Caballo loco (3)

Relatos de la pampa de antaño que no han quedado registrados en los libros de historia.

CABALLO LOCO PARTE III

Al atardecer del día caluroso Caballo Loco llegaba a una estancia realmente presuntuosa. Se acercó a la tranquera y allí se detuvo. Unos perros enormes le hacían frente y llenaban la Pampa húmeda de ladridos gruesos y amenazantes.

Una figura apareció lentamente preguntando que deseaba.

__ Puedo trabajar señor, en lo que sea

__ Habría que hablar con el patrón. Tu espérame aquí.

__ Podría domar caballos.

__Espérame.

Dicho esto el hombre que era el capataz desapareció con unas últimas sombras de ese día. Cuando volvió a aparecer dijo que podía quedarse y que él era el capataz de la estancia, se llamaba Tobías. Le contó que en la casa grande vivían el patrón, la patrona con sus dos hijas, además del personal de servicio. El patrón le había dado hospedaje y que luego de la cena lo recibiría en su despacho para conocerlo.

Caballo Loco ató su potro y siguió a Tobías a una pequeña casita con las cosas elementales.

__ Por ahora te quedarás aquí. El otro domador se fue hace poco y el patrón ordenó que te dejara aquí. Te traeré comida, saliendo de aquí, al fondo tienes un retrete y podrás asearte allí.

Tobías se marchó y Caballo Loco hizo tal cual le indicó el capataz.

El capataz regresó a las dos horas y encontró a Caballo Loco desnudo sobre la cama.

__ ¡Perdona! Debí golpear

__ No te preocupes, siempre duermo así.

__ Te traje una ropas, porque el patrón quiere verte.

Caballo Loco se vistió delante de Tobías que no pudo despegar la vista del animal dormido que bamboleaba entre las piernas del indio. Luego salieron a la noche que estaba clara y cálida. Cuando llegaban a la gran casa Tobías le advirtió __ El patrón está de buen humor, seguramente el trabajo será tuyo, no lo contradigas en nada.

Paso al despacho del patrón. Era un hombre grande de unos cincuenta años rubio y bien blanco. De grandes manos y ojos verdes. Estaba sentado tras un escritorio.

__ Así que tu eres el indio.

__ Sí patrón

__ Espero que no me decepciones ¿Cómo debo llamarte?

__ Caballo Loco, patrón.

__ Veo que eres un indio limpio. Aquí en la casa vive mi esposa Beatriz y mis dos hijas, Ana y Lili, ya mañana las verás.

__ Sí patrón.

__ ¿tienes experiencia con los caballos?

__ Me he criado con ellos patrón.

__ ¿Los amas?

__ Sí patrón

__ Creo que nos llevaremos bien ¿Quieres beber algo?

__ Lo que usted diga patrón.

__ Ven vamos a ese sofá.

Sirvió dos vasos de ginebra y le indicó al indio a sentarse junto a él.

__ Eres bien parecido sabes

__ Si usted lo dice patrón.

__ ¿Y yo que te parezco?

__ También apuesto señor.

__ No te dije mi nombre, yo soy Armando.

Cuando dijo esto, tomó las manos de Caballo Loco y las acarició y luego las llevó a su entrepierna. Caballo Loco vio como venía la cosa y comenzó a acariciar la verga que empezó a tomar vida. Armando lo atrajo hacia si y le ofreció la boca para que el indio lo besará apasionadamente como el sabía muy bien.

__ Veo que tienes experiencia.

Caballo Loco chupó la lengua de Armando y empezó a bajarle los pantalones, por fin apareció una blanca y firme pija que siguió acariciando y moviendo de arriba abajo, lo que al patrón le producía un enorme placer. Cuando no aguantaba más Caballo Loco engullió la herramienta que sabía caliente y salada, era blanca y estaba bien dura como al indio le gustaba.

Caballo Loco le pasaba la lengua por todo lo largo del miembro, llegaba a la punta y le daba suaves besitos, mientras Armando gemía y sudaba encendido como una brasa. Caballo Loco siguió chupando unos momentos y luego se puso de pie y bajo sus pantalones, así parado como estaba ofreció su culo para que el patrón lo chupara. La lengua del patrón se introdujo en el ano y jugueteó con el por un rato. Caballo Loco entonces tomando la verga la guió con sus manos al caliente agujero y fue entrando poco a poco.

Sentándose en la cabeza roja primero y despacio fue hundiendo la pija hasta los huevos. El patrón gemía y apretaba las tetillas del indio que lo estaba siendo feliz. Unas cuantas sacudidas y el patrón llenó su culo de semen, Caballo Loco sacó la verga chorreando y se la volvió a meter en la boca, limpiando el instrumento que tardó bastante en bajarse.

__ ¡Eres increíble Caballo loco! Me has hecho gozar como nunca. Ahora debes irte y descansar, mañana hay varios sementales que quiero que veas.

Después de decir esto se levantó los pantalones besó en la boca profundamente a Caballo loco y se retiró del despacho.