Cambiando El Destino 20

¡Eres mala y perversa Rubí!;

CAMBIANDO EL DESTINO 20

¡Ayúdame Rubí ayúdame, te lo imploro, no voy a soportar ésta vida de nuevo!; ¡ES DEMASIADA HUMILLACIÓN RUBÍ, DEMASIADA!; ¡Por piedad, si alguna vez en verdad me estimaste o me estuviste agradecida, te lo suplico, ayúdame o mátame pero no me entregues en éstas condiciones a Rebeca, POR PIEDAD!;

A Sarahi apenas y se le entendían las palabras; lloraba intensamente mientras bañaba con sus lágrimas y besos los pies de Rubí.

¡Mmmmm no se!— se expresó una sonriente y orgullosa Rubí— ¡Déjame pensarlo aunque mmmmm, bueno, ya me conoces, siempre permito súplicas, me encanta que me supliquen pero no siempre accedo a conceder lo que me ruegan, pero en fin, sigue intentando, a ver, lámeme las plantas, eso funciona!— concluyó arrogante.

La pobre Sarahi no cesaba de llorar; se encontraba postrada en el piso y sin pensárselo, arriesgando lo que de dignidad le quedaba ante Rubí, se humilló lamiéndole las plantas de sus pies. Rubí se tomó su tiempo y al final increíblemente le hizo saber su decisión a Sarahi después de una fuerte carcajada.

¡Bien Sirvientita, muy bien, ya estuvo bueno, me has demostrado que sabes comportarte como una verdadera perra sumisa cuando la situación así lo amerita, venga coño, de rodillas, deja ya de babearme los pies!;

¿Qué, qué dijiste?— preguntó Sarahi llorosa, incorporándose y quedando de nuevo de rodillas al escuchar tales palabras de Rubí y sintiendo el presentimiento de que no todo estaba perdido, de que no se había humillado en vano ante la arrogante y estirada señorita Panty.

¡Lo que oíste Sirvientita!— continuó Rubí— ¡Nunca pensé en apoyar a Rebeca! O sea, nunca estuve de acuerdo con su loca idea de esclavizarte con tal de mantenerte a su lado; ¿Por qué?; ¡Sencillo!, me caes bien y eso debe ser para ti todo un privilegio, me gusta tu actitud retadora a veces salvaje y es cierto, si no has llegado mas lejos es por que careces del poder.

¡No Sari, no voy a cortarte las alas aunque me enorgullece saber que si ese fuese mi deseo, podría hacerlo, sí, yo puedo dejarte continuar tu vuelo o cortarte las alas pero estate tranquila, lo dicho, me caes bien!— Rubí hizo una pausa y enseguida añadió para concluir— además para ser honesta igual Mantecoso me agrada.

¡MANTEGROSO!— la corrigió Sarahi— ¡Es Mantegroso!;

¡Sí coño, eso, el caso es que Mantecoso me agrada!;

¡M-A-N-T-E-G-R-O-S-O!— insistió Sarahi, lo que provocó que Rubí se riera.

¡Sí coño eso!; ¡Ay Sari, tú no cambias, mira que ponerte en ese plan tan exigente conmigo y estando de rodillas y después de tenerte a mis pies jajaja!; ¡Cómo rayos tienes valor todavía de mirarme a la cara!;

¿Por qué lo hiciste Rubí?— preguntó Sari un poco mas tranquila— Si dices que te caigo bien, si vas a ayudarme; ¿Por qué me has humillado de tal forma?;

¡Por que me siento aburrida, vamos, no lo tomes a mal!— le contestó Rubí haciendo unos pucheros de niña pequeña— En serio Sari, últimamente ando muy aburrida, por eso uso a Mantecoso para mi diversión y no se, se me antojó jugarte una broma jajajajaja, te la creíste, casi y te cagas de miedo.

¡Yaaaaaaa Rubí, si vas a ayudarme quítame éstas malditas esposas!;

¡Ahhhhhhhhhhhhhh sí, las esposas, claro, bésame los pies y te las quito!;

¡Noooooooooooo!— gritó Sarahi berrinchudamente pero si de berrinches se trataba, Rubí lo hizo más fuerte.

¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, vamos Sirvientita consiénteme será nuestro secreto!;

¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!— se quejó Sarahi besando el pie de Rubí quien maliciosamente le dijo— ¡El otro pie, bésamelo, bésame la planta!;

Sarahi la miró un tanto desafiante y Rubí risueña le comentó— ¡Vamos coño, son dos esposas y tengo dos pies, bésamelos y te quitaré las esposas!;

Sarahi accedió y Rubí la liberó de las esposas. Enseguida Sarahi se abrazó a Rubí en agradecimiento.

