Camaleón (capítulo 8)

Es un camino sin vuelta atrás...

Camaleón: Es un camino sin vuelta atrás


Javier:

-       Marcos: ¿Amigos? (abriéndole los brazos)

-       Javier: Amigos (abrazándolo)

- Felipe: ¡Javier! (gritando)

- Javier: Felipe (soltándose nerviosamente del abrazo de Marcos) te estaba esperando.

- Felipe: Ya veo que me estabas esperando, qué manera de esperar tan especial tienes, abrazando a otro

- Marcos: ¡Hey! No es lo que parece, sólo estábamos hablando

- Felipe: (tomando del cuello a Marcos) Pues lo que haya sido, no te quiero cerca de él, mantente lejos (Lanzándolo al suelo)

- Javier: ¡Ya cálmate! Estás armando un escándalo por un simple abrazo. Marcos me defendió de Daniela, sólo eso.

- Felipe: ¿Y tú crees que me voy a tragar ese cuento? Si esos dos son hermanos, no me extrañaría que haya sido un plan para que Marcos se acercase a ti

- Javier: Te estás comportando como un imbécil

- Felipe: Sí, soy un imbécil pero entiende que me vuelvo loco si te veo con otro. Tú eres mío, mío, mío, mío y de nadie más (besando desesperadamente a Javier)

No comprendía la forma de actuar de Felipe, veía su cara desfigurada, incomprensible era su actitud, jamás lo había visto así de celoso.

- Javier: (alejándose bruscamente de Felipe) Lo siento pero no estoy acostumbrado a que me traten de esta manera.

- Felipe: (Tomándolo bruscamente de nuevo) No te gusta que te toque así, yo soy tu hombre, tengo todos los derechos.

- Javier: (forcejeando) Suéltame

- Felipe: A mí no me vas a hacer lo mismo que le hiciste a Carlos, a mí no me vas a dejar por ese idiota de Robert

- Javier: (cachetada)


Felipe:

Fue sentir la cachetada de Javier y comprendí que la había cagado pero bien ¿qué me pasaba? Nunca antes me había sentido así de celoso, me comportaba como un animal y no comprendía qué pasaba. Sin duda las palabras de Carlos aún resonaban en mi cabeza, yo no quería acabar como él, yo quería estar feliz con Javier aunque con esto…

- Felipe : Javi, perdóname (poniéndose de rodillas y besando sus manos) No quise decir eso

- Javier: Pero lo dijiste ¿cómo te atreves a decirme eso?

- Felipe: Escúchame, es que… no sé qué me pasa, Carlos me dijo…

- Javier: ¿Qué te dijo Carlos?

- Felipe: Pues eso, que yo iba a acabar como él, que me ibas a dejar por Robert. Y eso me aterra, no quiero perderte nunca (abrazando a Javier)

- Javier: Pues podrías confiar en mí, tú me conoces mejor que nadie y sabes perfectamente que yo no dejé a Carlos por Robert ¿cómo pudiste dudarlo?

- Felipe: No es que lo dudara, pero me volví loco de sólo pensarlo y cuando te vi abrazando a Marcos fue como si me enterraras una daga. Yo no soportaría vivir lejos de ti

A riesgo de sonar patético, le estaba abriendo mi corazón como tantas veces lo había hecho, y es que era la más pura verdad. Mi vida había cambiado de sentido desde la primera vez que lo tuve y ahora que era mi ¿novio? Sentía un escalofrío tremendo de sólo pensar que me dejara y que se olvidara de mí, de nuestra amistad y del amor que por tantos años le he guardado.

¿Ustedes se han enamorado? ¿Saben lo que es sentir el vacío de perder a quién aman? Pues entonces me entienden perfectamente, esa nube oscura que comienza a acercarse de sólo imaginarlo lejos. No, no, no va a pasar, son sólo fantasmas míos, yo lo conozco y sé que sería incapaz de hacer algo para dañarme.

- Felipe: ¿Me perdonas?

- Javier: Felipe, esto va más allá de eso, no creo que podamos seguir si tú no confías en mí y mucho menos si te comportarás como un energúmeno cuando me veas con otro.

