Cadena De Tragedias 12
Entré corriendo al cuarto aventando por todos lados mi ropa, y cuando comencé a buscar el vestido sentí unas manos abrazarme por detrás.
>>>Fernanda<<<
Llevo ya varios meses haciendo guardias en las ambulancias y por fin ya estoy en los primeros meses del tercer año de la carrera rotando por los hospitales. Sí, la primera guardia fue horrible, no por el cansancio, sino por haber tenido que enfrentarme a la muerte así tan inesperadamente, nunca olvidaré el nombre de la primer persona que se me murió en los brazos: Diana. Karla me ayudó mucho, fue un gran apoyo ese día después de la primera guardia, que dicen que la primera siempre es la peor.
Aunque no llevo tanto tiempo viendo pacientes ya he podido acostumbrarme más a atender pacientes, y ver tantos durante las guardias me ha ayudado mucho para mis clases, aunque sinceramente me canso un poco.
Es jueves y hoy no me toca guardia en la ambulancia hasta el lunes, aunque mañana sí tengo que hacer guardia en el hospital en el servicio de urgencias, y será la primera guardia que me toca en ese servicio, espero no esté muy pesada. Estábamos terminando la clase de cardiología y me disponía a salir del hospital, cuando uno de mis amigos me detuvo.
Gerardo: ¡Fer! ¿Has escuchado?
Fer: Si no me das más información no sé de qué hables jaja, aun no puedo leer mentes.
Gerardo: Jajaja, disculpa, es que yo estoy rotando por el servicio de urgencias y escuché a unos residentes decir que mañana en la noche probablemente íbamos a tener muchos pacientes. ¿Tú haces guardia mañana, no?
Fer: Sí, pero ¿por qué vamos a tener muchos pacientes?
Gerardo: Porque aparentemente va a haber una fiesta masiva en casa de uno de esos ricachones de la ciudad, y sabes que esas fiestas nunca terminan bien. Así que estudia mucho cómo tratar intoxicaciones por alcohol y drogas, mañana vamos a practicar mucho! ¡Y seguro vamos a suturar muchas heridas!
Fernanda: No puedo creer que te emociones tanto con la idea de que la gente se accidente para que puedas practicar. Mejor esperemos que esos muchachos tengan una fiesta moderada y solo nos lleguen urgencias reales. No caprichitos de adolescentes irresponsables.
Gerardo: Tienes razón, no es que quiera que les pase algo, no debí decirlo así, disculpa. Oye, hablando de otras cosas, ¿la guapísima de tu novia viene hoy por ti? ¿No te ha dicho si ya me va a presentar a alguna de sus amigas?
Fernanda: Jajaja eres un caso perdido, sí, viene por mí, y no, no te va a presentar a nadie. Tiene mucho trabajo como para estar buscándote pareja. Ya no molestes jaja, ya me voy. Nos vemos mañana - Salí del hospital y afuera me estaba esperando Karla.
Karla: Hola mi vida. – me besó como solo ella sabe - Vamos por tus papás, hoy los llevaré a cenar.
Fernanda: Gracias amor, con gusto, tengo tanta hambre que podría comerme una vaca.
Karla: Jajaja, ay hermosa, de verdad no sé en dónde te cabe tanta comida, tú comes y comes pero nunca engordas, ¿cómo le haces?
Fernanda: Es que gasto mis calorías pensando y estudiando.
Karla: ¿Me estas diciendo que yo no pienso? – dijo entre molesta y divertida.
Fernanda: Jajajaja, no mi amor, no quise decir eso, pero es que… de verdad, estudiando mucho se agotan las calorías, además de que sabes que sí hago ejercicio.
Karla: Sí, solo tú te levantas a las 4 de la mañana a hacer ejercicio. No sé de dónde sacas tanta energía si te duermes tardísimo, y eso si es que duermes – nos subimos en el auto y fuimos riendo y platicando de todo nuestro día.
Llegamos al departamento de mis papás y fui a mi habitación a cambiarme de ropa mientras mis papás se preparaban para salir. La verdad es que Karla se ganó a mis padres desde la primera vez, siempre tan atenta y amable. Cuando salí de mi habitación vi que mis padres estaban muy formales.
