Caballo loco (6)

Continua la saga de la pampa de antaño. Nuevas aventuras.

CABALLO LOCO PARTE VI

Lily se encaminó al establo de los caballos. Un enorme perro danés, su perro Tauro, la seguía a distancia.

En esas horas no andaba nadie por allí. Estaba alejado de la gran casa y la noche estaba cayendo después de un día de despiadado calor.

Caballo Loco había terminado sus tareas con los animales y estaba acomodando algo de paja en uno de los últimos dormitorios para los sementales que tenía bajo su responsabilidad cuando escuchó ruidos en la entrada. Se quedó quieto, esperando ver quien era el que entraba.

La vio venir a Lily. Era una rubia hermosa de unos veinte años. Con unos senos enormes, bien desarrollados para su edad. Estaba hecha toda una mujer. Casi ni respiraba esperando saber que es lo que hacía ella ahí y a esas horas.

El perro husmeó al aire y él creyó que lo habían descubierto. Lily llamó la atención del can y este se despreocupó de todo al oír la voz de su dueña.

Lily entró en una de las barracas anteriores a las que se escondía y Caballo Loco no hizo ningún movimiento.

Ella había entrado donde estaba su caballo blanco "Capricho".

__ ¡Hola dulce!__ se oyó decir a Lily y el caballo movió su cuerpo musculoso.

__ ¿Me extrañaste?__ volvió a hablar. El indio oía todo claramente.

__ Yo también te extrañaba__ miró al perro y volvió a decir __ Tu no te pongas celoso, precioso __ E l perro se sentó sobre la paja.

Lily con sus blancas manos le daba caricias al caballo. Las pasaba por su grueso cuello y tocaba sus orejas. Y le daba besitos en el hocico. "Capricho" pateaba el suelo y movía la cabezota, conociendo estas caricias.

La vergota del animal apareció rosada y enorme. Dura como piedra. Lily llegó a ella, respirando excitada y besando con más furia al caballo que se retorcía animado y caliente. Se arrodilló despacio hasta llegar al aparato del animal, lo observó palpitar bien de cerca. Las venas eran azules y gruesas y tomándolo la pasó por su hermosa cara.

Lo tuvo así durante un rato, hasta encontrar finalmente la lengua con el miembro enrojecido y poderoso. Lo masajeó con las dos manos y lo introdujo en su boca hirviendo de placer, enloquecida. Lo mamaba gustosa y el caballo parecía que iba a desfallecer en cualquier momento.

En tanto Caballo Loco ya estaba alzado al máximo. Su pija parecía a punto de reventar en el pantalón, se acercó aún más a la escena, palpitando de pasión y deseo. El perro movió la cabezota percibiendo que alguien estaba merodeando, pero igualmente se quedó quieto, observando a su ama comerse la verga del caballo.

El vestido de Lily cayó sobre la paja del establo y quedó desnuda frente al animal que se golpeaba inconcientemente en la barriga con su arma serpenteante. Volvió a prenderse a la herramienta de "capricho" que estaba reventando de calentura y hacia movimientos de penetración sobre la exquisita boca de Lily que no largaba la verga por nada del mundo.

De pronto llamó al perro, que se paró en sus enormes patas y avanzó cavilando hacia su ama. Ella solo lo miró y el animal empezó a pasar su rugosa lengua en la cabeza de la verga del caballo. Ella miraba a su perro, mientras con las dos manos pajeaba al caballo sin piedad. Caballo Loco ante tal visión sacó su verga afuera y lentamente comenzó a masturbarse, sin importarle ya si lo veían o no.

El perro ahora se paró detrás de Lily y su lengua se dirigió a la cueva totalmente depilada de esta que gemía y levantaba la cola para que su perro la gozará a pleno. La saliva de este se mezclaba con los jugos vaginales que saltaban a borbotones de Lily.

Tauro ya tenía su pija afuera. Era roja y gorda, y bastante larga, la muchacha la deseo. El perro no se hizo rogar y montándola comenzó a penetrarla por la conchita suave y jugosa. Lily gemía y se retorcía de placer, mientras el caballo la llenaba de leche y ella mordisqueaba y bebía hasta lo que podía. Seguía besando y chupando a su caballo, que no parecía calmarse, porque su verga seguía tan dura como al principio.

Caballo Loco se correría de un momento a otro, ante el espectáculo que presenciaba. La chica estaba ensartada al máximo con el perro que la cojía enloquecido. El perro la tenía bien agarrada de las caderas y ella lo incitaba a que siguiera __ ¡Siiii! ¡asiii, así Tauro, cójeme soy tuya! ¡Ahhhh!__ repetía una y otra vez, al punto de la demencia. El perro se derramó dentro de la chica y la verga bamboleante salió del cuerpo de Lily que se derrumbó sobre la paja del establo.

