Café Negro...3

Café con leche...

Café con leche

Desperté a su lado, era tarde, como siempre… me vestí de prisa y la deje en la cama, en su espalda pálida y desnuda se marcaban los primeros rayos de sol que se asomaban, rubios como su cabello despeinado, apenas lo suficientemente largo para cubrirle el rostro hasta la comisura de su boca, dormida, se veía tan linda, frágil… cualidad que perdía al despertar… aunque eso no aminoraba su belleza.

El día paso sin pena ni gloria, yo metida en la oficina trabajando, tratando de concentrarme en las cosas del día a día.

Dio el medio día, salí de la oficina y la vi ahí, cruzando la calle, vestida tan ella como siempre, pantalón de vestir negro, una blusa gris a rayas y una chaqueta negra, su cabello levantado y unos lentes negros cubriendo sus ojos verdes… debo admitir que poseía una belleza andrógina que no sabía porque me ponía loca, jamás me había gustado tanto una mujer así, tan andrógina, me parecía tan sensual, tan atractiva de mirar.

Cruzo la calle, se acercó a mi, como un león a su presa, poniendo sus manos directo sobre mi cintura jalándome hacia su cuerpo – ven aquí- susurro despacio mientras se inclinaba para besarme el cuello.

-calma… estas en mi trabajo – dije mientras me besaba.

  • eres mía… no me importa lo que piense nadie- dijo separándose solo un poco – ven… vamos a comer- dijo mas como una orden que como una petición.

Me tomo de la mano, cruzamos la calle, entramos a su coche, me beso en la boca mordiéndome los labios, hablamos de cosas sin importancia mientras manejaba  por la ciudad, fuimos directo a su casa.

Cuando entramos me di cuenta que había ordenado una pizza, la caja de cartón, lunas velas en la mesa le daban un toque romántico rozando en lo infantil… me gustaba eso de ella.

Esas cosas en ella me hacían feliz, la desfachatez con la que se tomaba la vida, comí pizza mientras tonteábamos, ella se negaba a comer nada. Al final mientras hablábamos preparo la cafetera…tenia esa fascinación por comprar café exótico, de cualquier lado del mundo que simplemente sonara muy lejos o poco común.

Se sirvió un café negro y a mi uno con leche, a pesar de que pensaba que era casi un insulto  al café ponerle leche, era una de las concesiones que tenia conmigo desde el día que nos conocimos.

Hablamos de todo y de nada, me gustaba verla, la forma en la que sus ojos verdes recorrían mi cuerpo, la forma en la que yo fingía que no notaba como me miraba fijamente los senos, ese día, en especial, algo pasaba en el ambiente…

  • no te despediste en la mañana – dijo mirándome fijo.

-perdón, tenía que irme ya era muy tarde y estabas dormida- me limite a decir mientras tomaba un sobro del café.

Se puso de pie y se movió de la mesa al sillón, la seguí y me senté a su lado…

-tengo hambre- dijo despacio

  • pues come…- me limite a decir como si fuera lo mas obvio del mundo.

  • tengo hambre de ti – dijo despacio mientras se acercaba a mi cuello para besarlo despacio.

Beso mi cuello, mi clavícula y mi pecho hasta donde mi escote le permitía, antes de quitarle la blusa en un solo movimiento, empezó a besar mis senos sobre mi breve sostén de encaje, mordisqueando la puntita de  mis pezones ya erectos, los jalaba despacio, sabia como ponerme loca, beso mi vientre y fue bajando entre lamidas   y mordiscos , se separo un poco y vertió un chorrito del café con leche entre mis senos, lo lamio de mi piel, el contacto del liquido caliente solo hizo que se me subiera mas la temperatura.

  • cómeme – empecé a susurrarle despacio, como una petición como un ruego.

Me tomo de las nalgas y me jalo hacia ella, al inicio y solo para  volverme loca me besaba sobre los pantis de encaje gris que cubrían mi sexo húmedo y ardiente, comencé despacio a acariciar su cabello rubio trigo, su nuca,  de vez en vez la descubría mirándome con sus ojos de esmeralda que parecían estar encendidos por un fuego para mi conocido, pero siempre nuevo.

Retiro despacio la leve capa de encaje para hundir su boca contra mi, lamiendo, besando y succionando mi clítoris con una maestría única que solo su boca poseía o al menos que yo solo había encontrado ahí, no tarde mucho en venirme entre sus labios…

Se levanto orgullosa de entre mis piernas al oir que su teléfono replicaba, mientras yo trataba de recuperar el aliento…

La escuche decir de lejos…

-no… no puedo ir ahora…estamos tomando café con leche-…

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Bueno, si les gusta la serie por favor comenten, opinen cosas, un abrazo grande y saludos.

Hellena :)