Café cargado
Fugaz, intenso... Los descansos en la universidad deben aprovecharse bien...
Media mañana en temporada de exámenes... Poca gente, muy poca. Aparte de los profesores habituales, los miembros de conserjería, y algún que otro limpiador, no hay demasiadas personas a las que atender. De todas formas, sabes que no hay problema en ello, en una semana volverá el horario de clases habitual y tendrás el negocio a rebosar, como siempre. Sin embargo, yo no pienso en eso cuando llego. Pienso en cómo he terminado tras los exámenes, todos esos infernales días, y qué me vendría bien ahora. Sonrío cuando cruzo la esquina y entro en la cafetería y te veo ahí, colocando bandejas. Avanzo hasta la barra y carraspeo, para que sepas que estoy ahí. Empiezas a darme un saludo genérico mientras te giras hasta que ves que soy yo... Y sobre todo de qué forma te estoy mirando. Algo te dice que no vengo a desayunar.
Buenos días. Un café con leche condensada, y un donut de chocolate -digo, sonriendo. Yo no bebo café, y tú lo sabes bien. Sabes lo que significa. No es la primera vez, ni será la última. Miro a mi alrededor, en ese momento no hay nadie mirando, y tú no puedes más que asentir. Me apoyo en la barra, me subo a ella y la salto, para mirarte con hambre de lobo antes de irme al extremo de la barra, dirigiéndome al almacén. Para cuando abres la puerta, yo ya estoy apoyado encima de una caja, completamente desnudo y con la polla latiéndome, dolorosamente dura, mientras me masturbo lentamente y me acaricio los huevos, esperando a que llegues.
Venga, ven. Tú eras la que me pedía prisa... -murmuro, mirándote con claro deseo, mientras cierras la puerta con llave. Cruzas la pequeña sala rápidamente y te arrodillas, quedándote mi miembro justo a la altura de tu cara. No puedes evitarlo, no puedes evitar mis propios deseos, especialmente cuando aspiras mi aroma. Abres la boca, y no tardas demasiado en clavarte mi rabo hasta los huevos, mientras yo gruño de placer y me relamo. Cuando noto tus labios cerrarse en torno a mi polla, me miras fijamente. Sé qué quieres, y no te lo voy a negar: te agarro de tus trenzas y comienzo a bambolearte, sintiendo la deliciosa presión y humedad de tu boca aliviar mis ansias sexuales mientras continuo moviendo tu cabeza de delante hacia atrás, clavándome en tu garganta cada vez que meto todo mi rabo, comenzando un ritmo rápido que solo va a más, mientras mi polla comienza a soltar jugos preseminales en tu diabólica lengua, con la que no paras de acariciar el glande. Joder... Apenas en unos minutos siento como mis huevos se tensan, dispuestos a soltar parte de su pesada y espesa carga. Me encantaría correrme en tu carita insaciable, pero sé lo que piensas de follarte la boca en horas de trabajo... No puedo dejar huella. Así que cuando noto que estoy a punto de correrme, te agarro con mis piernas y te clavo contra mi pelvis, hundiéndome completamente en tu boca mientras me corro en un largo y potente orgasmo, sintiendo cómo me quedo sin aire mientras trallazos de caliente esperma caen en tu garganta. Cuando termino, espero que te lo tragues todo y empieces a chupar todo lo que falta, hasta que noto cómo mi polla queda limpia y reluciente, cubierta en saliva.
Siempre un trabajo perfecto... Ahora, el postre... -digo, sonriendo, mientras te libero y saco mi polla de tu boquita, limpia. No parece que te haya estado follando la boca, excepto por lo tiesos que se muestran ahora tus pezones por encima de tu camisa, y esa mirada de deseo que solo hace que se me ponga más dura. Sabes bien lo que digo, de hecho lo notas claramente. Desde que te lo compré, suelo pedirte que lleves durante el trabajo ese plug anal, para que te estremezcas con cada paso que des... Así que, relamiéndote, primero te agarras las tetas por encima de la camisa, embruteciéndome más, para luego inclinarte, apoyándote en una caja, y abriendo las piernas, permitiéndome ver tu delicioso culazo. No tardo apenas un momento en agarrar el pantalón y bajarlo, liberando esas gloriosas nalgas, para luego avanzar y darle un largo lametón a tu encharcado y caliente coñito. Un sabor delicioso, pero eso es el almuerzo... Vengo a por el postre primero. Agarro el plug con los dientes y empiezo a extraerlo, disfrutando de los leves gemidos que no puedes evitar, hasta que sale del todo. Lo dejo sobre una caja, y lo sustituyo por mi propio consolador de carne, aprovechando el trabajo del plug para comenzar a barrenar tu culito en cuanto he clavado el glande, dándote una salvaje enculada desde el primer momento, gruñendo de puro placer, magreándote por encima de la ropa. Sabes bien que, en cuanto me corra, que será pronto, dado lo espectacular de tu culo, te clavaré el plug anal de nuevo, y haré que estés un buen rato sirviendo con mi crema en tu culito... Hm, no puedo esperar a que se pase el día y salgas... Ahí pienso pedir todo tu menú.