Caida hacia el infierno (22)
Mi llegada y presentación a mis nuevos Amos
CAIDA HACIA EL INFIERNO
22 º PARTE
Se sentían los ruidos del barco al entrar a puerto, el silencio de los motores al atracar y el movimiento del ir y venir de los marineros terminando de atracar. Yo en la bodega no podía espiar el exterior y si preguntaba algo no recibía respuesta, así que opte por esperar los acontecimientos.
Sacaron las bolsas de estiércol que estaban al lado de mi jaula y aparte del olor hube de soportar el polvo que tiraban. Trate de cubrirme sentándome en el suelo de la jaula con las piernas encogidas con mi cabeza entre ella, cubriéndome con las manos.
Cuando la bodega que casi vacía pensé bueno ahora engancharan la jaula y me sacaran a tierra firme. Pero no paso más de dos horas antes que alguno se acercara a la bodega. Venían tres personas, hombres, vestidos de pantalones grises y camisas blancas. Zapatillas supuestamente blancas y anteojos oscuros. Dos de ellos me dieron un vestido para que me lo pusiera y zapatillas blancas. El tercero había subido a cubierta.
Intente hablarles pero ninguno contestaba, solo me miraban como si fuera de otro planeta. Volvió el que faltaba y a una seña de él los otros me agarraron uno de cada brazo y me sacaron de la jaula. Al llegar a cubierta, siempre con los al lado, comenzamos a bajar por la planchada a tierra firme. Los marineros me saludaban y el barco hizo sonar su característica sirena. Una vez en tierra y sin saber donde, mira para todos lados observando. Mucha gente trabajando en la carga y descarga del buque y enfrente una serie de barcitos y restoranes, donde había gente comiendo y tomando. Era imposible que pasara inadvertida. Pese a que me miraban, ya sea, no se, por mi vestido muy ajustado o por mi color de pelo, llegaba ya a mis hombros, color rojizo y pecosa. Había logrado un cuerpo mas atlético, me seguían con la mirada, pero ninguno fue capaz de decir algo o llegarme hacer algún gesto y menos manotear. Los tres tipos que me llevaban realmente parecían dar miedo a cualquiera.
Mire la gente y trataba de leer los carteles pero no entendía nada, lo único que si me di cuenta que estaba en algún lugar de África. Llegamos caminando hasta una camioneta para transportar animales, pues en la parte trasera era enrejada. Me subieron a ella. Uno de lo tipos trajo una mordaza. Me abrieron la boca y me metieron un fierro cruzado en mi boca, como esos que le ponen a los caballos y engarzaron la cadena al piso de la jaula bien al suelo. Ubicada en esa posición no podía levantar la cabeza para ver nada.
Dos de ellos subieron atrás uno a cada costado de la jaula. El otro, el mandamás de ellos subió a la cabina para manejar. A través de los barrotes los dos tiraron de mis brazos hacia atrás y me esposaron. La camioneta empezó a rodar y yo ni siquiera podía mirar por donde íbamos. Solo podía mirar hacia arriba y veía las copas de los árboles y sino los pies y piernas de mis guardianes. Iban los dos hablando en una forma que no entendía y tomaban cerveza en lata. A veces metían las manos en la jaula y me toqueteaban, pero de eso no pasaban. Tocar mi culo, mis tetas y nada más.
Después de un rato de andar levantando polvo del camino, giramos a la derecha en un camino irregular. El chofer pasaba los pozos como si fuera en camino liso. Mis guardianes se agarraban de la jaula o los laterales de la camioneta y yo como no podía agarrarme de ningún lado mi cabeza se apretaba con los barrotes.
Cuando llegamos a destino, me bajaron y vi. que era una estancia enorme. Me bajaron con la cadena y mordaza y mis brazos esposados. Uno de ellos tiro de la cadena y tuve que seguirlo para lastimar mi boca. Trataba no tropezar por el camino. Había una enorme casa hermosa, con jardines que resaltaban aun más su belleza. En la escalinata que había para subir y entrar a la casa había una mujer de unos sesenta y pico de años, negra, con abundantes kilos de más. Habla con mi guardianes y subió la escalinata. A mi me llevaron por todo el frente y costado de la casa, hasta llegar a la parte trasera. Luego me fui alejando de la casa hacia unos galpones. Se veían a un costado grandes plantaciones y hacia el otro costado animales. Había vacas, toros, ovejas, perros, caballos etc.
