Camarera

Nuevamente me incliné para seguirle mamando la verga a mi esposo, sentí un dedo en mi panocha y uno en mi culo, eso me hizo estremecerme un poco, jadeando y mamando dure un buen rato hasta que tuve un orgasmo más e irremediablemente me vine.

Hola a todos:

Antes de comenzar el relato que les tengo preparado, quiero enviarles un afectuoso saludo y mis más sinceras consideraciones por haber recibido tantos correos y tantas buenas criticas no solo para mis álbumes fotográficos: http://lovelygirl3x.tripod.com/legs ó http://artemiapineda.tripod.com/leg_01 , sino también para mis relatos. También quisiera pedir una disculpa a todos aquellos a quienes no he podido responder por falta de tiempo, solo les pido que me tengan un poco de paciencia ya que son muchos correos los que tengo atrasados, pero poco a poco les daré una respuesta a todos ustedes.

Antes de narrarles lo sucedido, quisiera comentar que todo éste relato viene a colación del ascenso que le dieron a mi esposo en su trabajo. En el mes de enero lo cambiaron de departamento y por supuesto, el ingreso económico ahora es mayor, pero su trabajo como tal es el de las relaciones, cooperando con el departamento de compras y ventas, por su manejo del idioma ingles y alemán ahora es él, el contacto entre compradores de los productos que se elaboran en esa empresa.

Hace unos días me había hablado acerca de 3 personas que venían de Michigan USA, querían venderle a la empresa materia prima que ellos elaboran en su empresa americana; él tendría que estar en las negociaciones por ser partícipe de la empresa en esa rama y aparte, por el idioma. Fueron 3 días de mucho trabajo, todas las negociaciones se llevaron a cabo en el hotel en donde se hospedaban éstas personas. Dentro de esas tres personas había un tipo que era español, pero trabajaba en la empresa estadounidense, finalmente fue con quien mejor se relacionó, primero por el idioma; segundo, porque Iván (era su nombre), había trabajado en México. Esto le facilitó mucho las negociaciones.

Me dijo José Luis que quería llevar a Iván a dar una vuelta, querían ver chicas de table dance y tomar algunos tragos. Por supuesto que en ningún momento me opuse por razones obvias, se que ese es su trabajo, convivir con los vendedores o compradores, y en ningún momento me molestó que uno de esos días llegara muy tarde, casi eran las cinco de la mañana cuando iba llegando a casa. Lo que me sorprendió es que, en ese momento me pidiera que hiciera algo por él, la idea era tratar bien a uno de los americanos (el encargado de la firma principal) ya que de eso dependería un muy buen cheque independiente, solo para él. Estaba un poco tomado y todo lo que me dijo, pensé que solo había sido para hacer el amor en ése momento. Me pidió que el último día que conviviera con ellos quería llevar al americano a la casa y que me vistiera de sirvienta, que me le insinuara un poco al tipo ése y que después él se encargaría de que su cheque se lo pagara antes de irse.

El último día que estuvieron en México me pidió que no fuera al trabajo y que por favor le ayudara para que ese cheque tan anhelado no se le fuera de las manos, entonces comprendí que todo lo que me había pedido iba en serio. Finalmente parte de ese cheque también sería para mí. Entonces accedí a vestirme y a comportarme como él me lo había pedido, he aquí una foto para que no quede duda.

Era un conjunto que me había comprado José Luis hace como 6 meses y solo lo habíamos utilizado dos veces, esta era la tercera puesta, el conjunto completamente en negro con un delantal blanco, las pantimedias también eran de lycra blancas y los zapatos eran de plataforma.

Muchas veces habíamos fantaseado con este preciso momento, que yo era una sirvienta y que él u otra persona me harían de todo, yo me dejaría y colaboraría hasta donde fuera posible, pero no era más que una fantasía, y ésta era nuestra oportunidad de llevar a cabo una de mis fantasías, no podía darme el lujo de perdérmela. Por ello puse lo mejor de mí para arreglarme y para ponerme a la altura de la situación, debajo de las pantimedias llevaba puesta una tanguita blanca y no llevaba puesto sostén.

Llegaron como a las 5 de la tarde a casa y yo ya tenía las botanas listas., cuando ellos entraron les salude y desde el principio hasta el fin me comporte como tal, como una sirvienta, siempre les hablé de usted y traté de tomar la postura de una sirvienta, nunca estuve con ellos excepto cuando José Luis me hablaba o me pedía que los atendiera. El gringo de nombre Andrew, desde que llegó no hacía más que mirarme a las piernas, a mi trasero y cada vez que podía, procuraba rozarme las piernas con sus manos por debajo de la mesa, yo no se si mi esposo lo notó al principio, pero después de tres o cuatro tequilas, el gringo era más evidente que al principio.