¡Aparta Sari hueles a pies!;

Sarahi se apenó y tan solo comentó— Rubí, Rebeca va a enloquecer en cuanto sepa tu decisión.

¡Bah, me tiene sin cuidado!, en fin, pienso divertirme también con ella jajajaja.

¿Qué le harás?— preguntó curiosa Sarahi.

¡Lo mismo que a ti, herirla en su orgullo para que no ande tan estirada ante mí!;

¡Eres mala y perversa Rubí!;

¡Uy gracias, jajajajajajajajajajajajaja!— ambas rieron y de nuevo se abrazaron; entonces Rubí le aclaró a Sarahi— ¡Eso sí Sari!, también se aquello de tu independencia económica pero eso tendrás que lograrlo con Rebeca por que yo no pienso regalarte un solo peso.

Sarahi quedó seria. Rubí continuó— ¡Tranquila, te apoyaré, será pan comido, tan solo tienes que jugar con los sentimientos de Rebeca!;

¡Esto haremos!; Sarahi escuchó atentamente cada una de las palabras de Rubí.

¡Yo le diré a Rebeca que no pienso ayudarla con joderte y que lo mas sano es que tú te marches, entonces le haré creer que efectivamente estás empacando y que no juegue a detenerte a la fuerza por que no se lo permitiré!;

¡Vamos, la convenceré de que doble las manitas y que te pida perdón, te lo garantizo, te la dejaré comiendo de tu mano, entonces aprovecharás ese momento de debilidad y harás que te otorgue un poder económico para que ya no dependas de ella!; ¿Qué te parece?; ¡A que soy genial!; ¿Verdad?;

¡Gracias Rubí, bueno, voy a visitar a mi madre y a quedarme luego en mi habitación haciéndome la ofendida hasta que llegue Rebeca!;

¡Perfecto!— exclamó Rubí— ¡Llégale, justo ahora le llamaré a Rebeca diciéndole que estás por marcharte jajajajajajaja!— ambas rieron y cada quien se dispuso a hacer lo propio.

REBECA HUMILLADA POR AMOR.

Transcurrían apenas unas horas en cuanto Rebeca entraba corriendo presurosa a la casa de Rubí dirigiéndose a su habitación y justo así entró, desesperada y cesando. Rubí la esperaba cómodamente en su mueble, dispuesta a divertirse ahora a costa de los sentimientos de su amiga.

¡Rubí!— le habló cesando Rebeca— ¡Cómo está eso que Sari se marcha, coño!; ¿Que no quedamos en que tú lo impedirías?; ¿Por qué rayos no mandas a Camelia o a alguien para que la espose? O pásame tu revólver, yo misma la detendré.

¡No quiero!— respondió Rubí altanera— por eso te avisé, para que después no hayan malos entendidos, pero como te dije, no pienso ni quiero detenerla, por el contrario, le he ofrecido mi apoyo, así que no intentes hacerle daño ni a ella ni a Mantecoso; además, Rebe, no te queda amenazarla, te mueres por ella.

¡Peeeeeeeeeero!; ¿Por qué Rubí coño?; ¡No me jodas, vete al diablo, voy a impedir que se largue!;

¡TE LO ADVIERTO PADILLA, NO JUEGUES CON EL DIABLO POR QUE VAS A PERDER!;

Rebe interpretó muy bien la clara amenaza de Rubí y a pesar de encontrarse tan desesperada, asimiló muy bien la situación y entendió que no podía ir en contra de Rubí a lo que acercándosele completamente perdida, tal y como Rubí pensaba tenerla para moldearla a su antojo; Rebeca le habló con la voz entrecortada.

¡Vamos Pingüino, no me hagas esto, por lo que mas quieras Pingüino!;

¡Jajajajajajajaja, uyyyyyyyy alguien aquí está jodidamente enamorada jajajajajajajajajaja!;

¡Por favor amiga!— suplicó Rebeca.

¡Mmmmmmmm!— Rubí se hizo la interesante y como que no quiere la cosa, preguntó— Oye Padilla y a todo esto, ¿Yo ya no te gusto?, digo, recuerdo que antes te babeabas por mí, por un beso mío; ¿Y ahora?;

¡Vamos Rubí, en tu vida yo no tengo cabida como tu pareja!; ambas somos crueles, ambas somos perversas pero a Sarahi la amo, no pienso hacerle daño y te prometo no tocar a ese infeliz Mantecoso pero permite que la retenga a mi lado; ¡No quiero perderla, me niego a perderla, por favor ayúdame!;

¡NO!— contestó riendo Rubí— Sari ha tomado ya su decisión y yo la respetaré; ni modos Padilla— concluyó mirándola con lástima.

