Calenton extra-ordinario

De como la fantasia se convierte pronto en realidad

Era un principio mañana laboral como lo era otra cualquiera. Una mañana de viernes a las 6:30. Una mañana de viernes en la que entraba a trabajar a las 8:00 para salir aproximadamente a las 15:00 aprovechando el pequeño respiro que se nos da. Podría ser una mañana cualquiera si no fuera por la noche pasada.

El jueves haba sido una jornada bastante estresante de trabajo y salí tardisimo con trabajo pendiente para hacerlo en casa. Pero trabaje poco. Tras media hora de repasar hojas excel con datos de los que extraer datos, todos los números me parecian iguales y decidí relajarme un rato. Decidí abrirme un par de escenas porno amateur que de las que tenia en la maquina.

En una de ellas la chica se suponía que era la primera vez que era filmada para una cosa así. Pero, tal y como se comportó durante la media hora de escena no lo parecía. El chico casi no tuvo que hacer nada. Ella provocaba la salida y entrada de la polla de él con una energía brutal, en todas las posturas. Siempre lo hicieron sobre la cama. Cuando ella se puso sobre él y se hizo hincar la verga en su chocito hipermojado, cuando él le daba por detrás e incluso en el tradicional misionero, ella se movía con una agilidad y una fuerza que hubiera provocado reacción hasta en el más afeminado de los hombres. No dejo de mirar a la cámara en momento alguno con sus ojos azules, poniendo esos gestos que te hacen saber que está disfrutando totalmente y que quiere coger más y más. Lo mejor de todo, su culo y la forma en que lo meneaba con la polla en su interior.

En la otra escena aparecía una chica del este de Europa, con todo lo que eso significa. Rubia, alta, delgada, sonrisa tímida, pechos pequeños que parecía diseñados por un artesano, culo no muy grande pero perfectamente redondeado y una piel blanca como la leche. Ésta no tenia que hacer ver que era la primera vez que actuaba ante la cámara. Desde luego, tal y como dominaba la situación sobre el sillón el que follaban ella y su acompañante, hubiera sido estúpido siquiera sugerirlo. Mostraba a la cámara todo lo que deseaba con total claridad, dando una visión total de cómo la polla entraba y salía de su coño sin descanso. No mostraba cansancio, casi ni jadeaba. Simplemente ponía un gesto de placer absoluto y de poder seguir follando durante horas si se lo proponía.

Me fui a la cama muy caliente. Parece una contradicción que escenas es la que participaran mujeres como las descritas te ayuden a  relajarte, pero conmigo lo hacen, poniéndome la polla como un misil a punto de salir disparado hacia su objetivo y necesitando descargar todo lo que ha ido llenándose.

Lo dicho, tras 45 minutos  me fui a la cama cachondisimo, con una muy importante hinchazón de polla. Primero pensé en soltarme en el baño, pero luego me acorde de mi novia, de que mañana era viernes y me fui directo a la cama.

Mi novia no es espectacular físicamente hablando pero a mí me pone a 200 sólo verla. Como estábamos en una época en la que empezaba a entrar en calor en el ambiente, ella se había acostado con un camisón corto ligerito., tapada sólo con una sábana. Ella es friolera, así que eso era poco para todo con lo que se tapaba. Cuando me metí en la cama, estaba de espaldas a mi y me pegue mucho a ella, con el fin de que sintiera mi hinchado paquete cerca de su trasero respingón. La abracé de tal manera que mi mano derecha le cubría los pechos y mi mano izquierda le tocaba su peludo chochito. Y vaya que si me sintió!!! Poco a poco empezó a acelerársele la respiración hasta que me dijo “ya me echabas de menos” mientras el roce de su culo con mi incipiente verga era cada vez más pronunciado. Yo, mientras tanto, no dejaba de jugar estirándole ambos pezones, pasando de uno a otro cada pocos segundos, a la vez que masajeaba su coñito por encima del tanga.

Enseguida moví el tanga hacia la derecha (ya lo tenia empapado tras 5 minutos de roce) para pasar a tocarle directamente con mi mano y apretar su clítoris con mi dedo anular. Poco me costó aumentar su excitación en los siguientes 5 minutos, para empezar a meterle el dedo anular en una suerte de mete/saca progresivo en ritmo y que terminó por volverla loca. En cierto momento y después de todos estos juegos, cuando ya empezábamos a sudar la gota gorda fruto de la excitación, me susurró “ya no puedo más, méteme ya ese pollón por mi coño mojado”. No hizo falta que me moviera mucho ya que fue ella quien situó su culo de tal manera que solo hiciera falta un pequeño empellón para que mi verga entrara en su coño. A partir de ahí ya fueron 20 minutos de continuos jadeos entrecortados merced a embestidas.

Me cansé de esa postura y le sugerí al oído que se pusiera a cuatro patas pero sin que mi polla saliera de su coño en el cambio. No nos costó nada ya que la levante con máximo cuidado y la seguí dando placer. Me encanta darle por detrás, ver como mi polla entra en su coño húmedo y palpitante, notar el roce de sus paredes dilatadas en mi movimiento de entrada y salida, agarrarle su morena melena mientras me pide por favor que no pare.

En cierto momento, me pidió que se la metiera por el culo. No era muy habitual esta petición, pero como me dijo después, estaba tan excitada que no se planteaba nada más que seguir gozando. Fui al baño a por aceite, el cual eché alrededor de su ano, embadurnándome bien la mano, para meter primero un dedo, luego dos y finalmente tres. Mientas hacia esto, ella no dejaba de jadear, con la cara metida en al almohada devorándola. Cuando consideré que estaba lo suficientemente dilatada, empecé a meter poco a poco mi polla, a intervalos cortos y lentos por si le molestaba. Tardé menos de lo esperado en introducirla del todo. Y entonces no tuve contemplaciones. Ni ella las quería tampoco. Entre gritos de placer me pedía que entrara más fuerte, que fuera más contundente. Mi verga entraba y salía dura como estaba y a mi me ponía frenético el roce con las paredes de su culo. Tras 10 minutos así y cuando ya no le salía la voz de la garganta de tanto grito, estalló en un que duró al menos 20 segundos y que tuvo que oírse en todo el vecindario. Se había corrido como nunca. Yo tarde un minuto más en correrme dentro y caí rendido sobre su espalda. Nunca olvidaré como según descargaba mi leche, ella aprovechaba al máximo para apretar su ano alrededor de mi polla para evitar que saliera. Sobre su espalda quedé tendido mientras mi verga se ablandaba, dándole suaves besos en la nuca y repitiéndole que la quería como nunca.