Calida nieve sobre su espalda
Cuando comenzó la oración anterior, la oí vagamente, pues solo me podía concentrar en sus labios de cerca lucían increíblemente rosas, y alternaba mi vista para ver sus ojos, y en un momento de torpeza y por babosa me quedé viendo a su busto aunque cubierto bastante visible, di un brinco para salir de mi trance y me di cuenta de que ella se había dado cuenta y me sonrojé, que pena que iba a pensar de mí, pero para mi sorpresa estaba sonriendo y nuevamente me estaba viendo de la manera que ahora lo aceptaba y no me lo negaba ... de la manera que tanto me excitaba.
Hola, primero que nada me gustaría presentarme, mi nombre es Carolina, tengo 21 años y les voy a platicar algo que me sucedió hace ya casi dos años.
Aquella mañana de febrero desperté más temprano de lo necesario, pues apenas eran las 7:00 am y mi primera clase en la Universidad era a las 10:00 am.
Me levanté, había dormido en ropa interior y al salir de mi cama moría de frío, me apresuré hacia mi closet para sacar mi abrigo y ponérmelo, al detenerme frente al closet, me detuve para observarme en el espejo, últimamente mi vanidad había crecido más que nunca, me gustaba ver mi cuerpo desnudo en el espejo, ahí en ese reflejo pude observar el fruto de mi trabajo de tantos meses yendo al gym, mis hombros eran angostitos, mi piel estaba firme y uniforme, suave, la acaricié en ese momento, acaricié mi cuello y deslicé mi mano hasta mis senos, una de mis partes favoritas, acariciándolos con cautela y pasando mis caricias por en medio de ellos, siguiendo la línea media entre ellos, continuando con la línea que se forma abajito de estos y que si la sigues te lleva hasta el abdomen, mi abdomen que tanto esfuerzo me costó, acaricié primero el rededor de éste, y luego regresé al centro para sentir cuan duro estaba, y cuan marcado había logrado tenerlo; unos meses antes me habría provocado masturbarme justo en ese momento, pero pensar en una escena con mi novio, o con cualquiera ya no me provocaba la misma excitación y deseo, había dejado ya de masturbarme; desanimada y sin comprender por qué ya no me provocaba darme placer, suspiré, me puse mi abrigo y salí a mi balcón.
Me recargué, observé mi jardín y la reja que daba a la calle y comencé a pensar en mi vida, tenía una sensación de vacío por dentro, pero no me faltaba se podría decir amor, tenía los pretendientes que quería, ligando me fue bastante bien, a cada antro que iba siempre salía con un nuevo wey; pero me sentía, como si me faltase algo para sonreír, últimamente pasaba más tiempo con mi novio que con mis amigas y eso no me gustaba por lo que me quejaba todo el tiempo, y cuando estaba con mis amigas estaba pensando todo el tiempo en estar en otra parte, algo me faltaba para sentirme completa y estar feliz estuviese donde estuviese; tenía que recuperar mi vida de ántes, mi sonrisa.
Me alisté, desayuné, me despedí de mi madre y de mi papá, le di un beso, soy hija única por cierto, y siempre me consintieron bastante hasta el punto de hacerme una malcriada y lo acepto, a veces de caprichosa no me aguantaba yo misma; en fin, me subí en el carro y me fui a la universidad. Llegando, vi a mis amigas y me dirigí hacia ellas, todas reían como tontas y me metí en la conversación, mis amigas me querían bastante y eran como mis hermanas; al momento comenzaron a murmurar ... "ahí viene tu guapísimo" ; Volteé para observar que el coche de mi novio se había estacionado, todas muy atentas claro, la mayoría opinaba que mi novio era guapísimo, la verdad yo también, pero siempre lo utilicé siendo sincera nunca lo amé, aunque él a mi sí y demasiado diría yo, pero yo era muy egoísta para dar además de recibir, y demasiado obstinada como para amar.
