Camaleón (capítulo 13)

Atravesado como una espada...

Camaleón: Atravesado como una espada


Javier:

Me sentía la peor de las basuras, cómo podía haber vuelto a caer en la trampa de Robert, cómo es posible que haya vuelto a caer en sus brazos, me dejé engañar y usar. Robert sólo quería sexo y ahora que sería padre pues quería estar seguro de tener a una putita de fácil acceso, y yo, carente de dignidad, me había permitido caer en ese sucio juego, echando a la basura el amor de Felipe quien me lo había dado todo y además perdonado mis faltas, es que yo era el más imbécil de todos.

En estos momentos sólo necesitaba un abrazo, un abrazo fuerte que absorbiera mis lágrimas y quitara esta sensación de vacío que se había instalado en mi alma.

¿Cómo rayos el ser que yo más amaba podía hacerme tanto daño? ¿Cómo era posible que yo fuese un ser tan indigno, sin identidad, sin voluntad, dominado por el capricho de todos? Le había fallado al único hombre que de verdad me había demostrado que valía la pena, pero entiéndanme yo no lo amo como él lo hace.

Yo sé que todos deben odiarme por esto pero creo que hay veces en las que la razón no domina al cuerpo, y el corazón se aprovecha, tal y como había pasado con Robert y conmigo, que luego de ese beso habíamos terminado por entregarnos y no sólo en cuerpo, sino también en alma, porque yo sentía su amor en cada beso, en cada caricia, en cada susurro. Robert me ama, ¡me ama! Pero ¿de qué me sirve su amor tan mezquino y tan dañino? El amor de Robert era egoísta y doloroso y el de Felipe era sincero, era comprensivo, era un amor limpio que esperó por mí durante tantos años. Me merecía lo peor, estaba claro que no merecía el amor de nadie.

Al final era cierto lo que una vez Felipe me había dicho: Yo le estaba haciendo a él lo mismo que Robert me hacía a mí, quizás era una forma de desquitarme con la vida y sentir que no era yo el único al que siempre le tocaba sufrir, o talvez era que, simplemente, estaba buscando una excusa que justificara lo mal que había actuado.

¿Ustedes saben lo que es entregarse al hombre que amas cuando ya has sido de otro? Yo no sé cómo sentirme, por alguna razón no podía estar feliz, estar con Robert no fue igual que estar con Felipe, había algo en Felipe que lo hacía mil veces mejor que Robert, y había algo en Robert que no me dejaba aceptar su amor y estar feliz.

Me decidía a responder los mensajes de Felipe, no quería preocuparlo, había algo que él debía saber…

(En WhatsApp)

- Javier: Felipe, disculpa que no respondiese antes. Estaba ocupado

- Felipe: Sí, ya me di cuenta cariñito, pero tranquilo que sólo era para decirle cuánto lo amo y cuánto lo extraño

- Javier: LO siento

- Felipe: ¿Por qué lo dices?

- Javier: Bueno, es que no te había respondido antes. Sé que no querías viajar y por tanto debí estar más al pendiente de mi celular

- Felipe: Ya, si tampoco lo he pasado tan mal. Ni se imagina la sorpresa que le tengo

- Javier: Tú siempre tan detallista

- Felipe: Por usted yo haría todo, nunca nada es suficiente para expresarte lo mucho, mucho, mucho que te amo. Tú, Javier eres mi vida, mi locura, el motivo por el cual despierto feliz por las mañanas

No podía seguir aguantando las lágrimas, ¡era un hijo de puta! Era lo peor de la vida, Felipe confiaba en mí y yo lo había echado todo a perder, ¡todo! Ahora sí que me dejaría y se olvidaría de mí, yo ya no merecía ni su amor ni su amistad. Había perdido esa nueva oportunidad que me había dado la vida de enamorarme, yo tenía claro que el capítulo de Robert debí cerrarlo hace mucho pero… No, no tenía explicación alguna, no había ninguna justificación a esta cobardía… ninguna.

- Javier: Felipe, no merezco todo ese amor que sientes por mí

- Felipe: ¡No! Nunca digas eso, yo sé que no ha sido fácil, que no te he dado el tiempo que necesitas y que quizás te agobio con mis celos enfermizos, pero es que te amo, esperé tanto tiempo por ti que no controlo mis ansias de amarte. Tú ni imaginas lo que yo siento cada vez que te veo, cómo me tiemblan las piernas. Yo te daré todo el tiempo que necesites para olvidar a Robert

- Javier: ¡Felipe, por favor!

