Caerás

Le realidad de una historia

Último año de carrera.

A pesar de que hacía algunos años ya que había acabado el instituto, y que había entablado nuevas relaciones en la universidad, seguía conservando las amistades que entonces había forjado. Entre ellas se encontraba Aura, mi mejor amiga, aun que hacía tiempo que sabía que para mi era mucho más que eso. Incluso hacia meses que no me acostaba con nadie, estaba cegada con ella. Cabe decir que yo era abiertamente lesbiana.

De algún tiempo atrás hasta ese momento tenía la sensación de que estábamos tonteando cada vez que estábamos juntas o que hablábamos, y yo sentía la necesidad de besarla a cada instante, pero no tenía la valentía de hacerlo, llegué a pensar que ella sentía algo por mi también, pero lo más seguro era que las cosas entre nosotras cambiaran para mal. Pero en definitiva tenía que hacer algo al respecto, no podía continuar así mucho tiempo más, así que, decidí contarle lo que sentía. Aproveché una noche que quedamos a tomar algo el grupo de amigos, cuando acabamos la acompañé a su casa.

Aura: gracias por acompañarme a casa, te comía

Yo: nadie te lo impide!

Aura: es verdad

Se acercó a  mi y me dio un mordico en el cuello. Mi limite había llegado.

Yo: Aura, tengo que decirte algo, podemos hablar un momento?

Aura: claro, que pasa? quieres entrar?

Yo: no, no. Mejor aquí.

Aura: que pasa Ale?

Yo: verás… tengo que decírtelo ya, contra más tarde peor, hace tiempo que (silencio)

Aura: joder que pasa? No me rayes, dime.

Yo: estoy pillada por ti Aura.

Aura: como… pillada..

Yo: que me gustas, que te quiero, que solo pienso en ti… ya no podía hacer más tiempo como si nada, no podía Aura…

Sus ojos claros se quedaron mirándome sin decir nada y yo tenía los nervios al limite.

Yo: pero dime algo por favor, lo que sea

Aura: Ale.. yo… no se que decirte

Yo: ya… que no sientes lo mismo, no hace falta que digas nada más

Aura: Ale…

Yo: me voy ya, no pasa nada

Continuó mirándome fijamente, me acerqué para darle un beso en la mejilla y me fui.

Intuí que se quedó ahí de pie, mirando como me alejaba. Monté en mi moto y me marché.

Ya estaba, lo que tenía que pasar, pasó. Esa noche no pude evitar derramar lágrimas por ella, por la esperanza efímera que ya se había esfumado, por que por culpa de los sentimientos, nuestra relación nunca sería la misma, y me gustaba como era. Duro golpe con la realidad.

Evidentemente las llamadas y mensajes diarios cesaron, yo no sabía que decirle, y ella parece ser que tampoco a mi. Hacía una semana que no la veía ni sabía de ella, antes de mi confesión, cada día reservaba algo de mi tiempo para pasarlo con ella y la echaba muchísimo de menos. Quería escribirle, pero nunca lo hacía.

Todos lo viernes quedábamos el grupo en el mismo sitio y a la misma hora, pero ese día decidí no ir, no sabía si ella lo haría, pero si lo hacía, todavía no quería verla.

Miré el reloj, ya deberían estar todos juntos.

Llegaron mensajes a mi móvil preguntando por que no había llegado todavía, y yo los dejaba en visto.

Volvió a sonar, lo cogí para ponerlo en silencio, pero vi que era ella la que me había hablado.

“no vas a venir?”

“hoy no”

“por que? : (

“la verdad… creo que estaré un poco incomoda”

“por que estoy yo?”

“probablemente”

“no tienes por que, esta todo bien conmigo”

“ya… hablamos otro día vale?”

“ok”

creo que se mosqueó un poco por cortarla así, pero no me apetecía hacerme la feliz con el resto y girar la cabeza y verla a ella. Necesitaba un poco de tiempo, aunque fuera poco.

A los dos días le volví a escribir, mucho había aguantado, pero conforme le hablaba, me fui arrepintiendo.

“hola”

“hola”

“como estas?”

“normal, tu?”

“bien supongo”

(no contestaba, le volví a hablar)

“si no te hablo no es por que no quiera hablarte, precisamente es por que quiero”

“ pues es de tontos no hacer algo que se quiere hacer”

“si pudiera hacer todo lo que quiero, no estaríamos así, a veces tienes que renunciar a hacer cosas que quieres”

“no tienes que renunciar a todo, en todo caso, si tuvieras que hacerlo, solo a parte de ello”

“para no renunciar a todo, tengo que renunciar primero a parte”

“vale, como quieras, tu verás”

“nos vemos ok”

“a tu ritmo”

se había vuelto a enfadar, parecía que tenia un don para cabrearla.

Tenía que olvidarme de ella en ese sentido y rápido o intentarlo, y como? Pues había renunciado tontamente a acostarme con otras mujeres por estar pillada de ella, así que igual, lo mejor era empezar a hacerlo.

