Cambio de follamigo.
Cuando eres joven deseas follar con casi todas las mujeres, pero cuando una mujer que casi te saca una década quiere que seas su follamigo y quedas con ella para que en una primera cita demostrar lo que le puedes dar es cuando realmente aprecias que las mujeres se hayan liberado sexualmente. Gracias
“Hola, me pongo en contacto contigo para decirte que estoy harta de mi follamigo, ya que solo se dedica últimamente a hacerme dedos, y la verdad es que estoy harta. Desde hace un tiempo para aquí su herramienta no funciona, le hago de todo y no consigo hacer que se ponga dura, ¿será que se ha vuelto impotente sexual? No lo sé, pero me aburrí de hacerme dedos mientras él se me queda viendo, ¿podemos conocernos algún día? ¡Quiero que ocupes su lugar!”.
Este el mensaje que recibí de una joven de treinta y seis años, de una ciudad algo alejada de donde resido, pero tampoco estaba tan lejos, por tanto, le respondí conque estaba algo lejos, pero para vernos unas cuantas veces a la semana, no tendríamos problemas.
Sé que Elisa que así la llamaré, también había contactado con otros hombres, pero por unas cosas u otras, digamos que ella quiso que nos conociéramos, por tanto, quedamos el viernes pasado para vernos en una cafetería de su ciudad, total, tenía que ir para un evento en el fin de semana, por lo que me venía de lujo si no salía nada de esa cita, aunque si salió, vaya, esto es lo que paso realmente.
Nos vimos en la cafetería, ella alegre y muy sonriente, digamos que o le había gustado mi presencia o la conversación que manteníamos, total, que como le indique que también tenía otros asuntos que atender en ese fin de semana en su ciudad, pues le dije que si quería que fuéramos a más o solo nos quedábamos con la cita y luego ya se vería.
Elisa no sé lo que se pensó o pensaría, pero lo que me dijo me dejo las cosas claras:
— Tú no me vas a hacer dedos, ¿verdad? ¿Pues qué te parece si nos vamos a mi piso y vemos que sabes hacer a una mujer como yo? — Sonriendo, casi riéndose y sabiendo que podríamos tener un encuentro sexual muy apasionado, pero a la vez muy cañero.
Yo debo de indicar que llevaba unas cuantas semanas sin sexo, por eso de que las navidades pasadas no son para estar todo el día follando, vamos, digamos que mis contactos semanales estaban algo ocupadas con las fiestas, por lo que me subía por las paredes y necesitaba ya descargar, por tanto, Elisa iba a ser mi desahogo sexual, por lo que nos fuimos a su piso.
Una vez allí, digamos que nos dejamos llevar por el deseo por lo que entre que ella ya me comía la boca a lo bestia, yo le metía mis manos y dedos por dentro de su ropa y notaba que ella correspondía de la misma manera, pues que antes de llegar al salón, escasos metros desde la entrada de su piso, pues estábamos casi desnudos, por lo que la agarre fuerte de sus tetas mientras estaba detrás de ella, apartando su tanga a un lado para meter mi miembro bien erecto entre sus cachetes y labios, para humedecer mi capullo y en cuanto ella levantará un poco su cadera, se la metería de un solo golpe, y así fue, el animal metió su polla dentro del coño de la zorra que estaba encelada y cachonda.
Como estábamos muy cachondos, pues la puse contra la pared, ella, apoyándose un poco con sus tetas, cara y brazos, y yo empotrando su cuerpo contra la pared, para que sintiera que este nuevo follamigo iba a dejar el listón muy alto para otros, por lo que empecé a follarle fuerte su cueva uterina, de tal manera que pronto Elisa se corrió, pero no quería que parará, por tanto, sacaba su culo hacia mí como diciéndome “sigue, cabrón, sigue y no pares de follarme, que me gusta” así que, a uno no le hacen falta muchas señales, seguí follando fuerte su coño de tal manera que se oía como mi cadera se pegaba contra su culo, ese sonido característico de zas, zas, zas, y a cual más rápido y acelerado, hasta que tuve ganas de correrme, pero no quise hacerlo dentro de su coño, no por nada, sino porque se la había metido sin goma, y claro, una cosa es la follada y otra la corrida, por lo que se la saque del coño, totalmente dilatado y dejando un buen orificio entre sus músculos, y le agarre la cabeza para que se agachara, mientras metía mi polla en su boca, a lo que ella entendió que deseaba correrme en su boca. Pero a mí no me gusta hacerlo como en las películas porno, por lo que agarre de su garganta y cabeza y le folle rápido, para dejar toda mi leche dentro de su conducto bucal, vamos, que me corrí dentro de su garganta para que ella solo pudiera tragar y no sacar nada con su lengua.
Pedazo de orgasmo tuve, pero necesitaba más, ya que apenas me había vaciado, por lo que me senté en su sofá, ella, Elisa, al estar todavía digiriendo mi leche y notar que se me estaba aflojando, se puso a cuatro patas, pero ahora fue ella la que se tragó mi pene, para empezar una mamada loca, acelerada y fuerte para endurecerla, y así fue como en breves momentos me tuvo otra vez con mi estaca empalmada, por lo que ahora ella se quitó el tanga delante mía, y enseñándome su culo, me pregunto:
— ¿Culo o coño, pero me lo tienes que llenar de leche, que yo tomo la píldora, guapo? — me indico mientras que con sus dos manos se abría los cachetes de su culo, ofreciéndome ambos agujeros.
