfrutando de todo. Pero cuando las cosas se punían difíciles, también me ocupaba de resolverlas. Ya dije en un relato anterior que es muy fácil hacer las cosas sin preocuparse por el después, pero cuando se nos complica todo, nos llevamos las manos a la frente, ponemos gesto de idiotas, y nos preguntamos "¿pero qué pasó?".

Kike tomó el control de la situación y determino que varias cosas. Una, que me tenía que ir de la casa de mamá y empezar a hacer vida en otro lugar, al lado de mis maridos y mi esposa. Entre los 3 comprarían una casa que convertiríamos en nuestro hogar. Curiosamente ni Beto ni Bianca objetaron nada, pero en realidad no podían y lo sabían, sabían que Kike y yo teníamos 3 hijos, y que el no permitiría nada a menos que estuviera seguro de que ellos estarían bien. Recuerden que legalmente solo estoy casada con Kike.

Entre los 3 compraron un gran terreno dentro de un muy bonito fraccionamiento campestre, allí construyeron una enorme casa para mi que Bianca diseñó. La verdad es que la idea nos terminó de gustar del todo hasta que esta estuvo construida, era una casa bellísima, grande, cómoda, un excelente lugar en donde podríamos criar a nuestros hijos.

¿Qué de dónde salió el dinero? Bueno, ni Kike, ni Beto, ni Bianca eran pobres. ¿Recuerdan que Kike y yo teníamos una finca ganadera? Si lo recuerdan, recordarán también que al convertirse en Kika, esta pasó a ser administrada por Javier. Este hace un trabajo realmente bueno, la finca camina muy bien y nos deja buenas ganancias. Por otro lado, Beto también era dueño de varias fincas y de algunos otros negocios, y Bianca es una arquitecto prestigiosa y de éxito. El dinero nunca fue problema para ellos.

Pero bueno, no es de eso que les quería hablar, más adelante les contaré con detalle de cómo es mi vida de mujer casada… con 3 cónyuges.

La decisión estaba tomada, la casa ya estaba siendo construida y yo no tenía nada más que hacer que esperar y hacerme la ofendida porque mi opinión apenas había sido tomada en cuenta. En realidad fue por Kike, el simplemente me dijo "Laura, si lo querés así, perfecto… si no, no se hace nada y punto". Debo reconocer ahora que eso fue lo mejor.

Decidí no quedarme encerrada y hacer algo para distraerme, así que una mañana decidí cambiar mi imagen, ¿y quién mejor para eso que Nicole? ¿No la recuerdan? Nico, o Nicole, es la compañera de Baldo, uno de nuestros mejores amigos, mío y de Kike. Nicole fue la responsable del nacimiento de Kika, pues fue quien convirtió a Kike en mujer por primera vez. Si lo desean pueden leer esta historia en "El Nacimiento de Kika".

Ella es estilista profesional y tiene un concurrido salón de belleza en una colonia de buena clase. Trabaja para maduras adineradas o para muchachitas coquetas, a todas las deja hechas unas bellezas… sin importar que tan feas puedan ser. A mi siempre me había dejado preciosa.

¡Laurita, qué sorpresa!

¡Nicole, que linda te mirás! – nos saludamos efusivamente y me llevó hasta una silla, mientras una de sus asistentes entretenía a mis bebés, llevaba a Estelita y a Juanjo, pues Kikín ya iba al kinder.

Nicole es un travesti más o menos de la estatura de Kike (1.68), moreno claro y muy delgado y menudo, de apariencia delicada. Sus rasgos finos y largo cabello negro lo hacen ver muy femenino, rasgo que aprovecha para vestir una hermosa y distinguida ropa de mujer. Se preguntarán ¿qué diferencia hay entre un travesti, un transexual y un Lady Boy? Es sencillo, un travesti es un hombre feminizado y vestido de mujer, pero fuera de ello es un hombre como cualquier otro, como Kika o Felicia por ejemplo. Un transexual es un hombre quirúrgicamente convertido en mujer, ya sea que le cambien el sexo o no. Un Lady Boy es un hombre muy femenino, amanerado, que gusta de usar ropa de mujer sin querer pasar como tal.

Ese día quería un cambio de look, hasta ese momento casi siempre usaba el cabello hasta media espalda, cortado en capas. Se me miraba muy bonito, la verdad, pero ya estaba cansada, quería renovarme, en parte por todo lo que estaba pasando en mi vida. Ella me dijo que lo dejara todo en sus manos, que me iba a dejar irreconocible.

