Cambiando El Destino 6

Rubí se sonreía pues algo le decía que Sarahi no era como Mayra, entonces, ¿era como ella?; ya lo averiguaría.

CAMBIANDO EL DESTINO 6

Rubí se encontraba cómodamente recostada en el pasto, acababa de terminar su actividad deportiva a lo que se encontraba vestida con su pants y sudadera gris, descalza; pero lo que sorprendió a Sarahi no fue eso, fue que Mayra se encontraba justo a los pies de Rubí, al igual recostada pero ella no descansaba, ¡Mayra le masajeaba los pies a Rubí!;

Se los acariciaba con tal naturalidad y entrega que a leguas se notaba que estaba mas que acostumbrada mientras que Rubí con una arrogancia y altanería impresionante se fumaba un cigarrillo y le iba indicando a su fiel acompañante como deseaba su masaje. Sarahi no dejaba de menear la cabeza de asombro al presenciar como la estirada de Rubí de vez en cuando se divertía echándole el humo a la cara a Mayra y la ceniza sobre su cabello pero lo que no dejaba de sorprender a Sarahi era que Mayra ni se inmutaba, no se veía una sola mueca de reproche o indignación.

Sarahi estaba en verdad asombrada ante tal escena y al parecer Rubí también o si no estaba asombrada al menos sí se notaba inquieta al percatarse de que Mayra se comportara con extrema docilidad a lo que repentinamente Rubí cambió de táctica, atormentando en verdad a Mayra. Rubí sonrió perversamente, disfrutando totalmente lo que pensaba hacerle a Mayra, se le acercó tantito, le revolvió cariñosamente su cabello; algo que Mayra tomó como un gran cumplido y le agradeció con una de sus mejores y bellas sonrisas mientras continuaba esmerándose en acariciarle los pies a Rubí.

Pero la inocente Mayra dejó de sonreír al ver lo que Rubí pretendía hacer con ella; de momento dejó de acariciarle el cabello, entonces se lo hizo a un lado dejando al descubierto su oído, la malvada Rubí dio una calada a su cigarro y a continuación sonriéndole con malicia a su amiga, le acomodó el cigarro justo sobre su oreja; al instante Mayra se desesperó al sentir mas que el contacto el calor que emanaba del cigarro consumiéndose sobre su oreja y que de dejarlo ahí de un momento a otro le quemaría su oreja o su cabello.

¿Pepepepepepero que haces Rubí?— tartamudeó Mayra dejando de frotarle los pies a su amiga e intentando quitarse el cigarro.

¡Alto Peque, tú continúa con lo tuyo o sea acariciándome los pies y yo me ocupo de lo demás!;

¡Pero Rubí, me voy a quemar, el cigarro, Rubí por favor quítamelo quítamelo, me quemaré Rubí!— lloriqueó Mayra conmoviendo a Sarahi que no perdía detalle de tan interesante escena; para infortunio de Mayra, no era a Sarahi a quien necesitaba conmover sino a Rubí y ésta ni se inmutaba.

¡Peque!— le habló con autoridad— ¡continúa con mis pies y no me hagas enojar!; si no te quieres quemar, simplemente no muevas tú cabezota, mueve solo tus manos coño.

¡Pero Rubí, amiga, amiga por Dios!;

¡BASTA COÑO!— le gritó Rubí.

¡Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy!;

Al instante Mayra se quejó; Rubí le había propinado una patada con la planta de su pie en plena cara que aunque no fue tan fuerte sí logró hacerle daño, justo el grado de daño que pretendía hacerle; por el impacto el cigarro cayó al piso quemándole el brazo a Mayra sin apagarse; Rubí lo levantó, se lo ofreció a Mayra que entendió y le dio una calada al cigarro para que no se apagara y de nuevo Rubí se lo acomodó en la oreja. Ya se había consumido casi la mitad del cigarro a lo que la molestia y el nervio aumentaron para Mayra que sin mas se soltó a llorar.

