Cabalgando con un Texano

Siempre me llamaron la atención los Mormones, incluso trabajé en un lugar donde vivían unos tres o cuatro, pero nunca pensé que mi sueño se realizaría.

Cabalgando con un Tejano

Cerca de mi casa vivían unos Mormones que todos los días salían a misionar por el barrio. Uno de ellos era gringo y el otro era argentino. Yo los saludaba siguiendo su propia costumbre y, de vez en cuando, tratando de imaginarme con uno de ellos pasando un rato agradable… ya fuese en una cama o en un sillón.

Un día, cerca de la media noche, me despedía de mi mejor amigo en la esquina de mi calle cuando vi que el mormón gringo estaba un poco más allá mirándonos. No le di importancia y me dirigí a mi casa. Cuando pasé junto a él, me quedó observando pero no me saludó como de costumbre, sino que caminó más rápido y llegó a su casa antes de que yo pasara. Dejó la puerta abierta, la luz apagada y la música fuerte. Cuando pasé por afuera me saludó.

Yo no quería imaginarme nada, pero mi mente volaba al ver a ese hombre rubio de 1.90 aprox. y con cuerpo de jugador de fútbol americano. Al responderle el saludo comenzamos a conversar, y me invitó adentro. Cuando entré él cerró la puerta y encendió una luz tenue. Yo miraba hacia todos lados como medio perdido hasta que me comenzó a preguntar quién era la persona con la que yo hablaba en la esquina, y otras cosas que me hicieron pensar que él ya me ubicaba en el barrio. Al cabo de un rato me ofreció una partida de ajedrez, a la que yo acepté con una pregunta: _ Bueno, pero, ¿hay apuesta?, a lo que él me contestó, si, pero ya veremos lo que apostamos. Me invitó a pasar a su dormitorio. Allí habían dos camas. Le pregunté si estaba solo _ No. Arriba está mi compañero, pero duerme como un tronco, así que no te preocupes_ Bastante sospechosa me pareció esa aclaración. Nos sentamos en la cama y comenzamos a jugar.

Con cada movimiento de piezas nuestras miradas se encontraban… parecía que cada vez que yo perdía alguna, él me miraba con satisfacción. Finalmente perdí. _ Bueno, me has ganado… que pasará ahora?_ Ya lo veremos después_ dijo, mirando su reloj_ ¡Uhm, ya es tarde, debo irme_ dije, como para presionar y acelerar sus decisiones, si es que estaba pensando lo mismo que yo. Me acerqué a la puerta y le extendí mi mano. En ese momento él tomó mi mano con fuerza y me abrazó, cruzando una mano tras de mi espalda y dirigiendo la otra entre mis piernas. _Tienes un muy grande_ dijo, sintiendo mi pene enorme creciendo dentro de mis jeans. Nuestros labios se acercaron hasta el punto en que pude sentir su respiración en mi rostro. Comenzamos a besarnos, creo que fueron los besos más suaves que me han dado alguna vez. Luego me miró a los ojos y me dijo: _ Yo no debería, soy misionero, pero…_ Shhhht_ lo hice callar y tomándolo de la mano volvimos sobre la cama. Las piezas del ajedrez cayeron al suelo mientras él se abalanzaba sobre mí y me hacía sentir todo el peso de su cuerpo como en una enorme tacleada. No sé cómo logró quitarme toda la ropa, y al mismo tiempo la de él, pero al parecer ya tenía experiencia desvistiendo cuerpos masculinos. Me incorporé violentamente y tomé el control, traté de someterlo y atrapar su pene para saborearlo, él se resistía, hasta que logré acercarme lo suficiente para llevarlo a mi boca. No era más grande que el mío, pero como mi dotación es de las grandes, tampoco lo convertía en algo ínfimo. Chupé con delicia ese pene y esas bolas depiladas, mientras él gruñía de placer, en una mezcla de español e inglés. Alejé mi boca de sus piernas y le dije_ Ahora te toca conocer lo bueno que tengo_ y agarrando su cabeza metí todo mi pene en su boca…definitivamente si tenía mucha experiencia en ello porque me hizo sentir en la gloria. Cuando presentí que el estallido se acercaba aparté su cabeza y le dije_ ¿Te han penetrado alguna vez? _ No, no, but… is the bigest that i’ve see_.

_Bueno, entonces ahora conocerás el verdadero placer_ y sometiéndolo delante de mi con las rodillas sobre la cama separé sus muslos y me dispuse a meter mi arma en su culo. Poniendo mis dedos sobre su agujero y humedeciendo lentamente coloqué la cabeza de mi pene y empujé: Con un shok de placer y un grito suyo sentí como mi pene entraba por ese estrecho conducto. Como buen tejano, se defendió como un caballo salvaje de mis embestidas, pero una vez dominado el dolor, comenzó a moverse rítmicamente, transportándome hasta el orgasmo más brutal de mis tiernos años, pues llené todo su interior de semen caliente. Apenas se dio cuenta de que ya había eyaculado, volteó y rápidamente comenzó a lamer las gotas que habían caído sobre su piel y la mía, al mismo tiempo que se masturbaba aumentando la cantidad de semen esparcido sobre nuestros cuerpos.

Permanecimos un rato abrazados sobre la cama y luego de unos largos besos comenzamos a vestirnos, con la promesa de que lo sucedido no afectaría su desempeño en la misión. Nos despedimos en la puerta y me dirigí a mi casa, sonriendo de satisfacción, pero triste a la vez por enterarme de que esa era su último fin de semana en Chile, ya que al día siguiente partiría rumbo a Texas, su hogar

Bueno amigos, así es como aprendí tres cosas muy importantes para la vida:

1.-Puedo hacer el amor en dos idiomas

2.-No importa cuan rudos y machos sean los vaqueros y los jugadores de fútbol americano, siempre pueden ser domados.

Saludos.

Rinaldo.