Calabreses (4)

F/m, incesto.

Giulio sabía que no podía dejar de asistir a más clases, de lo contrario se lo comunicarían a su madre y habría jaleo.No se perdió ninguna clase de física, pero durante ellas su mente no hacía más que revivir las escenas que había presenciado y que habían cambiado drásticamente la idea que tenía sobre su madre y sobre su hermano.Podía haber sido una tremenda conmoción para él, pero no lo fue tan grande debido posiblemente a su mente calenturienta, que frecuentemente no le hacía ver más allá del acto sexual en sí, sin plantearse quiénes eran los protagonistas.

Durante los siguientes días, el adolescente no volvió a espiar a su madre, pero un día que volvía del instituto a su hora normal se encontró con que en la cocina de su casa no sólo estaban Luca y su madre, sino también Giuseppe.Giulio supo enseguida, a pesar de que su madre le dijo que había venido para estar con él, la razón por la que había hecho aquella visita.Era algo surrealista, por no decir aborrecible, el hecho de que uno de sus amigos se estuviera acostando con su madre.

Giuseppe lo saludó como de costumbre y luego los dos se fueron a jugar un rato al fútbol, ya que el amigo de Giulio insistía.Lo solían hacer los dos solos, todo lo más con Luca, y se tiraban tandas de penaltis.Giulio no estaba muy dicharachero aquella tarde y Giuseppe lo notó, aunque al principio no dijo nada.Los dos se tiraron penaltis durante un buen rato hasta que Giulio se hartó de estar viendo a un chico que se lo hacía con su madre y decidió volver a casa.Giuseppe trató de convercelo para que se quedara, pero fue inútil y el extraño interés por seguir jugando al fútbol que demostraba Giuseppe le pareció sospechoso a Giulio.

Giulio corrió hacia su casa desde el descampado donde habían estado jugando y, cuando llegó a la puerta de su casa, la abrió muy silenciosamente y avanzó sigilosamente por el pasillo como ya había hecho en varias ocasiones anteriores.La puerta de la habitación de su madre estaba cerrada, lo cual hizo suponer a Giulio que estarían allí entregados a los placeres de la carne, pero se equivocó.Siguió avanzando por el pasillo muy silenciosamente hasta llegar al umbral de la puerta.Fue entonces cuando pasó a la cocina y vio algo que lo volvió a dejar de piedra (era evidente que no se acostumbraba a aquello).

Su hermano Luca estaba sentado desnudo sobre la mesa con las piernas abiertas delante de su madre.Ésta estaba sentada en una silla, que estaba a una altura que le permitía chuparle el pene con comodidad.Lo que más le llamó la atención aquella vez fue que su madre tenía en las manos dos botes, uno similar a los del ketchup con chocolate y otro tipo aerosol con nata.Cuando Giulio entró, su madre estaba echando chocolate en el pene de su hermano y, cuando se disponía a chuparlo, Francesca se dio cuenta de que estaba allí su hijo mayor.El bote de chocolate se le cayó al suelo y se puso inmediatemente pálida, como si se hubiera quedado congelada.

Giulio permaneció inmóvil, esperando a que su madre reaccionara y le diera explicaciones.Ésta tardó bastante en reaccionar, pero Luca se levantó y salió corriendo de la cocina con el pene aún lleno de chocolate y goteando.Francesca, que llevaba puesto su habitual vestido negro, miraba a su hijo sonrojada, pero no parecía sentirse culpable, sólo parecía estar sobresaltada.Por fin, la madre de Giulio reaccionó y dijo:

-Bueno, nos has pillado...

-Eso parece... -respondió Giulio.

-No quería que esto llegara a pasar, pero parece que ya no lo puedo arreglar, nos has pillado y no hay nada que pueda hacer...Pensarás que soy una degenerada por hacer esto...

-La idea me ha pasado por la cabeza, pero supongo que cada uno es libre de hacer lo que quiera, incluso de hacérselo con su propio hijo si éste está de acuerdo.

-Menos mal que piensas eso.Sabes, cielo, mamá está muy sola desde que murió papá y a mí me gusta hacerlo con chicos adolescentes, no lo puedo evitar.Ya sé que esto sólo lo hacen degeneradas, o por lo menos gente a quien se consideta degeneradas, pero a mí me gusta y a tu hermano mucho más...