Había una chica en mi clase con la que había tenido algo anteriormente y sabía que estaba soltera, asique, por que no intentarlo. Cuando llegara a clase el lunes por la mañana, hablaría con ella.

Yo: hola Ana!

Ana: hola Ale, tía como llevas el trabajo?

Yo: pues ando un poco agobiada la verdad, por eso te quería decir que ya que hace un tiempo no salimos a ningún sitio, si te apetecía que saliéramos a cenar, y nos despejamos un poco

Ana: pues no es mala idea, no sea que queme los libros y rompa el ordenador

Yo: jaja como te gusta dramatizar.

Ana: no lo sabes bien jaja Te vale esta noche?

Yo: me vale perfectamente.

Quedamos en el centro de la ciudad, y elegimos uno de los restaurantes que estaban más cerca, resultó ser un italiano, nunca falla.

Hablamos un poco de todo, empezamos por temas de la universidad pero pronto los desechamos. Nos pusimos un poco más al día de la rutina de cada una, se escapó algún tonteo que otro.

Cuando terminamos de cenar decidimos ir a un pub que ella conocía, a pocos minutos de allí.

Enseguida empezamos con las copas, lo que llevó a la desinhibición del baile, el guarreo, la temperatura empezó a subir y al fin llegaron los besos.

Nos quedamos allí un rato más y después le propuse ir a mi casa, aceptó la invitación sin titubear.

En mi cabeza solo había sexo, ni más ni menos, sexo por el simple placer de tenerlo.

En el taxi de vuelta a casa no hicimos más que liarnos y calentarnos más, el taxista pareció excitarse con nosotras, por que cuando pagamos para bajar, vimos que se le había puesto dura, cuando se alejó nos miramos y nos dio por reír.

La llevé directamente a mi habitación, entre besos y sobadas nos fuimos quitando la ropa. Ya no recordaba la dimensión de sus pechos desnudos, eran bastante grandes y me lancé a ellos con ansia de comerlos. Mientras lamía sus pezones ella me acariciaba el pelo y suspiraba fuerte. Cuando ya estaban muy duritos bajé directamente a su sexo, que estaba totalmente preparado para mi, abierto y mojado. Hacía tanto tiempo que deseaba comerme un coño que saboreé todo lo que salía de ella, hasta que ya no quedó más y lamí y jugué con su clítoris hasta que entendí por sus gemidos que el orgasmo no estaba muy lejos. Entonces paré, me puse de pie y acerqué su cabeza hasta el mío y empezó a comerlo con lascivia y excitación, yo apretaba su cabeza contra el, le costaba respirar y solo podía lamerlo.

Nos sentamos en la cama una enfrente de otra con las piernas cruzadas alrededor de la otra y empezamos a masturbarnos a la vez mientras nos besábamos salvajemente. Aceleré los movimientos de mis dedos sobre su clítoris hinchado, comenzó a gemir más y más fuerte y tuvo un orgasmo que mis dedos sintieron, se los había metido para notar sus contracciones, su coñito latía con fuerza.

Agarré con mi dos manos su cabeza, seguíamos besándonos y ella seguía masturbándome, cuando estaba apunto de llegar al orgasmo mordí sus labios y segundos después me corrí ante el roce de sus dedos en mi.

Nos miramos.

Yo: quiero que sepas algo, no me gustaría volver a lo de antes, creo que no funcionaria como no funcionó la otra vez.

Ana: la verdad es que no salió muy bien, nose

Yo: entonces estás de acuerdo? Sin compromiso?

Ana: esta bien, probemos así.

De repente, estando tumbadas en la cama, apunto de dormir, se me ocurrió preguntarle sin pensarlo mucho, si quería salir el viernes conmigo y mis amigos, pensó unos segundos y dijo “si, por que no”

Llegó el viernes, en este tiempo no había vuelto a cruzar palabra con Aura, lo que si había tenido fue algún que otro encuentro sexual más con Ana.

Entramos al bar como media hora más tarde que el resto, le dije a Ana que fuera a la barra a pedirnos algo de tomar, mientras yo me acerqué al resto, al que saludé y por último fui a darle dos besos a Aura.

Aura: pensaba que ya no vendrías hoy tampoco

Yo: pues al final si. He venido con Ana

Aura: ah que bien. Habéis vuelto?

Yo: no, vuelto no, ahí estamos.

Aura: bueno me alegro, me alegro de que ya estés bien para quedar.

Yo: si, y yo

Se notaba demasiado que no se alegraba ni un poquito de que hubiera ido allí con Ana, por cosas como esa, entre otras, yo pensaba o había podido pensar que realmente algo si sentía por mi.

Llego Ana con las copas, no fueron necesarias presentaciones por que todo el mundo la conocía ya de sobra. Tomamos asiento. La noche transcurría ente conversaciones agradables y risas, Aura estaba sentada delante de nosotras.

