Cada mañana a las ocho 2

Se pone entre mis piernas y cogiéndome de la nuca me besa, jamás nadie me beso así, con tanta urgencia, con tanta necesidad; su boca desciende a mis labios y los muerde, los succiona, los lame

Leí de nuevo el papel de camino al trabajo.

Nerviosa me senté en mi mesa y no podía concentrarme en nada que no fuera ese papel.

Al mediodía sube al último piso del edificio y al final del pasillo veras a la derecha una puerta abierta, te espero, necesito tocar tu piel, besar tus labios sin la presión de ser visto por cualquiera.

No subire me decía una y mil veces, llego la hora, recojo mis cosas y salgo de las oficinas, salgo al pasillo y me meto en el ascensor, aprieto el bajo y no dejo de pensar en sus manos sobre mi ropa, en su mano bajo ella, en su aliento en mi cuello, en esa voz profunda despidiéndose, salgo a la calle y ese pensamiento me hunde, me detengo y siento miedo al pensar en no volver a sentirle, en que desaparezca de mi vida, de mis días, de mis mañana, que será de mi a las ocho de la mañana sin él?

Entro de nuevo, cojo el ascensor y salgo al pillo, siento miedo, pero nada comparado con el miedo que me paralizo en la calle al pensar en que desapareciera de mi vida, camino por el pasillo y efectivamente la última puerta esta entornada, empujo, dentro la penumbra me envuelve y doy dos pasos, alguien cierra la puerta detrás de mí, un escalofrió recorre mi columna vertebral, no me muevo, no hablo y entonces le siento detrás, su cuerpo como en el bus se pega al mío, su mano descansa en mi cadera, la mueve lentamente hacia mi vientre, sus movimientos son muy lentos, siempre supuse que por no atraer miradas, pero aquí nadie nos ve, estamos solos. Ahora me acaricia con ambas manos, no tiene que agarrarse, baja de mis caderas a mis muslos, tocando sobre la tela, hasta el dobladillo de la falda que sube enganchándola a ambos lados de mi cintura, noto el aire que entra por la ventana en mis muslos, con sus manos los separa y empieza a acariciar mi pubis sobre la tela de mis bragas, llega al elástico y lo elude metiéndose dentro sus dedos ahora se pasean despacio por mi rajita mojada, caliente.

-abre un poco más las piernas preciosa, déjame que te toque.

Poseída por esa voz de barítono, abro las piernas permitiéndole profundizar sus caricias, me apoyo en su pecho y noto como un dedo penetra en mi vulva, resbala por toda mi rajita y se pierde en mi interior, sus labios en mi cuello no dejan de besarme.

-hazlo pequeña, córrete en mis dedos

Dos minutos después le hago caso, un orgasmo recorre mi cuerpo dejándome jadeando entre sus brazos.

Me lleva a la mesa, el único mobiliario del sitio junto con un sillón.

-sube, siéntate en la mesa –me dice mientras saca su mano de dentro de mis bragas y las baja-

Se pone entre mis piernas y cogiéndome de la nuca me besa, jamás nadie me beso así, con tanta urgencia, con tanta necesidad; su boca desciende a mis labios y los muerde, los succiona, los lame durante mucho tiempo, luego penetra con su lengua en mi boca y busca la mía, menos mal que estoy sentada… ese hombre sabe cómo besar a una mujer.

Sus manos acarician mis muslos despistadamente, todo él está volcado en mi boca, ambos jadeamos cuando se separa de mí, se arrodilla y abriendo más mis piernas, apoya mis talones en la mesa y desciende, noto su respiración en mi sexo, me besa repitiendo el beso de mi boca, de nuevo lame, succiona y mordisquea ahora mi sexo, me mojo tanto que me avergüenza, pero él no deja de darme placer, dos minutos después me agarro al borde de la mesa y me corro por segunda vez, no para pasa la lengua una y otra vez bebiendo de mi sexo, mil temblores recorren mi cuerpo, se levanta, me baja de la mesa, me da la vuelta y apoya mis pechos en la mesa, abre mis piernas con las suyas y oigo su cremallera y al minuto su polla empuja entre los labios de mi vulva, me agarro y grito cuando de un empujón me penetra.