- Felipe: Discúlpame, pero tenía que decirlo. Amorcito, tengo que desconectarme un momento, ya casi está todo listo y en unas dos horas ya vuelo de regreso, te amo.

Felipe ¿por qué me duele tanto pensar en ti? ¿Por qué siento tanto dolor en mi pecho, por qué me dueles tanto? Lo mejor era hacerme a la idea de que te perdería para siempre y que hiciera lo que hiciera, jamás podrías perdonarme.


Felipe:

Ya faltaba poco, muy poco y en unas horas más ya estaría abrazando a Javier, además de darle la gran sorpresa que le tenía, verán, este negocio me sirvió para comprar una hacienda a las afueras de la ciudad, lo bastante grande y apartada como para que Javier se olvidase de Robert y se alejase de la maldad de Fabián y Tamara. Tampoco estaba tan lejana pero sí era una lejanía suficiente como para que ambos viviésemos la vida que queríamos, además que podría vivir de ella y ya dejar de trabajar y podría emplear mi día entero en agasajar al amor de mi vida. Imaginaba que tal vez Javier no se lo tomaría muy bien, pero sería sólo el principio, es que ustedes no pueden imaginarse lo feliz que estoy, cada paso que damos juntos me llena de energía y de más amor, hoy ya éramos uno, y sé que Javier está comenzando a amarme (aunque no me lo diga todavía) con lo cual Robert era sólo un fantasma que de a poco iría desapareciendo, mi amor lo estaba quitando y sanando las heridas que éste había dejado.

Ya lo tenía todo preparado, a penas volviese a la ciudad me reuniría con el dueño para firmar y luego me iría a casa, haríamos el amor y le daría la noticia de nuestro nuevo nidito de amor.

Amor, ya no puedo esperar para llegar y hacerte el amor, me tienes loco, embobado, estoy al borde de la locura por ti.

-----------------------------------------------------------------------

Robert:

(https://www.youtube.com/watch?v=nKkJtKBK4yU)

Javier no me contestaba el teléfono y yo moría de los nervios, la había cagado, la había cagado pero bien, ya debía declararlo perdido, le había logrado demostrar mi amor y ahora con todo lo que había hecho lo había botado a la basura. Le había echado a perder su vida, él estaba tan claro y yo, por no controlarme había perdido toda oportunidad con él.

Tal vez nunca se lo diría a Felipe y terminaría por enamorarse de él, y yo me quedaría como el perdedor, con los brazos vacíos, con el alma seca.

Perdóname Javier, perdóname por amarte de esta manera…

- Tamara: ¿Ahora sí me vas a explicar qué hacía aquí ese tipo?

- Robert: Tamara ¡por favor! Te he dicho de todas las formas posibles que no te amo, que a quien amo es a Javier, él es el único a quien deseo

- Tamara: ¿te acostaste con él?

- Robert: Yo no me acosté con él, yo le hice el amor y no me arrepiento de haberlo hecho porque fue maravilloso (sonriendo) me sentí amado, lo sentí tan mío, le entregué todo el amor que por años guardé (llorando)

- Tamara: Robert…

- Robert: Déjame hablar, yo siempre le pedí a la vida que llegara esa persona que me enseñaría lo que era amar, y esa persona era Javier, esa persona que tanto pedí, a la misma que dañé y que utilicé. Esa era la prueba de la vida, enseñarme a valorar su amor, a entregarme. Aunque por desgracia haya sido demasiado tarde y ya haya perdido su amor. ¿Lo entiendes Tamara? ¿te has enamorado alguna vez así?

- Tamara: Sí, y aunque me duela aceptarlo, sé muy bien lo que sientes. Yo te quiero y mucho, pero no creo que esté siquiera cerca de sentir ese amor que ustedes sienten

- Robert: ¿Ahora me entiendes?

- Tamara: No, no te entiendo pero creo que debo reconocer que con ustedes no hay caso, tu amor nunca será mío

- Robert: Yo sí te quise pero tal vez no como tú querías

- Tamara: Mira que me cae mal Javier, pero no puedo, no puedo obligarte a que estés a mi lado, sin que me toques, pensando siempre en él, no me lo merezco.