- Felipe: No va a volver a pasar, mi amor. Te lo juro por lo más sagrado que tengo en mi vida.

Llevaba a Javier de la mano hasta mi coche, sentía horriblemente todo lo ocurrido y tal vez hasta sus ganas de hacer el amor habían desaparecido, espera ¿qué hago pensando en sexo? Era obvio que el suministro lo tendría ‘en corte’ hasta nuevo aviso y no tendría derecho a queja, me lo merecía.


Javier:

No sabía qué era lo más doloroso, si lo que me dijo o su falta de confianza. No había hombre en la tierra que me conociera mejor que Felipe. Entonces ¿por qué dudó? Lo peor de todo es que gracias a mi don natural para exagerar las cosas y la santa cachetada que le di, era obvio que las ganas de hacer el amor habían desaparecido, al menos de su parte porque yo deseaba más que nunca sentirlo dentro de mí, sí, sé que suena masoquista pero lo más probable es que nuestra ‘vida de pareja’ quede resentida después de todo esto. Tarde o temprano llegaría el momento en que Felipe se hartaría de mis cachetadas y me las regresaría.

La situación fue de lo más triste para mí pero… debo reconocer que la fuerza con que tomó a Marcos del cuello me hizo no sé, quizás excitar. Felipe es demasiado varonil, todo lo contrario a mí que en realidad si me vistiese de mujer pasaría desapercibido. Él derrocha testosterona por donde pasa, siempre hace gala de su fuerza delante de mí, es como esos animales que marcan territorio pues así mismo era Felipe.

Abría la puerta con cierto desgano, Felipe estaba guardando el coche por lo que entré solo a casa, era extraño todo esto, se notaba tanto en casa el que ya no vivía yo solo, se notaba que ahora era nuestra casa, se notaba en mi cuarto con su desorden (sí, desorden de Felipe porque mío no era), observaba la casa con más detenimiento aún, veía una foto nuestra en la pared, quizás hace cuánto estaba ahí y yo ni siquiera lo había notado.

¿Es que era tan natural lo nuestro que ya no impresionaba? ¿Es que de verdad me estaba convirtiendo en el novio que él quería? Una lágrima descendía por mi mejilla, sentí su mano limpiar mi lágrima, mientras que con la otra tomaba mi cintura. No podía dudar más, estaba llegando a quererlo.

- Felipe: ¿Por qué lloras, mi vida?

- Javier: La foto. No había dimensionado lo bien que nos vemos juntos

- Felipe: No sabes cuánto tiempo he esperado escuchar eso de tu boca.

- Javier: Ya no quiero más miedos, Felipe, quiero entregarme a tu amor y ser feliz

- Felipe: Te amo

Si nuestros besos antes encerraban morbo, hoy eran amor, mucho mucho amor, cada vez me sentía más dominado por él, más entregado y menos temeroso. Felipe me cargaba en brazos hasta la habitación, nuestra habitación. Mientras él me recostaba, yo tiraba de su corbata para acercarlo más y más a mí, Felipe usaba sus manos para desabrochar mi pantalón y quitarme el bóxer.

Comenzaba a hacerme una mamada espectacular, era indescriptible el placer que sentía con la boca de Felipe, sabía perfectamente dónde debía deslizar su lengua para darme más placer, mientras yo me retorcía y tocaba mis pezones.

- Javier: Uh, amor, sigue así (gemía desesperadamente)

- Felipe: (subiendo hasta su boca) te amo mi amor

Era mi turno de jugar con él, comenzaba lentamente a deslizar su cinturón, Felipe era tan ‘grande’ que era demasiado notoria su erección en el pantalón, podía sentir lo dura que estaba y sólo pensaba en complacerla.

Comenzaba a deslizar su bóxer, quedando de frente con la parte de su anatomía que más amo, ustedes ya saben. Pasaba la punta de mi lengua por las notorias y gruesas venas de su pene, mientras con mis manos acariciaba sus testículos. Comenzaba a engullir su pene, ¡diablos! Qué exquisito sabía, y es que estaba vuelto loco mamando a un ritmo frenético, como quien devora su caramelo preferido.