Mientras me hacía de todo en la cabeza, le conté de mi situación, ya saben, de Bianca, Beto y Kike. Nicole no daba crédito a lo que le contaba, me preguntaba que cómo podía hacer todo eso, que cómo era posible que fuéramos tan liberales. Yo le respondía que no lo sabía, que las cosas simplemente pasaron.

Pues Laurita, dejá de permitir que las cosas simplemente pasen… tu no sabés qué habrá al doblar la esquina y si solo dejás que el destino te llevé, algo malo te puede pasar. – tenía razón, Nicole ya era la tercer o cuarta persona que me advertía eso.

Luego de una hora y media, mi cambio estuvo terminado. Ella no me dejó verme al espejo ni una sola vez, decía que una obra de arte antes de ser terminada no eran más que brochazos, por lo tanto nadie debía verla aun. Cuando me vi, me quedé sin habla, me veía preciosa, era otra mujer, ya no era yo… ¡increíble!

Cortó mi cabello a la altura de mi boca, dejando mi cuello al descubierto, que por ser tan delgado, me daba un aspecto muy delicado y me ayudaba a verme más delgada y esbelta. También lo tiñó, me puso un color negro intenso con tonos en azul metálico que brillaban bajo el sol. La verdad, no podía estar más satisfecha.

¿Satisfecha?

Si… mucho…¿Querés que te depile también Laurita?

Mmmmm… si, creo que ya me hace falta.

¿Piernas e ingles?

Si, las 2 por favor Nico.

Nicole… acordate que hoy soy Nicole aquí. ¿Cómo te dejo las ingles?

Bueno… me limpias y que salga ningún pelito cuando uso traje de bañó.

Dejame a mi, vas a ver que te voy a dejar hecha una belleza Laura… ¿si?

Vaya, vos sos la profesional

Bien… quítate el calzón o se pueden ensuciar de cera.

Me tumbé en una camilla, mi vientre preñado no me permitía verla trabajar, solo sentí cuando me abrió las piernas y empezó la aplicación de la cera. A pesar de que no es algo agradable (no puede ser bonito que un montón de cera caliente le arranque a una los pelos) no me disgustaba, las manos de Nicole suaves y lo hacía con mucha delicadeza. Además, también llevaba otras intenciones, lo supe por la manera con que me apartaba los labios vaginales con sus dedos, los rozaba suavemente, como acariciándolos.

Mi clítoris empezó a palpitar y mi respiración se aceleró, Nicole me estaba regalando sensaciones muy placenteras. Ella lo tomó entre su pulgar y su índice y comenzó a restregármelo, jaloneándomelo con suavidad, meneándomelo. ¡Me volvía loca, loca! Si no hubiera sido por la cera caliente y las arrancadas de mis vellos, hubiera llegado al orgasmo. Así, lastimosamente terminó de depilarme.

Un piercing se vería muy hermoso aquí, ¿no te parece? – me comentó refiriéndose a mi clítoris, y yo recordé los de Bianca y de mi hermana Lucía.

Si, creo que si

¿No te dan ganas de ponértelo Laura?

Pues… nunca lo había pensado… supongo que a Beto no le agradaría demasiado, pero Kike y Bianca se volverían locos y a mi me gustaría.

Pues te cuento que también estudié enfermería y lo podría poner… especialmente cuando esté bien paradito como ahorita, je, je. – me puse muy roja.

¿Hoy? ¿Ahorita?

No, no, eso fue solo una broma. Estás en estado de gravidez y si se te infecta puede crear problemas después, eso te lo pondría unos 2 o 3 meses después de dar a luz para mayor seguridad.

Si, me parece, me parece

Pasó a mis axilas entonces, pidiéndome que me quitara el sujetador por el mismo motivo anterior. A esas alturas ya sabía yo que era solo una excusa, lo que quería era cogerme… y eso a mi no me incomodaba en lo más mínimo, je, je, je.

Nicole me agarró un pecho para apartármelo y poder aplicar la cera sin problemas, sin embargo tardó mucho en conseguir ponerlo en el sitio que ella deseaba, apretándome y haciendo que de el salieran gotitas de leche. Mi respiración empezaba a ser incontrolable, ella optó al final por "sujetármelo y sostenérmelo" del pezón, elevándolo lo suficiente como para sentirme derretir sobre la camilla. Mi mama morena e inflamada, surcada por venas a punto de explotar (recuerden que, aparte de tener ya cerca de 8 meses de embarazo, aun continuaba amamantando a mi hijo Juanjo), me mandaba fuertes corrientes eléctricas. Intencionalmente, se tardó mucho en depilarme ambas axilas… cómo me habría gustado que metiera una mano entre las piernas, ¡me habría hecho estallar en un fuerte orgasmo!

