Caballo loco (1)

Relatos de la pampa de antaño que no han quedado registrados en los libros de historia.

CABALLO LOCO (PARTE I)

Caballo loco había seguido al indio pampa durante todo el día. Estaba cayendo la tarde, cuando este se detuvo al borde de un arroyo y desmontó de su hermoso caballo manchado.

Allí lo condujo hacia el agua que corría mansa y tranquila. Comenzó a bañarlo de forma calma y despacio, lo fue mojando y acariciando tiernamente.

Caballo Loco lo observaba a distancia entre unos matorrales verdes y espesos.

El animal se movía nervioso. Bufaba y se movía inquieto. Tal vez por las caricias de su amo. En un momento el indio quedó desnudo y empezó a restregarse cariñosamente con el animal. De pronto ante la vista de Caballo Loco fue apareciendo la enorme verga brillosa del animal. El indio seguía con sus caricias, hasta que fue acercándose lentamente al miembro ya duro del animal que disfrutaba de esas caricias. El pampa tomó con las dos manos la verga del animal. La masajeó dulcemente y férreamente con libido y deseo. Caballo Loco se excitaba ante la visión de esos hechos.

En un momento el indio fue descendiendo hasta quedar con la verga del animal a la altura de la boca. Se la metió tomándose todo su tiempo, nada lo apuraba. Caballo Loco observó que el miembro del indio estaba como una roca y su entrepierna pegó un salto definitivo hacia una erección descomunal.

El indio chupaba, mordía y besaba la verga tremenda del caballo que se quedaba quieto y luego se movía y bufaba como el bello animal que era. Mientras el indio saboreaba la verga con un dedo se extasiaba en su culo moreno y redondo. Esto lo notó Caballo Loco que no sabía cuanto más aguantaría el estar de mirón.

El indio de repente se incorporó y siguió con caricias más importantes, tomando la verga del animal se la pasó por la raja del culo y su cara era una viva transformación del placer que sentía. Ahí Caballo Loco observó el hermoso miembro del indio y lo deseó con furia.

Otra vez el pampa se volvió a arrodillar y volvió a meter en la boca como pudo la lanza del animal que estaba tenso y sus venas se veían a punto de explotar. El indio se había olvidado del mundo y de lo que podía ocurrir a su alrededor. En eso estaba cuando lo sorprendió el chorro de néctar del animal que bufó y se removió enloquecido llenando la boca del indio y chorreando la leche por todo su cuerpo.

El animal quedó con su vara bailoteando unos momentos mientras el indio terminaba de limpiar el arma del caballo.

Caballo Loco no aguantó más y salió de entre la maleza, dirigiéndose montado aún en su propio caballo, acercándose al indio que lo vio cuando ya lo tenía a dos metros.

Caballo Loco saludó confiado y el indio quiso avergonzarse. Caballo Loco dijo __ Hermoso animal…__ el indio sonrojado contestó __ Sí lo he criado de potrillo__

__ No, me refiero al que tienes entre tus piernas__ dijo a fondo Caballo Loco. Se acercó aún más al pampa y mirando hacia la entrepierna volvió a decir__ ¿Puedo?__ y antes de que el indio articulara palabra ya Caballo Loco tenía al sexo duro como piedra entre sus manos, prodigándole caricias que al indio le parecieron enloquecedoras.

Luego se agachó entre las piernas y lo besó suavemente bebiendo el líquido viscoso que escapaba de la punta de la herramienta, pasó su lengua y finalmente lo tragó sin miramientos. Primero despacio y luego tomando un ritmo sostenido, se escuchaban solo los gemidos del indio que gozaba enteramente de la mamada de Caballo Loco. También se comía los huevos del indio y metía un dedo en el culo del indio que no aguantó mucho la chupada y descargó su semen en la boca golosa de Caballo Loco que tragó hasta la última gota.

Lo limpió cuidadosa y amorosamente no dejando nada librado al azar y levantándose buscó la boca del indio que no se la negó y sus lenguas se entrecruzaron y se chuparon amigablemente. La noche estaba cayendo y los indios buscaron rápidamente unas cuantas ramas y adentrándose en el monte encienden una fogata.