Cachonda
Alina lee los relatos de su novio y le espera con una sorpresa
Cada vez que encendía el ordenador la veía recostada en la cama con un vestidito sexy negro mallado que le compró en un sex-shop y la cara de viciosa. No podía quitar la vista de esas grandes tetas con los pezones rosados. Alina le decía que quitase esa foto pero él se resistía, le recordaba cuando los dos tenían una vida sexual más activa ahora frenada en seco por su hija.
Con todo lo vicioso que era Manuel, con todo el porno que había en internet, lo único que de verdad le excitaba era su chica. Si de él dependiese la estaría follando día y noche.
Alina lo sabía, sabía que ponía muy cachondo a su novio aun cuando era bastante remilgada y casi nunca tenía ganas de sexo por culpa del estrés. Además únicamente tenían algo los días puntuales antes de ovular, por lo que si algo se torcía podían pasar meses sin follar. Pensaba que su novio se desfogaba haciéndose pajas con videos porno y similares, pero un día que Manuel trabajaba y ella había dejado a la niña en la guardería aprovechó unos minutos libres para encender el ordenador y conectarse con la cuenta de su novio. Buscó y rebuscó hasta que encontró una carpeta, y en ella, archivos de texto.
Los fue leyendo uno a uno. Eran relatos eróticos en los que ambos tenían aventuras sexuales. Él se centraba más en los placeres y los actos de ella; que si lo hacían en un sitio, que si usaba un objeto u otro, incluso escribía sobre ella teniendo sexo con otros hombres. De ese último grupo había uno que detallaba mucho las escenas de sexo. Era otra Alina, mucho más malhablada, caliente y puta que ella, pero era como su novio la imaginaba exagerando un poco sus momentos más excitantes, que en su juventud no habían sido pocos No pudo evitar sentarse cómodamente en la silla y tocarse el coño, primero por encima del pantalón tejano, después desabrochándolo y metiendo la mano por dentro de las bragas. De golpe sonó el móvil y leyó un mensaje de su novio, que habían cancelado una tarea y que en unos minutos volvía a casa.
Ella no desaprovechó el tiempo, sacó la cajonera donde guardaban los trastos de sexo y rebuscó hasta encontrar el vestido en cuestión y, ya de paso, la polla de plástico que habían usado varias veces hacía ya tiempo. No le daba tiempo ya a ducharse ni siquiera a depilarse el matorral que le había crecido pero poco le importaba de lo cachonda que se había puesto. Sólo pensaba en que le comiera el coño y la jodiera como a esa puta de sus relatos. Se desnudó, se puso el vestido de malla, corrió cortinas y bajó persianas y se echó en la cama medio incorporada como en la foto.
No pasaron ni dos minutos que oyó la puerta, respondiéndole al “Dónde estás” con “En la habitación”. Manuel entró y tardó unos segundos en poder adaptarse a tan poca luz que entraba por la ventana. Su sorpresa fue mayúscula pues pensaba que estaría ordenando la ropa o algo similar, y lo que se encontró era el objeto de su deseo en carne y hueso. No mediaron palabras; se quitó la camiseta del trabajo, se bajó los pantalones y en calzoncillos se subió a la cama.
Alina le ofrecía su mirada más pícara y con la mano, uno de sus pechos. Sin pensárselo se lanzó a comerle las tetas; Manuel no podía pensar en otra cosa que en esas tetas grandes, blancas, blanditas y suaves. Siempre le decía que “poco a poco” pero estaba demasiado excitado para andarse con miramientos, le besaba el cuello, le chupaba esos melones que tanto le gustaban, su mano bajó hasta los muslos esperando resistencia en la entrepierna pero no, Alina le abrió camino separándolas para que la tocase a su antojo. Los dedos se escurrían entre su piel y la braga negra rozándole los pelos hasta llegar a su húmedo coño. El notarla así de cachonda le ponía a mil, le gustaba cuando se ponía tan perra y por eso seguía excitándole tanto como el primer día que la vio desnuda.
- Méteme un dedo.- Le decía.- Más, más....mete otro...mmm fóllame con los dedos....así...otro....- Bajó también su mano para instruirle; quería los cuatro dedos juntos dentro de su coño ensanchado de haber parido y de lo cachonda que estaba.
Manuel metía y sacaba los dedos con mucha facilidad por el hueco de la braga apartada. Ella estiró el brazo para la cabecera y sacó la polla de goma llevándosela a la boca para darle una mamadita y lubricarla.
- Dame con el “Julián” y cómeme el coño- Le ordenó después de entregarle la polla y abrírselo con las manos separando las bragas. Manuel no se lo pensó mucho, agachándose para chuparle el clítoris y metiéndosela a la vez. Él quedó tumbado de modo que su paquete estaba a la altura de la cara de Alina, y ella le bajó el calzoncillo para chuparle la polla que estaba a reventar.