Caballo loco apareció en escena con su lanza lista para la acción, ella lo vio y el perro se puso en guardia -__ Tranquilo Tauro, eso que ves ahí es para mi ¿No es cierto?

__ Lo que usted diga señorita.

__ ¡Acércate!

Caballo Loco estuvo junto a Lily quien no perdió tiempo en explicaciones y agarró la verga fuertemente y la sacudió de arriba abajo, y el indio sintió correr una oleada eléctrica por todo su cuerpo.

__¡Oh! ¡Es maravillosa! __ dijo la chica babeando al animal erecto, mordisqueándolo, tragando. Pasando la lengua en toda su longitud, deteniéndose en la abertura y volviendo a recorrer todo el esplendor de aquella verga.

Luego de esos instantes de placer miró a su perro __ Ven, quieres probar sus huevos, ven Tauro __ El perro se acercó un poco desconfiado. Olfateó al indio, y paso suavemente un primer lengüetazo por los huevos enormes de Caballo Loco que creyó desmayarse de placer. En tanto Lily seguía colgada de la lanza, ahora Tauro lamía cada vez más intensamente los testículos del indio.

__ ¡Clávamelo!__ rogó la chica y el indio arrodillándose se tumbó sobre ella que lo recibió con las piernas abiertas, el miembro entró directo hasta el fondo y ella lanzó un enorme suspiro de placer. El comenzó a bombearla primero despacio, y luego fue toando un ritmo estremecedor y fantástico. Luego volvió a detenerse, para arrancar suave, sacara la pija y de un golpe volver a clavarla dentro de Lily que estaba a punto de estallar. Mientras tanto Tauro seguía con sus lengüetazos, ahora entre las nalgas del indio que a propósito las abría cuanto podía. Luego volvía a los huevos y Caballo Loco arrancaba otra vez en ritmo salvaje. Mordía las tetas de Lily que a está altura era solo un grito de calentura.

__¡Quiero que me des tu leche! ¡Quiero tragarla!

Al decir esto el indio sacó la herramienta de la cueva de Lily y se la llevó a la boca sedienta de la chica que empezó a succionar sin descanso tragando toda la savia que tiró Caballo Loco. Ella quedó varios minutos con la verga en la boca sin soltarla. Luego le siguió dando besos a todo lo largo y ancho de la lanza que no daba señales de querer reposar.

En eso estaban cuando Tauro seguía lamiendo culo, huevos, pija, ahora dueño de la situación. El indio se dejó hacer, en un momento dado se tiró en la paja con el culo hacia arriba, el animal veloz como un rayo se montó sobre el indio, ya con su vergajo totalmente parado, agarró de las caderas al indio y trataba de meter la pija en el culo ya abierto de Caballo Loco, Lily sonriendo se incorporó, guió con su mano la verga de su amado perro y la puso en la entrada, allí fue la vergota del perro resbalando directo hasta el fondo. La cara del indio denotó un goce increíble, mientras el animal lo serruchaba frenéticamente. Lily masajeó los huevos del perro y sacaba de tanto en tanto la pija del culo y la chupaba dulcemente para volver a clavarla dentro del indio, que deliraba de tanto placer. Tauro se vació dentro del indio y este cayo agotado sobre la paja, el perro siguió lamiendo el líquido que brotaba del culo durante un tiempo y Caballo Loco siguió gozando sin parar.

__¡Vení chupame el culo!__ pidió Lily y Caballo Loco acercándose beso la duras nalgas de la joven, acarició la espalda con suaves besitos y pasando su lengua, caricias que a la chica la enloquecieron de inmediato. Despacio fue llegando a la abertura y al agujero deseado. Con la punta de lengua lo mojó, un momento después paso la lengua una y otra vez incansable, sintiendo como su fierro, que no había bajado un momento se encabritaba cada vez más. Luego fueron besos los que aplicaba cariñosamente en el ano de la chica, instantes después un dedo, que entraba y salía del culo produciendo en ella un éxtasis profundo y embriagador, cuando el indio no aguantó acercó la barra de carne a la entrada del orificio caliente y empujó la cabezota morada, la puerta se abrió sin resistencia, Lily se contorsionó como un reptil, recibiendo en sus entrañas la estaca que la hacía gozar y apretó el culito, a lo que Caballo Loco reaccionó con un incontenible grito de guerra. Una vez penetrada el arma empezó a entrar y salir recorriendo todo el estrecho canal y los dos explotaban de locura, el indio apretaba las tetas de la chica y mordía su cuello sin cesar. Ella con sus dedos rozaba los huevos del indio y los acariciaba, hasta que el no soportó más y llenó el culo de la chica, con borbotones de semen que parecía que nunca iban a terminar de soltar.

Cayeron uno sobre el otro sin dejar de jadear por varios minutos hasta que así como estaban quedaron sumidos en profundo sueño.

Tauro, el perro, entretanto, lamía cariñosamente, la verga rosada y enorme del caballo "Capricho" que estaba enloquecido de placer.