Se bajó mi novio, Niccolo , sus papá es italiano, tal vez por eso eran tan guapos, y digo eran, porque en seguida de él se bajó su hermana del asiento copiloto, Giovanna Cabassi, tan rara mujer caray!!!, nunca le hablaba a nadie, le gustaba permanecer sola todo el tiempo, casi no tenía amigos, y tenía una mirada profunda, intensa por un segundo y evasiva al siguiente, pero dios! qué mirada!!; Ignoré un poco a mi novio para ver a aquella mujer que tanta intriga me causaba bajar del coche, llevaba unos jeans deslavados, unos zapatos negros, fue lo que se asomó primero... su pierna que casi nunca mostraba desnuda, y enseguida al inclinarse para salir, pude apreciar claramente aquél busto tan perfecto ni muy tosco ni muy pequeño, perfecto, firme, y esquicito; sostenido por aquel tronquito con al cinturita más delgadita que había, que abdomen!, y que pompas!! Paraditas y duritas; y enseguida salió totalmente del auto y pude apreciar su rostro... mi parte favorita del día... que piel tan blanca pero no pálida, sin ninguna mancha, con unas cuantas pequitas sobra la nariz, la nariz tan perfecta, delgadita, respingadita pero no tanto, perfecta, pelo castaño, largo y brillante un poco debajo de sus hombros y lo qué me fascinaba, me enloquecía y me confundía ... sus ojos!, que ojos dios mío, tan grandes y verdes, y de un verde tan hermoso, que verde tan uniforme tan profundo que a veces podía confundirse con azul, a veces el sol me jugaba trucos y los veía de un color gris que me hacía volar y quedarme viéndole como tonta.
El perfecto imbécil de mi novio me cargó para darme vueltas y no la pude observar más, y ahí se acabo mi momento.
En clases yo no podía dejar de pensar en ella, pero no aceptaba el hecho de sentirme atraída por ella, me decía a mi misma que sólo era envidia porque, desde que llegó en top ten de los chavos yo había sido desplazada del número uno al número dos y Giovanna se había colocado en la primera posición, cosa que me dio mucha rabieta, pero si yo misma no podía quitarle la mirada de encima.
Giovanna se había convertido en poco tiempo en la chava más codiciada por los chavos, sin embargo nunca le hizo caso a ninguno; no disfrutaba de la compañía al parecer porque en las horas libres se iba a sentar a las bancas de estudio rodeadas de árboles y se sentaba a leer; era una mujer de lo más finita, con unos ademanes tan femeninos, siempre cruzaba sus piernas y se acariciaba las puntas del pelo mientras leía, se acariciaba los labios, etc... era toda una damita, envidiaba aquella apariencia de mujer tan educada y tan prudente. Pero qué era lo que le gustaba tanto de la soledad?, yo misma después de haber ido en tantas ocasiones a su casa después de 1 año de noviazgo con su hermano apenas podía cruzar palabra con ella en esa casa tan grande que tenían... cuando la encontraba estaba en su terraza pintando, le gustaba la pintura realista; también la encontraba leyendo en el jardín al borde de la piscina, en un columpio de madera; o simplemente se encerraba en su cuarto; en fin, era la mujer más misteriosa que había conocido y me intrigaba demasiado.
Esa día mi novio me invitó a su casa en el "ajusco", porque según las noticias esa misma tarde iba a nevar, y su familia iba a ir para observar la nevada. Cuando llegamos a la casa, alrededor de las 6 de la tarde ya hacía bastante frío, entramos a su casa estilo cabaña construida en su totalidad por madera. Y mi novio me invitó a sentarme en la sala, donde la chimenea estaba prendida, tomé asiento y decidí esperar un poco, la sala estaba obscura y la chimenea era la única luz... además daba un ambiente cálido muy agradable, me relajé un poco; en ese momento tuve una sensación rara, como la que tienes al ser observado, comencé a explorar mi alrededor y me di un brinco de susto al ver la silueta de Giovanna sentada en las escaleras con su cara recargada en el barandal observándome... apenas podía verla... pero igual que a los gatos sus ojos eran lo más visible en esa oscuridad, ninguna de las dos apartaba la mirada, pero la de ella era intensa, penetrante, me asusté un poco, en eso Niccolo entró y ella me sonrió ligeramente, se paró y se fue. Cada vez me intrigaba más, que rara era!.
Media hora más tarde, por uno de mis acostumbrados caprichitos me peleé con Niccolo y terminé corriéndolo de la que esa noche sería mi habitación, él se encerró en la suya y yo me salí de la casa con intención de ir al jardín a tomar aire... Al salir azoté la puerta detrás de mí, y me senté en los escalones, ya estaba oscuro y apenas se podía ver. Volví a sentir la mirada, volteé y Giovanna estaba en el columpio de madera detrás de mi, me dirigí a ella:
Hola, no tienes frío?
