Café Negro
Un poquito... saludos a todos...
Café negro
Antes que nada supongo que debería presentarme, pero verdaderamente siento que en este momento es lo que menos me interesa.
Mas que nada me gustaría hablarles de ella... porque quizás así pueda entender cómo es que se convirtió en el centro de mi universo.
Recuerdo la primera vez que la vi... yo tenía 17, ella creo que unos 20, vagaba por la universidad completamente desinteresada cuando apareció por ahí, recuerdo que le gritaba algo a alguien que en ese momento fue completamente inaudible para mi, supongo que tampoco me importo... jamás me había fijado en una mujer como ella, morena de ojos marrones, de cabello negro desordenado, una boca grande que se imaginaba deliciosa en mi mente, vestida en shorts y camiseta polo... la vi y pensé.... a ella le gustan las chicas... en mi cabeza era más que obvio. convivimos y con el tiempo me fui dando cuenta que era una mujer dulce, linda, valiente y muy atrevida... que negaba sobre todas las cosas que le gustaban las mujeres.
Muchas cosas pasaron en medio, 2 besos divididos en una distancia de 12 años en los que yo por azares del destino termine a su lado, me gustaría decirles que fue un idilio que nos fuimos a vivir juntas y que llevábamos mil años enamoradas... pero no esta es una historia diferente.
Desperté en su cama, adormilada y semi desnuda, sentí su cuerpo abalanzase sobre mi espalda, su respiración en mi nuca, húmeda y cálida -hummm- murmure adormilada sin ganas de nada... sentí sus dientes mordiéndome levemente en la nuca, bajando despacio, dibujando con mordidas la línea de mi espina, de la nuca a la cintura, se hinco poniendo mis muslos entre sus piernas, acariciando me con la yema de los dedos la espalda, sabía que debía tener marcas de mordidas de rasguños, en verdad la noche a su lado había sido larga pero muy satisfactoria.
Quiero café- susurre despacio, con ella todavía sobre mi...
No- se limitó a decir, sin moverse de sobre mi….
andaaaa – me limite a decir tratando de girar mi cuerpo para bajarla de mi
Se bajo despacio, sin ganas, me senté en la cama y me estire, me recogí el cabello, me puse los pantis, mientras ella simplemente se limitaba a mirarme, la mire mientras me acercaba a la puerta de la habitación mientras se remolineaba sobre la cama con nulas ganas de levantarse de esas cama que a la distancia parecía ser una zona de guerra.
Baje la escalera despacio para entrar en su sala, era extraño estar en su casa, fotos de ella, de su familia, de niños que yo no conocía, curiosidades, recuerdos que me resultaban totalmente ajenos….
Camine hacia la cocina, descalza, tome una taza blanca que descansaba dentro de uno de los gabinetes, lo que sentía que mi cuerpo me pedía en ese momento era café, siempre y llano café… es curioso, siempre he pensado que el café a veces te hace compañía y aun que yo no lo acostumbro mucho en ese momento tenia un deseo casi obsesivo por él.
Metí al micro la taza y calenté el agua, vi el polvo del café instantáneo deshacerse en el agua hirviendo… la sentí detrás mio, tomo la taza por el aza y la llevo a la mesa, la vi de espaldas alejándose de mi, su cabello negro desordenado y suelto, su piel morena, su cintura pequeña que enmarcaba sus caderas deliciosas, completamente desnuda, dándome la espalda, pude ver la magnificencia de ese cuerpo de mujer que ella tenia, muy parecido al de una guitarra, esas curvas deliciosas que me ponían loca… la segui despacio, casi hipnotizada, vi como puso a taza en la orilla de la mesa, mientras me indicaba con la mirada que fuera a su lado.
Me acerqué despacio, tratando de tomar la taza, ella se acercó, tomo la taza de nuevo y alejo la taza de mis manos, la mire intrigada, me incline un poco mas, ella movió la taza de nuevo, así, siguiendo el juego, coloco la taza lo mas alejada de mi, en la otra esquina de la mesa.
Trate de dar vuelta a la mesa pero solo la escuche decir despacio – no… si tanto lo quieres, inclínate, nada mas – con una sonrisa malévola en el rostro, mientras se ponía de pie.
Me incline despacio sobre la mesa sintiendo la caricia de la madera contra mi pecho desnudo, sentí sus manos en mi espalda, acariciando de mi cintura a mis hombros, sus manos en mi nuca, una ligera presión impidiendo que me incorporara de nuevo… sentí su mano, bajando mis pantis, hasta dejarlas a mitad de mis muslos, sentí sus pechos en mi espalda su boca de nuevo en mi nuca, besando, mordiendo despacio, sentí sus manos en mis pechos, acariciándome sin respeto alguno, subiéndome la temperatura, escuche su respiración entrecortada, caliente contra mi oído que susurraba despacio – eres mía, eres mía- una y otra y otra vez, bajo su mano derecha despacio adentrándola en mi sexo, acariciando mi clítoris, a un ritmo firme y rápido sin dejarme separar de la mesa, sentí su sexo húmedo frotándose contra mis nalgas, no frotándose simplemente, empujándose contra mi, como si en su mente pudiera penetrarme, con un ritmo rápido, frenético que movía la mesa haciendo imposible que la blanca taza de café negro permaneciera estable, haciéndola tambalear con cada embestida de sus caderas contra mí, vertiendo solo un poco del café sobre la mesa, mientras sus movientes se aceleraron mi placer también, gemía cada vez mas fuerte y mi cuerpo se movía aceptando sus embates…casi al final, cuando las dos estábamos a punto del orgasmo, la taza blanca de café negro se precipitó contra el piso, dejando una mancha negra de liquido que corrió hasta la punta de mis dedos…