Caliente caliente
Ese día estaba tan caliente que me salio lo lesbiana y lo puta.
Siempre he sido muy calenturienta, desde que recuerdo me excita excitar, me encanta que los hombres se vuelvan locos conmigo. Soy morena y delgada, pero tengo unas nalgas enormes y paradas que luzco en su esplendor. Mi madre es mexicana, y mi padre era árabe, quizá esa sea la razón por la que muchos ven en mi una sensualidad innata desde la forma en que miro hasta la forma en que camino. Desde que recuerdo me excita mi propio cuerpo, sentirme sexy me tiene mojada todo el tiempo.
En la Universidad tenía a mi novio que me desvirgo, al que amo profundamente, y con el que me case. la universidad donde estudie estaba en la Ciudad de México, y mi novio y mi familia vivian en una ciudad de provincia a dos horas de distancia, por lo que tenía tiempo de sobra para mis amigos. En una ocasión, como parte de los examenes parciales, un compañero llamado Mario y yo formamos un equipo para estudiar una zona arqueológica, la cuál estaba a una hora de distancia de la ciudad de donde soy originaria. Por diversas circunstancias no había tenido relaciones con mi novio desde hacia 3 meses atrás. Así que ese día amanecí excitadisima, pensando que me lo iba a coger, le hablé por teléfono y le dije a mi adorado que nos veíamos en la zona arquologica y que una vez terminado mi trabajo me lo iba a coger. Alfonso protesto como siempre y yo me excite mas ante su resistencia. Puse un paquete condones en mi bolsa y me dispuse a ir con Mario a la zona arqueologica.
Mi compañero era guapo, no demasiado, pero su mayor atractivo consistía en su irreverencia. Muchos lo criticaban porque siempre andaba vestido de negro, con gabardina y con tatuajes y un piercing en la lengua. Quiero recordarles que esto sucedió hace 15 años en México y la gente era mas conservadora, aun en la Universidad. A mi me parecía que Mario era sexy, enigmático y que sus tatuajes eran de muy buen gusto. Ese día me puse una minifalda muy corta, apenas cuatro dedos debajo de la tanguita. Con mis labios vaginales bien rasurados me excitaba sólo de caminar. Llevaba además una blusa de gasa muy delgada aunque no transparente con resorte en el escote, llevaba el resorte estirado debajo de los hombros, es decir que con solo un movimiento quedaban mis tetas al aire. Me vestí así, porque sabía que íbamos a tomar el metro, y como buena calienta-vergas que soy, me encantan los restregones en el metro, además ese día no íbamos a subirnos a ningún monumento arqueológico, solo íbamos a buscar material bibliográfico en la Biblioteca de la Zona, y bueno, saber que me iba a coger a Alfonso tambien tuvo que ver a la hora de escoger mi atuendo.
Salimos de la Universidad y tomamos una colectiva hacia la estación de metro mas cercana. Yo me senté del lado de la ventanilla y Mario del lado del pasillo. Íbamos platicando animadamente cuando me señalo un anuncio espectacular: era una burla en contra de un político, pero lo que me saco de onda fue que cuando me lo señalo, abiertamente rozo mis tetas con su brazo. Yo me puse un poco nerviosa, pensé que había sido sin querer, y que por ese "accidente" seguramente se había dado cuenta de que no llevaba nada abajo de la blusa. Pero a escasos 100 metros, volvió a posar su brazo en mis tetas para señalarme otro anuncio sin chiste y entonces me di cuenta de sus intenciones, pero como a la que le gusta dominar es a mí. Le dije ya viste esa mancha en tu pantalón? y puse mi mano sobre su pené. Y viéndolo a los ojos le dije: Aquí la única que puede tocar soy yo, ok?. La verdad me calenté mucho, pues aunque la colectiva no iba llena, y nosotros estábamos sentados hasta atrás, tocar por primera vez un sexo en un lugar publico es muy caliente. Cuando llegamos a la estación de metro, me levante yo primero, mientras el seguía sentado, pase mis nalgas frente a su cara obligándolo a percibir mi olor a sexo. Nos subimos al metro que iba hasta la madre, y a esa hora por ser pico, el metro se divide en vagones de hombres y exclusivo para mujeres.