-sí, pequeña, que caliente estas –me dice tras un gemido-

Me penetra como un salvaje y me deshago, me agarra las caderas y arremete bombeando dentro, dentro, fuera, dentro, dentro, fuera. Cada vez que sale quiero llorar, su polla es gruesa y me llena por completo, sigue el ritmo, sus jadeos llenan la estancia, que se juntan con mis gemidos.

-no puedo más cielo

-no pares por favor.

Tras mi frase sale de mí, me asusto pensando que va a dejarme así y cuando voy a suplicar noto un fuerte empujón, muy adentro y grito, la grita y noto mi orgasmo, su semen, todo da vueltas mientras ambos nos corremos, cae sobre mi espalda y los dos intentamos volver a la tierra.

-sabía que sería así, lo supe desde el primer día que te vi con la taza en los labios.

No me conocía del autobús, procese, la primera vez… me vio en la cafetería.

-ven conmigo –me dijo-

No puedo más que seguirle, se sienta en el sillón, me arrastra con él y me sienta sobre él, me agarra de la nuca y de nuevo me besa, me besa y tira de la persiana y la luz inunda su rostro, le veo claramente por primera vez.

Como supuse tendrá unos cincuenta años, sus ojos son grandes, como el resto de sus rasgos, su boca de labios gorditos es preciosa y su nariz potente, dominando sus duras facciones, su mirada debe ser fría seguro cuando no como ahora, esta velada por el deseo. Siguió besándome y yo acaricio su pelo moreno y algo rizado, paso entre el mis dedos, es suave y estaba bien cuidado, no lo lleva muy corto pero se nota que se lo corta a menudo. El aparta el pelo de mi rostro, se ha pegado a mi frente y odio estar tan… desordenada y baje la vista.

-mírame preciosa –me dice mientras poniendo su mano de canto empieza a frotarla entre mis piernas-

Ambos nos mirábamos a los ojos, cuando su mano me arranca otro orgasmo, a mitad de él me penetra sin dejar de mirarme, agarrándome la cara me obliga a no dejar de ver lo que pasa por sus ojos, veo su deseo en ellos, veo la mueca de su boca cuando entra en mí y noto como crecía más dentro de mí y de nuevo me siento llena, poseída.

-mírame, despacio, así pequeña despacito quiero que notes como empieza, disfrútalo enteramente.

Ambos nos balanceábamos buscando la fricción perfecta, el deja mi cara y atrapa mis pechos, baja su boca y los lame, muerde mis pezones y noto cosquillas en el estómago, ninguno apartaba la mirada, empiezo a sentir mi orgasmo

-ahora –le digo-

-si cielo, vívelo, despacio abandónate, deja que te envuelva preciosa, deja que crezca sin miedo

Sentía cada cosa que me decía, mi cuerpo se relajaba, se tensaba y el orgasmo creció y creció hasta oírle decir

-si cielo yo también lo siento ya.

Me abraza fuerte yo bajo y el sube encontrándonos muy adentro y ambos explotamos en el mejor orgasmo de mi vida. El gime y jadea llenándome de semen muy dentro de mi vagina.

-allí hay un baño –me dijo dos minutos después-

Entre y me encerré en el baño, me limpie, me mire al espejo y apenas reconocí esa imagen de mí. Salí y el besando mi frente entro en el baño, momento que yo aproveche para irme, cogí el ascensor y salí rápidamente a la calle, no pare en la cafetería necesitaba andar, necesitaba pensar en lo que acaba de hacer, pero no pude, no quise, pasee un rato con una enorme sonrisa en los labios. Llegue a casa, todo era como siempre, yo había cambiado, pero nada a mi alrededor había cambiado.

Mi marido llego tarde como siempre, yo ya estaba medio dormida, se calentó la cena y yo me fui a la cama. Me pregunte si se estaría tirando a alguien de su trabajo, y ahora sabía que así era, reconocí los rasgos, porque ahora sabía lo que se sentía.

Por la mañana le busque en la cafetería y no le vi, entre en el bus y no le vi entre la gente, estaba atestado, a las dos paradas de nuevo esa mano familiar en mi cadera. La acaricie con la mía con alegría por descubrir que estaba.

-buenos días cielo mío, te he echado de menos

-y yo a ti

Detrás se ha vaciado, me lleva a la esquina y sube mi falda dejando mis bragas a la vista, la aparta y se pega a mí, oigo la cremallera y su polla empuja ya lista para penetrarme allí mismo.