A lo que me contestó:
-Un poco, pero estoy muy cómoda aquí, estás bien? Te oí discutir con mi hermano.
Es que es muy necio de repente- En ese momento comencé a llorar, haciéndome la víctima como siempre cuando en realidad soy victimaria.
Ella se rió para mi sorpresa y enseguida me invitó a sentarme junto a ella, lo cual hice.
No te enojes Carolina, pero la verdad creo que eres tú la que lo haces sufrir mucho.
Me sorprendió su respuesta: - Claro que no, no es así.
-Pero no te enojes Carolina! Sólo se un comentario, además creo que mi hermano soporta todo eso porque estás muy guapa, y lo tienes encantado.
Cuando comenzó la oración anterior, la oí vagamente, pues solo me podía concentrar en sus labios de cerca lucían increíblemente rosas, y alternaba mi vista para ver sus ojos, y en un momento de torpeza y por babosa me quedé viendo a su busto aunque cubierto bastante visible, di un brinco para salir de mi trance y me di cuenta de que ella se había dado cuenta y me sonrojé, que pena que iba a pensar de mí, pero para mi sorpresa estaba sonriendo y nuevamente me estaba viendo de la manera que ahora lo aceptaba y no me lo negaba ... de la manera que tanto me excitaba y hacía que mis pezones se pusieran duritos, en mi abdomen sintiera cosquillas y mi sexo me mataba con oleadas de placer en ese entonces para mí desconocidas; desconcertada ante su mirada y nerviosa con su presencia que me inquietaba traté de seguir la conversación:
-Por qué crees que dices que soy yo la que hago sufrir a tu hermano?
Ella me miró y se acercó demasiado a mí orillándome contra la cadena del columpio y la orilla de este, puso su cara extremadamente cerca de la mía y sentía su respiración:
-Porque eres una niñita caprichuda, por eso, te fascina que hagan lo que tu quieres cuando y como lo quieres.
Su mirada era diferente esta vez, era malvada, nadie nunca me había podido poner nerviosa y mucho menos intimidar, por primera vez me sentí insegura; pasé saliva y noté la proximidad de sus labios. Mi abdomen iba a explotar de la excitación que sentía y mi sexo comenzó a humedecerse, sentía unas palpitaciones que ya extrañaba, y estoy segura que ella notó que mis pezones se habían saltado y se notaban ahora en mi delgado suéter; no me podía hacer más para atrás. Desconcertada y Asustada, con voz entrecortada y temblorosa trate de continuar:
-Pues entonces me debes de odiar, debes pensar que soy la persona con más defectos del mundo y la menos indicada para tu hermano.
Ella miró mis labios, humedeció los suyos con su lengua y regresó su mirada a mis ojos para seguirme torturando, y me contestó:
-No estas del todo equivocada, te equivocas en que es un defecto... más bien.... es parte de tu encanto, tu carácter me fascina y me atraen tus arranques, me hacen querer ser con la que te desquites; pero no te equivocas, en que para mi hermano no eres.
Su respuesta me desconcertó mucho pero para que mentir, me excitó demasiado, quería tomarla por las pompas y jalarla hacia mí y besarla, morderla, sentirla mía... pero por primera vez en mi vida, era yo la tímida y la sonrojada.
