Cámara indiscreta

En mi relato número 99 cuento una increible experiencia erótica filmada por un tercero... el detalle preciso de la entrega entre dos hombres desbordantes de pasión y calentura. Aprovecho para agradecer de nueva cuenta sus valoraciones a mis colaboraciones. Les prometo que el relato número 100 de Julián superará a todos los demás.

CAMARA INDISCRETA

Hace poco más de un año inicié una rejuvenecedora relación hombre-hombre con un muchacho casi 20 años menor que yo. Ha sido capaz de brindarme todo el cariño y todo el sexo del que no disfrutaba en pareja "formal" hacía muchos años.

Se trata de un muchacho con enormes atributos: Delicado, tierno, valiente, inteligente pero también vergudo a más no poder. Tiene una tranca que supera los 20 cm. muy gruesa, con una mega cabeza y un ojillo uretral que invita a lamerlo.

He tenido tantas oportunidades de disfrutarlo que se me ha convertido en una obsesión, un vicio, una necesidad. En todos sentidos. Platicamos, nos apoyamos moralmente, nos brindamos todo tipo de atenciones, estamos en comunicación vía correo electrónico y messenger todos los días. Cuando llegamos a cierto nivel de excitación en el messenger, ambos salimos de internet y nos llamamos por teléfono para dar fin a esa calentura que a ambos nos consume. Debo decir que vivimos en ciudades diferentes y que por esa razón, los encuentros en privado se dan una o dos veces al mes y por lo mismo, llenos de pasión y deseo de estar juntos disfrutamos las entrevistas a tope.

El encuentro más reciente fue este viernes 19 de septiembre. Para estar tranquilos y seguros, un amigo mutuo muy respetable por su discreción y afecto manifiestos nos facilita un dormitorio con baño en su casa. Él vive solo; nos recibe, tomamos juntos unas copas y luego mi muchachito y yo nos vamos a la habitación.

Esta vez, por obras de remodelación, nos facilitó una colchoneta bastante mullida que extendimos en el piso recién instalado, puesto que la habitación estaba sin muebles. Iniciamos nuestro ritual de amor y sexo, teniendo por barrera una puerta sobrepuesta en el umbral de la pieza. Nos entregamos a nuestra pasión, la excitación rebasaba todos los límites y como yo había llevado mi videocámara para filmar un evento social de ex compañeros de escuela, se me ocurrió poner un cassette nuevo y empezar a tomar en detalle las partes pudendas de mi niño. Él al borde del paroxismo estuvo de acuerdo y lo tomé desde todos los ángulos, mi calentura seguía creciendo.....

Entonces, Enrique nuestro amigo tocó discretamente, le dije que pasara y nos confesó que no aguantaba la curiosidad y por el espacio entre la puerta y el hueco había visto buena parte de nuestro juego previo, nos dijo que estaba muy excitado con lo que veía y que no deseaba participar, sólo que lo dejáramos vernos en acción. Estuvimos de acuerdo y seguimos nuestra faena, hicimos un 69 delicioso mientras nuestras bocas engullían nuestras vergas, nuestras manos buscaban los huevos del otro e incluso llegamos a introducir dos y tres dedos en nuestros respectivos culos.

Nos olvidamos de todo y de todos..... estábamos engolosinados con nuestra entrega..... De pronto, ensalivé perfectamente la vergota de mi niño y me monté sobre él.... su verga fue abriéndose paso en mi conducto anal y yo aunque sentía dolor me empujaba para tragar completa aquella masa de carne palpitante, me sacaba un poco, a veces hasta el inicio del glande y volvía a introducírmela....

Mi muchacho gemía y daba grititos de placer y yo seguía coordinando el mete y saca, primero con calma, luego más y más violentamente...... hasta que él gritó y me avisó que estaba acabando.... yo sentía su verga hincharse en mi interior y así, sin meter mano solté chorros y chorros de calientes mecos..... fue una cogida estupenda. Me retiré para proceder al aseo, no sin antes esparcir mi leche sobre el velludo pecho de Ricardo..... Ufffffff. Fue una sesión que daba la impresión que teníamos mucho tiempo sin coger.

El asunto que da título a mi relato es que mientras todo esto pasaba, Enrique estuvo filmando detalle a detalle y luego los tres, tomando una copa disfrutamos en la pantalla de la televisión ese videohome tan privado y que la indiscreta cámara guardó para revivir la llama erótica.

Jamás me había imaginado en plan de actor porno y menos a mi edad… sin embargo, no me arrepiento. Ambos disfrutamos las escenas y obvio... luego de esta oportunidad de vernos en acción, los tres estábamos súper calientes...... nos fuimos a la habitación, pero ahora los tres.

En otra ocasión contaré el caliente trío que formamos Enrique, Ricardo y yo. Fue de antología.

Julián.

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