-deja que te folle preciosa, me muero por llenarte de nuevo de semen

-si fóllame, hazlo

Entra y sale de mí tan despacio que casi chillo cada vez que me llena, dentro, dentro, fuera, dentro, dentro, dentro. Me vuelve loca, jadeo flojo cuando noto su mano delante la mete en mis bragas y frota mi clítoris, para cualquiera somos solo una pareja junta que mira por la ventana, como él es mucho más grande cubre por completo mi cuerpo.

-voy a correrme preciosa, voy hacerlo aquí entre la gente, en el bus donde tantas veces te desee, ahora te tengo, dime que eres mía

-soy tuya, no pares

-repítelo

-soy tuya, fóllame

Nos corremos juntos, noto como de nuevo empuja y su semen me llena, mientras mi orgasmo aún colea. Saca la polla, me coloca la braga mientras me dice al oído

-pasare el día pensando que llevas mi semen en tu braga.

Bajo del bus con las piernas como si fueran de gelatina, llevo dos días follando con un desconocido del que no solo no se ni su nombre, sino que ni me importa.

Metí la mano en mi chaqueta y de nuevo otra nota:

-te espero a la una y media en los grandes almacenes del final de la calle, no te limpies.

Toda la mañana soy consciente de mis bragas mojadas de su semen, a la una salgo disparada, entro en los grandes almacenes sin saber muy bien donde ir ni que hacer. Ando entre la gente cuando una mano coge la mía, le sonrió, lleva en la mano varias perchas, me lleva al probador, cuelga las prendas, se acerca a mí y me besa largamente, me fundo en sus brazos, como besa ese condenado hombre.

-desnúdate lentamente para mi

Me llevo las manos al dobladillo de mi camiseta, la saco por mi cabeza, desabrocho mi falda y la dejo caer a mis pies, solo llevo la ropa interior y mis tacones, me quito el sujetador y él se arrodilla ante mí.

-baja las bragas

Las dejo caer y el ve enseguida los restos de su semen entre mis rizos, saca la lengua y los lame, aparta los rizos hasta llegar a mi húmeda raja, aprieta lo que puede la cabeza y mete la lengua lo que puede, mis piernas están cerradas, no puedo abrirlas más por mis bragas en los tobillos.

-el morbo que me da ver las bragas ahí, suple la comodidad de comerte mejor, no imaginas lo que me excita ver tus bragas ahí.

Su voz ronca y pausada me excita, me enloquece

-me gusta saber que me has hecho caso

Sé que habla de su semen sin limpiar.

-estas realmente deliciosa, me encanta el sabor de tu coño.

Su mano de nuevo de canto se píntala entre mis muslos golpeando suavemente mi entrepierna, esa caricia, su voz y su lengua me llevan al primer orgasmo de la sesión.

Se sienta en el suelo y me dice:

-baja clávate en mi polla

Así lo hago me pongo en cuclillas y coloco su polla en la entrada de mi coño, me agarro a su cuello y bajo lentamente, muy despacio como sé que le gusta, nota mi sexo atrapar su gorda polla.

-pequeña me trastornas lo sabes verdad?

-sí, tú también a mi

-pues baja ya puta, clávate bien mi polla y muévete como la zorrita que eres.

Su cambio me enloquece, me excita, me pone a cien en un segundo y jadeo moviendo mis caderas en círculos abriendo mi vagina, dilatándola.

-si así sigue moviéndote estas chorreando, me encanta que seas tan caliente, abrázame con las piernas, así pégate bien quiero correrme bien adentro.

Me corro entre sus palabras, y aprieto su polla hasta que noto que entre jadeos el también termina dentro de mí.

-llevas algo para limpiarte preciosa?

-si en el bolso

-dámelas, quiero limpiarte cariño

Se las paso y me deja alucinada con el cariño y la ternura que limpia mi sexo, me pone delicadamente las bragas y me coloca la falda, el se ha limpiado un poco y ahora se coloca la ropa.

Salimos del probador de la mano, las prendas se quedan dentro. Ya en la calle, nos despedimos en la puerta soltándonos las manos.

-hasta mañana preciosa

-adiós

Sabía que él también estaba casado, vi su anillo desde el primer día en su dedo. Nunca hubo engaños, ni promesas.

A la mañana siguiente nos sentamos en la última fila del bus

-quítate las bragas, voy a tocarte, solo hay una regla en mi juego.

