Cadena de favores - La fiesta
Solo tenía que masturbarse entre mis pechos, eso era lo previsto. Pero tener esa polla dura como el hierro entre mis tetas me puso muy cachonda y, lo que era solo una paja, acabo siendo un extraño juego sexual entre tres.
Voy a continuar contándoos las aventuras que a mi marido (Gabriel) y a mi (Mónica) nos ocurrieron el año pasado mientras vivimos en la capital. Desde que nos instalamos nos habían sucedido distintos episodios, provocados por nuestro afán de conseguir ciertos favores. Nos dimos cuenta que en estos ambientes se pueden conseguir muchas cosas si cumples las fantasías de los que más tienen.
Había pasado casi un mes de la orgia con los cuatro amigos (ver cadena de favores-reunión anual 2), donde me dejaron el culo cedido y el coño bien lleno. Las relaciones sexuales con mi marido desde entonces eran más bien pocas, pero nos excitaba hablar de lo que nos había sucedido, el compartir sexo con otras parejas, como me habían sodomizado entre cuatro, la aventura con el sobrino y tía. El sexo con otros pero compartiéndolo entre nosotros. A Gabriel le gustaba oírme contar mi orgia con los amigos de Pedro, y yo fantaseaba como él fornicaba con la siliconada de Carmen frente a la ventana. El sexo entre nosotros estaba cambiando, nos divertía mas practicarlo con otras personas.
Nosotros seguíamos con nuestros quehaceres diarios, mi tienda estaba lista y Gabriel perfilaba su colaboración como consultor de diversas empresas. Nos hacía, solamente, falta estar más introducidos en ciertos habientes, que para gente como nosotros son difíciles de alcanzar. Y las fiestas son un lugar estupendo.
Así fue como nos enteramos que Doña Clara una prestigiosa diseñadora, dueña de una popular marca de ropa organizaba una fiesta de alto postín en una de las mansiones de nuestra urbanización, a ella iban a acudir gente famosa y muy importante del mundo de los negocios y de la moda. El acudir a la fiesta, tenía dos objetivos prioritarios, para Gabriel, encontrarse con Araji, director una de las consultoras japonesas de tecnología más importantes del mundo, con la que quería colaborar. Por otra parte, para mí, conocer a Doña Clara, la anfitriona, y poder hablar con ella para conseguir cierta exclusividad de sus diseños en nuestra tienda.
Así que para acudir al prestigioso acontecimiento, usamos los favores que nos debían Pedro y Ana, después de la famosa orgia (ver reunión anual 1 y 2) y del primer episodio (ver el traslado) nos lo debían. Pedro y Ana cumplieron su palabra y se las ingeniaron para que nos invitaran. Y allí nos presentamos.
Elegir el modelito para la fiesta fue toda una odisea, me incline por algo que resaltara mi mejor arma, mis pechos (talla 120) y disimulara mi peor parte, mi culo y mi estatura (1,63 m), para ello opte por una camisa beige ajustada, atada por detrás de mi cuello con un gran escote en V que permitía entrever con claridad el lateral de mis masas pectorales y dejaba a la imaginación del más tonto el gran volumen de la parte de mis tetas que quedaba tapada. Al llevarla sin sujetador, el contorno de mis pezones s distinguía al detalle. Para complementar me coloque un collar corto de perlas del cual descendía una tira de oro justo hasta el canalillo. En la parte de abajo utilice un pantalón sencillo rematado con un gran cinturón y para terminar y con el fin de aumentar mi altura use los tacones de aguja más altos que encontré. Desde luego no era lo más cómodo, pero, para una mujer de 33 años con mi físico, eran buenos argumentos para llamar la atención.
Gabriel iba muy guapo, había comprado un traje de lino color crema y una camisa blanca. Sus anchas espaldas y su 1,90 m le conferían un aspecto muy varonil.