Se acercó aún más; mi sexo iba a explotar de tanta palpitación y mis senos estaban durísimos me lastimaban de tanta excitación contenida... y sentí un revoltijo de sabores con el solo roce de su dedo sobre uno de mis senos al subir su mano para retirar el cabello de mi cara. No aguanté y casi mordiéndola para arrancarle los labios la besé como nunca había besado a nadie, la junté contra mí, oprimí mi pecho contra el suyo y sentí sus tetas duras paraditas, ricas!, tenía una pasión incontrolable, quería arrancarle la ropa, tampoco nunca me había comportado de manera tan salvaje y hecho movimientos tan rápidos, ella no se resistió parece que caí en su trampa... correspondió a mis besos su lengua exquisita era caliente y jugaba tan apasionadamente con la mía, que arranque tan delicioso!, no me pude contener y la acerqué más oprimiendo mi sexo contra su pierna aumentando mi excitación; subí mi mano y apreté su teta tan fuerte que me olvidé de si ella sentía dolor o no, yo estaba insaciable tenía una sed incontrolable... olvidando y no preocupándonos si alguien nos podía ver, me valió madre y le levanté un poco el suéter y le metí la mano debajo para sentir sus pezones en la palma de mi mano jugué con ellos quería lamerlos, pero no sabía que hacer primero tenía tantos deseos al mismo tiempo, luego le metí la mano en las braguitas para sentir sus pompas en mis manos y las apreté las quería arrancar, estaban duritas y ricas, ella respiraba con dificultad y sus manos recorrían todo mi cuerpo con desesperación; inconscientemente comencé a menearme para rozar mi vulva contra su rodilla que la estaba oprimiendo, ella hizo un ruidito y chupando mi cuello desbrochó mi pantalón y metió su mano en mi tanguita, y sus dedos llegaron a mi sexo que estaba más que húmedo y caliente, yo comencé a gemir y a acariciar sus tetas con una mano y con la otra le apretaba las nalgas; recliné mi cabeza hacia atrás unas oleadas de placer me impedían controlar mi cuello ... mis manos apretaban ahora sus hombros de tanta sensación imposible de contener, gemía como loca, jugaba con sus dedos tan rico en mi sexito mojadito, le levanté el suéter y observaba sus senos, me recargué en su hombro para morderlo del placer, mientras lo mordía con suavidad observé su espaldita blanca con ligeras pequitas y unos copitos de nieve que el viento había arrastrado hacia ella, estaba apunto de venirme mis ojos se iban y sin querer la mordí más fuerte pero ella gemía también al sentir mi placer; en eso el nuevamente imbécil de mi novio comenzó a gritar mi nombre... asustadas nos separamos y nos quedamos viendo, hipnotizadas, dándonos cuenta de lo que acabábamos de hacer... yo me sentí muy apenada y no sabía como reaccionar, me abroché el pantalón y ella se acomodó el bra cada una volteando para otra parte y en eso salió Niccolo: -te estaba buscando bebé, discúlpame por todo, ya vamos a hacer lo que tu quieras está bien? Discúlpame amor, te adoro.
Yo estaba nerviosa y con la cabeza hacia abajo no dije nada, no podía ni hablar, apenas podía caminar con mi sexo apunto de estallar, solo hice un ademán y entré a la casa, mientras que Giovanna miraba hacia otra parte con la mano en la boca., Niccolo entró después de mí.
Subí a mi habitación, estaba confundida y deseosa... pero me sentía un poco mal por lo sucedido no podía creer que yo hubiera hecho eso, era lesbiana acaso?? Era la hermana de Niccolo lesbiana?? En eso entro a mi habitación Niccolo, yo estaba irritable con él y más porque semejante pendejísimo estaba apunto de venirme cuando nos interrumpió!. Comenzó a besarme y a acariciarme, me acostó y yo no correspondía a sus besos, solo me dejaba besar, pero no cerraba los ojos y pensaba en Giovanna, a tan sólo unos cuartos, pensé en el momento que acabábamos de tener y me excite nuevamente demasiado y me desquité con mi novio, nunca lo había hecho de esa manera con él, pero en el momento en el que se vino yo me emputé... yo seguía insatisfecha, fue cuando me dí cuenta, que nunca nadie me había hecho sentir el placer que Giovanna me había hecho sentir esa tarde, y eso que no la había dejado terminar. Me acosté al lado de Niccolo y pensé en Giovanna, yo sudaba.