El olor a coño de toda la mañana lejos de asquearle le encantaba. Se lo comía con deleite, su lengua recogía todos los flujos que la polla de goma sacaba al entrar y salir, y como buenamente podía le agarraba y manoseaba un pecho ya que el otro se lo estaba sobando ella misma tirando con fuerza del pezón. Por su parte Alina se metía la polla entera en la boca girando por el glande la lengua y succionándolo, cada vez que se separaba la agitaba con la mano repartiendo la saliva. Él le dijo que frenase, que estaba a mil y se iba a correr y entonces ralentizaba la paja, y del mismo modo al notarla tan a punto, con esos gemidos que daba, él dejaba de lamerle el clítoris.
- ¡No pares cariño! ¡Cómeme el coño!- Le suplicaba entre grititos a la vez que le agarraba la cabeza para que siguiera
- ¿No quieres follar un poco?- Preguntó porque se la conocía, tras el orgasmo se quedaba relajada y se acababa la juerga
Alina intuyó lo que pasaba y recordó lo guarra y lasciva que era su yo de los relatos y quiso parecerse un poco a lo que su novio deseaba de ella. Dobló las rodillas y estirando los brazos se sacó las bragas, cogió la polla de plástico y se la metió hasta el fondo curvando la espalda del placer. Agarró del pelo a su novio y le miró fijamente.
- Me vas a comer el coño y a joderme con esa polla hasta que me corra como si me follase otro y tú estuvieses sólo para ayudarle, y te voy a lamer la polla hasta el final y no me vas a decir más que pare ¿Entendido?
Soltó el juguete cuando Manuel lo agarró, y con ambas manos en el pelo le empujó la cabeza hasta su coño que devoró con pasión. Alina volvió a meterse la polla en la boca y a sorberla sin parar. La notaba cada vez más dura en su boca y como él intentaba retirarse pero no le dejaba. Al final se dejó llevar y los lengüetazos en el clítoris y esa polla entrándole y saliéndole dieron sus frutos, se puso muy tensa y se corrió como nunca antes. Su novio acabó quedándose muy quieto y varios chorros de semen caliente acabaron en la boca de Alina, que por suerte al notar el primer sabor cerró la garganta para no tragárselo.
Ambos se separaron, ella para escupir el semen en un pañuelo, y él dando por finalizada la sesión. Cuando se incorporó para limpiarse la polla ella le miró con cara de inocencia y de no entender.
- ¿Dónde vas?- Le dijo dándose la vuelta y arrodillándose.- Mami quiere polla
Manuel, aún duro, seguía incrédulo de lo que estaba pasando. Ahora veía a su novia a cuatro patas, con el culo bien levantado y enseñándole ese coño divino con toda la pelambrera empapada en jugos y saliva, rosado y abierto. No perdió la oportunidad y se colocó tras ella, apuntaló la polla y se la metió de una estocada haciéndola gemir como nunca antes la había oído. Empezó un vaivén metiéndola y sacándola bastante suave y rítmico que ella aceleró moviendo el culo rápidamente.
- ¡Fóllame fuerte joder!- Le decía y él se excitaba más al oírla tan malhablada.
La empezó a follar más y más rápido. Metió sus manos por debajo del vestido, primero acariciando la espalda, después agarrando sus caderas y finalmente apretando sus tetas. Ella reaccionó incorporándose manteniendo el equilibrio con esas manos tocándole los pechos con fuerza. Se levantó el vestido hasta descubrirlas y le besó con lascivia y morbo.
- Mmm...así...mmmm...más...fóllame...dame más polla....quiero que me jodas como una puta....mmmm...-Le decía entre grititos y gemidos.
A los pocos minutos a ese ritmo Manuel estaba por acabar y ella también. Se iba a separar para ponerse el condón, cosa que le jodía pero era necesario, pero ella lo impidió botándole y metiéndosela sin su ayuda.
- Cariño, me voy a correr, y no llevo nada....
- No...pares...dame, dame más...y tócame que estoy a punto también.
No quiso discutir; siguió a ese ritmo, dejando una mano del pecho hasta el clítoris para frotarlo suavemente hasta que ella empezó a convulsionar con el orgasmo. Intentó zafarse y correrse él fuera pero Alina se sentó por entero en su polla haciendo que se corriera dentro.
Cuando ambos se relajaron quedaron echados en la cama. Manuel se preocupó de poder embarazarla pero ella le dijo que ya había pasado varios días de la ovulación. Tras ese comentario, los dos se quedaron abrazados hasta la hora de vestirse para ir a buscar a la niña.
- Y esto ¿A qué ha venido?- Le preguntó
- Bueno, estaba caliente. ¿No te ha gustado?
- Tú qué crees.- Le enseñó la polla que continuaba dura. Ambos rieron mientras se vestían.