Mamá de Fer: Hija, perdón, te metiste tan rápido que ya no te dijimos, en nuestro cuarto hay una cajita con un vestido que tu padre, Karlita y yo te compramos, quisiera que te lo pusieras para ir a cenar.
Fernanda: Claro, pero… ¿Por qué?
Papá de Fer: ¿En serio tan despistada eres, hija? Es nuestro aniversario. Te aprendes todos esos libros y no te aprendes el aniversario de tus viejos.
Fernanda: ¡Mierda!
Mamá de Fer: Hija, esa boquita.
Karla: Jajaja ay amor, perdona, pensé que sí te acordabas, por eso ya no te dije nada. Anda, cámbiate, tus papás se adelantan al auto y yo te espero.
Fernanda: Voy – rayos, cómo pude olvidar el aniversario de mis padres, no olvido mi cumpleaños porque Karla me lo recuerda. Entré corriendo al cuarto aventando por todos lados mi ropa, y cuando comencé a buscar el vestido sentí unas manos abrazarme por detrás.
Karla: De verdad no entiendo cómo tienes un cuerpo tan perfecto comiendo así como lo haces – y acarició mi abdomen y besó mi cuello, hice para atrás mi cabeza descansado sobre ella, puse mis manos sobre las suyas y me giré para besarla.
Fernanda: Tú a mí no me engañas, querías que mis padres se fueran para poder venir a besarme. – y la volví a besar.
Karla: Deberías ser detective en lugar de doctora, serías muy buena – aprovechando que yo ya me había girado ella llevó sus manos a mis nalgas y las apretó con fuerza – no sabes cómo me muero de ganas de hacerte el amor otra vez.
Fernanda: Pues… mis papás pueden esperar un rato más – nos abrazamos y nos fundimos en un beso lleno de amor, pero bruscamente se separó - ¿Qué?
Karla: Es de mala educación dejar a tus padres esperando, anda, vamos.
Fernanda: ¡¿Karla, en serio me vas a dejar así?! – salió riéndose, sí, me dejó caliente, cómo le gusta provocarme, algún día me vengaré de todas las que me ha hecho.
Terminé de cambiarme y bajé para encontrarme con mi novia y mis padres que estaban en el asiento de atrás. Me senté enfrente y me puse el cinturón de seguridad. Karla puso su mano en mi rodilla que quedaba descubierta por el vestido y me regaló una mirada muy dulce.
Karla: Te ves hermosa. Vamos.
Llegamos a un restaurante muy elegante, Karla se adelantó a dar su nombre pues la reservación estaba a su nombre. Ni mis padres ni yo habíamos entrado nunca en un restaurante así de lujoso, así que supongo que esa cena era el regalo de aniversario de Karla para mis padres. Los cuatro conversamos durante toda la cena, toamos vino, comimos langosta y otros platillos extraños para mí, me sentía como en un sueño, y no por el lugar, sino por el ambiente que se generaba siempre que estábamos los cuatro como una pequeña familia.
Karla: Quisiera hacer un brindis por la pareja más hermosa que he conocido en toda mi vida y felicitarlos por su aniversario número 25, así como agradecerles también que hayan hecho a esta hermosa mujer de la que me enamoré.
Todos: ¡Salud!
Mamá de Fer: Hija, porque quiero que sepas que te consideramos parte de nuestra familia, no tengo palabras para agradecerte lo bella te que has portado siempre con nosotros y con nuestra hija. – le dijo a Karla
Papá de Fer: Y gracias por ayudarnos a alimentarla, que apenas y nos sale el gasto para llenarle la barriga.
Fernanda: ¡Papá! – y todos reímos muy a gusto.
Karla: Hablando de familias, mi padre habría querido estar aquí pero tuvo que salir del país a ver unos casos que le encargaron – la mamá de Karla murió cuando la dio a luz, así que jamás la conoció mas que en fotos. – pero el show debe continuar así que… Fer. – estiró su mano y tomó la mía, noté que temblaba – esta cena tiene dos motivos, el primero era para festejar a tus padres, el segundo… - ay dios mío, estoy soñando – hace ya un poco más de 4 años te acercaste a mí para hacer algo que nadie nunca había hecho, robaste mi corazón y desde el primer día te amé con locura y supe que te amaría para siempre. Le he pedido tu mano a esta adorable pareja que está de testigo frente a nosotras, y accedieron siempre y cuando tú lo quisieras, así que debo preguntarte – tomo un gran respiro y al fin lo dijo - ¿Me harías la mujer más feliz del mundo y te casarías conmigo? – sacó debajo de la mesa una pequeña cajita negra que al abrir tenía un hermoso anillo de compromiso, era perfecto, pequeño, delgado y con una hermosa joya que no sabría describir justo en el centro, nada ostentoso pero tan simple que era perfecto.