Mientras tomaban sus tequilas y probaban algunos de los antojitos que les preparé, terminaron las pláticas y todo parecía que el ansiado cheque llegaría en cualquier momento, hubo algo que le comentó Andrew a mi esposo que no entendí, de repente José Luis se paró al baño y al poco rato Andrew me habló, yo estaba en la cocina pero me di cuenta del movimiento que hizo mi esposo, me pidió que le llevara más limones, los partí y al momento de llevárselos me acerqué tanto a él que con una de sus manos y de forma completa puso su mano en mi pierna y me la comenzó a acariciar de arriba hacia abajo, yo no hice más que hacerme un rato tonta tratando de limpiar la mesa, levantando las cáscaras de los limones chupados y los platos, pero seguía ahí, sin moverme y permitiéndole que él me siguiera acariciando, entonces me preguntó algo que no entendí, solo le sonreí y en el momento que escuché el portazo del baño, rápidamente me separé, Andrew también lo entendió así y me soltó.

Cuando José Luis regresó a la mesa siguió platicando con el gringo y poco después se fueron a sentar a la sala, al ver ese cambio de lugar, me apresuré a cambiar todo de la mesa del comedor a la mesa de centro de la sala, o sea la botella de tequila (que por cierto estaba por acabarse), los limones y la sal, el cenicero y los mantelitos para las copitas. Entonces Pepe me pidió que le pasara otra botella del mueble de bar. Yo sabía perfectamente porqué me pedía eso, y es que está exactamente en la parte de enfrente del sillón en el que se había sentado Andrew.

Al llegar al mueble me agache toda completa, como quedando en cuclillas, saqué una botella, me paré y se las llevé a la mesa. Mañosamente Pepe me dijo que esa no, que quería la otra, entonces me guiñó el ojo y entendí lo que él quería, lo que él quería era que me quedara parada y solo me inclinara de la espalda hacia abajo; al hacerlo, mis piernas las junté un poco (semiabiertas), y sentí como se me subía la falda hasta más arriba del medio muslo, dejándoles ver la mayor parte de mis piernas y quizás hasta un poco más, es más, hasta creo que me vieron el calzón de las pantimedias. Eso querían, pues eso vieron.

La verdad es que para ese momento yo comenzaba ya a excitarme, así es que me fui a la cocina a hacerme tonta un rato, pero pocos minutos después me habló Pepe, al llegar a donde estaban ellos sentados, me pidieron que los acompañara con un tequila, pero que me sentara en medio de los dos. Lógicamente primero volteé a ver a Pepe, pero él no tuvo ninguna objeción. Creo que dentro de mí, también estaba deseando estar entre los dos, pero ya se imaginarán de que manera ¿Verdad?

Me senté efectivamente en medio de ellos dos después de poner una serie de 5 discos en la caja del mini componente, para no tenerme que levantar a cada rato. De todas formas mi función seguía siendo la misma, atenderlos. Es decir, seguía limpiando constantemente el cenicero, quitando las cáscaras de los limones y trayendo nuevos, pero cada vez que hacía eso siempre trataba de acercarme más y más al gringo.

Después de haberme tomado tres tequilas me dieron ganas de ir al baño, así es que al levantarme lo hice al lado contrario de donde estaba el gringo pero tropecé con el pie de Pepe, esto provocó que se rieran un poco, aunque no caí. Ya estando en el baño me sentí mojadas las bragas por tantos roces de las manos del gringo y de mi esposo, inclusive de algunas posiciones sugerentes que había tenido mientras ellos platicaban y hasta de algunos comentarios que Pepe me traducía del gringo. Entonces decidí quitarme las bragas y quedarme solo con las pantimedias, tomé unas tijeras y las corté para no quitarme las pantimedias y volvérmelas a poner, las bajé un poco y las corté, después hice pipi y a propósito, no me limpié para tener un poco de aroma en mí. Regresé nuevamente a sentarme con ellos.

La postura que ahora tenían (Pepe y Andrew), es como si yo hubiera sido una prostituta para ellos solos. En cuanto me senté lo primero que hizo Andrew fue poner completamente una de sus manos en mi pierna y comenzármela a acariciar mientras seguía platicando con Pepe, me quedé atónita por un momento, pero me tranquilicé cuando en mi otra pierna Pepe ponía su mano. Sinceramente era algo que probablemente lo deseáramos mi esposo y yo, pero ya estarlo viviendo si es algo más complicado, pero muy rico y estimulante.

Estaba en la cúspide, sintiéndome deseada por dos hombres, era increíble el momento, sus manos recorriendo mis piernas, mis ojos estaban clavadas en esas manos juguetonas que iban de un lado a otro, moviéndose sin ningún impedimento, sin restricciones, sin nada más que mis pantimedias de lycra blancas. Hasta que finalmente Andrew fue quien llegó hasta mi fondo y sintió mi humedad. Dejando sus manos exactamente en mi entrepierna y solo jugueteando con uno de sus dedos tuve un orgasmo que mi esposo calló con un profundo beso en la boca.

