Caballo loco (16)

Continuan las calientes aventuras de las pampas de otrora.

CABALLO LOCO XVI

Don Ramón caminaba tranquilo por los pasillos de la gran casa, cuando escuchó unos ruidos extraños en una de las habitaciones. Se dirigió despacio hacia donde provenían los ruidos hasta llegar a la puerta de la habitación de su hijo.

Se detuvo dubitativo y escuchó que eran gemidos de placer. Quien gemía supuso era su nuera Beatriz. Estuvo quieto unos minutos y después tentado por el morbo y la curiosidad se agacho hasta la cerradura y espió. Vio a su nuera, una esplendida mujer, en la plenitud de la edad, desnuda, hermosa, tirada sobre la cama, jugando con sus dedos y su concha.

La pija comenzó a erguirse y no sabía que hacer. Miro para todos lados y escucho que había un gran silencio en toda la casa, como si no hubiese nadie en ella. Tomo el picaporte y lo movió lentamente con mucho cuidado de no hacer ruido. Entró y camino unos pasos sin que su nuera lo notara. Se acercó a la cama y la siguió mirando un rato.

__ ¡Realmente eres preciosa Beatriz!__ ella abrió los ojos y lo vio sin inmutarse.

__ ¿De verdad crees eso Ramón?

__ Mi hijo es afortunado al estar rodeado de mujeres tan bellas

__ En este momento no está, ha salido a recorrer la estancia y estaba deseosa

__ ¿ Puedo ayudarte?

__ ¡Claro, acércate!

Ramón se acercó a la cama y ella sin demora tomo el cinturón de su suegro y bajo los pantalones en un segundo, luego arrodillándose sobre la cama desprendió uno a uno los botones de la camisa y la arrojó al suelo, su suegro estaba desnudo ante ella con una floreciente erección que ella no paso por alto.

Allí mismo se prendió de la verga de Ramón y la tragó sin demora, pasando su lengua y apresando con sus dientes la barra de carne firme y salada que la llenó de placer. Pasaba su lengua en toda la extensión de la herramienta y con la mano la sacudía de arriba abajo, mientras escuchaba los quejidos fatales de su suegro.

__ ¿Te gusta Ramón?

__ Lo haces muy bien zorra, eres una preciosa puta

__ ¡Sí, soy tu puta!

Atrapó con otra mano los huevos de su suegro y los apretó de forma sensual, con toda la mano, con los dedos, con las yemas de los dedos, mientras besaba la verga y Ramón ponía los ojos en blanco por la mamada que esa mujer le proporcionaba. Beatriz se llenó de saliva los dedos y hurgueteaba el culo de su suegro intentando meter un dedo dentro del anillo de Ramón que daba pequeños grititos de locura.

Finalmente el dedo entró en su plenitud y ella lo cogía suavemente en tanto seguía mamando y acariciando la verga golosamente. Ramón la separó un momento y se acostó con ella en la cama. La tomo de la cara y comenzó a comer la boca de Beatriz que no se negaba a nada, en tanto apretaba las tetas de aquella fabulosa puta que se estaba cogiendo.

Los besos siguieron por el cuello y sus dedos fueron a parar al clítoris de la mujer y fueron metiéndose en la cueva ardiente de Beatriz que gemía alocadamente y se retorcía como una serpiente. Cuando la boca alcanzó las tetas y los pezones ella casi gritaba y no hacía nada para ahogar esos gritos, los dedos se enterraron en el culo de la mujer y ella se abría como una flor a punto de sangrar.

La verga de Ramón se clavó en la vagina de Beatriz y la cabalgaba en sacudidas salvajes y aceleradas sin tregua, Beatriz lo alentaba a seguir, susurrándole cosas al oído.

Así como estaba sobre ella Ramón buscó el orificio pequeño y entró de un sacudón su pija hasta los huevos, ella pegó un grito seco y al momento siguió gimiendo enloquecida.

Ramón alternaba la concha con el culo, la verga entraba y salía de uno en otro con una vitalidad desconocida en el suegro, en tanto los besos y las lenguas se dirimían en un duelo sin vencedores, ni vencidos.