Llegamos a la mansión de doña Clara acompañados por Ana y Pedro que tenían que presentarnos a las personas en cuestión. La reunión era un completo ir y venir de modelos, diseñadores, hombres de negocios, artistas, presentadores de TV, frikies, políticos y algún famosillo de segunda clase. Toda una fiesta top glamour. Las mujeres y en especial las modelos iban vestidas elegante y provocativamente, transparencias, escotes delanteros y traseros, mini faldas muy minis; yo casi pasaba inadvertida en esa jungla. Pero era magnifico estar entre ese tipo de gente, me excitaba rodearme de personajes conocidos.
Vamos Ana tenemos que encontrar a Doña Clara, dije yo nada más entrar.
Espera todo a su tiempo, relájate. Mira que montón de tíos buenos y jóvenes hay por aquí.
Después montamos una orgia, pero lo primero es conocerla a ella. Mira allí esta.
Eres bastante pesada. Vamos te la presentare, pero no te hagas ilusiones es una persona muy fría y antipática.
Clara, Clara. Llamo Ana a la anfitriona.
Anita, cariño, como me alegro de verte. Dijo antes de propinarle dos besos. Muac, Muac.
Te voy a presentar a mi nueva vecina, está viviendo en casa de mis padres, ellos se han ido todo el año a la casa del norte. Se llama Mónica y está en el mundo de la moda.
Hola Mónica. Vaya, ¿Esas tetas son naturales?
Si. ¿Por qué?
Madre mía, cariño deben de pesar de lo lindo. Como te vea mi marido no se va a separar de ti en toda la noche. Con lo que le gustan las tetonas. Pero no le hagas caso es muy pesado.
Anita, y tu madre, ¿Cómo esta? Le pregunto a mi amiga mientras la agarraba del brazo y se separaba unos metros de mí.
Hasta que volvió Ana, me quede como una boba, esa señora, de la que pretendía fuera mi colaboradora, solo se había preocupado por mis pechos y no me había dejado ni hablar.
Te lo dije, es muy antipática. Pero no te desanimes, no era esa la puerta de entrada. Te voy a presentar a Tato, su secretario personal. El te organizará una reunión con ella. No debe andar muy lejos. Mira allí esta.
Nos dirigimos hacia un hombre moreno, alto de unos 40 y tantos, muy guapo y elegante, pero esa elegancia funcional, me recordaba su estilo al del cantante Miguel Bose.
Hola Tato.
Ana, ¿Qué tal? ¿Cómo estás?
Muy bien, disfrutando de esta magnífica fiesta. Una vez más te has superado con la organización.
Ya sabes cómo es Clara. Todo debe ser perfecto.
Te presento a mi amiga Mónica.
Me dio un par de besos muy cercanos a la boca y me dedico una sutil sonrisa.
Tato tienes que hacerme un favor, tienes que conseguirle una entrevista con Clara. Mónica ha abierto tres tiendas de alta costura y necesita vuestro apoyo.
Ana, sabes como esta de ocupada es muy difícil hacerlo.
Por favor Tato, hazlo por los viejos tiempos.
Deje que mire la agenda y te digo algo.
No, Tato. Ahora que te conozco y luego tengo que ir detrás de ti.
De acuerdo, venid conmigo al despacho.
En ese momento, Gabriel desde el otro extremo de la sala me hacía gestos de que me acercara.
Disculpadme, ahora vuelvo, les dije a Ana y Tato.
Gabriel estaba con los japoneses.
Señor Araji, le presento a mi esposa, Mónica.
Encantado señora.
Estuve unos minutos con ellos hasta que Ana vino a rescatarme, durante ese momento no abrí la boca y solo notaba como de manera descarada el japonés me miraba las tetas y cuando cruzábamos las miradas me sonreía y agachaba la cabeza.
¿Qué haces? Te están esperando en el despacho. Sube por esas escaleras, es la segunda puerta a la izquierda. Dijo Ana agarrándome del brazo
¿Algún consejo?
Ofrécele parte del negocio, es una persona muy ambiciosa.
No, no me gusta tener socios. ¿No hay otra opción? ¿y si me lo follo?
Con mucho cuidado, Tato es bisexual. Y tú no eres su tipo. Te puedo asegurar que lo ha probado todo. Tranquila Habla con él. En cuanto acabes me comentas como te ha ido y ya veremos.