¡Por fa Rubí quítamelo, te lo suplico amiga, te lo suplico!;

Rubí tan solo se sonrió con crueldad y en verdad disfrutando lo que hacía se dedicó a secarle las lágrimas que corrían por las mejillas de Mayra con sus pies mientras se burlaba aún más de ella.

¡Vaya, ya veo que sigues empeñada en no acariciar mis pies con tus manos, bueno, pues hazlo con tus labios para que dejes de decir tonterías, anda, bésame las plantas de mis pies, sabes que me encanta además me pican por el pasto, vamos perrita digo, Pequeñita, lámeme las plantas y olvídate del cigarro!;

Sarahi incluso sentía su corazón latir agitadamente y ella no tenía un cigarro consumiéndose sobre su oreja, no quiso imaginarse por lo que debía estar pasando la pobre Mayra que fiel ante su amiga se limitó a lamer las plantas de los pies de su ya mencionada cruel amiga sin dejar de llorar.

¡Ahora chupa mis dedos jajajajaja sí, así, chúpalos y trágate el pasto que hay en ellos jajajajaja sí que eres como una mascota Mayra, jajajajajaja mira que bien me la paso contigo, nunca me aburro!— la humilló sin piedad mientras le mantenía dentro de su boca un pie obligándola a chuparle los dedos, retiraba un pie y le introducía el otro, comprobando que Mayra se tragara el húmedo pasto que se encontraba sobre sus plantas y dedos.

Rubí no se medía al momento de divertirse, por que para ella era una diversión; con la que solía llamar su mejor amiga. Al final para sorpresa tanto de Sarahi como de la propia Mayra, Rubí retiró el cigarro del oído de Mayra cuando apenas estaba por consumirse por completo a lo que no llegó a hacerle daño en el oído ni en su cabello a Mayra, no la quemó.

¡Fiu!— expresó Mayra calmando sus nervios pero el gusto le duró poco. Rubí mirándola con malicia observó la colilla aún encendida y sin pensárselo se lo apagó en el brazo a Mayra haciendo presión.

¡Aaaaaaaahhhhhhhhhhhhh!— gritó la pobre Peque revolcándose y rompiendo a llorar de nuevo mientras se tallaba el brazo.

¿Por qué Rubí por qué?; ¡somos amigas!; ¿Por qué me haces daño?; ¡sí dices quererme!; ¿Por qué me lastimas?— le suplicaba angustiada una explicación.

Mayra lloriqueaba tan triste que en verdad inspiraba compasión y ternura siendo ella una encantadora y dócil jovencita.

¡Por no confiar en mí!— le respondió increíblemente una ofendida Rubí— ¡me jode que no confíes en mí, te dije que no te preocuparas por el cigarro sino por mis pies, te dí a entender que no te quemaría a menos que así lo decidiera y te la pasaste llore y llore, por eso te he quemado!— hizo una pausa y continuó en la misma postura pues en verdad era ella quien se sentía indignada y ofendida— a ver, ¿acaso te quemaste el oído o el cabello?;

Mayra contestó negando con la cabeza.

¡Plaffffffffffffffffffffffffff!; Rubí le estampó una tremenda bofetada— ¡así es idiota, no te quemaste ahí y si hubieras confiado en mí tampoco te hubiese quemado en el brazo, ahora pídeme perdón y continúa besándome los pies o me pondré de muy mal humor contigo!;

¡Nooooo Rubí no te enojes, perdón perdón amiga!— se apresuró Mayra a responder con una jodida y completa sumisión, una sumisión que quizás ni ella misma comprendía; cualquiera juraría que Rubí la tenía hipnotizada o hechizada y era una posibilidad, pensando en la belleza y el carácter aplastante de Rubí, hipnotizaba a cualquiera sin respetar raza, sexo, religión y Mayra no era la excepción mención aparte del carácter tan sumiso y dócil que tenía por naturaleza.

La fiel Mayra se arrojó al instante a los pies de su amiga cubriéndolos de besos mientras le decía angustiada y preocupada— ¡no te enojes Rubí por fa, perdóname, es verdad, no confié en ti pero no te molestes conmigo, vamos, no te….!

