Cacho, el vecino
Un hombre encargado de atender a sus vecinos...
CACHO, EL VECINO
Durante unas vacaciones de verano mi madre había conseguido un trabajo de todo el día en uno de los balnearios cercanos a nuestra casa. Según nos dijo tenía que estar allí a las nueve de la mañana, todos los días, salvo alguno que se tomaría libre.
La cuestión es que le pidió a nuestro vecino Cacho, que nos pegara una vigilada de vez en cuando, para que no nos sintiéramos tan solos.
Cacho era el tipo mas agradable de aquel barrio. Solterón, un hombrón alto como una puerta, un poco torpe. Tendría en ese entonces unos cuarenta años tal vez un poco mas, pero se veía fuerte y bien puesto físicamente. Era de trato agradable y enseguida entraba en confianza con la gente por su espíritu sagaz e inteligente.
Tenía abundante cabello medio largo hasta los hombros, es decir, como muchas veces dijo mi madre parecía un hippie de los setenta.
En uno de aquellos días en que mi madre se fue y nadie se enteró, resultó pasar lo que voy a relatar.
Estaba entre dormido y creía estar soñando que unas manos gruesas y fuertes me acariciaban. Se deleitaban con mi cola, que por cierto era muy durita y linda, mis cachetes eran franeleados y tocados sin pudor, sentía jadear en el aire, y no podía despertar. Mis ojos estaban pesados, debo confesar que nos gustaba dormir mucho a mi hermano mayor y a mi, aunque lo hacíamos en habitaciones diferentes. En fin, mi verga estaba muy dura, rocosa, bien levantada, pronto descubrí que no estaba soñando. Descubrí al ir despertando que era alguien grande el que ponía sus manos sobre mi, y me gustaba. Gemí y escuche la voz.
__¡Vine por mi desayuno!!
__¡Cacho!!__ alcance a decir y un dedo enorme se hundió en mi culito despierto y baboso.
__¡Tienes un culito muy lindo Pablito, hace mucho lo deseo!!
__¿Te gusta?__ gemí como putita barata
__¡Me encanta además, en las mañanas me gusta tomar lechita de macho!!__ diciendo así comenzó a amasar a mi verga endurecida, la masajeaba divinamente, apretaba mis bolas redondas y llenas, luego sin dejar de ir y venir con su dedo por mi ojete se agachó y parecía un gigante, y se metió la pija en su boca. Grité, lloriquee de deseo y calentura. Cacho me comía la pija y me hundía sus dedos en mi culo que se abría y se abría. La boca del gigante se tragó mis bolas, las chupo deliciosamente, con deseos, era un caníbal salvaje que me daba la mamada de la vida. Empecé a largar mis jugos a borbotones, creo que se atragantó de tanta leche que largué. Mi culo finalmente se dilato mucho mas y los dedos eran dos, bien gruesos, eso me encantaba.
No vi cuando Cacho quedó sin ropas, pero sentí su grueso caño abriendo del todo las paredes de mi anillo deseoso de una buena poronga.
Empezó a serruchar, me daba la sensación que tenía sobre mi a un oso peludo, enorme, que babeaba y gruñía en mi oreja.
__¡Ohhh que hermoso culito Pablito, tu ojete me encanta cariño!!
__¡Ahhh Cacho me estas matando con tu perno, ay, como me gusta!!!
__¡Sabía que eras una putita…ohhh, Uhhh, veía todos los días meneando este culito, y lo deseaba, ahhh, cariño, que linda cola tienes!!!__ sentía sus bolas golpear mis nalgas duritas y jóvenes.
__¡Dame tu verga Cacho!!
__¡Te gustan los machos!!
__¡Eres un oso divino, ay, ay mi culito!!__ gemía yo, babeando de puta de aquel vecino que me serruchaba el ojete y me hacía suyo.
El macho me cogía placentero. Me mordía en la nuca, la chupaba, su respiración agitada me susurraba al oído.
Su poronga hundida en mi culito, iba y venía, jugaba en mi hoyo. Me sacudía aferrándose a mis caderas, yo sacaba la cola y el bombeaba fuertemente. Era un semental probado, la verdad que mi madre, pensaba yo, había tenido una gran idea. Estaba disfrutando de la pija de aquel macho hercúleo.
__¿Porque no mamas mi verga?__ dijo Cacho sacando su enérgico tronco.
__¿Quieres?__ dije yo inocente.
__¡Si, quiero, mételo en tu boca cariño!!__ giré mi cuerpo ágil y joven. Encontré aquel pijón y lo metí en mi boca hambrienta.
__¡Ohhhh, si cariño, mámalo, ohh, eres bueno, ahhh!!__ gemía el grandulón, mientras yo comía el pedazo de carne gozando, haciendo rodeos en aquella barra, lamiendo, pasaba mi lengua por la venosa carne, los jugos ya salían, pegajoso, el acariciaba mis cabellos, los agarraba. La saliva bañaba el majestuoso tronco. Babeaba, besaba, mordisqueaba, y a la vez mis manos apretaban el miembro, jugaban con las enormes bolas, sopesaba, el gruñía, resoplaba, aguantando, lo mas posible, yo sabía que acabaría de un momento a otro.