- Robert: A mi hijo nunca le faltará nada, te lo prometo

- Tamara: Robert, sólo hay una cosa que quiero pedirte

- Robert: ¿Qué cosa?

- Tamara: Cásate conmigo

- Robert: ¿Qué?

-----------------------------------------------------------------------

Felipe:

- Notario: En hora buena, ya es usted dueño de la hacienda

- Felipe: ¿Luego puedo traspasarla a nombre de otra persona?

- Notario: Claro, una vez resuelva el tema con los bancos

- Felipe: Ok, muchas gracias (dándole la mano)

¡Hurra! Lo sé, deben estar pensando en lo feliz que estoy, y sí, estoy bastante feliz, tanto que quiero llegar a casa sólo para abrazarlo, quiero que sea sorpresa.

El trayecto era eterno, bueno, quizás exageraba pero es que quería llegar, quería recostarme y descansar al lado de mi amor.

¡Alabado sea Dios! Por fin en mi casa.

- Felipe: Amor, ya llegué

No lo veía pero escuchaba el sonido de la regadera, debía de estarse bañando, era el momento perfecto.

Entraba en el baño y veía cómo su silueta se dibujaba en el shower, presionaba mi verga sobre el pantalón, que delicia verlo, que delicia repasarlo con la mirada.

Comenzaba a desnudarme sin meter ruido, quitaba mi corbata y comenzaba a desabotonar mi camisa, me deshacía rápidamente de los pantalones, el bóxer y los zapatos. Deslizaba en silencio el shower, y lo veía ahí, perdido en sus pensamientos…

Besaba su cuello mientras lo tomaba de la cintura…

- Javier: (gimiendo) llegaste

- Felipe: Shh… sólo déjate llevar

Acariciaba todo su cuerpo mientras él me masturbaba, con mi mano derecha acariciaba sus nalgas y comenzaba a jugar con mis dedos, se me hacía demasiado dilatado pero debía ser normal, es decir, hacíamos el amor casi todos los días, era más que obvio. Mi pene comenzaba a adentrarse en él, con mucha suavidad mientras mi boca recorría su cuerpo, hoy no sentía ganas de nada más que penetrarlo.

- Felipe: ¿Sientes cómo estoy por ti?

- Javier: Te… amo

¡Lo había dicho! Había escuchado esas maravillosas palabras de su boca, me volvía loco de placer, aumentando el ritmo, tanto que sus gemidos dejaban de ser delicados y comenzaban a ser fuertes, rudos, casi tanto como los míos, los cuales Javier podía sentir en su oído.

Era un momento de placer máximo para los dos, la corriente eléctrica comenzaba a aparecer y mis piernas se volvían locas, cada vez se movían más rápido, tanto que lograba llenar a Javier de mí, recordándole que era sólo mío…

Terminábamos de bañarnos y salíamos sólo con la bata puesta.

- Felipe: Vaya, cada día me sorprende más lo bien que me aguantas

- Javier: Nunca dejarás de ser tan fanfarrón, ¿verdad?

- Felipe: No es eso, sólo es que te amo.

- Javier: Y supongo que esta sesión de sexo era la sorpresa ¿no?

- Felipe: Eh no, no es

- Javier: ¿Entonces?

- Felipe: No, aún no, ya lo sabrás.

- Javier: Cariño, iré a vestirme, que me está dando frío

- Felipe: Bueno, yo te esperaré en la sala, que esto no ha terminado.

Ay qué bien me sentía, esto sí que era recomponer energías, estaba en mi casa, con el hombre que amaba… era todo genial.

Sonaba el celular de Javier, y me acercaba para ver de qué se trataba, era un mensaje de él, de Robert.

- Robert: Javier, no has contestado mis llamadas con lo cual sé que ya te he perdido para siempre. Sé que me debes estar odiando y lo merezco, sé que no tengo perdón ni de ti ni de nadie, sólo quiero que sepas que te amo, que jamás me había entregado tanto al hacer el amor como me entregué contigo. Yo voy a seguir luchando por ti, porque te amo, te amo, te amo de aquí hasta el infinito. Con amor, Robert…

Las lágrimas salían solas de mis ojos, nunca me había sentido tan traicionado menos por el hombre que amaba. El saber que sus besos y que su cuerpo había sido de otro, cuando eran sólo míos, ¿cómo podía Javier hacerme algo así? Quería morirme, quería arrancármelo del corazón, quería sacarlo de mí y odiarlo

- Javier: Felipe ¿por qué tienes esa cara? ¿qué pasa?