Pasó una hora y aún no podía dormir, me levanté y pensé en salir a fumar un cigarrillo, salí dela habitación y me encontré en el pasillo, al caminar me encontré frente a la puerta de Giovanna, me dio una tentación increíble de entrar, me acerqué a la puerta y tomé la perilla, quería entrar, deseaba entrar, en eso pensé en ser sensata y alejarme, pero al momento de tratar de retirarme escuché unos ruiditos... pegué mi oído a la puerta... eran gemidos, abrí un poco la puerta y con un solo ojo a la poca luz de su ventana, pude observar por ese pequeño espacio a Giovanna desnudita con su mano en una teta y otra en su sexo en su cama dándose placer y mordiendo su almohada, mis tetas se endurecieron y mi sexo otra vez se mojó con juguito caliente, entré olvidando mi inseguridad estaba hipnotizada... ella se asustó y paró y se me quedó viendo, respirando agitadamente, pero yo continuaba avanzando me quedé viendo a su sexito depilado y mojadito, y me dejé caer sobre mis rodillas, la jalé y la empecé a chupar como desesperada, ella reclinó su cabeza hacia atrás : - ohh... mmm si Carolina te estaba esperando amor, cómeme, amor chúpame; me embarré de sus jugos la cara, la comía insaciablemente mi lengua se metía en su hoyito y jugueteaba, succionaba su clítoris y lo acariciaba, y con mi mano acariciaba su teta, mientras que ella me apretaba contra su sexo y acariciaba mi pelo; explotó en un orgasmo y trató de contener la fuerza de sus gemidos pero dio uno que casi le roba la voz; suspiró y se retiró un poco, yo estaba toda embarradita alrededor de mi boca de sus juguitos, ella me jaló y me acostó, se puso sobre mí : - ahorita voy a terminar lo que no pude hace rato, Carolina todo este tiempo te he deseado tanto y esta noche eres toda mía. si mi amor soy toda tuya también te he deseado desde que te vi te he querido arrancar la ropa y comerte enterita.
Comenzó a besarme y a juguetear con mi lengua, lamió sus alrededores, se bajó por el cuello chupando y succionando por donde pasaba su boca, sus manos sostenían las mías con fuerza que estaban estiradas hacia arriba apretando las cobijas y comenzó a chupar mis tetas, las succionaba con tanta fuerza... estaba hambrienta y yo le daba todo el alimento que me pidiese... dejaba que se satisficiera, bajó aun mas y se detuvo en mi abdomen lo chupó todo y jugó con mi ombligo mientras sus manos acariciaban mis tetas, bajó lentamente y yo ya no podía más, y comenzó a chumarme yo no podía contener esa sensación la más fuerte que había tenido que placer agarré su cabeza y la oprimí más fuerte contra mi sexo y gemía sin control, sentía su lengüita jugar con mi clítoris y su dedito acariciar mi vulva, ella levantaba la cara y me decía que no gritara que nos iban a escuchar, pero no me pude contener y me vine con tanta fuerza que dejé soltar un gemido enorme, el placer me llevó casi a la inconciencia pues se me fui de este mundo un momento... fue delicioso; ella con delicadeza subió hacia mí, besando mi cuerpo hasta llegar a mi boca y me besó con ternura y yo con mi mano en su mejilla correspondí a ese beso, yo estaba muy exhausta ... Giovanna paró para colocar su cara en mi cuello. Yo me sentía muy extraña, acariciaba su espalda y su pelo, miraba al techo, me sentía completa, feliz, enormemente feliz:
Giovanna...
Mande?
No se que es el estar enamorado pues nunca no he estado, pero nunca me había sentido así, y lo único que sé, es que esto es lo más fuerte que he sentido por alguien.
Carolina yo llevo adorándote desde que mi hermano te llevó a la casa, me la vivo observándote en la universidad, escuchando canciones y pensando en ti.
Es que... tal vez te amo.
Giovanna levantó su cara para darme un suave beso en la frente, me miró fijamente y me llenó de calidez, respiraba su esencia, nos sonreímos tiernamente, ambas callamos, yo pensaba... sería acaso que estaba enamorada, cualquiera que dijera que era lo mismo hacerlo con una mujer que con un hombre estaba totalmente equivocado; Yo sentía a Giovanna sobre mí, descansando, sentía suave cara y su finita nariz en mi cuello, su cautelosa respiración, su suave cuerpo, mi mano acariciaba su espalda, para nada era lo mismo un hombre que una mujer... definitivamente yo estaba enamorada.
Repentinamente la tía de Giovanna abrió la puerta y nos vio acostadas una sobre la otra besándonos, cerró la puerta consternada y Giovanna se puso muy nerviosa y se llevó las manos a la cara; después de unos segundos se puso su bata y salió tras su tía.
Yo me puse muy nerviosa y preocupada, estaba muy apenada no sabía que iba a pasar, me fui a mi cuarto con Niccolo, me recosté junto a él y escuché llanto y no pude dormir pensando qué pasaría.