Me dirigí al despacho de Tato, en la primera planta; era una habitación grande con muebles muy modernos, puramente fashion.
Pasa, Mónica. Siéntate.
Gracias.
Cuéntame, ¿Qué quieres hablar con ella?
Le explique mi proyecto de introducir sus prendas en mis tres tiendas y espere su respuesta.
¿y crees que eso es rentable? Querida te equivocas, eso puede servir para trabajar pero no para ganar dinero.
Lo tengo bien estudiado y creo que es realmente rentable. Lo único que necesito es tener el apoyo de vuestra marca.
Como sabes Doña Clara tiene una agenda muy intensa y reunirse con ella es bastante complicado, pero al venir con las referencias de Ana, hare un esfuerzo. ¿Qué te parece dentro de seis meses?
¡Seis meses! Es mucho tiempo, perdería la temporada.
Pues no tengo otras fechas. Lo siento.
Me levante de la silla, me incline para apoyar las manos sobre la mesa de despacho y dejar todo mi escote delante de sus ojos, el tenía una vista perfecta de mis pechos colgando a menos de medio metro.
Quizá, podrías adelantarlo para sellar nuestra nueva amistad. Le dije en el tono más sugerente que pude.
Guapa, te equivocas si crees que por dos tetas voy a cambiarlo. ¿has visto lo que hay en la fiesta? La mitad de esas modelos me las he tirado y la otra mitad lo están deseando, solo tendría que salir ahí y pedírselo a una de ellas; y no sabes lo que son capaces de hacer.
No creo que ninguna de esas niñatas pueda hacerte lo que yo soy capaz de hacer con estas tetas.
He estado con mujeres de todos tipos, con pechos pequeños, medianos y grandes y poco me sorprende ya. Así que ahórrate la escena de la putita y vete a casa, tu marido te estará esperando. Nos vemos en seis meses.
Te voy a proponer algo si te hago una cubana y te corres en menos de 3 minutos me adelantas la cita no mas tarde del mes que viene. ¿aceptas? No pierdes nada. De lo contrario no hace falta ni que te molestes en prepararme esa reunión.
Veo que eres muy buena negociadora. Me gusta. De acuerdo, vamos a probar tu producto.
Siéntate en el sofá y deja que me prepare.
En la parte derecha de la habitación se encontraba un sofá y dos sillones; en uno de ellos se sentó Tato y yo fui a un cuarto de baño que había en la parte opuesta. Me quite toda la ropa, dejándome puesto solo, el collar, los tacones y el ancho cinturón. Estaba algo nerviosa, pero confiaba en que mis melones hicieran un buen trabajo. Encontré un tubo de vaselina en uno de los armarios y me unte por completo los pechos y en especial el canalillo, esto dio un destacado tono brillante a mi gran busto. Me mire por última vez en el espejo y me dije.- estas estupenda. Tato hablaba por el móvil cuando entre de nuevo al despacho y le deje ver mi cuerpo totalmente desnudo. Me acerque a él con sensual paso para excitarlo con mis movimientos, me coloque a cuatro patas sobre la mesa que había delante de él y me lleve la mano al coño, masturbándome con movimientos de mi pelvis adelante y atrás. Él, sin dejar de hablar por el móvil, acerco la mano para sobarme una teta, la que presiono con fuerza, para acabar agarrando y pellizcando el pezón con intensidad, sin miramientos, causándome daño, pero aguante y ni siquiera hice una mueca de dolor.
Tato me hizo un gesto con la mano señalando su entrepierna. Me coloque de rodillas delante de él, le quite el cinturón y le baje los pantalones hasta los tobillos para descubrir un fantástico paquete que rápidamente libere de su calzoncillo. Apareció una buena polla de tamaño medio y bastante gruesa, mis preámbulos habían surtido efecto y estaba morcillona. Se la unte de vaselina y con las dos manos empecé a masturbarle para ponerla a tono. Mientras, oía lo que hablaba con su interlocutor telefónico.