Entramos en un cobertizo y parecía un stud. Al llegar a un boxer me ingresaron, me sacaron la mordaza y las esposas y me empujaron adentro. Era como un lugar para tener caballo, el suelo lleno de pienso, un bebedero y nada más.
Les pedí un poco de agua y me indicaron el bebedero. Aunque me resistía a usarlo tuve que hacerlo no solo para tomar, tenia mucha sed, sino también para remojar aunque sea mi cara mi cabeza, dado el calor que hacia. Cerraron la puerta, pusieron un candado y quede sola. Me estaba quedando dormida en el suelo cuando fueron ingresando caballos a cada cobertizo.
A la mañana siguiente, estaba muy intrigada que harían conmigo y temblaba de miedo.
Se me ocurría cualquier cosa.
Entro la mujer que nos recibió la tarde anterior. Abrieron la puerta mía y me sacaron dos tipos agarraba de los potentes brazos de ellos. Me llevaron al exterior donde había dos mujeres negras jóvenes con baldes en sus manos. Me detuvieron ahí y estas sacaron esponjas con jabón que pasaron por mi cuerpo bañándome de pies a cabeza. Tenía jabón hasta la medula. Luego trajeron baldes de agua y los tiraban sobre mí para sacarme el jabón.
Una vez que consideraron que estaba bañada me llevaron mis guardianes tras la mujer e ingresamos a la parte trasera de la casa. Fuimos hasta una habitación y entramos. Había una mujer de unos 35 años, vestida de médica. Me saco sangre y me hizo orinar. Me hizo acostar en la camilla y comenzó a revisarme, palmo a palmo de mi cuerpo. Luego me tomo la presión y me hizo un electro.
Una vez que termino me hizo sentar frente a un escritorio y comenzó a llenar una ficha con todos los resultados que registro. Mientras hacia eso, yo estaba en silencio mirándola y a su alrededor. Entro otra persona trayendo los resultados de los análisis que ella volcó en la ficha. En perfecto español me dijo
MEDICA: nombre y edad
EMILIA: Emilia, casi 44 años.
MEDICA: no pareces tener esa edad, parece menos. Has tenido hijos?
EMILIA: si dos hijas mujeres.
MEDICA: bien eso es todo, ahora te viene a buscar
EMILIA: doctora, se que estoy en África, pero no se exactamente donde. Me puede decir eso y que van a hacer conmigo.
MEDICA: no puedo contestar nada de eso. Mañana llegaran los Amos y te dirán. No preguntes a nadie, tienen prohibido hablarte y menos contestar preguntas.
Ahí termino la conversación conmigo, justo que entraba la negra y mis dos guardianes. Ella en su mano derecha traía una pequeña fusta. Hablo con la médica.
Delante de la médica, tomada por ambos brazos por los guardianes, me sentó en una silla. Abrió mi boca de par en par, paso sus dedos por mis encías y luego le dijo a la doctora
MUJER: hembra fuerte, joven, buena dentadura
MEDICA: así es señora y tiene según ella casi 44 años.
MUJER: tiene cuerda para rato. Mañana llegan los Amos y dirán que hacemos con ella. Hoy tiene la noche oscura.
La noche oscura, que irán a hacer conmigo? Porque la noche oscura.?
Me sacaron de ahí y al caminar delante de ella, aplico un fuerte fustazo sobre mi nalga derecha que me hizo gritar de dolor.
Para hacerme caminar más rápido siguió aplicándome fustazos en distintas partes del cuerpo, de espaldas. Al llegar a mi nuevo sitio para dormir, tiraron sobre un comedero comida. Era polenta seca, solo cocida al agua, sin ningún ingrediente. Dado el hambre que tenia y acostumbrada a comer así, lo hice, bebiendo agua del bebedero de animales.
Entrada ya la noche plena se hicieron presentes la mujer y mis tres guardianes. Me llevaron al campo que había dejando el stud solitario, sin ningún caballo.
Me pusieron una máscara de látex que cubría por detrás mi cabeza y por delante hasta debajo de la nariz, por lo que tenia que respirar por la boca. No veía absolutamente nada y solo oía ruidos a mí alrededor. Me metieron en un galpón, según supe al día siguiente, tirandome al suelo. Me levante y camine como pude a tientas. La máscara estaba tan apretada que no podía ni siquiera moverla. Comencé a caminar tanteando con mis manos todo para no tropezar con algo. Me arrodille esperando escuchar algún grito y nada. Estire mi mano toque en un aparente rincón una rata, lo que hizo que me levantara gritando desesperada.