Mi corazón se detuvo en ese momento, nunca lo vi venir, me invadió una felicidad indescriptible en ese momento, miré a mis padres que me veían con lágrimas de felicidad en los ojos y la mirada llena de amor, ansiedad y pánico en el rostro de quien sería mi futura esposa. No se cuánto tiempo me quedé contemplando esa escena.
Karla: ¿Amor? Di algo, me está matando tu silencio.
Fernanda: Sí, sí quiero casarme contigo – inmediatamente todas las mesas de alrededor en el restaurante empezaron a aplaudir y silbar festejando mi respuesta, no me había percatado de que todo el mundo estaba atento a lo que sucedía en mi mesa. Mis ojos se llenaron de lagrimas y Karla se levantó para acercase a mí y besarme con tanto amor que si en ese momento me hubiera muerto habría muerto como la mujer más feliz del mundo.
Karla: No sabes lo feliz que me hace tu respuesta, mi amor. – tomó mi mano y colocó en mi dedo anular el anillo, que ajustó a la perfección. – lo mandé hacer así de pequeño para que no te estorbe en tus guardias de la ambulancia o del hospital – se limpió sus lágrimas con un pañuelo que le obsequió mi padre – pero entiendo si por reglamento o seguridad te lo debes quitar, entonces también mandé a hacer esto – y debajo del anillo sacó una delgada y fina cadena de plata y la puso en mi mano – para que lo cuelgues en tu cuello y sepas que siempre estoy contigo. – cerró mi mano y la besó.
El restaurante nos obsequió una botella de champaña y brindamos todos por el compromiso. Después de la euforia hablamos de cómo planearon todo mis padres y ella, y que lo mejor sería dejar la boda para cuando terminara la carrera, después de hacer mi examen profesional o terminar el año de servicio social, para no distraerme con los detalles de la boda, estuve de acuerdo, me bastaba con saber que Karla quería pasar el resto de su vida conmigo así como yo con ella.
Karla: Y bueno, ahora el regalo de mi padre para mis suegros – extendió un sobre y se lo dio a mi papá.
Papá de Fer: ¿En serio? Comienzo a sentirme mal de tantas atenciones.
Karla: Para nada, no todos los días cumplen 25 años de casados, acéptenlo por favor. Fer me comentó en alguna ocasión que ustedes siempre quisieron visitar Europa. – abrí grande mis ojos, hasta yo estaba sorprendida. – un cliente muy satisfecho con el trabajo que hizo mi padre para que ganara millones se portó muy generoso, así que se irán de viaje a Europa por 1 mes, todo pagado. – mi mamá se llevó la mano al pecho y me espanté un poco.
Fernanda: Mamá, ¿estás bien? – su cara de sorpresa y felicidad me hicieron tranquilizarme.
Mamá de Fer: Claro que sí hija, solo que me sorprendió mucho, casi tanto como cuando nos pidió tu mano.
Karla: ¿Eso significa que aceptan irse de viaje, cierto?
Mamá de Fer: Pero… ¿quién le preparará de comer a mi niña?
Fernanda: Jajaja, ay mamá, te están regalando un viaje a Europa por un mes y a ti te preocupa cómo me voy a alimentar, eres increíble, pero ya estoy grande, me puedo preparar mi propia comida.
Karla: Ustedes quédense tranquilos, yo me encargaré de que esta comelona no se nos muera de hambre. En ese caso… - miró su reloj – el auto debe estar pasando por ustedes justo ahora.
Papá de Fer: ¿Cómo, tan pronto, y nuestras cosas?
Karla: Ya les dije que de eso no se preocupen, ya está todo listo, mi papá se puso muy guapo con su regalo, me dijo que era lo que él hubiera hecho con mi mamá – mis padres se levantaron y la abrazaron. Amo a mi familia, es lo mejor que me ha pasado en la vida.