Como ningún hombre se puede subir al de mujeres me subí con Mario al de hombres, apenas subí me calenté de ver tanta verga para mi solita. Los aventones nos llevaron hasta un tubo que está junto al asiento individual del rincón del metro, en donde extrañamente (bendita coincidencia) estaba otra mujer, güera y joven, guapa en general. A un lado, de pie junto a mi pero atrás, iban dos tipos jóvenes también jóvenes, ni guapos ni feos. Yo recargue mis sendas nalgas en el tubo, excitándome del banquete que seguramente tendrían los afortunados que estaban detrás. Mario se paro frente a mi y se agarro al tubo con ambas manos sobre mi cabeza, por lo que su gabardina nos envolvió a los dos, aunque mi trasero seguía al descubierto. Todavía no llegábamos a la primera estación cuando, salvando la mínima distancia que había entre los dos, besé a Mario en la boca viendo a la güera a los ojos. Primero le di un piquito en sus labios cerrados, luego, con mucho trabajo pues en realidad era sólo mi amigo, abrí la boca y comencé a besarlo con la lengua. Acaricie con ella sus labios, sus dientes, hasta encontrar la suya. Que electricidad sentí cuanto toque la suya y con la punta ambos comenzamos a acariciarnos, fueron unos besos muy cabrones. Mi novio me estaba esperando y yo puteando con mi amigo y peor aún excitándome con una chava.
Mario comenzó a restregar su cuerpo junto al mío, suavemente, aprovechando el movimiento del metro. Se soltó de una mano y me bajo la blusa, con lo que quedaron mis tetas al aire, pero nada se veía por nuestra posición. Obviamente Mario estaba muy excitado y se saco su enorme verga e intento metérmela, pero como soy mas bajita que él no pudimos, por mas que intentamos hacerlo sin aspavientos.
Entonces atrape su verga entre mis piernas, sin penetración y las cruce apretándola fuertemente. Mario movía su verga enorme y yo lo cogia con mis piernas. Supongo que todo lo que hacíamos lo vieron los tres que estaban detrás de nosotros, porque el resto se lo perdía gracias a la gabardina de Mario. Quizá lo imaginaban por los besos y hasta el olor. Pero los tres de atrás, incluida la güera que estaba sentada con su cara casi en mi trasero no perdían detalle de lo que pasaba y de eso me percate cuando el que estaba a mi derecha me comenzó a acariciar la nalga y poco a poco a apretarme su verga contra mi trasero desnudo. El que estaba a mi izquierda se agarro del tubo y con la otra mano me apretaba mi chiche, lo hacia con tanta fuerza y suavidad que me volvía loca.
Pero ella, fue la que me puso fuera de mi, pues puso su mano sobre el tubo como asiéndose de el y me levanto mas la falda quedando ante su vista casi la totalidad de mi trasero, no conforme, disimuladamente comenzo a acariciar mi ano; en una de esas toco la punta de la verga de Mario que con cada embestida salía por en medio de mis nalgas. Cuando le vi la cara a ella y lo que me estaba haciendo casi me orgasmo. La vi directamente a los ojos, que puta me sentía de estar con una verga entre las piernas, una mano en una chiche y otra verga restregándose en mi.
Hice la gabardina a un lado para que sólo ella viera lo que me estaban haciendo, todo el tiempo la estuve viendo a los ojos y sacando la lengua, invitandola a que me siguiera acariciando. Ella fue la que mas se me antojo, quería voltearme y que viera cuan puta soy, que viera que estaba desnuda con la blusa debajo de las tetas y la falda casi de cinturón, con una verga masturbándose entre mis piernas apretadas y otra contra mi nalga derecha, mientras una mano me apretaba una chiche Quería agacharme y besarla en la boca mientras Mario y los otros me daban verga por todos mis agujeros... Mario que la veía perfectamente y sentía su mano tambien en cada embestida, tampoco pudo mas y eyaculo, llenándole a la güera sus jeans y hasta la blusa de semen.