Rubí esperaba mucha más rebeldía y resistencia por parte de Rebeca; para su sorpresa, Rebeca cedió mucho más rápido que Sarahi.

A la huerita se le veía deshecha, dispuesta a todo con tal de retener a Sarahi y viendo que a la fuerza no le sería posible al contar ésta con la protección de Rubí; optó por rogarle a su amiga por sí misma, sin sentirse presionada por Rubí a lo que increíblemente se dejó caer de rodillas y casi pegando el rostro en el piso, le suplicó.

¡Te lo suplico Rubí, ayúdame a retenerla, vamos, nos conocemos, es lo que quieres, divertirte con nosotras, pues bien, aquí me tienes, a tus pies, justo cómo te gusta ver a todos, vamos Rubí, haz lo que quieras pero ayúdame!;

¡Te juro que me estoy muriendo de la vergüenza de estar ridículamente ante tus pies, se que me llamarás débil pero esa debilidad es producto del amor!— concluyó llorosa Rebeca con la esperanza de ablandar a la que consideraba su confidente y mejor amiga.

Rubí se sonrió al contemplar a su amiga, a la cruel y estirada Rebeca Padilla rota, desesperada y tan humillada ante sus pies; lentamente Rubí deslizó su pie hacia delante y Rebeca no esperó orden alguna; inclinó el rostro y se humilló, le besó el pie demostrándole a Rubí que estaba dispuesta a todo con tal de que la apoye y no pierda a Sarahi.

Desafortunadamente para el orgullo de Rebeca, era precisamente ante Sarahi ante quien debería someterse y humillarse por amor y así justamente se lo hizo ver Rubí.

¡Lástima Padilla pero no es ante mí ante quien debes llorar y congraciarte!— le dijo Rubí risueña ante la cara roja de vergüenza de la joven, pues Rubí le estaba acariciando la mejilla con los dedos de su pie mientras continuaba hablando— ¡Así es Padilla, es sencillo, quien quiere mas, sufre mas!; Tú quieres mas, Sari está a punto de marcharse, no hay de otra, tú puedes evitarlo, solo es cuestión de comerte el orgullo e ir a pedirle perdón y rogarle que no se marche y claro, acceder a sus caprichos.

¡Vamos Padilla, no hay que pensar nada, hay que actuar, recuerda que el corazón solo entiende de emociones, venga, mueve el culo!— la animó Rubí dándole suaves pataditas en el rostro.

Rebeca permaneció clavada en sus pensamientos por unos instantes y al final se secó las lágrimas, besó los pies de Rubí y se marchó en dirección al cuarto de Sarahi. En el camino se encontró con Mantegroso y lo fulminó con su mirada de desprecio.

Sin perder tiempo, empujó la puerta y entró a la habitación, ahí se encontró justamente a Sarahi de espaldas, cruzada de brazos, serena y firme en sus decisiones. Rebeca no habló, actuó; se echó a los pies de Sarahi, se abrazó, se refugió en aquellos pies cubriéndolos de besos y declaró una vez mas, su amor a Sarahi.

¡NO ME ABANDONES AMOR MÍO!; ¡AQUÍ ME TIENES A TUS PIES AMOR MÍO, ME TIENES A TUS PIES!;

La sonrisa en el rostro de Sarahi no pudo ser mayor, se dio su tiempo para contemplar a la muchacha que mendigaba su atención y antes de que hable; Rebeca cedió en todos los aspectos mientras que no dejaba de besarle los pies al amor de su vida.

¡Sí Sari, haré lo que quieras, se lo que estás pensando y sí, haz todos los tramites, el abogado de la mamá de Rubí se puede encargar, no habrá trampas ni nada sucio, todo será legal, tendrás independencia económica y serás libre de largarte en cualquier momento con todos tus bienes al igual que podrás disponer de ellos como tú quieras!;

¡Todo así será entre nosotras Sari, como tú digas, te lo juro aunque eso signifique que yo tenga que vivir a diario con el Jesús en la boca implorando por que no me abandones!;

Sarahi sonrió y calmadamente le dijo— ¡Levanta boba, jamás te abandonaré, tienes mi palabra!;

Enseguida Rebeca se abalanzó sobre Sarahi para fundirse ambas en un profundo beso, ambas pretendían devorarse con los labios, de los besos pasaron a las caricias desenfrenadas, Rebeca tumbó a Sarahi en la cama, la desvistió, se desvistieron tan rápido como su excitación se los permitió; de nueva cuenta dio inicio otra serie de abrazos, besos y caricias mientras jugaban a rodar sobre la mas que amplia y reconfortable cama.