- Felipe: Ah, amor detente. Me harás acabar

Me ponía de pie y lo empujaba a la cama, comenzaba a sentarme sobre él, ¡rayos! Qué doloroso era sin antes haberme dilatado pero quería experimentar algo nuevo. Veía la cara de Felipe, y más me excitaba.

- Felipe: Ayayay amor, qué apretadito estás

- Javier: (acercándose a su boca para besarlo) Todo esto es para ti

Una vez que ya la sentía toda dentro comenzaba a cabalgarlo, era doloroso pero excitante a la vez, sentía como si alguien se hubiese apoderado de mi cuerpo y me movía cada vez más rápido, sólo escuchaba los intensos gemidos de Felipe quien estaba también perdido en el placer del momento.

Cambiábamos de posición hasta quedar acostado de espaldas sobre él, Felipe pasaba sus brazos debajo de los míos hasta quedar detrás de mi cabeza, ahora era él quien movía sus caderas a un ritmo acelerado, mientras a ratos devoraba mi boca de una manera salvaje. Felipe comenzaba a gemir más rápidamente y a acelerar el ritmo de sus envestidas lo cual me avisaba que acabaría pronto, comenzaba a contraer mi ano para dejarlo más y más extasiado, hasta que siento toda su esencia dentro de mí, nuestras respiraciones agitadas se escuchaban hasta la calle, había sido el sexo de nuestras vidas.

- Felipe: Wuao, pero qué delicia mi amor, nunca te había sentido tan entregado a mí. Tan volcado en el sexo. Te amo

- Javier: Es que me tienes completamente fascinado (besándolo)

Y así, entre el placer, el cansancio, el calor y el amor nos quedamos profundamente dormidos.


Fabián:

El timbre sonaba insistentemente, era Marcos quien venía a traerme ‘buenas noticias’ aunque francamente, no creía que existieran.

- Fabián: Ya voy. ¿Es que no puedes esperar como la gente normal?

- Marcos: No, no puedo (robándole un beso a Fabián) ¿cómo dormiste?

- Fabián: ¿Cómo crees? Pésimo, no soporto la idea de que estén viviendo juntos, no la soporto.

- Marcos: Tranquilo, yo no le veo mucho futuro a esa relación

- Fabián: ¿Por qué lo dices?

- Marcos: Pues que ayer Felipe nos sorprendió a Javier y a mí abrazados y hubieras visto cómo se puso. De verdad Felipe está enamoradísimo de él (sonriendo maliciosamente)

- Fabián: ¿Para qué me dices todo esto?

- Marcos: Es que fue sorprendente, yo nunca lo vi tan celoso, ni siquiera contigo. Eran unos celos incontrolables, de esos celos de un macho que protege a su hembra. Yo que tú no me metería más entre ellos, ellos se aman querido (sonriendo)

- Fabián: Cállate, eso no es así. Él no lo ama como yo

- Marcos: Claro, es que lo ama todavía más, él sí lo respeta. En cambio tú… tú te metías en mi cama cada vez que podías ¿es eso amar?

- Fabián: ¿Por qué me hieres así? Lo estás disfrutando ¿verdad?

- Marcos: Ni te imaginas cómo lo disfruto (irónicamente) yo no disfruto verte sufrir, imbécil, yo te amo… me vuelves loco (hablándole muy cerca de su boca)

- Fabián: Pero yo no.

- Marcos: ¿Estás seguro? Niégame que no te dan celos de sólo pensar que me pueda llevar a la cama a Javier

- Fabián: No me produce celos porque sé que no lo harás. No te conformarás con tener a otro que no sea yo en tu cama. Eres tan imbécil que encima me eres fiel (riendo)

- Marcos: Eres el peor de todos los hombres, juegas conmigo, me usas y encima te ríes de mis sentimientos. Debiera matarte (comenzando a ahorcarlo)

- Fabián: Suéltame (forcejeando)

- Marcos: No, voy a ponerle fin a mi sufrimiento por ti.