Ella paso su dedo por la lechita que tenía en la blusa y se la llevo a la boca. Yo tampoco me aguante, entre la frotación directa de Mario en mi clítoris con su pené, su lengua en mi boca, la mano en mi teta, el otro cabrón restregándome la verga y ella acariciándome en la cola me orgasmé mientras le mandaba un besito a ella. Llegábamos a la Estación, Mario casi me arranco del tubo aun contra mi voluntad, yo quería seguir allí, quería besar a esa mujer, lamerla, quería sentarme en la verga de todos los que estaban en el vagón, estaba hecha una bestia, sólo alcancé a gritarle a ella: me llamo Sara, y Mario me arrastro entre la gente hacia fuera. Mis piernas llenas de semen no querían alejarse de ella, pero finalmente me deje arrastrar hacía la Terminal de Autobuses, Todavía hoy lamento no haber intercambiado con ella mi teléfono o mejor aún, besarla en la boca, y cogerla por muchos, muchísimos años. Yo creo que ella se dio cuenta de que en mi mente a la que estaba besando era a ella, y no a Mario, que los labios de Mario eran para mi su vagina a la que metía mi lengua desaforadamente.
Mario todavía iba caliente y yo iba que me llevaba la chingada, quería verga, quería lengua, así que apenas nos subimos al autobús que nos llevaría a la zona arqueologica lo jale hasta los asientos de atrás. Afortunadamente iban vacios al igual que prácticamente todo el autobús.
Apenas arrancó el autobús le dije "ahora si te voy a coger" y me subi la falda hasta la cintura, le dije que se agachara frente a mi mientras yo abría las piernas. Hasta yo me excite de ver mi panuchita sin vello, rosita y muy mojada. Mario si que sabía hacer sexo oral, lo hacia como mujer o por lo menos eso me estaba imaginando yo. Quería creer que era ella, la del metro, la que me lo estaba haciendo. Cerré los ojos y con mis manos tomé a Mario del cabello hundiendolo en mi excitadisimo sexo. Mario paso su lengua por mi vagina, dando lenguetazos , mojo mis labios vaginales y finalmente se concentro en mi clítoris, con la punta de la lengua firme me acariciaba, hundio un solo dedo en mi vagina mientras me seguia lamiendo mi botoncito.
Yo seguía con los ojos cerrados imaginando que era ella la que me hacía eso, de repente Mario se quito de mi vagina y yo abrí los ojos para ver que sucedía, cuando veo a un hombre en el pasillo que nos miraba atentamente mientras se tocaba el pene por encima del pantalón. Era un hombre alto, fornido, con tremendo bigotazo, moreno, como de 40 años, quito a Mario de en medio de mis piernas y casi cargandolo lo aventó al asiento de enfrente. Entonces me dijo con un fuerte acento veracruzano " traes condón o te cojo asi" . Yo saque rápido un condón de mi bolsa mientras el me bajaba la blusa y sopesaba mis pechos. Me dijo " alla en mi tierra cogerse a una putita como tu cuesta como 1,000 y como ves? a ti te voy a coger gratis mamacita, mira que bonita panuchita tienes". yo estaba muy excitada pero asustada. Estan de acuerdo en que yo no lo invite, por lo que le dije con la voz mas suave que pude: No me vaya a violar muy fuerte.