Se palparon, se acariciaron los pechos, Rebeca actuaba como si fuera la última ocasión en que ejecutaría el acto de amor con Sarahi; buscó su preciado sexo y se dispuso hasta lograr llevarla a un verdadero poderoso orgasmo.

Lamió con frenesí, con entrega, con devoción; en ese momento el sexo de Sarahi para Rebeca era un altar, el altar de su Diosa Sarahi quien amablemente cooperó masturbando a Rebeca con la ayuda de sus delicados dedos que le introdujo en su vagina haciéndola gozar al igual que ella.

Sarahi se concentró no solo en sus genitales sino también en los senos y hasta en el ombligo de la huerita Padilla; le acarició el clítoris primero por un lado, después por otro, variando el ritmo y la presión, cuidando de que esas presiones sean pequeñas con lo cual logró que la estimulación no se reduzca en ningún momento. Al final ambas quedaron tendidas sobre la cama; los rostros de ambas reflejaban las mismas sensaciones de placer, gozo, lujuria, pasión y amor.

Rebeca se relamía aún los labios gustosa de los fluidos de Sarahi, los cuales la huerita aceptó como si de un preciado manjar se tratase y para ella así había sido.

Sarahi con el cabello revuelto, satisfecha, prendió un cigarrillo y rodeó con el otro brazo abrazando por el hombro a Rebeca quien se había aconchonado a ella feliz como nunca en su vida. Por unos instantes todo fue silencio en la habitación e intercambio de sonrisas, pero transcurridos dichos instantes, de nueva cuenta Rebeca volvió a la carga contraatacando ésta vez de una manera un tanto mas astuta y estudiada.

¿Me quieres Sari?— preguntó de repente— ¿Me amas tanto como yo a ti?;

¡Sí!— le respondió Sarahi de inmediato.

¡Mmmmmmm!— se expresó Rebeca coquetamente, acomodándose de lado y mirando a Sarahi le plantó un tierno beso en la boca; entonces prosiguió— ¿Y de verdad que no sientes nada por ese tal por cual?, me refiero a que si en verdad no lo amas siquiera tantito.

Sarahi sonrió alegremente y con seguridad le contestó— ¡En verdad Rebe!, puedes dormir tranquila que Nemesio no representa un solo problema entre nosotras, vamos, no te llega ni a los pies.

¡Bien!— expresó Rebeca tronándose los dedos— ¡Entonces cástralo!— añadió al final, así, como si le hubiese pedido que lo rapara.

La expresión de Sarahi fue la que se esperaba; de asombro y sorpresa más que nada.

¿Queeeeeeeeee?— expresó al fin Sarahi.

Lo que oíste; si en verdad dices que es un cero a la izquierda pues no veo problema alguno para que no puedas complacerme dándome el gusto de castrarlo, no vas a matarlo por castrarlo pero sí nos demostrarás a ambos que lugar ocupamos en tu corazón; es mas, económicamente yo también puedo apoyarlo, pero cástralo— reafirmó Rebeca.

Sarahi no se lo pensó mucho y le contestó sin titubear— ¡No no y no; no lo amo pero tampoco voy a castrarlo, no quiero y punto!;

¡ENTONCES NO ME AMAS, MENTÍAS, SOLO JUEGAS CONMIGO!— explotó de nuevo Rebeca en llanto.

Sarahi tan solo se sonrió y le apartó las manos al querer cubrirse ésta el rostro con ellas. Sarahi fue ahora quien le plantó un beso en los labios y le dijo dulcemente— ¡Ay Rebe estás bien loca de celos, eso está bien, pero ya me oíste y ya hablamos así que no me salgas con éste nuevo teatro, no voy a castrar a Mantegroso y punto!;

Rebeca calmó su llanto y abrazándose a Sarahi añadió como último intento para dar fin a la discusión— ¡Promete que al menos lo pensarás, que lo discutirás interiormente, hazlo por el amor que dices tenerme si es que……!

¡BUEEEEEEENO COÑO LO PENSARÉ!— la cortó Sarahi para fundirse nuevamente en besos y caricias y otra nueva ola de gemidos y orgasmos.

Continuarᅅ……………………………..