En pocos minutos llegó el auto que los llevaría al aeropuerto, y mi prometida y yo nos subimos a su auto. Mi cara me dolía ya de tanto sonreír.
Karla: ¿Estás feliz?
Fernanda: Inmensamente. - Me sonrió y encendió el auto, manejó hacia mi casa y se bajó conmigo.
Karla: Guarda tu ropa, este mes te vas a quedar en mi departamento conmigo – no me hice del rogar, la verdad es que siempre que hacíamos el amor era un fastidio tener que vestirnos para que me fuera a dejar a casa de mis padres. La verdad es que no nos gustaba hacerlo cuando había alguien más en casa, por lo que en mi casa nunca podíamos estar juntas. Hice mis maletas y pronto llegamos a su departamento, lo había comprado apenas hace 3 meses y era precioso.
Bajamos las maletas y sin pensarlo dos veces bajó el cierre de mi vestido, permitiendo que este cayera completamente al suelo, hice lo mismo con el de ella y nos quedamos en ropa interior, siempre me gustó su cuerpo. Fuimos hasta su habitación y me puso boca abajo en la cama, se sentó sobre mis glúteos y desabrochó mi sostén y liberó mis pechos, sacó ese aceite que tanto me gusta y lo puso en toda mi espalda, me empezó a hacer un masaje tan relajante que por un momento creí que me quedaría dormida, pero sabía que ella no lo permitiría.
Sus suaves manos pasaban por toda mi espalda y al pasar cerca de mis senos se detenía a acariciar lo que podía, ya había empezado, siempre le gustaba hacer eso antes de hacerme el amor. Se deslizó hasta mis pies y se sentó ahí para seguir masajeando mis nalgas y mis piernas, terminó por quitar mis bragas y dejarme completamente desnuda.
Pasaba sus manos por todo mi cuerpo, al llegar a mis nalgas, metía un poco más sus manos entre mis piernas y comenzaba a acariciar mi sexo, yo ya estaba muy prendida para ese entonces y ella puso notar mi excitación. También escuchaba como su respiración se hacía mas fuerte, se acercó a mi oído.
Karla: Si supieras cómo me excita tocarte, no tienes idea de cómo me tienes. – puso sus manos en mi cadera y la haló para arriba, siempre que hacía eso era para que me pusiera en cuatro, y así lo hice. Ya estando de rodillas se acercó a mi sexo y al sentir su lengua solté un largo gemido. Siguió atacándome con su lengua hasta que sentí que perdía el control, necesitaba sentirla adentro.
Fernanda: Ya mi amor, por favor, te necesit… ahhh – sentí como de golpe me introducía tres dedos y eso me volvía loca, con su otra mano se apoderó de uno de mis senos y comenzó a apretar mi pezón que estaba duro como roca, mientras que ayudada de su cadera, hacia movimientos para meter y sacar sus dedos de mi interior, mis gemidos se hacían más intensos, mientras estaba dentro movía sus dedos haciéndome sentir más placer hasta que exploté en un orgasmo que hizo que mi cuerpo se levantara, y aprovechando esa posición Karla me besó los hombros y el cuello mientras caíamos en la cama.
Sacó sus dedos y los llevó a su boca para chupar todos mis flujos restantes en su mano y luego pasó su mano por sus senos (no me fijé en qué momento se había retirado toda su ropa) y se acarició sensualmente, ella sabía que eso me provocaba muchísimo y no pude resistirme a subirme en ella, mi boca se fue directo a sus pezones que me fascinaban y estuve dándoles amor por un rato, hasta que un movimiento de caderas me indicó lo que ella quería.
Bajé hasta su sexo que estaba completamente depilado e hice círculos con mi lengua sobre su clítoris, tomó mi cabeza y la empujó más hacia ella para hacer más intenso el contacto, sentir su humedad y su sabor era como una droga para mí, siempre quería más, puse uno de mis brazos alrededor de su pierna para agarrarme bien y con la otra introduje mi dedo índice y el medio en su vagina, y el meñique por su orificio de atrás, que entró con mucha facilidad por todo lo que había lubricado, mientras seguía devorando su clítoris y jugando con mi lengua, sus movimientos y sus gemidos me confirmaban que lo estaba disfrutando muchísimo, hasta que finalmente su espalda se arqueó y terminó con un gran orgasmo que la dejó agotada. Nos acomodamos en su cama, me abrazó fuertemente y nos quedamos dormidas.