Sin esperarlo Ana saco una pequeña bolsita. Me acerqué a ella y le dije al oído que qué hacía, y me contentó que para animarse un poco. La cogí de la mano y hice que se levantara, me dirigí hacia el baño.

Yo: pero que estas haciendo? Enserio? Coca?

Ana: que pasa tía? Relaja, si no pasa nada

Yo: bueno… eso de que no pasa.. y como se te ocurre sacarla ahí delante de todos?

Ana: pero si nadie se ha dado cuenta

Yo: y que?

Ana: venga, no seas tan coñazo. Quieres?

Yo: no, no quiero y tu no deberías

No me hizo ni caso, pero bueno, tampoco era mi problema, así que salí un poco molesta pero nada más.

Estuvimos un par de horas más, y nos dispusimos a irnos. Aura se acercó a mi para apartarme un poco

Aura: que has ido a hacer al baño?

Yo: nada Aura

Aura: nada? He visto lo que llevaba Ana

Yo: ay déjame por favor. Te he dicho que nada. Nos vamos ya. Nos vemos.

Aura: no te atrevas a dejarme así

Yo: adiós

Los siguientes días fueron tranquilos, hasta que Ana me propuso de nuevo volver a cenar juntas, acepté por que si era cierto que no me acordaba tanto de Aura, también era por que no la veía ni hablaba con ella, pero parecía ser un paso.

Ana: pero esta vez, cenamos en tu casa, cocinaré yo

Yo: ah si? Me vas a cocinar algo rico?

Ana: claro, puedes ser mi pinche

Esa noche lo estábamos pasando bien, bebimos unas copas mientras cocinábamos, ella hablaba sin parar, lo que me ayudaba a no poder pensar en mucho más.

Después de cenar seguimos con alguna copa más.

Llevábamos un rato liándonos  y la cogí de la mano para llevarla a la cama.

Ana: espera, tengo que ir al baño, vienes?

Yo: creo que paso

Ana: como quieras, ves yendo, ahora voy yo.

Me dio igual lo que hiciera, yo solo quería follar. Fui a la habitación y quité la ropa.

A los 5 minutos apareció ella, que al encontrarme así se abalanzó sobre mi. Fue directa a mis pechos, pasaba la lengua por mis pezones y les daba pequeños mordiscos, subió, acercó su boca a mi oído y me dijo “quiero follarte”

Fue hasta su bolso y sacó un arnés, que se puso con suma facilidad. Volvió hasta mi, pasó sus dedos por mi sexo, para impregnarlo bien con mis fluidos y después los paso por el pene, masturbándolo, repitió la acción una vez más. Decidí que quería que me follara por detrás, me puse a 4 patas. Subió a la cama y se puso de rodillas detrás de mi, me metió sus dedos en el agujerito, y me folló rápido, se la notaba acelerada.

Al fin introdujo ese pene venoso dentro de mi, no muy deprisa, pero hasta el fondo, apretó fuerte sus caderas a mi culo, para que no hubiera espacio entre nosotras, y el pene hizo presión contra el fondo de mi vagina. Sin esperarlo, me empezó a penetras muy rápido, me follaba fuerte, me embestía una y otra vez, yo gemía y ella también. Agarró fuerte mis caderas con sus manos, metía y sacaba el arnés cada vez más mojado. Levanté la cabeza para mirarla, y vi que estaba sudando, me golpeó en el culo repetidas veces con la palma de su mano, hasta que dejo su mano marcada en rojo en el. Perdí la cuenta del tiempo que estuvo follándome así, mi coñito estaba ya muy sensible. Estiré mi mano hacia atrás para coger una de las suyas, cundo lo hice, la puse sobre mi clítoris, quería correrme ya. Supo lo que quería y empezó a masturbarme sin cesar con sus embestidas, sus dedos chorreaban, friccionaban rápido en mi coño, empecé a gemir más fuerte, a mover mi cuerpo al compas de sus penetraciones y llegué al orgasmo. Me penetro despacio un rato más.

Le pedí que me dejara el arnés, quería que follármela a ella. Me lo puse y me senté en la cama. Enseguida abrió sus piernas y se sentó sobre mi, metiéndose el pene de golpe, lo que le provoco un leve gemido. Empezó a cabalgar sobre mi. Me comía y mordía sus enormes tetas, lamia sus pezones, pasaba mi cara por ellos para sentir su dureza. Paso sus manos alrededor de mi cuello y empezó a besarme mientras seguía follándose conmigo, estaba tan excitada que me estaba mojando las piernas con sus fluidos.

Puse mi mano en su coñito, en su clítoris y la masturbé lo más rápido que pude. Ahogaba sus gemidos con mis besos, mordía mis labios. Se corrió tan fuerte que el pene, mis piernas y la sabana en la que estaba sentada, chorreaban con sus fluidos.

Nos pusimos una copa más, y nos dormimos.

Una tarde estaba de nuevo en casa con Ana viendo una película, cuando me sonó el móvil, miré y era Aura, descolgué.