Escuche risas dentro del galpón y supe que había varias personas. Tropecé y caí al suelo, en medio de las risotadas. Estaba desesperada y respirando por la boca, sentía se me secaba.
De pronto sentí me tomaban de mis brazos y me hacían arrodillar. Luego sentí una pija golpeando mi boca. Luego la metió dentro de mi boca y comencé a chuparla, ante el griterío de todos. Realmente estaba asustada, no sabía quienes eran, aunque lo imaginaba y encima no veía nada de nada. Acabo dentro de mi boca, derramando parte sobre mis tetas. Luego, siempre agarrada fui acostada sobre el piso y note ataban con una cuerda mis pies y mis manos, bien abiertos. Así fui violada reiteradas veces, hasta que perdí el conocimiento.
No se el tiempo transcurrido pero desperté por un balde agua tirado por la mujer sobre mi cara. Ya no tenía la máscara y la mujer estaba con mis tres guardianes solamente. Pero ninguna de las voces eran de ellos al cojerme
Me pusieron de pie y me llevaron a un baño a darme una ducha.
MUJER: debes estar presentable esta mañana por que vienen tus Amos. No quiero que ni el Ama y la Ama digan nada.
EMILIA: tengo los sobacos con mucho pelo y mi concha también. Quisiera poder rasurarme los sobacos y piernas aunque sea eso.
MUJER: calla estúpida los Amos dirán que puedes y que no. Solo hoy te quieren limpia, luego no se.
Pasaron varias horas hasta que sentí gritos de que llegaban los Amos. Estaba encerrada en una habitación sola sentada en el suelo, cuando escuche pasos en mi puerta.
Abrieron la puerta y me sacaron de los pelos de ahí, hasta una habitación súper lujosa. Con cortinados, alfombrados y cuadros y espejos en las paredes. Por donde mirara me veía reflejada en los espejos.
La cama era grande, mas que una matrimonial, cubierta con sobrecamas finísimos. En la cabecera de la cama un espejo reflejaba toda la extensión de la cama y sobre la misma, arriba un gran espejo imposible de dejarse de mirar. Me dejaron en el centro de la habitación, pero previamente esposaron mis manos por delante que no podía moverlas. En mis tobillos colocaron unos hierros con una cadena que apena podía dar medio paso por vez.
De pronto se abrió la puerta y apareció la mujer que grito.
MUJER: esclava ponte en posición de sumisión ha llegado tu nuevo Amo.
Me arrodille y me puse en ofrecimiento a él con mis tetas hacia adelante y con los ojos cerrados y la cabeza gacha.
Sentí unos pasos que se detuvieron a unos centímetros de mí, ofreciéndome las botas que llevaba puestas y que tuve que lamer.
Luego me hizo parar y abrir los ojos levantando la cabeza y lo mirara.
Me encontré con un hombre con un hombre alto, rubio, estilizado. Un cuerpo perfecto. Sus ojos verdes recorrían mi cuerpo de pies a cabeza. Luego a mí alrededor tocando por todas partes. Oprimió mis pezones haciéndome dolor y apretó mis tetas. Luego se puso un guante de látex solo en la mano derecha y lo dirigió a mi peluda concha. Tiro de mis pelos haciéndome casi doblar. Luego metió sus dedos en mi concha y mi culo.
AMO: hermoso ejemplar de hembra pese a la edad. Que edad tienes perra?
EMILIA: 44 años Amo
AMO: estas muy bien pese a tu edad, tienes aun las carne firmes y las tetas aun no decaen y están duritas. Esta vez debo felicitar a mi esposa, tu Ama, por el ejemplar que compro a distancia.
A mi espalda se abrió una puerta, sin poder ver quien entraba.
AMA: te gusta amor este ejemplar
AMO: mucho, hermosa mía
Aun no podía darme vuelta cuando escuche.
AMA: esta yegua es tu suegra, amor
Se paro delante mío y sentí se me doblaban las rodillas, siendo sostenida por los guardianes.
Era mi hija menor que no veía hace años. Que ha hecho mi ex. Sus dos hijas dos ama y su mujer una puta comprada por ella y su marido
Solo atine a llorar, sabia que cualquier cosa que le dijera me traería más problemas.