Cada 29/febrero: 2ª Parte
Esta deliciosa madura me duro solo dos asaltos, una pena, aunque me quedó el delicioso recuerdo de nuestros encuentros.
Como bien nos ha enseñado Hollywood, toda buena historia tiene segunda parte, o incluso más, fíjate hasta dónde han llegado El Padrino y Kung Fu Panda :D
Para nuestra segunda cita, tuvimos que hacer un particular encaje de agendas, por mi parte, reserve en el mismo apartamento de la vez anterior, solo que ahora traje maleta y me dispuse a pasar allí la noche, ella vendría a compartir conmigo la tarde, y así ni ella alteraba su agenda ni yo faltaba a mi versión en casa de un “viaje de trabajo” fuera de la ciudad.
Casualmente, días antes de nuestro encuentro, le compartí el significado de una palabra especial, de origen amerindio: apapachar, que en lengua náhuatl significa: acariciar con el alma; le prometí muchos apapachos, la verdad es que ambos disfrutamos momentos de sexo duro e intenso, pero también disfrutamos de momentos tiernos, dulces e íntimos.
Esta vez, la comida la llevaría yo, fue una mañana interesante, carrera de la oficina al restaurante en la que tenía la comida encargada, de allí conducir un par de horas de carretera hasta el hotel, registrarme nuevamente y, con bastante sorpresa, confirmar que el apartamento que tanto habíamos disfrutado tenía alternativas; es una gran casa de pueblo, construida con 4 apartamentos independientes… de los que uno era ocupado por la suegra de la propietaria… no había más huéspedes, sí que me dijo que su suegra estaba allí…
No pude dedicar mucha mente a la presencia de la buena mujer (la suegra), mi amante ya me avisaba que estaba por allí, así que de prisa y corriendo llegué a la casona, subí la comida, preparé la mesa y contesté a sus mensajes… Ya estoy aquí, esperándote, guapísima.
Acudió a nuestra cita con apretado pantalón negro que hormaba sus preciosas piernas y buen culo, camisa de cuadros y una camiseta ligera debajo, la verdad es que estaba haciendo un esfuerzo en venir, había recibido un tratamiento dermatológico en la espalda y estaba un poco sensible, había sido un poco doloroso y algunos roces le producían ardor, no dejé de apreciar y agradecer ese detalle.
Disfrutamos la comida, esta vez tuvimos mejor suerte y ninguno de las opciones del menú nos decepcionaron, comimos sumamente a gusto, de nuevo aderezada la comida con buena conversación y mucho humor… y algún apasionado beso… su boca me atrae muchísimo.
El nuevo apartamento tenía una división bastante amplía: baño, dormitorio, salón comedor con cocina, incluso una terraza bastante amplía, una casa señorial sin duda alguna, y un buen arquitecto que supo aprovechar el espacio.
De la mesa, pasamos a un cómodo sofá, amplio en el que pude sentarme a la cabecera e invitarla a ella a acostarse, con la cabeza sobre mis piernas, de forma que pude mimarla consintiendo su rostro y su cabeza. Ella saco de nuevo su naturaleza tierna y se refugió en mi abrazo mientras me decía: apapáchame, sí, apapáchame un poco.
Aquí fue dónde empezaron los besos y las caricias, aunque fueron suaves y ligeros, mientras nos mimábamos un poco con aire de novios tiernos; sin embargo, ambos ya queríamos acción, ya descalzos nos dirigimos al dormitorio, donde siguieron los besos, empezaron las caricias, y las manos se adueñaron de los cuerpos… con una salvedad, traía una pequeña prenda de seda para su torso, debía proteger su lastimada espalda, así que nos separamos por un momento, en el que cada uno se desnudó por separado, y ella aprovecho para ponerse un delicado top, semi transparente lo que me dejaba seguir apreciando sus pechos que me encantan… sigo pendiente de una buena cubana con ellos.
Con mi boca recorrí su cuello, y con mis manos acaricié sus piernas y su culo, aunque fuimos bastante tradicionales, abrimos la cama y nos metimos en ella mientras hablábamos de temas banales y secundarios, la verdad es que ella estaba un poco incomoda, la espalda le molestaba, así que procuré ser paciente y delicado cuando me aproximé poniéndome sobre ella. Esta mujer tiene un cuerpo que me encanta así que yo ya estaba más que listo mientras me acomodaba despacio entre sus piernas… cuando ella sintió mi roce, reacciono sorprendida:
- Ya me lo quieres meter?
- Sí, bella, es verte y querer follarte -tuve que reconocer-.
Con la misma suavidad fui entrando en su cuerpo, mientras nos besábamos, hubo momentos en que rocé sus hombros y su cuerpo se estremeció con dolor, así que tuvimos que adaptarnos a un suave mete – saca en el tradicional misionero, con paciencia, como la canción, despacito, para no provocar roces en su espalda…. Aunque somos demasiado cañeros para quedarnos mucho tiempo así.
Me incorpore de rodillas ante ella, sujetando sus piernas a los lados en una sexual pose de V, y así pude penetrarla con mayor fuerza e intensidad sin que mi peso causará molestias a su espalda, tiene buenos pechos, me encanta ver como oscilan con su cuerpo mientras la penetro, la intensidad subía, mi cadera empujaba con fuerza, yo me retiraba completamente, casi hasta salir de su cuerpo y de nuevo empujaba con toda mi capacidad llenando completamente su sexo mientras su mano jugaba traviesa con su clítoris mientras recibía mi polla dura… de repente, su orgasmo se anunció, su cara se puso de un color rojo intenso, estaba ardiendo y sus gemidos subieron de intensidad, prácticamente estaba bramando como una posesa… entonces sí, por un segundo pensé en la suegra, en lo que debería pensar aquella mujer si estaba escuchando esos gritos… mi bella debió adivinar de algún modo mis pensamientos, porque me miro y dijo muy firme: me da igual!!!