Yo: hola, dime

Aura: hola, que haces?

Yo: nada, en casa viendo una peli.

Aura: no sabia si llamarte, como están las cosas un poco… raras entre nosotras… pero no quería llamar a nadie más, y necesito hablar.

Yo: claro que puedes llamarme, dime, que te pasa?

Aura: preferiría hablarlo en persona.

Yo: en persona? Ahora?

Aura: si, si quieres claro, tampoco te quiero molestar si estas haciendo algo,

Yo: eh no, me acerco, dame media hora

Aura: vale, gracias Ale.

Le dije a Ana que se podía quedar en mi casa si quería, que suponía que no tardaría demasiado.

A regañadientes por que me tuviera que ir, dijo que me esperaría.

Por inercia cogí de la cocina unos dulces que a Aura le encantaban y que siempre que iba a su casa le llevaba. Monté en la moto y fui hasta ella.

Cuando llegué llamé al timbre y ella abrió la puerta.

Aura: hola Ale, me alegro tanto de que hayas venido.

Yo: te traigo esto

Le mostré los dulces y se echo a llorar, se dirigió hacia dentro de la casa. Me quedé un poco en shock, no sabía que mi gesto iba a provocar esa reacción en ella.

Yo: ey que pasa? Por que estás llorando?

Aura: te echo mucho de menos y estoy un poco saturada con mi vida, y me doy cuenta de que te necesito.

Yo: sabes que siempre vas a poder contar conmigo. Cuéntame ya que te pasa por fa.

Nos sentamos en el sofá y empezó a contarme

Aura: mi padre… ya sabes… pensábamos que estaba mejor, pero mi madre le a encontrado botellas de whisky escondidas, y a veces no va a dormir a casa.

Yo: joder Aura lo siento, no pensaba que pudiera recaer, pero eso puede estar dentro del proceso, seguir ofreciéndole todos los recursos que podáis, y volver a la línea de antes.

Aura: si, habrá que seguir luchando. Solo quería que me escucharas, desahogarme contigo. Me afecta en todo lo demás, me preocupa mi madre, los estudios se me hacen cuesta arriba con eso en la cabeza, no estas tu. Demasiadas cosas a la vez. Encima esa chica no me parece buena para ti.

Yo: nunca nadie te parece bueno para mi

Aura: lo se, siempre he pensado que cuando tuvieras novia te olvidarías de mi, pero ella menos que nadie, no me gusta el matiz que lleva esa relación.

Yo: no lleva ningún matiz Aura, vamos a dejar el tema.

La conversación se puso un poco tensa, incluso tomó el cáliz de discusión, con algún tono de voz elevado, por suerte conseguí eludir varios temas y calmar el asunto.

Estuvimos hablando como 4 horas más, en muchas ocasiones me cogía de la mano, me abrazaba y me daba besos. El móvil me había sonado, era Ana pero lo silencié.

Ya era bastante tarde cuando me dio las gracias por haber ido y apoyó su cabeza en mis piernas, yo le acaricié el pelo hasta que se quedó dormida.

Miré la hora, la verdad es que no me supo mal por Ana, me habría quedado a dormir allí, pero no me pareció oportuno.

Cuando llegue a casa, ya no había nadie, lo preferí.

En la facultad, me crucé con Ana prácticamente al llegar, estaba enfadada como era de esperar, después de discutir un rato, y decirle que nosotras no éramos nada, pareció entender que si una persona esta mal y necesita de ti, lo normal es prestarle toda la atención. Aun que reconocí que por haberla avisado no hubiera pasado nada.

Los días siguientes volvió un poco la rutina de hablar con Aura por teléfono, pero seguíamos sin vernos como antes.

Como tonta, estaba deseando que llegara el viernes para verla de nuevo.

Y como todo en esta vida llega, me encontré de nuevo en el bar, no había invitado a Ana esta vez, pero dio por hecho que lo estaba y vino.

Aura la ignoró a ella pero conmigo estuvo como siempre, y bueno, yo estaba tan a gusto estando así con ella, que me deje llevar.

A Ana pareció molestarle que ver mi relación con ella, y se acercó más a mi, cogió mi mano y me pasó la bolsita del polvo mágico… puede que la mirara con cara de asesina en ese momento. Estiré de ella para ir al baño.

Yo: pero vamos a ver! Tu eres gilipollas o que te pasa?!

Ana: va, si no pasa nada, donde esta el problema?

Yo: a veces pienso que eres corta tía. Para que me das a mi esto?

Ana: para que vinieras conmigo aquí

Yo: y no me lo podías pedir? Se van a pensar que yo me meto esta mierda

Ana: pues les dices que no y ya está.

Yo: si claro. De verdad tía… a veces no te entiendo.

Ana: ven, entra conmigo aquí (abrió la puerta de uno de los baños)

Yo: no me apetece Ana

Ana: no me voy a meter nada. Lo único que quiero meter es a ti aquí. Nadie nos va a echar de menos ahí fuera.