No te preocupes, ya buscare yo algo. Habrá alguien mañana para entretenerlos. Te dejo que estoy reunido, luego te busco. No tardo, la reunión, según me han dicho no debe durar más de tres minutos. Ciao.
Por un momento mientras continuaba concentrada masturbándole se hizo un silencio absoluto que Tato acabo rompiendo.
Bien zorrita, a partir de ahora tienes 3 minutos. Dijo dejando su reloj sobre la mesa.
Su polla estaba erecta, con uno de mis pezones empecé a jugar con su rojo capullo, que acabe envolviendo entre mis tetas y empecé a darle un masaje golpeándolas lateralmente. Su verga se puso muy dura, como una piedra; era el momento. Le cogí las manos se las puse sujetando mis senos y mientras me movía hacia los lados le lamia la punta de su pene.
Ohh. Bien, sabes hacer tu trabajo zorra. Veo que a todos los que te han follado habrán empezado por tus tetas.
Cambie de tercio, no me quedaba mucho tiempo y estaba muy cachonda. Sujete bien mis turgentes peras deseosas de follarse ese pedazo de hierro y con delicados movimientos hacia arriba y hacia abajo las desplazaba ayudadas por la vaselina primero, despacio, buscando la mejor posición.
¿te gusta? Le pregunte
Sigue, lo haces como una autentica puta de lujo.
Prepárate, te voy a volver loco.
Incremente poco a poco la velocidad. Las tetas engullían su polla que quedaba totalmente cubierta, tapada, sin poder salir, envuelta por mis prominentes bultos, en todo su perímetro. La sentía muy dura, llena de energía, resbalando entre mis tetas. Eso me ponía sumamente cachonda.
Quiero que me folles. Le dije. Quiero tener dentro esa polla.
Eres una buena puta con las tetas, pero esta polla no está hecha para el coño de una zorra sin clase como tú.
Follame por favor, follame, reviéntame, párteme en dos.
Ahh, ahh, no, no, sigue moviéndolas, sigue como lo estás haciendo.
Él comenzó a moverse buscando mas contacto y se unió a mis movimientos de arriba-abajo, buscando como un desconsolado el roce con mis turgentes carnes.
Guarra, ahí va eso, me corro, me corro, Dios mío. Exclamo mientras eyaculaba sobre mí.
Me dejo totalmente cubierta de leche que salió con tanta fuerza que me llego hasta manchar la cara y el pelo. Yo aproveche para limpiarle las últimas gotas con mis pezones. Estaba muy caliente, notaba mi coño abierto, pidiendo que le metieran algo. Me volví a poner a cuatro patas sobre la mesa y me lleve la mano buscando mi clítoris. Él se levanto y se subió los pantalones.
Bueno cariño, de verdad tenias razón eres muy buena manejando las tetazas. Nunca me habían hecho algo así.
Estoy muy caliente.
¿quieres que te abra el coño?
Se levanto y de uno de los cajones de la mesa trajo un cilindro de gran diámetro y me lo metió por el coño. Mientras me palmeaba con fuerza las nalgas, una y otra vez, hasta hacerme daño, pero una vez mas ni siquiera me queje.
Vaya culo de gorda tienes.
Sigue, mételo hasta el fondo. Lo metía muy despacio y me gustaba tenerlo dentro.
¿te has lavado el culito, mona?
No veras uno tan limpio en toda la fiesta.
Se chupo el dedo y me lo metió en el ano demostrando un gran manejo, bordeando el contorno anal hasta penetrarlo con suavidad hasta el fondo. Con la otra mano me agarraba una de las tetas que colgaban en todo su esplendor. Ahora estaba bien cubierta, mi mano en el clítoris me proporcionaba el mayor placer y la excitación de mis dos agujeros cubiertos estaban a punto de producirme un orgasmo, cuando oímos golpear la puerta. Se abrió.
Se puede, ¿Mónica?
¡Gabriel!
Te estaba buscando, me dijo Ana que te encontraría aquí. Pero veo que te estás divirtiendo sin mí. Imagino que podre participar. Añadió mientras se bajaba los pantalones.
