Caida hacia el infierno (24)
Otra vez de viaje
CAIDA HACIA EL INFIERNO
24º CAPITULO
Sola tirada en el suelo del reducido box del stud adonde me instalaron, llore en silencio por los momentos que estaba pasando. De nuevo me hicieron cometer incesto. La primera vez fue con mi hija mayor sin yo saber quien era, me habían puesto una mascara que me impedía mirar. Y la segunda ahora, anoche con mi hija menor y su marido. Esta vez fue a conciencia que estaba con ellos, pero forzada por la circunstancia de haber sido vendida a ellos como la nueva esclava.
Después de tantos años sin verla, me encontré con una mujer sin escrúpulos, casada con un francés que yo ni siquiera lo conocía. Fría de sentimientos, bien Ama, mandona y castigadora, según supe, por murmuraciones, tenían un hijo, mi nieto, que no me dejaron ni ver y del cual ni siquiera me dijeron de su existencia. Llore toda la noche. A las 6 de la mañana fui al tambo, para mi trabajo de ordeño de las vacas. Cuando termine iba a ir a la rueda del molino para mi segunda etapa, cuando me retuvieron en el tambo, para limpiar y dar de comer a los animales.
Estaba en plena tarea cuando apareció el matrimonio de Amos, llevando de la mano a un chico de, creo, 4 años, de pelo tirando a pelirrojo y ojos verdes. Era una hermosa criatura y era mi nieto. Yo ni siquiera, no solo decirle que era su abuela, sino que no podía ni hablarle, mirarlo y acariciarlo. Pasaron delante de mí y sufrí no poder hacerlo. Luego siguió camino con su padre y ella quedo conmigo.
HIJA: viste a mi hijo tu nieto, puedes hablar conmigo si quieres.
EMILIA: gracias Ama por permitirme hablarle. Porque no me lo dijo anoche? Ahora quise hablarle o hacerle una caricia y me lo apartaron. No iba a hacerle daño, solo eso.
HIJA: estas loca, no viste lo que sos ahora. Como iba a presentarte como su abuela, mi madre, no ridiculeces no.
Baje la mirada y una lágrimas surcaron mi rostro.
HIJA: pasamos por acá para que veas y decirte que hable con mi padre, tú ex esposo, y me permite hacer lo que quiera contigo, por lo tanto hoy con mi esposo te diremos tu destino
Sin siquiera poder hablar mas, se dio vuelta y camino en dirección hacia donde salio su esposo y nieto.
Tuve que seguir con mi tarea llorando de dolor. Estaba en plena caída hacia mi infierno.
En esa caída parecía nunca llegar al fondo de todo. Y ahora me darán, según ella, mi nuevo y definitivo destino, concensuado con mi ex marido.
Luego en lugar de llevarme al otro trabajo me llevaron a mi box.
A los pocos minutos entro Miriam, quien se sentó en fardo, mirándome. Se abrió de piernas y me indico por señas me acercara a chuparle su peluda concha. Tuve que hacerlo y acabo en mi cara tremendamente. Pasaron nuevamente los Amos por mi box, esta vez sin el niño. Se detuvieron frente a puerta y miraron hacia dentro. Se reían
YERNO: has conocido a tu nieto, nuestro hijo, habla que te pareció
EMILIA: es un niño hermoso
HIJA_ viste amor, te dije, esta maravillada con él
EMILIA: quería hablarle, besarlo, acariciarlo
YERNO: esta loca, como te atreves a siquiera pensar en eso
EMILIA: perdón Amo, pero fue todo tan sorpresivo
YERNO: tienes que comprender que eres un animal y él una pequeña persona. No pretenderás que sepa quien realmente eres.
EMILIA: no Amo, perdón.
HIJA: te dije amor, iba a complicar todo ella
YERNO: es solo por unos días, cuando la entreguemos a su nuevo amo, tendrá bastante entretenimiento con él para pensar en otra cosa.
HIJA: acá con mi amor queremos informarte y no preguntes, que mañana por la noche saldremos contigo a la isla, tu nuevo hogar con tu nuevo amo.
YERNO: tardaremos 5 o 6 días en llegar a ella. Tendrás que trabajar en lo que el contramaestre te indique y además entretener bien a la tripulación, como lo hiciste cuando viniste para acá.
HIJA: íbamos a dejarte acá para trabajar y entregarte a quien quisiera usarte, pero es mejor adonde iras y tendrás un amo solo para ti.
YERNO: ahora descansa que mañana empieza la travesía.
Esa noche descanse muy mal, encima cada rato venia alguno a usarme. Pensaba adonde me llevarían, quien seria mi nuevo amo.
Nadie decía nada ni siquiera en que lugar estaba esa isla. Uno me dijo que si alguno contara algo lo castigarían con 20 latigazos. Por eso nadie me contaba nada. Ni siquiera el nombre de la isla, su ubicación y que actividad había ahí.
A la mañana siguiente, bien temprano llevaron adonde yo estaba una jaula no muy grande. Me hicieron entrar ahí. Era una jaula más baja que yo, tenia que entrar encorvada. Me llevaron sobre un carrito de 4 ruedas hasta el barco y por medio de una grúa me izaron hasta la cubierta del barco. Una vez ahí, me sacaron de la jaula con la cadena puesta y llevaron a un camarote que apenas entraba una litera. Estaba todo sucio y oloroso. Me dieron un balde con agua, detergente y otros elementos de limpieza para limpiarlo.
Una vez que termine de dejar ese camarote, por lo menos en condición de estar, apareció un oficial a revisar como estaba. Cuando se retiro sin mediar palabras me metí en el baño a darme una ducha. Me sentía sucia y molesta, además con la prohibición que me habían hecho de depilación, estaba desesperada. Mi concha llena de pelo y mis brazos y piernas también ya denotaban el crecimientos de los pelos. Ni que decir de mis axilas que me daban vergüenza de levantar los brazos de tan largos estaban los pelos. Encima con la transpiración no estaba muy agradable consigo misma. El barco se puso en movimiento tirado por un remolcador hasta su entrada al mar. Por lo menos desde el camarote veía al barco alejarse de la costa y luego la soledad del océano.
Como no era un barco muy grande no tenia mucha tripulación, según pude escuchar serian unas 20 personas. Tirada en mi litera pensaba en cual era mi destino y no veía ni a mi hija y yerno y menos a mi nieto ya que estaban en la otra punta del barco y no tenia contacto alguno con ellos. Absorta en mis pensamientos ni escuche abrirse la puerta de mi camarote, cuando me encontré parado frente a mí a un marinero bastante bajo que tomándome del pelo me hizo sentar con mis pies afuera de la litera. Abrió su bragueta y saco un pene de considerable longitud, me hizo abrir la boca y me lo introdujo. Chupe su tronco de arriba abajo. Tire su prepucio hacia atrás y lengüetee su canal. Sentí que se él se movía suspirando y apure los movimientos. Metí el glande en mi boca moviendo mi cabeza y estallo dentro de mi boca como un volcán de semen. Se fue satisfecho y me recosté en la litera divise que en camarote había dos cámaras que cubrían todo el ámbito. Por lo que seguro o estaban mirándonos los Amos o se filmaba. Después de muchos años, de hacer esta vida, había perdido la vergüenza pero al ver eso volví a tenerla. Era imposible que alguna de las cámaras no me filmarán porque estaban muy bien ubicadas.