Ramón sintió que se venía y sacó su pija para bañar de semen los pechos radiantes de Beatriz. Con un tremendo grito Ramón descargó todo su poderío y se lanzó de inmediato a beber y tragar la leche sobre los pechos de su nuera hasta dejarla limpia, estaban intercambiando sabores cuando escucharon una voz detrás de ellos.

__ ¡Papá! ¡Te has cogido a la puta de mi mujer!__ Era Armando

__ ¡Escucha hijo…!

__ ¡Nada! ¡Ven aquí y trágate está poronga que tengo para ti!

Armando se acercó a los dos y colocó su pija a la altura de la boca de su padre, este se engullo la verga palpitante y dura y empezó a chupar haciendo que su hijo se doblara de placer. Beatriz se levantó de la cama y arrancó la ropa del marido y bajo hasta sus nalgas redondas y metiéndose entre ellas alcanzó el agujero de Armando y comenzó a chuparlo como sabía que le gustaba.

En tanto Ramón jugueteaba con el pedazo del hijo y bajaba a los testículos abultados y sabrosos y los lamía con adorable pasión. Armando se tiro en la cama y abrazándose a su padre se regalaban besos calientes y se saboreaban las lenguas. Beatriz se subió a la cama con ellos y se dirigió a las nalgas de su suegro y abriéndolas sin esfuerzo chupó el palpitante ano de Ramón que se movía dejando alzado su culo para facilitar la lamida sensacional que le brindaba Beatriz.

Una vez que el agujero estaba a pleno, bien abierto y dilatado Armando acercó su verga a la entrada fatal y de un empujón estuvo dentro del padre que lo recibió regalándole unos bramidos de animal atravesado y gozoso. Armando entraba y salía de aquel sitio que conocía tan bien y que tanto le gustaba. Su mujer en tanto acariciaba los huevos de Armando y enterraba sus dedos en el culo de su marido que le regalaba gemidos intensos y excitantes.

__ ¡Así, Beatriz, puta, clávame tus dedos, cójeme como sabes hacerlo, ahhhh!

__ ¿Te gusta perra?__ preguntaba Beatriz sabiendo que lo levantaba a mil.

__¡Claro, sigue así mi perra, gózame, dame más!

__ ¡Oh, claro mi reina, zorra histérica! ¡Toma, toma mis dedos!

Beatriz bajaba y lamía los huevos de Armando y besaba la pija en descanso de su suegro que aún no se recuperaba de la cogida que le había dado a ella. Los años le pesaban en ese sentido, pero no en la forma y el placer que le provocaban los encuentros sexuales de cualquier tipo. Allí estaba Ramón en cuatro patas y siendo enculado por su hijo que lo sometía a fuertes vaivenes que lo hacían delirar estrepitosamente.

Su nuera ahora se había colocado bajo su boca para que le chupara la concha y Ramón obediente lo hacía sin descanso. Apresaba el clítoris de Beatriz y lo chupaba y jugaba con el entre sus dientes, para lamerlo luego y volver a chuparlo.

Armando había sacado su pija y la había puesto en la boca de Beatriz que lo tragaba fuertemente y no lo dejaba escapar. Ramón se dedicaba ahora a los huevos de su hijo y los apretaba con las manos y enterraba un dedo en lujurioso anillo de Armando que deseaba más.

Ramón se dirigió con su lengua experta entre las nalgas de su hijo y adornó con su lengua el afiebrado agujero, Armando creyó desmayarse de calentura y bufaba y exclamaba toda clase de palabras sucias, arengado a quienes lo sometían a semejantes caricias a que continuaran con esa ronda de placer que le daban.

__ ¡Clávalo Ramón, clávalo que le gusta, es tan puto, tan puto, es un zorrillo!__ alentaba Beatriz a su suegro que acometía ferozmente con sus dedos el culo de Armando.

__ ¡Ahhhhh, Siiiiiiii, sigue así, como tu sabes, ahhhh!__ decía Armando

Beatriz seguía chupando la pija de su marido y sentía que se vendría en cualquier momento. Ramón se arrimó a la verga deseada y se unió a la boca de Beatriz y los dos ayudaron a descargar a Armando que los bañó de una buena cantidad de esperma en un grito desgarrador y descomunal.

Suegro y nuera limpiaron el falo descargado y se intercambiaron los gustos en besos incontables, unidos en trío a Armando que los acariciaba y besaba a ambos en todas partes de sus cuerpos.