__¡Ohh cariñito, me voy a venir, ahhh!!¿Quieres mi leche?
__¡Si papi, quiero que me des tu leche!!!__ dije yo. El empezó a largar sus pegajosos escupitajos, bañando mi boca, mi cara, mi frente, y yo tratando de tragar lo mas posible.
Tragué, y tragué, lamiendo, limpiando, en tanto Cacho balbuceaba palabras.
__¡¡Ahhh si, traga, Uhhh, que boquita preciosa, glotón, ahhh, si si !!!__ nos fuimos quedando quietos, el seguía acariciando mi cuerpo, mi cara, y yo seguía jugando con su serpiente entre mis manos. Luego el me acercó a su boca y empezó a besarme románticamente, pero a la vez ardientemente. Nos besábamos sin barreras, libres, sin miedos.
__¿Y tu hermano?__ preguntó de repente aquel macho gigante y sabroso
__¡En su habitación!__ dije yo
__¡Creo que debo controlar si esta bien!!__ dijo sonriendo maliciosamente
__¿Tu crees?__ pregunté en principio un poco celoso
__¡No te pongas celoso cariño, tu eres especial!!__ dijo y me dio un beso metiendo su lengua hasta el fondo.
Levantó su enorme cuerpo. Lo lleve, guiándolo a través de la casa. La habitación de Alan estaba semi abierta.
__¡Esta con su novia!__ susurré
__¡Oh si mucho mejor!!!__ el grandulón entró sin problemas, yo miraba desde la puerta totalmente desnudo. En la cama Lara estaba con su hermoso culo asomando debajo de la sábana que cubría su espalda, pero sus glúteos se veían fuertes. Cacho se detuvo cerca de ella y acarició sus nalgas, ella se movió, tal vez creyendo que era su novio. Apretó suave la carne de las nalgas de Lara, ella se removió nerviosa. La bamboleante vergota de Cacho comenzaba a alzarse endiabladamente. Yo la veía moverse de un lado a otro, cada vez más rígida. El se sentó al borde la cama, alcanzando la verga erecta de Alan, la acarició, la masturbó, tal vez mi hermano creía que era su novia. Los dos empezaron a gemir.
Cacho aprovechó y se metió entre las nalgas de Lara besando su hermoso ojete. Comiendo. Escarbando. La chica abrió sus ojos.
__¡Pero…tu…¿Qué haces?...ahhh. me estas….chupando el cuuuloo ohhhh, siii!!!__ el vecino seguía metiendo lengua, yo parado en el umbral con mi pija endurecida.
__¿Te gusta cariño?
__¡Oh sí, sigue, me encanta!!__ susurró la putita de Lara entregada al macho. Cacho no dejaba la pija de Alan que también abría los ojos.
__¡Cacho!¿Eres tu?__ exclamaba con sorpresa
__¡Que dices vecinito!__ saludaba mientras volvía a meter su lengua salvaje entre las nalgas de la chica entregada y complacida. Los tres gemían en danza de sexo, yo me tocaba fascinado mirando el desarrollo de aquella situación.
__¡Pero ven Pablito que haces ahí!!__ dijo levantando su cabezota aquel gigante oso. Yo avance dubitativo hacia la cama.
__¡Ven cómeme el culo, cómele el culo a tu macho!!!__ exclamo risueño aquel oso. Metí mi boca en el culote del hombre. Mi lengua hizo círculos en el anillo. Babee hundiendo el estilete. El gimió. Lentamente a cada lengüetazo el agujero se fue agrandando, de forma paulatina.
__¡Bueno cachorra, debes levantar un poco tu cola!!!
__¡Me darás tu pedazo!!__ exclamó Lara
__¿Quieres?__ preguntó alzado y caliente aquel macho.
__¡Si, claro, si, cógeme!!__ Cacho se movió y saqué mi cara de su ojete. Se acomodo y enculo a mi cuñadita, que estaba muy linda, la vergota se perdió en el hermoso ojete de la rubia.
Una vez que se acomodaron seguí lamiendo el culo de Cacho, y mordiendo sus nalgas apetitosas.
Alan metió la verga suya en la boca de Lara que chupaba y gemía como loca. Moviéndose como insecto clavada con la espada del gigante vecino que gruñía, aferrándose a las caderas de la joven que enculaba de forma salvaje.
__¡Eres un primor hermosa!!
__¡Y tu papi tienes una verga grande, ahhh, despacio, despacio!!!__ gemí Lara. Metí un dedo en el culo del gigante y se tensó un momento y luego entró fácil, luego fueron dos, cada vez se abría más aquel agujero.
__¡Ohhh Pablito, eres un ruin, maldito, me haces gozar, ahhh!!__ esos gemidos del macho hicieron que mi verga se fuera apoyando en la entrada del macho. Empuje, un poco, luego otro poco y estuve dentro del ojete de Cacho que bufaba y se movía cada vez mas ardiente. Yo iba y venía dentro de aquel gigante que hacia un rato me había dado su pedazo a mi.
