Calentura y pasión entre cuñados

Durante 20 vivió obsesionado por su ex cuñado, y tras largos años lo reen cuentra para hacer carne y sexo su fantasía mejor guardada.

CALENTURA Y PASIÓN ENTRE CUÑADOS

EL AYER

He cumplido con todos los objetivos humanos, plantar un árbol. Tener un hijo . Escribir un libro. Aquel árbol, un sauce lo planté con mi ex cuñado Matías, el héroe de mi infancia, mi Tarzán de la Selva, mi gigante entre todos los enanos.

El hijo lo tuve con Maria Elena, la prima lesbiana de Matías a la que adoro, lo mismo que a nuestro único vástago, Jairo Ulises Yago, que ya tiene nueve años, juega al cricket y colecciona fotos de Ricky Martín..

Mi primer libro es una recopilación de relatos eróticos que giran en torno a mi obsesión por Matías. Claro que sin nombrarlo. y yo firmo con un seudónimo. En apariencia soy un pilar de la sociedad, heterosexual y mujeriego. No es cuestión de romper el hechizo de esta comunidad pueblerina y chapada a la antigua. Déjenlos que piensen que yo, el escribano del pueblo. ha sido un tigre con las mujeres pero que al morir el padre sentó cabeza o eso parece. Dejen que las mozas casaderas todavía me persigan y que las madres de las mozas casaderas me consideren un partido muy conveniente.

Nadie sabrá nunca de mi obsesión por Matías Del Cerro , campeón mundial de motonáutica, ex 10 de handicap en polo, empresario ganadero, ex–presidente de la Asociación Argentina de Shortorn , ex marido de mi hermana Elizabeth y futuro candidato a gobernador de la provincia limítrofe con la que vivo. De esas cosas (me refiero a las obsesiones sexuales) nunca se habla.

Cuando Matías vino a casa la primera vez, yo tenía 15 años y ya me gustaban los hombres pero no cualquier hombre: prefería los esbeltos jugadores de polo, amantes de los caballos, ágiles y elegantes, muy heterosexuales y generalmente muy pijudos y peluditos. El tendría 21 años y por cierto que jugaba al polo, al pato, al tenis , y a cuanto deporte conocido o desconocido estuviera a su alcance.

La primera vez que lo vi desnudo por poco desfallezco de la emoción. Matías era perfecto de la cabeza a los pies, peludito con esos pelos marrones que adornan las pieles algo bronceadas y que brillan aún de noche y en la oscuridad. No tenía un gramo de grasa , sus pezones eran bien rojos, sus piernas muy musculosas, sus brazos fuertes, sus abdominales impecables. Su verga una obra de arte, grande, esponjosa, con una cabeza semejante a un hongo enorme, lista para ser chupada , besada, adorada.

El era lo que yo no podría ser: atlético, ágil, hermosísimo. O eso pensaba yo.

Lo mío fue amor a primera vista por ese macho arrollador lindo y transpirado. Era tal mi embeleso que me gustaba oler su sudor, y mas de una vez le robé algun slip para poder inhalar su fragancia más intima antes de pajearme como loco pensando en el.

También le robaba un poco de su rara colonia de Grés, para que su perfume quedara en mi piel juvenil.

Pero claro, era el novio de mi hermana y con ella finalmente se casó. Yo apenas era el cuñadito adolescente que lo adoraba en silencio, que imitaba sus pasos, copiaba su forma de vestir, hablaba como él. Y lo amaba locamente. Cosas de putito pueblerino.

No tuvieron hijos y al final mi hermana lo dejó por un corredor de Fórmula 1, antes de cumplir cinco años de casados. En esos cinco años , Matías había sido mi hermano mayor, mi amigo, mi amor platónico, el objeto de mi deseo, la fuente de mis masturbaciones, el dueño de mis desencantos.