Puede que tuviera razón, me costó un poco de remoloneo por su parte, pero entré con ella.

Empezó a besarme los labios, el cuello…

Ana: echo de menos tu sabor.

Me bajo pantalones y bragas de un golpe, se arrodillo, beso alrededor de mi sexo, yo la miraba, estaba empezando a excitarme.

Metió su lengua entre mis labios y encontró el clítoris, dio pequeños lengüetazos en el y luego unos mas largos, desde mi agujero hasta arriba del todo. Movió su lengua en círculos despacio sobre el, y me mojé un poco más. Aparto su boca, para acercar sus dedos, introdujo uno despacio, lo metía y lo sacaba lentamente, mojándolo por completo, añadió otro más y siguió con el mismo ritmo, mientras me miraba a los ojos, tenía la mirada ardiente y penetrante, me intimidó un poco. Metió el tercero.

Me penetró así durante un rato, y acercó de nuevo su lengua, me comió el coñito con sus labios y lengua, no quería gemir, pero lo hice. Mas fuerte cada vez que se acercaba mi orgasmo. Me corrí en su boca y atrapé sus dedos.

Yo: como me estas dando un poco por culo, ahora te voy a dar yo. Gírate.

Abrí su culo de par en par, escupí en su ano y pasé un dedo por el, para lubricarlo al completo. Lo metí dentro sin contemplaciones, y apretó su culito.

Lo fui sacando y metiendo despacio, pero eso duró poco tiempo, y empecé a penetrarle el culo bastante más rápido. Me parecía demasiado fácil e introduje otro dedo, seguí follándome su agujero igual de fuerte, esta vez la salían de su boca unos gemidos algo más fuerte.

Saqué los dedos, abrí de nuevo su culo con las manos, y me agaché para lamérselo un poco.

Metí 3 dedos lentamente, aun que me hubiera gustado hacerlo más deprisa, no pude. Me follaba su culito redondo, veía entrar y salir mis dedos y como se dilataba. Cogí una de sus manos y la puse en su coño para que se masturbara, después metí 3 dedos de la otra mano en su coñito, y empecé con la doble penetración, más y más rápido hasta que llegó al orgasmo.

Salimos del baño hacía donde estaba el resto, busqué a Aura con la mirada pero no la encontré.

Yo: Manu, has visto a Aura

Manu: se acaba de ir. Fue al baño y al salir dijo que se tenía que ir

Yo: vale, gracias

Yo: Ana, yo me voy a ir a mi casa ya, quédate si quieres

Ana: a casa? Ya?

Yo: si, estoy cansada hoy

Ana: bueno como quieras, yo me quedaré un rato más

Al llegar a casa, lo primero que hice fue mandarle un mensaje a Aura.

Yo: que te ha pasado, por que te has ido?

Aura: no me encontraba bien

Yo: habérmelo dicho, te habría acompañado

Aura: da igual. Entré al baño a buscarte y bueno, me fui

Yo: haberte esperado un poco, yo estoy ya también en casa.

Aura: la verdad, no me apetecía estar contigo después de que…

Yo: de que?

Aura: de que “estuvieras” con ella

Yo: por que? aun que no te caiga bien, no es para tanto

Aura: no es eso, déjalo

Yo: y que es?

Aura: déjalo, hablamos otro día, no es nada

Yo: no Aura, dímelo

Aura: que no, que no, me alegro de que hayas disfrutado esta noche

Yo: típico de ti, insinuar algo y después pasar del tema

No me contestó más

Me había dejado rayada, estaba segura de que me había oído follar con ella, ¿era por que le había dolido eso, o por que no le gustaba ella?

En fin, mañana sería otro día.

El sábado pasé del teléfono, si no era ella, no me interesaba, y no fue ella en todo el día. Así que no estuve para nadie.

El domingo me encontraba mejor anímicamente, aún así me quedé en la cama hasta la hora de comer. Había empezado a llover mucho, y me quede embobada mirando por la ventana, me encantaban esos días, me subían el ánimo.

Tenía mensajes de Ana, quería que nos viéramos por la tarde, le costó un poco convencerme, pero al final quedamos en mi casa a las 21h.

A las 19h volvió a sonar el teléfono, Aura.

Aura: Ale por favor, se que no tienes por que hacerlo, pero podrías venir a buscarme a la biblioteca y acercarme a casa?

Yo: vale, me acerco

Aura: vine andando y pensaba volver igual, no cogí dinero ni para el bus y con la que esta cayendo…

Yo: ya te he dicho que si, pesadilla

Aura: jaja vale, muchas gracias, perdón!

Como la otra vez le sentó mal que no la avisara, mande un mensaje a Ana diciéndole que iba a recoger a Aura, que estaría en casa a la hora, pero por si acaso, que lo supiera.

Cogí la moto y otro casco y salí a buscarla, se iba a mojar igual, pero al menos llegaría antes a casa. Llegué y la vi resguardada bajo del portal de la biblio.