Él se rio por lo bajo mientras sacaba un pené grueso y morado y me dijo " a las grandisimas putas como tu nadie las viola, solitas dan las nalgas" y sin mas preámbulo introdujo su aparato que ademas resulto ser muy duro, en mi. Me abrazo con ambas manos y me lamio la cara diciendome: asi de quedito te violo putita o mas fuerte?" mientras me embestía tan duro que casi se me salían los ojos.Su bigote me raspaba, me respiraba fuerte en el oido, luego con ambas manos me apreto mis tetitas y me decía las mujeres como tu sólo son chiches, panucha y nalgas, sólo sirven para que uno se las meta hasta el fondo y me la enterraba. Me dijo: ya estabas bien mojadita por el mariconcito ese, te lleno de saliva la panucha y mira quien te esta chingando. Yo no sabía que hacer, aunque no podía hacer mucho, por un lado el señor no era mi ideal de amante, pero por otro mi conejito no sabía de edad ni condición social. Cuando voltee a ver a Mario lo vi masturbandose y me dio tanto coraje que se excitara mientras me cogian, casi me violaban que le menté la madre y le dije que era puto que no había hecho nada porque eso no pasara.
Él muy cabrón sólo me dijo: Te ves tan bien siendo usada solo de las chiches y de la vagina que... y se vino el muy desgraciado. El señor que me estaba cogiendo no tenía para cuando, despacito me estaba dando una cogida sabrosa. Yo no sabía que hacer, él casi ni me veía, auténticamente se estaba masturbando en mi vagina, y luego me dijo: "volteate, quiero darte por atrás" me la saco y espero a que yo lo hiciera, cuando vio mis nalgas tuvo que apretarse los testículos para no venirse y antes de metermela solo dijo: con esas nalgas te pagarían hasta 2,000 alla en Veracruz. me agarro de la cintura y me la metía y me la sacaba.
A mi ya se me estaba pasando el susto, y como ya no le veía la cara, sólo sentía su pito duro dentro de mi, de veras que casi sin querer me vine como a la hora y media que empezo a cogerme, él al sentir mis espasmos, se rio y me apreto las chiches e inclinandose hasta mi oido me dijo: Ya ves putita como si te gustó? Finalmente con grandes embestidas eyaculo y todavía se quedo allí como otros 10 minutos. Me dijo nada mas porque ya me tengo que bajar, sino seguia adentro de tu cola, dandote mas verga, pinche putita. Se salio de mi, avento el condón y le dijo a Mario "¿Qué esperas pendejo? Cogétela rapidito, todavía aguanta verga. Antes de irse se acomodo la ropa y me avento un billete de a 100 pesos en la cara y me dijo: tienes muy buenas las nalgas. Yo me sentía humillada pero con el coño contento, que era lo que mas me humillaba. Pero lo que paso después no lo podía creer. Mario me agarro del cabello y me abrio de piernas otra vez y me dijo yo creo que si aguantas mas verga y se saco su enorme verga, se puso un condón y me la metio, tampoco me veía, sólo me tocaba las nalgas, las chiches y se movia en mi vagina. Yo me puse a llorar, y él me dijo: No te hagas, bien que te gusta que te traten como puta, ya traías el agujero mojado desde el metro, y yo no te la había metido, te creías muy dominadora y ya ves como acaban las calienta vergas como tu.
Mario no aguanto tanto como el veracruzano, para cuando llegamos a nuestro destino él ya se había vestido y se había sentado en otro asiento, cuando llegamos a la Terminal, me baje la falda, me subí la blusa y salí del autobús después de Mario que me espero bajando la escalerilla para darme la mano y ayudarme a bajar. Cuando me dio la mano, le di tal patada en los testículos que hasta se cayo.
Yo me agache y le dije al oido: eso te pasa por ser precoz. Y me aleje de allí contoneandome, cogida a mas no poder pero feliz, mi adorado novio ya me estaba esperando en la zona arqueologica, y cuando llegamos a mi ciudad, sólo me bañe antes de hacer el amor con él, por supuesto sin condón. Hasta la fecha me masturbo recordando a la guerita del metro y a los pendejos que me usaron en el autobus.