- Felipe: No lo sé, a propósito, revisa tu celular, tienes un mensaje

- Javier: (abriendo sus ojos con terror mientras lee el mensaje) Felipe, yo puedo explicártelo

- Felipe: ¿Te acostaste con Robert?

- Javier: Sí, yo hi-hice el am-amor con Ro-Robert

- Felipe: ¿Hiciste el amor con él? ¿Te entregaste a Robert?

- Javier: …

- Felipe: ¡Contéstame! (gritando y lanzando el celular de Javier contra la pared)

- Javier: Cálmate por favor (llorando)

- Felipe: ¿Cómo me pides que me calme? Estoy escuchando a mi novio decirme que hizo el amor con otro ¿entonces qué hacías conmigo?

- Javier: Felipe, yo no quería que eso pasara, fue algo que no pude controlar

- Felipe: (Tomando violentamente de los brazos a Javier) ¿Qué no pudiste controlar? ¿pensaste en mí? ¡Dime! ¿te acordaste de mi amor, antes de abrirle las piernas a ese imbécil?

- Javier: Felipe me estás lastimando

- Felipe: ¿Y tú a mí qué? Hubiese preferido mil veces que me mataras a tener que escuchar de tus labios que me has sido infiel

- Javier: Felipe, yo nunca te engañé, tú siempre supiste de mis sentimientos

- Felipe: ¡Ah claro! Y hoy mientras hacíamos el amor me decías que me amabas

- Javier: Yo no sé qué siento, yo necesito tiempo

- Felipe: ¿Tiempo? ¿todavía más del que te he dado? Te entregué mi corazón, y a ti no te importó. Porque parece que a ti lo único que te importa es ese infeliz

- Javier: Tú sí me importas, créeme

- Felipe: ¡No me mientas más! Yo a ti nunca te he importado, siempre he tenido que escucharte hablar de los hombres de los que te has enamorado, nunca has tenido ni un poco de respeto a mis sentimientos, nunca notaste que me consumía de amor por ti

- Javier: Felipe, yo sé que ya no querrás saber nada de mí pero sólo te pido que me perdones (arrodillándose ante Felipe)

- Felipe: No puedo perdonarte, te he podría perdonar cualquier cosa menos esto, no puedo.

- Javier: …

- Felipe: Pero ni creas que te voy a dejar libre para que corras a sus brazos

- Javier: No puedes obligarme a estar contigo, yo no te amo

- Felipe: ¡Eres un asco! (llorando) tú no te vas a quedar con él, Javier

- Javier: No me lo puedes impedir

- Felipe: Claro que puedo, tú eres mío

- Javier: Claro que fui tuyo, pero a la fuerza, eres tan poco hombre que nunca pudiste conquistarme

- Felipe: ¡Cállate!

- Javier: No te preocupes, me voy a alejar de ti para ya no hacerte más daño.

- Felipe: Tú sabías lo que hacías, y yo que te creía sincero cuando me decías que querías enamorarte de mí, qué tonto me veía hablándote de amor e intentando conquistarte (acercándose violentamente)

- Javier: ¡No te me acerques! Ya déjame

- Felipe: ¿Por qué no me puedo acercar? Tú eres mío.

- Javier: ¡Pero no te amo! (gritando)

- Felipe: Sí, lo sé y tú aceptaste estar conmigo, así que no vas a estar con él, eres mío Javier y aunque sea nada más para vengarme de ti. Ah y prepárate, porque mañana nos marchamos de aquí

- Javier: ¿Qué?

- Felipe: ¡Lo que escuchaste! Mañana a primera hora nos vamos de aquí.

-----------------------------------------------------------------------

* Avance ***

En el próximo capítulo de “Camaleón”

- Felipe: Tú no te puedes ir de aquí, no te vas a ir (tomándolo violentamente del brazo)

- Javier: ¿Y para qué quieres que me quede? (soltándose)