Cada vez te deseo más

Ya saben que soy además de depravado, un obsesivo…, lo que no sabía yo mismo es que era tan tímido y gilipollas a veces

Esta mañana y coincidiendo con las rebajas que empezaban en uno de los grandes almacenes, hoy 01.07.2020, Marga y yo nos fuimos de compras tempranito pues luego hace mucho calor.

Acabamos de llegar a casa y corro a escribirles este relato…

Anoche fue una de las noches de más calor.

No podíamos dormir, y tuvimos inevitablemente que hacer sexo para dormir…

Hicimos un sesenta y nueve de escándalo…

No les cuento los detalles por no repetirme… Si alguien quiere más detalles que me escriba un correo.

Mientras me corría, mi imaginación había recaído en la última vez que había hablado con Maribel…

Me había imaginado sus pechitos y sus delicadas y pequeñas posaderas, que seguramente con una sola de mis manos cubriría completamente.

Es rara la noche que no hacemos sexo, a cualquier nivel.

Es rara la noche que no pienso en Maribel…

Volvamos a esta mañana…

En esta España de nuestro corazón triste y latente con sus problemas sanitarios, de rebrotes de Covid y la crisis económica que se nos viene encima, a veces se abre un rayo de luz.

Un maravilloso y deseados rayo de esperanza…

Apenas acabábamos a entrar al centro comercial, e íbamos en dirección a la sección de ropa íntima, pues teníamos el propósito de renovar nuestro vestuario…

Entre que pasa el tiempo y mi afición reciente a mandar bragas de Marga usadas y manchadas a algunos que nos las han pedido, hemos dado un bajón notable de existencias…

También mi ropa interior es demandada, aunque menos… Los fetichistas les gustan mis fotos echando leche en mis slips y lamiéndola después cuando estoy morboso.

No podía creerme lo que veía…

En aquella misma sección…, estaba Maribel…, mi Maribel…, en el departamento de ropa interior comprando braguitas de las más pequeñas, de la talla S.

Braguitas de ping y pong, como yo suelo decir.

Me encanta…, esta cosita de mujer.

Iba en pantalones cortos como Marga.

Esos dos culitos juntos, me ponían de infarto.

Uno lo conocía de sobra y el otro aun lamentablemente no…, que lastimita.

Marga me miró con picardía…

Maribel y yo nos miramos y nos saludamos...

-          Hola Maribel, cuanto tiempo sin verte.

-          Hola José Miguel, es cierto. Se os ve muy bien.

-          ¿Tu familia bien?

-          Si gracias.

-          Siento lo de tu padre, me lo dijo Mari Tere…

Como saben mis lectores, mi padre falleció hace unos meses, antes de la crisis sanitaria.

Mari Tere es otra de mis vecinas antiguas que siempre se está riendo. Su marido trabaja en un banco y nos encantaría algún día jugar los cuatro.

Les tiramos pequeñas indirectas, pero nada de nada…

El otro día los vimos paseando.

Antes de parar a hablar los cuatro Mari Tere ya estaba riendo…

Volvamos a Maribel…

No dejábamos de mirarnos.

Marga intercedió a ver si podíamos organizarnos…, o adelantar algo… Conoce de mi obsesión.

Estábamos ambos…, Maribel y yo…, en pausa forzada…

-          ¿Oye Maribel, sigues con aquel chico alto?

-          Si. Somos solo amigos. Ya sabes que soy muy especial. Aún no encontrado mi media naranja. No he tenido la suerte que vosotros habéis tenido.

-          ¿Os apetecería algún día pasar por casa y charlar vosotros dos de los viejos tiempos, y así yo conozco en profundidad a tu chico? (Marga a lo suyo…, quería merendarse la polla de aquel hombretón de paso…)

-          Por mi parte bien. Lo que ocurre, es que Mikel, ahora está en el extranjero con una beca.

-          Vaya por Dios. Que lastima. Pásate sola. No importa.

-          Genial. Estoy de vacaciones. Dame tu número…

Marga le daba el número y se hacían una llamada perdida para grabarse.

-          Nos llamamos uno de estos días Maribel. ¿Vale?

-          Si claro. Pasarlo bien.

Yo me había quedado sin palabras.

Mi obsesión me había dejado la garganta seca.

Solo pude decir…

-          Que bonitas…

Refiriéndome a las braguitas que tenía Maribel en las manos…

Qué torpeza.

Sonrió. Sonreímos. Nos despedimos.

Marga me echó una tremenda bronca.

-          ¡Cómo se te ocurre hablar de las bragas!

-          Lo siento cariño.

-          ¿Te has dado cuenta de cómo te mira?

-          Si. Bueno…

-          Esta niña quiere follarte y no te has enterado aún.

-          Ojalá.

-          Lo que siento es que su Mikel, no está y podría habérmelo montado yo con él…

-          Cuando venga, nos juntamos.

-          Una mierda…, este fin de semana, si no me llama, la llamo yo. Tú le comes este sábado su coñito…, como me llamo Marga.

Sonreí agradecido.

Espero con ansia este fin de semana.

Espero darles buenas noticias…

Joder con Maribel… Cada vez te deseo más…

PEPOTECR.