-Pero no sólo lo has hecho con Luca, mamá...No sé por qué no me dices que también te has acostado con su amigo Luigi y con mi amigo Giuseppe.Yo comprendo que te guste el sexo con ellos, pero lo que no entiendo es por qué no confías en mí y me dices esas cosas. -dijo Giulio.

-¿Cómo te has enterado de eso?

-Os espié.

-Vaya...Bueno, pues entonces ya has debido verlo y oído todo.

-Sí, incluyendo lo que le dijiste a Luca de que querías hacerlo conmigo...

Francesca, a pesar de su aparente falta de moral, se sonrojó de nuevo y, tras unos instantes, dijo:

-Es verdad, quiero hacerlo contigo, me gustaría que te vinieras conmigo a la cama y me hicieras lo que quisieras.

-Pero, mamá, no te parece una barbaridad eso...

-No, cariño, no cuando cada vez que te veo me pongo como me pongo...Lo siento si te molesta, pero es que no lo puedo evitar.

-Mamá, a mí se me pone dura cada vez que te veo y me gustaría dormir contigo todos los días...

-¿Quieres que nos vayamos ahora a la cama, cielo?¿Quieres hacerlo con mamá ahora?

-Sí...

-Oh, Giulio, no sabes cuánto tiempo he estado esperando oír eso... -dijo Francesca con dos lágrimas cayendo despacio por sus sonrosadas mejillas.

-Pues ya lo has oído, mamá...Vámonos a la cama.

Francesca se acercó a su hijo y le dio un breve beso en los labios.Luego lo cogió de una mano y lo condujo hasta su dormitorio.Luca se había vestido e ido, tal vez por miedo a lo que su hermano pudiera decir tras lo que había descubierto, así que los dos tenían la casa para ellos solos.

Los dos se sentaron en la cama y se empezaron a besar en la boca, sus lenguas jugueteando la una con la otra mezclando sus salivas.Mientras esto hacían, los dos se acariciaban; Francesca le tocaba el pene a través de los pantalones y él le estrujaba las tetas.

Cuando llevaban un par de minutos besándose, Francesca, que estaba alterada por la excitación, se separó de su hijo, se quitó los zapatos que llevaba puestos y se subió el vestido hasta la cintura.Luego se bajó las bragas y abrió las piernas delante de su hijo.Estaba de nuevo cerca del filo de la cama, y Giulio se desnudó deprisa.Su pene de 18 cm sorpendió a Francesca, que estaba ya ansiosa por ser penetrada por aquella maravillosa herramienta de placer.

Giulio no quiso hacer esperar a su madre más la primera vez.Ambos se morían de ganas de follar y no querían entretenerse en juegos ni caricias previas.Giulio se colocó entre los muslos separados de su madre y puso su pene en la entrada de su vagina sin mayor dilación.Penetró el lugar más privado y placentero de su madre con suma facilidad, sintiendo la estrechez de su túnel del amor.

Los dos estaban por fin unidos sexualmente, dejándose llevar por la fuerza de la corriente que es la carne.Giulio veía su pene desaparecer entre los pelos de la vulva de su madre e inmediatamente sentía el calor y la humedad del interior de su cuerpo.Ella jadeaba mientras su hijo la poseía y puso las piernas alrededor de su culo para traerlo hacia sí con más fuerza.

Contrariamente a lo que se pudiera pensar, el primer contacto sexual entre madre e hijo duro poco.Francesca llegó al orgasmo poco antes de que su hijo se corriera en su vagina y la llenara con su esperma.Para ella fue un momento muy especial aquella eyaculación; fue como si aquella semilla que él puso en su cuerpo fuese un poco de vida, una compensación por la vida que ella le había dado años atrás.

Para los dos, y para Luca, todo había cambiado.La "nave scuola" se dedicó exclusivamente a hacer el amor con sus hijos, especialmente con Giulio, que era, aunque no lo admitiera abiertamente, su favorito.La mayoría de las noches dormía con él y los dos gozaban del sexo durante largos y placenteros coitos incestuosos.