Lara se movía con la espada enterrada en el orto y mamaba la pija de Alan , su novio. El empezó a gemir e implorar y llenar la boquita de su novia que tragaba como una autentica mamona, plena de lujuria y placer. Tragó el liquido.
Cacho empezó a agitarse, a tensar sus músculos rocosos, se aferró un poco mas a las caderas de la rubia, y casi me arrastraba consigo al moverse tanto, mi agujón sentía su esfínter apretar cada vez mas, tratando de vaciarme, empezó a gritar y a llenar el culito sabroso de Lara que gemía y se abrazaba a su novio, mi hermano, en tanto yo escupía dentro del túnel de nuestro caliente vecino que nos estaba dando la cogida de nuestras vidas.
Cayeron nuestros cuerpos unos arriba de los otros, en forma desordenada, me encontré con la boca de Lara y nos fundimos en un beso, nuestras lenguas se chocaron y nos hundimos cada uno en la boca del otro. Cacho acariciaba mis nalgas fibrosas. Alan se abrazaba con Cacho y mordía el cuello del gigante.
__¡Ohh veo que están bien, su madre se quedara tranquila cuando pregunte!!__ dijo risueñamente Cacho
__¡Creo que has supervisado muy bien!!__ acotó Lara
__¡En la mañana estamos bien!!__ dijo Alan
__¿Pero en la tarde que pasara con nosotros?__ esgrimí haciendo el tonto y todos se rieron
__¡No estés triste pequeño Pablito, tu sabes que pueden contar conmigo para lo que sea!!
__¡Creo que este verano será genial!!__ dijo Alan
__¿Tu crees hermanito?__ pregunté
__¡No tengan dudas vecinos, serán muy bien atendidos por este gigante o sea yo!!__
Al rato Cacho se incorporó. Se estiró. Todo su cuerpo estaba lleno de sudor , saliva, semen. Cundo se puso de pie pudimos admirar su enorme carrocería, daba miedo, si uno no supiera del corazón bondadoso y el carácter pasivo de aquel hombrón.
__¿Quien me guía al baño?__ preguntó y extrañamente, o no, mi hermano dio un salto en la cama.
__¡Yo voy!__ dije y levantándome de la cama tome de la mano a Cacho y lo lleve al baño.
Entrando fue directo a orinar, yo lo miraba, y veía que su garrote cabeceaba buscando levantar.
__¡No me mires que me excitas!!
__¡Ah si!¿Cuánto?
__¡Mucho!!__ giro sacando la verga de la dirección que tenía, me puse de rodillas y siguió orinando en mi cara, yo abrí la boca y termine de beber el líquido amarillo, gozando.
Abrió el grifo y nos metimos bajo la ducha. Empezó a pasarme jabón por todo el cuerpo y luego se enjabonó . El agua caía en nuestros cuerpos y poniendo otra vez de rodillas metí en mi boca el pedazo de poronga que ya estaba duro otra vez. Mamaba aquella espada preciosa y Cacho gemía como loco.
Aparecieron Lara y Alan. Se metieron a la ducha. El agua salpicaba por todas partes. Alan empezó a chupar el ojete de Cacho y Lara se acercó para compartir la mamada de aquel garrote que nos ofrecía nuestro vecino. De tanto en tanto nos besábamos profundamente con mi cuñadita.
También pellizcaba los dulces pechos de aquella hembra rozagante y plena. Cacho se contorsionaba gozando caliente de nuestras bocas por el frente y la lengua de Alan por detrás. Todo era perfumado. El agua seguía cayendo por nuestros alzados y ardientes cuerpos .
Alan se puso de pie y haciendo que Cacho se abriera y se agachará un poco metió su verga en el ojete dilatado del macho.
La vergota del gigante se resbalaba con nuestras lenguas que jugaban con el. Las bolas del hombre también eran recorridas por nosotros, lujuriosos y febriles. Mis dedos jugaban con el botoncito de Lara que gemía y tenía un orgasmo tras otro, caliente perra, a la vez ella me pajeaba sutil y lentamente, haciéndome gozar increíblemente. Alan serruchaba a Cacho, yendo y viniendo. Gemía y gruñía, blasfemaba.
Al cabo Alan llenó de leche el ojete del gigante. Cacho nos seguía dando su poronga. Alan se sumo a nosotros y Lara ahora agarraba la verga de su novio y la mía. Agitados, gozosos, resoplando, gimiendo, babeando, fuimos llevando al paroxismo a Cacho que nos regó con su leche abundante, salobre, pegajosa, luego entre los tres limpiamos la vara aún semi blanda de nuestro vecino, y para completar la faena, pasados unos minutos el macho nos regó con su manguera con una orina transparente, fuerte, abundante. Luego nos chupo a cada uno y a mi y a Alan nos sacó otro poco de nuestros jugos.
Así comenzó aquella caliente relación con Cacho el vecino. Creo que alguna vez mi madre también tuvo sus encuentros con el.-