Ante la mirada de sorpresa de Tato, Gabriel se desnudo dejando a la vista su 28 cm de miembro.
Métemela, estoy cachonda.
Vaya pollaza, pero no va a ser para ti mona, esa la quiero para mí.
¿Qué dice este? Dijo Gabriel.
Nunca has probado un culo de tío. Pues hoy va a ser tu primera vez.
Le hice una seña a Gabriel para que no dijera que no. Tato le agarro la polla, le dijo que se sentara en la mesa del despacho y antes de empezar a chupársela me ordeno.
Putita, cómeme el culo.
Me situé detrás de Tato que encorvado le lamía el rabo a mi marido, le abrí las nalgas y se lo comí sin reparos. Todo esto me ponía más cachonda aun, ver como se la chupaba a mi marido otro hombre.
Cuando Tato vio que estaba listo, se unto de vaselina el su agujerito trasero.
Si quieres que te folle mi marido tienes que darme gusto a mí también, no pienso estar mirando como una tonta.
Muy bien putita, siéntate aquí. Dijo mientras apartaba las cosas de la mesa de juntas. Hoy vais a aprender muchas cosas.
Me tumbe sobre la mesa y Tato sin pensárselo me la metió, mientras a su espalda Gabriel le introducía la verga. Estuvimos un rato así, los tres ensartados uno por el otro. He de reconocer que no era la mejor penetración de mi vida, pero lo excitante era ver el conjunto, todos empujando, buscando nuestra satisfacción, me ponía en la situación de Tato pudiendo dar y recibir a la vez.
Me baje de la mesa y le di el culo a Tato, pero él era demasiado alto para mí y si era penetrado por Gabriel no podía encularme. Así que me tumbe boca abajo en la mesa, chafando mis tetas, para que el alcanzara perforarme, mis piernas no llegaban al suelo por lo que no tenia punto de apoyo para moverme, solo podía ser follada sin margen para manejar la situación. Me abrí los glúteos, me apetecía mostrarle mi jugoso coño mojado y abierto. Tato, con suma facilidad encontró el sitio donde colocarla.
Los tres gemíamos de placer cada uno a su ritmo, y como no, fue Gabriel el primero en correrse.
Ya voy, me corro.
No lo hagas dentro. Dijo Tato. Córrete encima de la zorra de tu mujer.
Gabriel se acerco, metió su polla entre mis largos cabellos y agarrándose el rabo dejo toda la leche entre ellos. Mientras Tato con el trozo de hierro que tenia por verga, me doblaba las piernas para tener mejor acceso y me la calvaba hasta el fondo.
Me envistió un rato mas, con energía, dominaba bien la situación y su intensas envestías auguraban que se iba a derramar pronto.
Te voy a dejar la lefa dentro.
Si, por favor.
No estoy acostumbrado a follarme estos culos tan blandos. Y es muy divertido.
Tato se descargo dentro de mí, hasta el final, sin dejar que cayera ni una gota fuera.
Mientras se vestía, nos invito a una nueva aventura.
Se os ve muy preparados para todo, y creo que sois lo que necesito para mañana. Ahora soy yo quien os va a pedir un favor. Los sábados Clara se reúne con las amigas, le suelo contratar un gigoló, que pasea medio desnudo por la casa y les sirve de mayordomo, ellas se lo pasan bien. Mientras el marido de clara don Ramón, tiene tertulias culturales con una rusa. Este fin de semana los habituales no pueden venir, y necesito vuestra ayuda.
Tu, dijo refiriéndose a Mónica, dale un poco de conversación y enséñale las tetas, don Ramón es un obseso de las tetas grandes. Y no te preocupes es impotente. Y tú con ese rabo, tienes el éxito asegurado. Venid mañana y lo preparamos todo.
Sin darnos tiempo a responder salió del despacho.
Tenemos que venir, necesito la reunión con doña Clara.
De acuerdo, pero el domingo nos vamos a la costa.
¿a qué?
Le has causado impresión al señor Araji y le gustaría verte en bikini y conocerte mejor. Nos ha reservado una habitación en un hotel de la playa.