Yo: venga! Corre! Que me estoy calando!

Aura: cuenta tres!

Yo: jaja que dices! Venga!!!

Aura: cuenta tres!

Yo: madre mia jaja va…1! 2! 3!

Y echó a correr hacía la moto.

Yo: eres mas tonta, de verdad jaja toma anda ponte el casco

Subió a la moto, me rodeo la cintura con sus brazos y apoyó su cara en mi espalda. Me recorrió un escalofrío, puse una mano sobre las suyas durante unos segundos, y me puse en marcha de vuelta a su casa.

Aparqué la moto enfrente de su casa, y bajé con ella para acompañarla a la puerta.

Aura: quieres pasar?

Yo: no puedo, he quedado en media hora

Aura: con Ana otra vez?

Yo: si

Aura: (mala cara y suspiro)

Yo: que pasa? Que problema tienes con ella?

Aura: no tengo ningún problema, no me gusta y ya esta

Yo: es que ya no te creo. Nunca me dices nada convincente

Aura: me pasa que no estas conmigo por estar con ella!

Yo: y que quieres? No es lo normal? Eres tu mi novia?

Aura: no, no lo es, no es como debería ser. Y no, no soy tu puta novia. Pero vete, ves a drogarte con ella, a que esperas?!

Yo: joder Aura, en mi vida me he metido nada. Y que coño te importa lo que haga ella?!

Aura: nada, ella me importa una mierda, si quieres estar con una drogadicta, es tu jodido problema.

Yo: pues como es mi jodido problema, no se por que te tienes que meter así.

Aura: por que no entiendes que no quiero que estés con alguien así!

Yo: es que sinceramente creo que no quieres que este con nadie, nunca nadie que estuviera conmigo te cayó bien! Con quien quieres que este eh?! Dímelo tu! Con quien? Dilo, ten cojones!

Aura: mira, paso de ti, haz lo que te de la gana. Fóllate a quien quieras.

Yo: no puedes reconocer la verdad?!! Deja de marearme

Aura: y cual es la verdad?!

Yo: que sientes algo por mi! Lo pienso desde hace tiempo

Aura: vete

Yo: no me da la gana

Aura: que te pires, que no quiero volver a verte

Yo: pero que estas diciendo? Te estas oyendo? No sabía que fueras tan cobarde. Para comerme todas tus mierdas si me quieres cerca, pero a la hora de la verdad te cagas encima.

Aura: pues ya no te vas a tener que comer nada más. Vete, no quiero saber más de ti. Vete a prepararle una raya a tu amor

Yo: que te follen Aura. Cobarde de mierda.

Me subí en la moto, de la rabia que tenía encima, no pude evitar dejar escapar unas lágrimas, aceleré haciendo el máximo ruido posible.

Al poco de salir, noté un golpe en la parte de atrás de la moto y lo siguiente que recordaba era haberme despertado en un hospital.

Ana estuvo esperando una hora, bajo la puerta de mi casa, me envió varios mensajes, y llamadas, y como no respondía, decidió llamar a Aura, no precisamente para tener una conversación amigable. Al decirle ella que yo hacia más de una hora que me había ido de su casa, se calmó. Mientras hablaban, otra llamada entró al teléfono de Aura, y dejó a Ana en espera.

Desconocido: hola, hablo con Aura?

Aura: si quien es?

Desconocido: te llamo del hospital 9 de Octubre, a ingresado Alejandra Cruz, y ud es la ultima llamada de su agenda.

Aura: como del hospital? Que ha pasado? Esta bien?

Hospital: a ingresado por accidente de moto, está estable, pero a sufrido una caída fuerte.

Aura: voy para allá.

Aura: me voy al Clínico, Alejandra ha tenido un accidente

Ana: como? Esta bien

Aura: no lo se, me voy ya

Ana: yo también quiero ir

Aura: pues ves

Ana: no tengo coche, ven a por mi, estoy en la puerta de su casa.

Aura: Ana…

Ana: por favor, te viene de paso.

Aura: esta bien.

Las vi entrar a las 2 por la puerta, me habían escayolado un brazo, a parte de eso y por suerte solo había sufrido contusiones y alguna quemadura en la pierna por el roce con el asfalto, los médicos querían que me quedara en observación esa noche.

Aura vino directa hacia mi, me cogió la mano y me pidió perdón unas mil veces, a la vez que me daba besos en la frente.

Yo: Aura, pareces mi abuela jaja (reírme me causó un poco de dolor en un costado)

Aura: idiota. No me vuelvas a dar un susto así en tu vida.

Yo: pero no era que no me querías ver más? Aclárate!

Aura: no bromees con eso, no tiene gracia.

Yo: vale, vale, perdona.

Se acercó Ana por detrás de ella. Me puso la mano en la mejilla y se agachó para darme un beso. Vi la cara de Aura cuando lo hizo, estaba segura de que sentía algo por mi, no se por que se empeñaba en negarlo.