¿Que podría hacer yo ahora, si lo que deseaba era volver a follar a esta zorra caliente que estaba siendo Elisa? Pues le dije:
— Elije tú, porque me vas a cabalgar hasta que nos corramos juntos. — Indico que me gusta más follar un rico coño, pero ante un culo, nunca digo que no, eso lo deben de decidir ellas, que son suyos y es su cuerpo y su morbo.
Y vaya si eligió, que se sentó encima de mi polla y metiéndose ella sola mi capullo dentro de su coño, empezó a cabalgarme de tal manera que porque me había corrido hacía pocos minutos, sino estallo dentro de ella, pero es lo bueno que tiene correrse pronto, que uno se recupera, por eso, subía y bajaba tan rápido que incluso solo ella se corrió un par de veces, y yo quería ya que se la metiera por su culo estrecho, por eso en uno de sus movimientos de cadera tras correrse se salió mi cimbel y entonces ella sola se empezó a meter por su culo, como la tenía toda lubricada, solo tuvo que moverse un poco hacia mí, para notar como ahora sí que me estrujaba toda, por eso, cuando se echó hacia atrás y jadeo que le tenía que entrar toda, me dejo casi con dolor de polla, porque sí que se sentía cerrado, pero una vez dentro, yo no me aguanté y empecé a follar su culo estrecho, de tal manera que ella se tenía que masturbar su clítoris, pero eso me dio igual, porque ahora sí que iba a destrozar a esta zorra, así que, acelere mis movimientos de cadera de arriba y abajo, tan rápido que su culo se hizo a mi pollón y en unos cuantos minutos de follar fuerte, fue cuando no pude aguantar y le llene todo.
Para mis veinte y siete años, estar con una mujer de treinta y seis que parece que tiene solo mi edad en cuerpo, pero en mente es muy madura, pues la verdad, correrte dos veces con ella, es poco, por eso en cuanto acabe de llenarle el culo, la deje que ella dejara de correrse, porque también tuvo un fenomenal orgasmo, y claro, yo quería más, ya que notaba que todavía tenía mis huevos llenos, por eso, en cuanto Elisa se pudo mover, fue cuando la deje que se quedara en el sofá, la ayude a ponerse en cuatro, y entones, no digo lo bonito que es ver el culo de una mujer madura para mí, como le sale mi leche por su ano, bajando por sus labios, vamos, que no hice otra cosa que apuntar mi blando falo a la entrada de su coño, y agarrando su melena, se la metí de un solo golpe.
Quería que ella sintiera a su nuevo macho, ese chico que la iba a destrozar para que cuando eligiera a otro, supiera quien es su cabrón y quien los de para pasar el rato.
En cuanto estuve dentro de ella, me acerqué a su oreja para decirle:
— Menuda puta estás hecha, ahora quieres más, ¿verdad? Pues prepárate porque pienso follarte como la guarra que eres, y te voy a vaciar mis huevos dentro, zorra. — mientras le empezaba a azotar con una mano su culo, mientras entraba y salía de su coño más que humedecido por lo que le salía de leche de su culo, por sus orgasmos y porque sabía que estaba muy cachonda, tanto que aceleré mucho, me daba igual que le gustará o que le doliera, ahora yo era quien le follaba.
Estuve un buen rato follando su coño, porque después de dos orgasmos míos, me costó llenarle de nuevo, pero no paraba de agarrar su cintura, de tirar de su melena que ella arqueaba su espalda, y con todo eso, la follada era de las que me gustan a mí, rápida, fuerte, brusca y cañera. Como toda zorra tiene que tener en su vida.
Tras estar unos minutos (no sé cuántos fueron) follando como a una puta de verdad, empecé a tener ganas de correrme de nuevo, y sabía que ya sacaría poca leche, por eso, solté su melena, cosa que ella creo que agradeció mucho, y me agarre a su cadera con ambas manos, acelerando mis penetraciones tan rápidas y fuertes, que el sonido que se oís eran nuestros jadeos, nuestros cuerpos chocando y nuestras bocas diciendo guarradas, ella me decía que era un puto cabrón que la follaba bestialmente y yo le decía que menuda puta salida era ella, total, que con tantas palabras, tantas frases salidas de lugar, tantos meneo de nuestros cuerpos, conseguí vaciarme dentro del coño de la puta de Elisa, que al final resulto que ella también se corrió.
Explote dentro de ella, dándole cuatro empotradas fuertes y cayendo encima de su espalda. Su cuerpo temblaba y yo me había tirado a una madura para mí, aunque la verdad es que me he follado alguna que otra casada, y es otra manera diferente.
Espero que les haya gustado mi relato, porque es verídico y real.
Si quieren, pueden seguir mis historias, ya que está es de cuando tenía veinte y siete años, pero ahora ya soy un maduro, que no olvida nunca a Elisa.
®Todos los derechos reservados al autor de la historia.
Nota de autor:
Perteneciente a mi serie de relatos de "Solteras y buscando".
Y con esto, el autor de la obra se despide, hasta la próxima historia, que la verdad sea dicha pero desde que las mujeres ya eligen, se folla más que antes, al menos en mi vida es cuando más tengo. Gracias mujeres por ser tan libre y saber lo que deseáis en el sexo. Gracias.
Podéis seguir mis otras historias en los enlaces o páginas en las que los publico.