Al día siguiente, todos estábamos en la mesa para desayunar menos Giovanna y su tía. Los papás de Niccolo lucían bastante normal por lo que deduje que no sabían nada al respecto. Después de eso mi novio me llevó a mi casa.
A pesar de lo incómodo de haber sido descubiertas, yo no podía dejar de pensar en Giovanna y de reír como boba, suspiraba con mi cara pegada a la ventana, de verdad estaba enamorada ... acariciaba mi cuerpo pensando en ella y recordando la noche anterior. La inquietud me abordó hasta el punto en que fue insoportable y le pedí a Niccolo el número de celular de su hermana, pero le marqué y no contestaba, marqué a su casa y me dijeron que no se encontraba.
Aunque algo triste todo ese día me la pasé fantaseando con Giovanna, con sus ojos verdes, su sonrisa, sus labios rosas, su suave cabello, su suave piel, sus caricias, sus besos... Me decidí en ese momento por olvidar mi popularidad y mi vida como la conocía, y si Giovanna lo aceptaba salir con ella y decírselo a mis padres y a quien fuera necesario, de todas formas siempre hacía lo que yo quería, y ahora que estaba enamorada con más razón-
Al día siguiente en la Universidad yo estaba impaciente por llegar, al fin apareció el coche de mi novio, pero Giovanna no salió, solo Niccolo. Cuando me saludó ni siquiera le correspondí al beso y le pregunté por Giovanna, las palabras que en ese momento me dijo no las voy a olvidar nunca porque son las que más me han dolido y que a partir de ellas mi actitud con la vida y conmigo misma cambió;
-no se que pasó o que problema tuvo con mi tía, pero justo hace media hora acompañé a mi hermana y a mi tía, se van a regresar a Italia.
Mi respiración se cortó al escuchar esto, mi garganta se hizo angosta, mi vista se nubló y una lágrima salió.
-¿Pero por qué no? Qué dicen tus papás?, por qué esta decisión!!! Si ella es feliz aquí!! No pueden hacer eso!!
-¿Qué te pasa por qué te pones así? Ya ni yo que es mi hermana.
Me enojé, lo empujé y me retiré de ahí. Tomé mi coche y me dirigí al Aeropuerto. En el camino le hablé al celular a Giovanna quien finalmente me contestó y se sorprendió y soltó a llorar con mi llamada, me dijo que me apresurara porque ya estaban llamando su vuelo, yo estaba muy nerviosa y manejaba sin cuidado, de milagro no choqué, pero fue inútil, porque cuando llegué me dijeron que su vuelo ya había salido. Me quedé sin palabras y me solté a llorar, tal vez la vida me regresó de esta manera cruel la forma en la que yo traté y me burlé de tantos chavos en mi vida, no lo sé.
Desde ese día le enviaba cartas cada semana a Giovanna según la dirección que me dio Niccolo, cartas que nunca fueron respondidas; yo me hundía en un mar de desesperación, dejé de comer, de sonreír, me sentía terrible, muy triste, muy mal; así pasaron 6 meses en los que yo volví a estar triste y dispersa, en esos seis meses lloré bastante, hasta que el cansancio me acabó y terminé por resignarme, pero aún así mi tristeza se quedó conmigo.
Después de ocho meses, recibí una carta, de Giovanna. Corrí a mi cuarto y la abrí con desesperación, lo que contenía era breve: - Carolina se que estarás desconcertada por todo esto, pero mi tía me orilló y amenazó de una manera que no es conveniente contarte, pero lo hice pensando en ti, lo último que quiero que creas es que no te tomé enserio, porque no sabes como he sufrido pensando en ti, mi tía recibe todas tus cartas y las tira no he leído ninguna más que una que el cartero me dio a mí, en la que me dices que me amas pero que yo solo quise un momento contigo.
Me lastimas porque no sabes el dolor que hay en mi por amarte y estar tan lejos; tal vez es lo mejor, no quiero cambiar tu mundo y traerte dolor, aunque eso me traiga más dolor a mí. Lo que pasó entre nosotras fue maravilloso y nunca lo olvidaré pues lo recuerdo casi a diario, por favor olvídame y discúlpame por lastimarte tanto, pero es lo último que quise, siempre pienso en qué hubiera pasado si mi tía no nos hubiera visto; algún día te volveré a ver y quiero verte feliz, te ama, Giovanna.