Yo: Ana, puedes ir a buscar al médico, creo que se me esta pasando el efecto de los anestésicos y me esta empezando a doler todo el cuerpo.

Ana: esta bien.

Salió por la puerta cerrándola tras de si.

Yo: Aura, quiero que seas tu la que se quede conmigo esta noche

Aura: pero.. ella es tu novia, se querrá quedar

Yo: no es mi novia. Quiero que te quedes tu, por favor.

Aura: yo quiero quedarme contigo, por eso no hay problema. Joder cabrona, que susto me has dado.

Yo: lo siento.

Tardó muy poco en volver Ana con el doctor, que toqueteó un poco un gotero que había, y informó que la hora de visita hacia un rato que había acabado, que solo se podía quedar una persona, a lo que contestaron las dos a la vez “yo me quedo”.

Se miraron entre ellas y me miraron a mi.

Yo: prefiero que esta noche se quede Aura, tenemos cosas que hablar.

Ana: genial… ya me llamas cuando quieras. Que estúpida he sido viniendo

Yo: Ana no es así.

Ana: bueno, ya me hablas.

Salió por la puerta y detrás de ella el medico. Cuando estuvo cerrada, cogí el brazo de Aura, la atraje hasta mi y la besé. Desde el primer momento que nuestros labios de juntaron ella me siguió el beso. Sentir sus labios y su lengua me hicieron olvidar lo dolorida que estaba.

Aura: perdóname por todo, de verdad

Yo: no tengo nada que perdonarte. Aún sigues negando que sientes cosas por mi?

Aura: es evidente que ya no podría negarlo aunque quisiera. Esto es complicado para mi Ale.

Yo: no perdamos tiempo ahora hablando de eso, túmbate un rato aquí conmigo…

Se tumbó a mi lado, intentó varias posturas de abrazo hasta que dio con una que no me doliera, nos acomodamos en esa, y nos volvimos a besar.

Cunando salí de allí me acompañó a casa, no es que necesitara mucha ayuda, pero me vino bien que lo hiciera. Cerró la puerta, y automáticamente me acerqué  ella para empezar a besarla, ella soltó las bolsas que llevaba en las manos y agarró suavemente mi cuello con ellas. Retrocedimos, hasta que di con las piernas en el sofá, pero ella siguió caminando y caí de espaldas en el, solté un quejido, me dolía todo.

Aura: estas bien?

Yo: si si, ven.

Se tumbó encima de mi, me besaba con dulzura, cuando pasó su mano por mi pierna, volví a poner cara de dolor.

Aura: te duele, no?

Yo: es que caí de ese lado. Deja que me pongo arriba

De la tensión que tenía que hacer con los brazos, con el dolor del hueso roto debajo de la escayola y el esfuerzo con parte del cuerpo para no dejarme caer encima suya por completo, no pude aguantar mucho, y me dejé caer aun lado suyo.

Nos miramos y empezamos a reír.

Aura: que desastre jajaj

Yo: calla jaja te aseguro que de normal aguanto más

Aura: jajaj ya… eso le debes decir a todas

Yo: ahora en serio… no me creo que esto esté pasando, estar así contigo.

Aura: ni yo… cuando me dijiste lo que sentías por mi, no te contesté no por que te fuera a decir que no, si no por que no sabía que contestarte.

Yo: eso da igual ahora

Aura: realmente quiero estar y hacerlo contigo.

Yo: si yo te dijera las ganas que tengo xd pero si ya hemos esperado tanto, no pasa nada por esperar un poco más, no quiero estar al 10% la primera vez.

Pasó el tiempo suficiente como para que me encontrara bien físicamente.

Ella no tardaría en llegar a mi casa, he de confesar que estaba un poco nerviosa, había esperado eso tanto tiempo, que todavía estaba asimilando que era real.

Fui a la habitación, comprobé que todo estaba ordenado como quería que estuviera y donde quería que estuviera.

Llamó a la puerta y esperé impaciente a que entrara.

Cuando lo hizo me dio un beso suave en los labios. Le dije que fuéramos a la habitación, que ya no aguataba más el estar con ella y no hacerle el amor. Entrelazó sus dedos con los míos y se dejó guiar.

Nos sentamos en la cama, nos empezamos a liar, mientras nos acariciábamos. Le quité la camiseta y me quedé unos segundos contemplando sus pechos, eran pequeños, pero a mis e me hacían los más apetecibles del mundo. Baje dando besos por su cuello hasta llegar a ellos y encontrarme con su sujetador. La volví a mirar y besar sus labios.

Cuando me quitó ella la camiseta, me preguntó si no me dolía el brazo, aún escayolado, le dije que no me dolía nada como para poder desaprovechar ese momento. Le desabroché y quité el sujetador.

La empujé hacia atrás en la cama, para que se tumbara y poderme poner encima. Besaba y mordía su cuello, después arriba de sus pechos, y antes de llegar hasta ellos, los volví a contemplar un par de segundos.