Me decía frecuentemente, que me buscara una novia, que las mujeres eran la mejor compañía posible. Quería apartarse de ese mocoso que lo perseguía a sol y a sombra. Creo que adivinaba que esa cercanía no me hacía bien y que no era conveniente que siguiera, porque el matrimonio con mi hermana andaba de mal en peor.

Nunca le perdoné a Elizabeth haberlo abandonado. Su conducta alejó a Matías para siempre de nuestra familia y de mi. Como aceptar mi amistad si ella lo había humillado públicamente con una infidelidad escandalosa.

Mis sentimientos por Matías nunca cambiaron y son difíciles de explicar. Un chico gay que sabe que lo es, desde muy temprano, se enamora de imposibles, y aun cuando fuera correspondido no sabría que hacer con ese amor. Pero cuando lo miraba debía contenerme para no abrazarlo, pero cuando lo sentía cerca vibraba por el, se me paraba la pija, dejaba de respirar, me mareaba , temblaba. Mi culo palpitaba, mi corazón se estremecía.

Cuando estaba con él no me sentía tan solo , tan desamparado , tan puto de pueblo perdido, tan marica de provincia. El era todo lo que me sacaba de la prisión pueblerina de qué dirán, de los chismes de pueblo chico infierno grande.

Aprovechaba cada momento que estaba con él a solas para buscar su contacto físico, abrazos,. peleas, bromas, cualquier excusa para tocarlo , sentirlo, palparlo. No se si el se daba cuenta . Creo que si lo advertía, pero evitaba darle importancia. Yo era un adolescente y el casi un adulto, y lo admiraba, lo quería , lo deseaba...

El tiempo pasó. El rehizo su vida, se casó un par de veces, no tuvo hijos , tuvo muchos romances muy publicitados.

De mi vida sentimental , que podría decir que alguno de ustedes no haya vivido, algunos pocos amores, varias traiciones, parejas mas o menos largas que comenzaron con mucha ilusión y terminaron con insultos, con rabia, con falta de respeto.

Relaciones menos serias de contenido primordialmente sexual, parejas de baile, casados desesperados por una poronga los fines de semana, militares perseguidos mentalmente radicados en el regimiento cercano obsesionados por una pija o un culo de civiles, viajantes de comercio, compañeros de cama sin desayuno ni después. Todo enmarcado en una ciudad pacata, hipócrita y hostil a todo lo que no fuere heterosexual, occidental y cristiano.

No puedo quejarme pero mi vida sentimental sexual y amorosa ha sido como la de todo gay que se precie: un desastre camino a ser una desgracia.

EL PRESENTE

Nuestro reencuentro ocurrió cuando: Matias tenía 41 años y yo 35. Hacía algo menos que quince años que habíamos dejado de vernos.

Uno se encuentra con mucha gente en un boliche (bar/ local nocturno) gay de Buenos Aires : antiguos amantes, algunos ex. , conocidos, aventuras de una noche, acreedores, deudores, parientes, amigos presuntamente heterosexuales, antiguos compañeros de colegio, el médico de tu mujer, el marido de tu médica, el cura párroco, el sobrino del pastor, el ahijado del rabino, un jugador de fútbol ya retirado, algún policía sin credencial, un juez federal, el tío de tu dentistas, tu dentista, el portero de tu casa, el padre del portero de tu casa, el enfermero, tu masajista, algún político..... Pero eso es Buenos Aires, la Paris de América Latina, el ciudad mas cosmopolita y sofisticada de este continente.. Pero que en un lugar gay de los suburbios de Rosario, la ahora tercera ciudad por población de la Argemtina. uno se encuentre con el amor de su vida, el hombre de sus sueños, la obsesión de su adolescencia, el prototipo del macho argentino, Matías del Cerro, es demasiada casualidad, o una broma pesada del destino.