Cuando por fin terminó, sacó de un armario un bote con un denso aceite, que ella me explicó era de almendras.

Te voy a echar un poco en las zonas depiladas para que no se te irrite la piel, Laurita.

Muy bien. – dije, abriéndome completamente de piernas.

Cerré los ojos y empecé a respirar pausada pero profundamente, sentía que mis pezones y mi clítoris se me iban a reventar. Nicole empezó a masajearme las piernas, subiendo lentamente hasta llegar a mis ingles, punto en que se echó aceite en las mano y me lo aplicó por encima de mis labios vaginales y toda mi zona inguinal. Me masajeaba los labios con suavidad, bajaba y tocaba mi ano, me introducía la punta del dedo, no más, mientras a mi se me escapaban ya fuertes gemidos de gozo.

No me dijo nada, no había nada más qué decir, estaba claro todo. Continuó masajeándome los labios vaginales, me los abría y con sus dedos aceitosos me los acariciaba, apretándome el clítoris, tomándomelo entre sus dedos índice y pulgar para estirarlo y menearlo, buscando llevarme a ese delicioso orgasmo. Su otra mano me amasaba los senos, estrujándomelos y estirándomelos, pellizcándome los pezones, matándome de moría de gusto.

Se puso entre mis piernas y metió su cabeza entre estas, me lamía y chupaba con un frenesí loco, imparable. Me chupaba el clítoris como pocas veces me lo han hecho, sin lamerlo mucho, más bien intentando mamarlo como a un pene. Simultáneamente me metía varios dedos entre el hoyo, encorvándolos dentro de mi para que los sintiera más. En pocos segundos llegué a un orgasmo sumamente placentero, que grité escandalosamente como una loca.

Me dejó sobre la camilla, estaba sudando, respirando agitadamente, seguro que por la panza me veía pura ballena varada. ¿Ustedes creen que dejé a Nicole sin retribuirle tanto placer?

En cuanto me recuperé un poco, me puse de pié, así como estaba, en bolas, y abrí su bata. Ella vestía una bata blanca sobre un pantalón caquí de tela y una blusa de botones violeta de seda. Sin perder un segundo le desabroché el cinturón, abrí su cierre, bajé la prenda junto con una coqueta tanga, y me metí su sabroso trozo entre la boca. No era un pene muy grande, mediría unos 15 cm. y no era muy grueso tampoco, pero si muy bonito. Lo saboree, lo acaricié con la lengua, con los labios, con los dientes. Subí un poco chupándole todo el abdomen hasta aferrarme a sus tetillas por un rato, para luego bajar otra vez.

Bajé de nuevo, primero ella se sentó en el borde de la camilla con las piernas abiertas, y volví a atender su sexo. La cabeza de su pene estaba roja y brillante como una fresa, la acaricié con la punta de mi lengua y luego la metí dentro de mi boca y la chupé con ansias. Succioné esa verga deliciosa con fuerza, la jaloneaba y movía en todas direcciones tratando de hacerla enloquecer. Y lo estaba logrando (soy muy buena mamadora), ella gemía de gusto y jadeaba cada vez con más fuerza.

Pegó un grito y acabó, logré sacarme su pene de la boca a tiempo y lo apunté contra mi barriga de embarazada justo cuando expulsaba sus primeros chorros. Expulsó unos 5 chorros fuertes que se adhirieron sobre mi redondo vientre.

Nicole se quedó jadeando un poco, descansando. En cuanto se hubo recuperado se me quedó viendo, yo la miraba con mi preciosa carita de muñeca, sonriéndole pícaramente y jugando con su semen sobre mi vientre con uno de mis deditos. Entonces se arrodilló y se puso a lamerlo y a succionarlo hasta dejarme limpio, para luego, de pié, escupirlo dentro de mi boca abierta. ¡Aquello me puso más caliente que un horno nuevamente! Su semen me supo tan delicioso como pocos, con un sabor dulce y suave. Luego con una toalla húmeda me limpió los restos de su semen y mi sudor, me besó en los labios y terminó la sesión de depilación.

Les confieso que no esperaba hacer ese gesto de sumisión mío (esperar de rodillas a que escupiera su esperma dentro de mi boca) y menos que me excitara tanto. Ya saben que me calienta ser dominada a veces, pero eso me salió de adentro totalmente espontáneo y me prendió tanto que, al nomás llegar a mi casa, me masturbé como una loca.

Y sobre el piercing en mi clítoris (un "Reina Victoria") les cuento después. Besos y abrazos.

Garganta de Cuero.