Puse mis labios sobre uno de sus pezones, los pasé por el suavemente, y dejaba escapar mi lengua de vez en cuando por el. Hice lo mismo con el otro.

Seguí bajando por su abdomen hasta que llegué al botón de su pantalón, el cual desabroché.

Subí de nuevo para besarla, antes le sonreí y me devolvió el gesto. Sus besos me hacían encenderme aún más, lubricaban todo mi cuerpo. Bajé mi mano acariciando todo a mi paso, hasta que llegué de nuevo al pantalón, metí mi mano despacio por debajo de el, y aproveche también para hacerlo por debajo de sus bragas. Me encontré con su rajita y ya pude sentir su humedad, hecho que me excitó tremendamente más.

Introduje uno de mis dedos por ella y me encontré con su pequeño clítoris, al que acaricie despacio y suavemente y ella apretó sus manos en contra cuerpo.

A medida que lo acariciaba se iba mojando cada vez más, lo acariciaba en círculos, de arriba abajo, llegaba hasta su agujerito, pasaba mis dedos sobre el y volvía a masturbar su clítoris. Sentía placer al escuchar sus suspiros, y sentir sus mordiscos en mis labios.

Saqué mi mano. Cogí uno de sus pechos, lo mordisqueé todo alrededor y atrapé su pezón con mis labios. Esta vez jugué con el con mi lengua, con movimientos rápidos sobre el, que se endurecía con cada roce, mientras apretaba sus teta con mi mano. Me lancé sobre el otro pecho hasta dejarlo en las mismas condiciones que el primero.

Le quité lo que faltaba de ropa y pasé mi lengua desde sus pechos hasta se sexo, totalmente depilado. Pase mi lengua por su rajita para secar la humedad que se escapaba. Por inercia abrió sus piernas y pude contemplar su coñito por dentro, mojado. Sin pensarlo me abalancé sobre el y empecé a comérmelo, quería beberme todo lo que salía de ella. Mi lengua inspeccionó todos sus rincones y se entretuvo con su clítoris que ya estaba muy hinchado.

Volví a subir hasta su boca, quería más besos. Sin esperarlo, mientras la besaba, metió su mano por debajo de mi ropa interior, y se encontró con mi sexo inundado, suspiró y empezó a mover sus dedos sobre el, hizo que una ráfaga de placer recorriera todo mi cuerpo.

Me quité de encima suya, y me incliné para abrir el cajón de la mesilla, ella seguía mis movimientos con sus ojos, que yo no podía dejar de mirar, claros, penetrantes.

Saqué un arnés, que había comprado días antes, al verlo, esbozó una ligera sonrisa. Me lo puse, y le pedí que pusiera ella el lubricante, ante mi atenta mirada.

La tumbé de nuevo en la cama, y me puse otra vez encima suya. Separé sus piernas con las manos y acaricié con mis dedos su clítoris. Agarré el tronco del pene con mi mano, lo puse a la atura de su agujerito, y fui empujando lentamente hasta meterlo todo. Junté mis pechos con los suyos y la besé, en ese instante mis caderas la empezaron a penetrar, suave, despacio, a lo que me respondió con gemiditos y mordiscos flojos por la cara. Al cabo de un rato me pidió que lo hiciera más fuerte. Aumenté el ritmo y la firmeza de mis movimientos, esta vez mordía su cuello, y ella me abrazaba más fuerte. La estaba embistiendo con toda mi fe. Me la follaba mientras la miraba a los ojos y me deleitaba con sus gemidos. Puse una mano en su cuello atrapando sus preciosos lunares.

Incorporé mi cuerpo, de rodillas frente a ella, sin dejar de penetrarla. Quería masturbarla también, que se corriera mientras se lo hacía con el arnés, así que puse mis dedos sobre si clítoris y empecé a moverlos muy rápido.  Gimió más fuerte y seguido, mientras su cuerpo se contorsionaba. Cuando se calmó paré de penetrarla y lo saqué.

Me tumbé a su lado, la besé y la acaricié, miraba su cara y sonreía. Ella hacía lo mismo conmigo, todavía no lo podía creer.

Su mano se posó sobre mi pecho, atrapándolo. Sus dedos estimulaban mis pezones, que ya solo de estar con ella estaban muy duros. Primero uno, luego otro… así varias veces.

Cuando vi que se incorporó de la cama y fue bajando hasta llegar a la altura de mi sexo, más fluidos empezaron a brotar de el.

Sin ninguna timidez me lo empezó a comer. Sentir su lengua ahí era el mayor de los placeres que podía experimentar. Notar como lamía cada parte de mi coño.

No pude evitar poner mi mano detrás de su cabeza y hacer un poco de presión. Era tanta la excitación que no tarde en correrme en su boca.

Esa noche prácticamente no dormimos, entre besos y conversaciones.

Para mi, ese día empezó verdaderamente nuestra relación. Hubo muchos más como ese y ojalá no cesen nunca.