- Fabián: Que me sueltes, te estoy diciendo (empujándolo) estás completamente loco (tosiendo)

- Marcos: Tú me haces ser así, por qué eres tan malvado

- Fabián: Ellos tienen la culpa…

- Marcos: Me voy a acostar con Javier, lo voy a tener en mi cama y ese día me liberaré de ti (saliendo molesto de la casa)

Crecía más y más mi odio hacia ese desgraciado, ¿qué rayos tenía que los volvía locos a todos? Era peor que una pesadilla.


Felipe:

El día parecía ser excelente, aprovechaba que tenía el día libre para ir a jugar fútbol con mis amigos y pues, de paso llevar a Javier, que es como mi amuleto de buena suerte.

Sé que Javier no es muy deportista que digamos, de hecho llevar a mi novio a verme jugar fútbol no pinta para nada de cita pero esto es tan importante para mí que quiero compartirlo con él.

- Felipe: Si quieres después de jugar nos vamos a comer por ahí

- Javier: Olvídalo, no iré a comer contigo todo sudado y derrochando testosterona. Además, ni te imaginas cómo me pones con esa ropa deportiva

- Felipe: Ayayay no se me tiente vida mía. Ya habrá tiempo de jugar nuestros jueguitos.

Llegaba a la cancha y de verdad que me sentía distinto, Fabián nunca me acompañaba a los partidos, es más, se molestaba cada vez que yo lo hacía. Estar con Javier aquí era genial porque podía hacerlo partícipe de mis aficiones.

A penas si había comenzado el  juego cuando ya me siento cansado, estaba perdiendo forma, cómo era posible que me cansase tan rápido, me avergonzaba de mí mismo y sobre todo con Javier mirándome.

De repente sentí unas manos tapar mis ojos, imaginaba que era Javier e inmediatamente lo tomé para besarlo, estaba más apasionado que nunca.

Espera, esos labios… no, no eran los suyos

- Felipe: Fabián, ¿Fabián qué haces aquí’

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Javier:

Veía como Felipe y Fabián se besaban y me sentía histéricamente celoso, aunque no sabía el porqué. ¿Cómo era posible que Felipe me fallara de esa manera?

- Marcos: Hey tranquilo. Yo te aseguro que Felipe no tiene culpa de nada. Fabián logró engañarlo, si te enojas con él serías muy injusto.

- Fabián: Ay mi amor, no niegues que te encantan mis besos. Tú aún no has podido olvidarme aunque digas lo contrario, yo sé que me recuerdas, yo te siento. Estoy seguro que con nadie has sentido lo que conmigo.

- Felipe: Fabián, ¿hazme un favor, sí? Entiende de una vez por todas que ya yo no te amo, ya no te necesito en mi vida, así que hazme un favor, vete y no vuelvas más.  Además, qué haces tú en este lugar, este lugar nunca fue de tu agrado.

- Fabián: Ay Felipe.

-       Javier: (dándole una cachetada) ¿Acaso no tienes dignidad o eres sordo? entiende que Felipe no quiere nada contigo. Y si tu intención es separarnos te vas a quedar con las ganas porque Felipe y yo nos amamos.

-       Fabián: Eso es lo que tú crees, yo jamás voy a permitir que Felipe se quede con una mosca como tú.

- Javier: Vamos a estar juntos hagas lo que hagas, así que puedes hacer lo que quieras, no importa. Porque así va a ser.

- Fabián: No te vas a quedar con Felipe, haré de todo para impedirlo. Eso te lo juro.

- Javier: (cachetada) para que no vuelvas a jurar en vano.

- Felipe: Fabián… adiós, adiós. (mirando a Javier sonriente) Él sí es mi novio, un novio hermoso, guapo, cariñoso  y encima de eso, bravísimo. Ese es Javier, les presento al hombre de mi vida.

Felipe me estaba dando mi lugar de nuevo, y frente a todos sus amigos. Sabía que para él era algo difícil pero la muestra de su amor era que no le temía a nada con tal de defenderme.

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* Avance ***

En el próximo capítulo de “Camaleón”

- Robert: Ya no neguemos nuestros sentimientos, nosotros nos amamos. Dejemos lo demás en el pasado

- Javier: No, yo ya no te amo.

- Robert: No te creo (besándolo)