Al otro día sonó mi celular y me despertó, sentía los brazos de Karla abrazándome por la cintura y con mucho pesar contesté.
Fer: ¿Quién? – ni me fijé quien había marcado.
Gerardo: ¿Fer, dónde estas? ¿No se te olvidó que tenemos examen de patología, verdad? El examen es la siguiente hora.
Fer: ¿No se supone que es a las 10?
Gerardo: ¿Ya viste la hora? – miré el reloj y decía que eran las 8:50
Fer: ¡Joder, no puse la alarma! – me levanté corriendo y gritando que hasta Karla se despertó asustada, solo salí corriendo hacia la ducha para bañarme lo más rápido que pude, apenas y me sequé y me puse mi uniforme cuando Karla ya estaba lista para llevarme, me puso comida para llevar y salimos hacia el hospital, iba terminando de vestirme y peinarme en el auto hasta que escuché que Karla se ahogaba en risas.
Karla: Jajaja, si todos los días voy a despertar con la imagen de mi mujer corriendo desnuda por el cuarto no puedo esperar a que vivas conmigo.
Fer: Jajaja me puse un tremendo susto, si Gerardo no me marca me hubiera levantado hasta medio día. ¿No hay problema en tu trabajo? También vas tarde.
Karla: No pasa nada, avisé que llegaría un poco tarde. Te puse un poco de comida extra para tu guardia, hoy te quedas en urgencias si no mal recuerdo.
Fer: Sí, me quedo esta noche, dicen que va a estar un poco intenso porque aparentemente hay una fiesta masiva y siempre hay accidentes en eventos así.
Karla: Esperemos que esos chicos se diviertan sanamente y no tengas tanto trabajo, aunque lo que sea podrás con ello. – Llegamos al hospital y nos despedimos con un beso. Apenas y llegué para presentar el examen.
El resto del día estuvo muy tranquilo y a las 3 de la tarde empecé mi guardia en el servicio de urgencias, había uno que otro paciente y al ser estudiantes solo nos pedían cosas sencillas como hacer historias clínicas o tomar laboratorios, cuando se calmaba un poco el servicio algún médico interno o residente nos explicaba algún tema, pero si llegaba algún otro paciente le dábamos prioridad.
Cerca de las 11:30 de la noche llegó un muchacho que venía de la famosa fiesta de ese colegio de ricos, aparentemente se había cortado la mano con una botella y necesitaba suturas, así que me dejaron suturarlo a mí ya que no era una cortada muy grande. Estuve platicando un poco con el muchacho para distraerlo de los piquetes y los puntos de sutura, hasta que detrás de mí entraron los urgenciólogos con una chica que aparentemente venía intoxicada con alcohol y traía unos golpes en la cara.
Terminé de suturar al chico 10 minutos después y se fue para que le dieran su nota de alta, mientras me acercaba para ver cómo atendían la intoxicación de la chica, pero me distraje porque afuera en la sala de espera había mucho ruido porque aparentemente alguien se estaba peleando, iba a salir a ver pero el jefe del servicio me detuvo y salió a calmar las cosas. Quería ir a revisar a la chica, pero tenía visita así que no quise interrumpir. Me quité los guantes y me lavé las manos para poder comer un refrigerio.
Gerardo: ¿Estoy viendo lo que creo que estoy viendo? – dijo Gerardo con mucha emoción.
Fer: Sí, me lo pidió ayer y no dudé en aceptar. – dije muy feliz.
Gerardo: ¡Felicidades Fer! – me abrazó fuertemente – ahora entiendpo por qué te quedaste dormida ehh picarona - dijo dándome codazos - ¿y cuando es la fiesta?
Fer: Jajaja, tranquilo, será hasta que nos graduemos, pero ella ya no quería esperar para formalizar el compromiso.
Gerardo: Me alegro mucho por ti, de verdad. – seguimos platicando mientras comíamos, hasta que llegaron más urgencias. Fue una gran noche para aprender. El sábado por la mañana al terminar la guardia, Karla pasó por mí y no salimos de su habitación en todo el fin de semana.