Uno quiere escapar, huir de alli, olvidarse de lo que ha visto, pero no puede , las piernas no le dan, el cuerpo no te acompaña, y como podés te arrastrás hasta la persona que querías evitar que supiera que vos tambien estabas. Y no, el no estaba por casualidad ahí, porque el chico colgado a su brazo era claramente su pareja de esa noche al menos.

El lo tomó con naturalidad. Sin ofuscarse , como un lord inglés. Si soy puto parecía decirme con su mirada y vos también así que estamos empatados. Despidió al chico, me ofreció una copa y más tarde , me propuso dejar el lugar para poder hablar tranquilos.

Antes de llegar a la puerta, como si nada, me besó en la boca. Beso con rumor a música moderna, con sabor a su saliva a su lengua a sus cigarrillos. No le devolví el beso, pero me hubiera gustado.

Hablamos horas, esa noche tenía que volverse a su provincia pero, yo no lo dejé. Por primera vez en la vida, le dije que lo que yo había sentido y el me escuchó como solía escucharme años atrás, con cierta condescendencia, como se escucha a alguien muy joven y muy inocente.

Fuimos a su hotel y apenas cerró la puerta lo desnudé, y me quedé en bolas. No le pregunté nada ni esperé ninguna reacción negativa. Seguía teniendo ese físico esbelto que me obsesionaba y esa pija de estatua terminada en un gran champignon. Seguía siendo el hombre que yo había amado en silencio. Se rió de mi pasión , me dijo "resultaste flor de puto ehh" . Pero cuando mi boca se paró en la suya y mi lengua buscó su lengua y lo besé por veinte años de amor desperdiciado, cuando mi beso se hizo carne y recorrí con mis labios su pecho herido, y lamí sus tetas , como quien lame un helado de frambuesas, cuando busque enloquecido su vientre y sus piernas y su verga mayúscula y sus huevos, y los chupé , lamí, mordí, devoré., cuando mis manos recorrieron su espalda , su culo aún fuerte y hermoso, sus piernas sensuales y ágiles se dio cuenta que no era una chiquilinada.

Cuando intenté poner su pija deseada en mi boca, movió su cuerpo para un perfecto sesenta y nueve y se aferró a mi pija, y la mamó con devoción y yo hice lo mismo con la suya. Olía a jabón hindú y a Grés su colonia de siempre. Acabamos casi juntos , yo llenando su boca de ganadero, con leche de una raza no tradicional y el, regalándome leche de primera calidad , doy fe en mi calidad de escribano.

Te quiero coger le dije y el , me dijo que no le gustaba ser pasivo . Lo convencí y tras chuparle el culo con un deleite exquisito, se la puse y le dolió lo se, pero no gritó y cuando comencé a decirle que nunca lo había olvidado empezó a gemir a gozar en serio a abrirse a mi pija desesperada que estaba hundiéndose en su carne como un cuchillo filoso y fuerte,

Te quiero le dije y el me contestó: lo se. Lo supe siempre

No dijo que me quería. Era demasiado pedir esa noche. Me conformé con dormir con mi pija en sus entrañas , con tenerlo por fin tras tantos años en mis brazos , mío , absolutamente mío, sin que nada ni nadie nos separe. Por la mañana, nos bañamos y el me pidió el culo y se lo dí. Acabamos juntos llenando las sábanas de nuestra leche , de nuestra pasión , de nuestra calentura...

MAÑANA

El se está bañando nuevamente ahora y en un rato nos despediremos. No se que pasará mañana. Si volveremos a vernos , si nos volveremos a desencontrar, pero hoy siento que mi obsesión se ha hecho carne y que ya nada me separa de mis sueños, ni la hipocresía de los otros ni las mentiras que uno se cuenta a si mismo.

galansoy

A todos los lectores que me hacen llegar sus comentarios y su simpatía muchas gracias. Si quieres escribirme hazlo a mi dirección galansoy@hotmail.com . Y si te gustó este relato , valóralo al final de la hoja. Un gran abrazo.