Sintiendo la libertad que ella misma me concedía, yo también empuje con fuerza en busca de mi propio orgasmo y fue un delicioso culmen nuestra mutua corrida, mi polla palpitaba en su interior escupiendo mi tibia leche, mientras ella aferraba una almohada enterrando completamente las uñas y temblaba con la otra mano en su clítoris y todo su cuerpo se estremecía.
Recuerdo que me retiré y me produjo un morbo indescriptible ver mi semen escurriendo hacia abajo por su ano… tanto que me lance a besar suavemente su clítoris por encima del líquido que escurría, y buscando un nuevo orgasmo suyo… que llego prontamente, aunque más suavemente, mientras ella me decía:
- Por qué castigas tanto ese coñito… te lo acabas de follar!!!
Dios que a gusto nos habíamos quedado, lo delicado fue volver a encontrar una postura con ella tumbada sobre mi pecho, mientras retomábamos conversación y mimos, siempre reímos mucho juntos, es una tía muy alegre que ríe fácilmente, y yo improviso frases cómicas y chistes a velocidad asombrosa…
Los mimos nos duraron un rato, la conversación es animada siempre entre nosotros dos, pero la verdad es que nos vemos tan poco que siempre hay mucho hambre de sexo, al poco rato ya estaba ella nuevamente cabalgándome a buen ritmo, mi polla disfrutaba sus atenciones y mis manos sujetaban su culo dando empuje a su movimiento de cadera… por momentos se dejaba caer sobre mi pecho para disfrutar el intercambio de besos, y luego volvía a erguirse cual amazona para cabalgarme, como ya comenté antes, tiene piernas gruesas y buen culo, como me encanta apretar sus nalgas mientras me cabalga.
Así también alcanzo un nuevo orgasmo, imprimiendo su propio ritmo, dejando que su sexo explotará sobre mí dejándome empapado hasta las ingles con su orgasmo.
Mi segundo orgasmo tardaría un poco más en llegar, me estaba conteniendo porque aún quería disfrutar más de su cuerpo y de uno de los juguetes que ha traído para esta ocasión, una palma de azotes… nos gusta un poco el juego del BDSM…
Aún hicimos una parada más después de su intenso orgasmo, charlamos un buen rato y volví a acunarla contra mi pecho, me encanta mimarla.
Se acercaba la hora de nuestra despedida, no podía dejarla ir sin un último polvo, mi cuerpo reclama el suyo cada vez que la tengo cerca… mientras la besaba le pedí su culito, me encanta follar analmente, acepto… nos besamos y fuimos rotando el cuerpo hasta que quedé sobre ella en pose de misionero, la penetré un poco vaginalmente para lubricar mi pene y me erguí de rodillas para penetrarla por el culo… sujeté sus piernas abiertas mientras dirigía mi polla a su ano donde empujé firmemente… ella se aferro a las sabanas, no estaba dilatada, no cedía su cuerpo para recibirme.
Me separe de ella mientras su cuerpo temblaba con su respiración agitada, la tranquilice:
- Tranquila, bella, ya lo haremos otro día.
- Gracias por ser tan compresivo (recuerdo que contesto).
Me puse en pie junto a la cama y la tome de la mano para ayudarla a sentarse en la orilla junto a mí, podía no follarle el culo, pero no deseaba que se fuera sin mi segunda corrida, así que guíe mi polla hasta su boca y disfrute de una deliciosa mamada… por poco tiempo, me encanta follarla.
Le di la vuelta y la puse de medio lado en la cama, me subí junto a ella, a horcajadas, sobre su pierna izquierda, mientras la derecha se enrollaba alrededor de mi cintura…mi polla rozaba la entrada a su sexo … su nalga derecha quedaba expuesta para mí… así que cogí la palma de
bondage
que teníamos a mano… empecé a azotar su nalga derecha mientras le decía te gusta venir hasta aquí para que te folle, eres muy mala.
Ella se agitaba y gemía con los azotes, y contestaba, si he sido mala, he sido mala…. En ese momento mi polla encajo en su cuerpo y empezamos a follar en coordinación con mis palmadas. La excitación subía, solté la palma y la sujeté de la cabeza, hundiéndola contra la almohada, deseaba hacerla sentir sometida, emputecida, follada hasta lo más profundo… su orgasmo llegaba entre gritos… mi corrida me hizo temblar al punto que solté su cabeza… tenía miedo de terminar cayendo rendido sobre su espalda adolorida… me gusta poseerla, no lastimarla.
Nos corrimos al unisonó, resoplando juntos mientras mi sudor corría de mi cara cayendo por su cuerpo… exhaustos y gozosos, caí junto a ella… recuperando el aliento, mirándola con deseo, que momento, que delicia de mujer.
Recuerdo ponernos en pie… despedirnos con un beso, vestirme completamente para acompañarla hasta su coche, yo me quedaría a dormir.
Fue especial y delicioso, ella sabe cuanto me gusto… aunque también fue la última vez que la vi… aunque claro, no pierdo la esperanza de volverla a ver…