Cuando comenzó a besarme por intuición cerré mis ojos y me dejé llevar por su beso, por su lengua, por su saliva, de repente sentí que la mano que estaba en mi sexo se fue, no vi absolutamente nada, sino que segundos después sentí como mis piernas eran sujetadas por dos manos (que no eran las de Pepe) y súbitamente abrían al mismo tiempo, pero en direcciones contrarias, Andrew me estaba abriendo las piernas y puso sus labios en mi panocha, aún estando las pantimedias puestas, presionó con sus dientes levemente mi clítoris hasta hacerme venir una vez más y llenando de mis flujos las pantimedias blancas. Me quitó las pantimedias y Pepe no dejaba de besarme.

Ya estaba obscureciendo y decidieron apagar las luces de la sala, Pepe abrió las cortinas para que solo entrara luz de la calle, y aún así, nos veíamos los tres perfectamente. Me levantaron del sillón y Andrew, ya dueño de la situación me inclina en el sillón, quedé hincada en el sillón dándole la espalda al gringo mientras Pepe sacaba rápidamente su miembro.

Una vez Pepe, con su enorme pene fuera de su pantalón toma mi cara y me acerca a ella, comencé a besársela poco a poco hasta que pude metérmela en toda la boca, di inicio al mete y saca del pene en mi boca, estaba salada y tenía un cierto sabor a pipi; mientras tanto el gringo trataba de separar un poco mis piernas, pensé que lo primero que haría sería, meterme su verga en mi sexo, pero no fue así. Sentí su lengua recorrer toda mi raja, desde el culo hasta mi concha y jugueteando con su lengua me hizo venir una vez más. Me saqué el pito de Pepe de la boca y le pedí al gringo que no me hiciera más sufrir, que me penetrara ya, que estaba lista y que lo deseaba, és solo reía.

Nuevamente me incliné para seguirle mamando la verga a mi esposo, sentí un dedo en mi panocha y uno en mi culo, eso me hizo estremecerme un poco, jadeando y mamando dure un buen rato hasta que tuve un orgasmo más e irremediablemente me vine en la mano del gringo, después escuché el sonido de una bolsita; efectivamente era un condón que se estaba colocando el gringo. Una vez listo me penetró. Ufffffffff, fue exquisito.

Al sentir su grueso miembro dentro de mí, se dedicó a trabajar duro, me daba unas fuertes envestidas y esto provocaba que cada mamada a la verga de Pepe, casi se me fuera hasta la garganta, inclusive hubo como dos ocasiones que sentí hasta ganas de vomitar por lo profundo que llegaba esa verga en mi garganta. Me tomó fuertemente de mis caderas y apoyó un pie sobre el sofá, como para impulsarse con más fuerza, y entre mete y saca, con la fuerza, la violencia y la satisfacción que sentía en ese instante tuve varios orgasmos más. Increíblemente Andrew saca su verga de mi, se quita el condón, me hace sentarme nuevamente en el sofá y me acerca la cara a su miembro, y antes de que pudiera abrir mi boca, sentí un súper chorro caliente en mi cara que hasta me salpicó un poco los ojos.

Cuando logré abrirla todavía sacó un pequeño chorrito e hizo que me lo tragara, pero él no sabía que a mí me encanta el semen y le exprimí hasta donde pude, solo trataba de sacudírsela en mi boca y al mismo tiempo trataba de salirse, pero no fue tan fácil, lo sujete de las nalgas hasta que provoque que sacara todo en mi boca y el gritaba y reía de satisfacción.

Había terminado todo, solo Andrew me había penetrado y creo que había quedado satisfecho, se fue al baño a limpiarse, y cuando regresó se vistió, Pepe solo se vistió. Yo tomé mis pantimedias que estaban tiradas en el suelo así como mis zapatillas, nunca me quitaron más ropa. Me fui al baño a limpiarme y a darme un baño, saliendo me fui a la recamara a cambiarme pero me tardé; cuando salí no había nadie.

Me dediqué entonces a limpiar la sala, lave los platos, junté la basura, dejé todo limpio, pero la sala seguía oliendo a sexo; como a la hora llegó mi esposo, y lo primero que hizo fue besarme toda, mi boca todavía tenía un leve aroma al semen de Andrew, pero eso no le importó, finalmente habíamos logrado el cheque. Una buena recompensa, especialmente en dólares.

Esa noche, Pepe y yo hicimos el amor recordando lo sucedido y muchos otros detalles, pero lo importante no fue eso, sino que cumplimos algo más, y que probablemente Andrew viniera pronto por la venta que habían conseguido con la empresa en donde trabaja mi esposo. Creo que la próxima visita también se pondrá interesante, en verdad.

Queridos amigos y contactos, espero que éste relato les haya gustado y hayan disfrutado leyéndolo tanto como yo lo viví, como saben la dirección de mi correo es lovelygirl3x@yahoo.com.mx en donde con gusto esperaré sus comentarios y sus pláticas al respecto, espero verlos pronto en otro relato más.

Artemia Pineda