-cual

-no puedes correrte, debes aguantar

Metió la mano bajo mi falda, esquivo mis bragas y toco, apretó, fricciono mi sexo llevándome al borde del abismo

-no te corras preciosa, sabes que no puedes hacerlo

Me penetro con un dedo y estaba rabiosa, quería correrme.

-prepárate para bajar rápido no voy a dejar de sobarte hasta que el bus pare,

Así lo hizo, salí aun con la falda medio subida, bajándola a medida que bajaba, mi coño clamaba alivio a cada paso que daba, sentía rozar la tela de mi braga y ese simple hecho me enloquecía. Recordaba su sonrisa a través del cristal de la ventana. Le esperaba a la una, pero no estaba por ninguna parte me había acostumbrado a sus sorpresas y me entristecí, regrese al trabajo y olvide el alivio, me sentía triste.

Salí del trabajo y cogí el bus, me dirigí detrás y en dos paradas se vacío, me quede sola con mi música, note alguien detrás de mí y enseguida la sonrisa volvió a mis labios, era el, que pegaba su cuerpo al mío, me dio la vuelta y me beso, me beso, me beso, me beso hasta dejarme sin aliento. Nos besamos todo el trayecto y al llegar a mi parada me dijo, no bajes regálame dos horitas ven conmigo, tendió su mano y la cogí, bajamos juntos. Me llevo a un aparcamiento subterráneo, allí se paró ante un enorme coche, apretó un botón de su mando y las luces parpadearon.

-sube preciosa

Me abrió la puerta y subí, el dio la vuelta y subió, me miro y puso en marcha el coche.

-podría haberte follado en el mismo aparcamiento, pero creo que es demasiado cutre

Diez minutos después paro en una zona desierta, se apoyó en un lado y pasó un dedo por mis muslos.

-aun esta hambriento tu coñito, o te has enfadado demasiado por tenerlo a raya?

-si me he enfadado, pero sigue hambriento –le dije con voz de pena-

El soltó una carcajada y me dijo

-quítate las bragas y veré que puedo hacer

Me baje las bragas, mientras el salía del coche, dio la vuelta y abrió mi puerta, bajo mis piernas, las abrió y lamio mi sexo de arriba abajo, me pillo tan de sorpresa que me corrí antes de que su lengua terminara esa primera caricia. Aprovechando mi orgasmo me penetro con tres dedos hasta volver a correrme.

-así me gusta, grita nadie puede oírte ahora.

Grite, jadee, gemí y me quede en la gloria. Tiro de mi sacándome del coche, me llevo a la parte delantera del mismo, me apoyo en el capo tras quitarme la camisa, note el calor del mismo en ellas, mis pezones de nuevo estaban durísimos, se arrodillo y note su lengua en mi culo, lamia mientras me pellizcaba los cachetes excitándome al máximo, con su lengua empujaba penetrándomelo, mojándomelo, luego subió, me abrió más y de un empujón me penetro la vagina, mientras con un dedo jugaba en el nuevo rincón sin explorar, lo había dejado bien mojado y empujo hasta meter la mitad, me escocia pero me excitaba, además no dejaba de empujar en mi coño, note el inminente orgasmo y al empezar a correrme me penetro del todo con su dedo, era enloquecedor lo movía al mismo ritmo que su polla, llevándome a la locura.

Sin bajar de mi paraíso particular saco su polla, metió sus dedos donde estaba su polla y esta empujaba en mi culo, me dolía, me escocia, pero mi excitación iba en aumento, me gustaba el dolor que me producía, porque el morbo de ser sodomizada por él era mayor

-relájate golfita, sé que te duele, iré con cuidado, pero déjame tenerte por completo

-si

Empuja despacio, se para, mueve sus dedos en mi coño y empuja un poco más, para y mueve de nuevo los dedos, el placer recorre mis entrañas y mientras me muerde el hombro y juega con sus dedos en mi interior, apoya una mano plana en mis riñones y me dice al oído

-cuando te corras te la meteré bien al fondo y me correré en tu culo estrecho golfita

Ya no aguantaba más sus palabras, su voz, su mano, su polla abriéndome, deshaciéndome… me corro, lentamente, se esparce en mi interior como fuego y el empuja, penetra mi culo virgen hasta ahora y el dolor acentúa el placer de mi orgasmo, entra más y más hasta que noto como él también se corre dentro, muy adentro como a él le gusta….