Rubí la calló metiéndole de nuevo un pie en la boca, lo retiró, enterró ambos pies sobre el pasto y de nuevo se los ofreció a Mayra dejándolos justo frente a su cara. Mayra observaba atenta los bonitos pero sucios pies de Rubí; la noche anterior había llovido bastante fuerte y Rubí groseramente revolvió sus pies en el húmedo pasto mezclándolos con el lodo.

¡Bésamelos Mayra!; ¿o acaso te da asco besarme los pies?— la presionó sutilmente mientras le dedicaba una malévola sonrisa.

¡No Rubí, no me da asco!— mintió Mayra haciéndose la fuerte y tragándose su orgullo que muy bien tenía pero se lo escondía con tal de complacer a su amiga, aunque eso implicaba olvidarse de que era una persona para dar paso a convertirse en un títere, un títere al cual Rubí le daba vida o muerte según su bendito humor. Mayra sin perder más tiempo se entregó al cruel capricho de su amiga lamiéndole los pies.

¡Besa y lame mis uñas, no se por que pero me encanta mmmm igual entre los dedos Mayra, ahí sí que compites duro con Julio jajajajaja aunque Julio se esmera cada vez mas en lamerme las uñas de mis divinos pies jajajajajaja!;

Mayra hizo caso omiso de tan humillante comentario; miró con ternura y adoración a su amiga y le preguntó a modo de súplica— ¿no estás enojada conmigo verdad?, ¿verdad que no?;

¡Puede que no!— le respondió Rubí moviendo sus pies a lo que Mayra de nueva cuenta se dio a la tarea de adorarle los pies ante la cínica sonrisa altanera de Rubí; ¡quería a Mayra!, la quería; pero sin duda disfrutaba sometiéndola de esa aberrante forma, manteniéndola a sus pies besándoselos y obligándola a veces a degradarse cada vez mas bajo y ruin ante ella tan solo por capricho y placer.

Lo rescatable de todo esto fue para Sarahi que al observar lo acontecido se la pasó meditando y sacando conclusiones— ¡Dios, que le hizo para doblegarla de esa forma por que obligada no está como yo con Norma!— pensó Sarahi en silencio y deduciendo que fuere cual fuere el motivo, en ese momento a ella era lo que menos le debía interesar pues primero estaba ella a lo que Sarahi decidió arriesgarse pues dedujo que no podría comportarse tan sumisa y servicial ante Rubí pues correría sin duda la misma suerte que Mayra a lo que respirando profundamente antes de acercarse a Rubí decidió que debía cambiar de táctica con ella, no irse al extremo y comportarse altanera o retadora pero tampoco tan sumisa; eso implicaba muchos riesgos pero la valiente Sarahi estaba dispuesta a correrlos pues por nada del mundo deseaba terminar como Mayra, ya demasiado tenía con Norma y en soñar con su añorada venganza como para que encima se echara al hombro una nueva enemiga de la magnitud de Rubí— es posible ganarme su respeto— aclaraba Sarahi sus pensamientos— pero tengo que actuar con mucha cautela, ¡vamos Sari, inteligente, así es como debo actuar, inteligente!— dicho esto interiormente, Sarahi llegó justo frente a Rubí quien se encontraba como al principio, fumando y echando el humo y la ceniza sobre la cara y el cabello de Mayra.

¡Hola Rubí!— la saludó Sarahi. Rubí la miró altanera y continuó en lo suyo.

¿Me invitas un cigarro?— Sarahi ya no espero respuesta, tomó un cigarro de la cajetilla, lo encendió y le sonrió con seguridad a Rubí que estaba mas entretenida en atormentar a Mayra que en observar a Sarahi.

Mayra desvió tantito su mirada dejando de besar los pies de Rubí pues se incomodó al tener cerca a Sarahi; una cosa era someterse en la intimidad ante su amiga y otra muy distinta era hacerlo frente a terceros, mas ante alguien como Sarahi a quien la misma Mayra consideraba inferior a ella. Una leve patada recordó a Mayra su deber.

¿Qué pasa Peque, te da pena besarme los pies ante Sarahi?;

¡No Rubí!— mintió de nuevo muy apenada Mayra.

Sarahi no pudo evitar sonreír ante la evidente humillación de Mayra.

¡Pues continúa!; total, ¿no que te gusta tanto como huelen mis pies?; ¡sí!, es raro, ¡pero así es!— se dirigió Rubí de momento a Sarahi— ¡Mayra disfruta oliéndome los pies y bueno pues cada quien!; por eso me enoja que ante terceros lo quiera ocultar, si tanto le gusta pues que mas da, ¿no te parece?;

¡Claro!— contestó burlona Sarahi.

Mayra tenía la cara roja de vergüenza aún así Rubí le acercó uno de sus tenis y le hizo oler el interior— ¡huele!— le ordenó secamente. Mayra obedeció.

¡Jajajajajaja de verdad que te gusta!— se rió Rubí a sus anchas.

Mayra no la desmintió; no le agradaba para nada ese olor pero si aceptando las palabras de Rubí y complaciéndola le daba como resultado tenerla contenta pues a la pobre no le quedaba de otra.

¡Bueno!; ¿y tú que?— se dirigió Rubí a Sarahi.

¡Ehhhhh claro, tranquila es, solo vine para saber si siempre continuaré haciendo tus deberes!— le contestó Sarahi dándole una calada a su cigarro.

¡Ahhh!— expresó con fastidio Rubí— ¿y que sí te digo que no?;

¡Pues nada tan solo y me marcharé!— le respondió Sarahi manteniéndole la mirada.

¡Bueno pues no, ya no me harás los deberes!;

Sarahi se sorprendió por la respuesta, estuvo a punto de insistirle, mas que eso, de rogarle pero recordó su postura y su plan a lo que decidió resignarse, se dio lentamente la vuelta para marcharse pero se detuvo a una señal de Rubí.

¡Espera, nunca dije que te podías marchar!;

Sarahi accedió ésta vez con la mirada clavada al piso contemplando como Mayra se encontraba al igual a los pies de ella besando los pies de Rubí.

¡Te tengo un trato!— le dijo Rubí— ya no quiero que hagas los deberes de nadie mas tan solo los míos o sea trabajarás para mí haciendo mis deberes, yo te pagaré lo que las demás te daban; ¿Qué dices?;

¡Hecho, acepto!— contestó sin dudarlo Sarahi.

¡Bien!— expresó Rubí que al final había cambiado de opinión pues al igual sentía una sensación extraña de afecto hacia Sarahi, algo que no se daba para nada seguido en la frívola señorita Panty, pero la chica le caía bien y no podía dejar de admirar aunque muy disimuladamente su belleza y su inteligencia tan naturales con las que Sarahi había nacido a lo que decidió no solo seguirla empleando sino tenerla mas de cerca haciendo que exclusivamente tan solo se ocupe de ella y sus deberes.

Rubí se levantó; con otra patadita indicó a Mayra que la calzara. Sarahi le sonrió y le tendió la mano diciéndole— ¿amigas?;

¡No!— le respondió en seco Rubí sonriéndole con ciertos aires de desprecio y superioridad dejándola con la mano estirada. Sarahi no pudo evitar sentirse ofendida, bajó la mano y sintiéndose ridícula se despidió— ¡bueno bye!;

¡Bye Sari y recuerda que no tolero errores!;

¡Lo recordaré!— respondió Sarahi ante la sonrisita burlesca de Rubí.

Sarahi se marchó desquitando un poco aquel bochornoso momento sonriéndose con burla de Mayra que continuaba a cuatro patas poniéndole los zapatos a Rubí quien se quedó contemplando a Sarahi; en el fondo le había gustado la actitud y postura que Sarahi adoptó frente a ella, no se comportó grosera ni le faltó al respeto pero al igual y se mostró mas decidida, sin miedo ni inseguridad.

Rubí se sonreía pues algo le decía que Sarahi no era como Mayra, entonces, ¿era como ella?; ya lo averiguaría.

Continuará