Busco sexo real
Suceso real en el cual la persona que lo escribe consigue quedar con una chica a traves de internet. Muy caliente.
Estaba yo como un día cualquiera delante de mi PC, en mi casa, intentando pasar el rato como uno mas o menos puede, no sé si me entenderán, por que la verdad, sé que no soy el único que usa Internet como un medio de comunicación a través del cual salen las partes mas oscuras de uno mismo.
Ya me entienden, es como cuando vas en coche y no sabes como pero tu forma de ser cambia, te conviertes en el conductor mas duro, mejor y mas intolerante que hay en la carretera, aunque en realidad sabes que no es así, por que en realidad eres tímido, poco sociable y para que engañarnos, bastante cobarde.
Pero es así, y aunque no sé por que, el hecho de tener una carcasa que te protege y un poco de velocidad para salir corriendo hace que te autoestimules y te sientas un dios entre ovejitas.
Bueno, pues eso es exactamente lo que pasa con Internet, como sabes que tienes delante una pantalla que no va a reaccionar ante tus insultos o pensamientos mas obscenos, y te siente protegido, pues sacas de ti lo que en realidad deseas ser o sencillamente lo que en ese momento te gustaría interpretar.
Pero bueno, sigamos; El caso es que entre en un chat en el cual se exhibían fotos y mensajes de carácter porno erótico con un nick de lo mas provocador "Buscosexoreal", que definía exactamente lo que buscaba en ese momento.
Estuve un rato visionando fotos y la verdad es que la temperatura de mi cuerpo comenzaba a subir, las fotos eran muy provocadoras, las había explicitas, eróticas e incluso aberrantes, de repente un mensaje privado llego a mi PC, era de una tal Paola y simplemente decía: "Hola".
Comenzamos a hablar, de lo de siempre, ya sabéis; que como eres, que edad tienes, que de donde, etc, etc. El caso es que cogimos algo de confianza y ella me pregunto que si era verdad eso de sexo real, yo le dije inmediatamente que si, aunque sentí un nudo en la garganta por que intuía que podía convertirse en realidad (Ya sabeis, lo que os he explicado antes), y como éramos de ciudades muy cercanas y a ella la veía muy atrevida, me entró la timidez, pero me armé de valor y le di mi dirección esperando que fuera simplemente un farol, aunque en realidad estaba deseoso de que sucediera. ¿Verdad que es contradictorio?
Todo transcurría igual que hasta entonces cuando sonó el timbre de la puerta, el corazón me dio un giro de 360 grados, eran altas horas de la mañana y sabia que podría ser ella, me levante tiritando de la silla de mi escritorio, agobiado por el miedo, fui hacia la puerta y observe por la mirilla, ¡era una mujer! ¡Sin duda era ella!.
Me quede dudando durante unos segundos hasta que volvió a sonar el timbre, esto me hizo reaccionar y abrí la puerta, pregunte ingenuamente que quien era y ella simplemente sonrió, Abrí la puerta del todo y la deje pasar, no dejaba de mirarme a los ojos con una mirada penetrante, daba la sensación de ser una mujer muy segura de si misma, sin miedos, sin dudas, todo lo contrario que yo. Cerré la puerta y me di la vuelta, ella me estaba esperando, se acerco lentamente y me beso, suavemente, dejando resbalar sus carnosos labios contra los míos, yo la abracé, sin decir una palabra, la bese suavemente mientras mis manos palpaban su cuerpo centímetro a centímetro.
Entramos hasta el salón de esa forma, parecía que ella me guiaba a mi en mi propia casa, me llevo hasta el sofá y me empujo sobre él. Entonces fue cuando empecé a reaccionar, la mire, era muy guapa, tenia unos labios rojizos y gruesos, preciosos; unos ojos negros muy profundos, su pelo era moreno y le colgaba por la cintura, ondulado y abundante, llevaba una falda negra hasta las rodillas, muy ceñida, con una raja en el lateral que dejaba intuir lo que había debajo, llevaba una blusa ajustada de color blanco con varios botones abiertos por arriba y por abajo. Se me quedo mirando y me dijo: ¿No me invitas a una copa? Yo estaba en coma, impresionado por la situación, miró hacia un lado y vio el mueble bar, se acerco hasta el, y se sirvió una copa de whisky, me dijo que si quería y entre balbuceos la dije que sí.
Me levante y armándome de valor fui hasta donde ella, la abracé por la espalda mientras seguía sirviendo, separe su pelo para poder besar su cuello, dulcemente, poco a poco. Recorrí todo su cuello con mi lengua, lentamente, de orejita a orejita mientras mis manos tocaban sus pechos por encima de su camisa.
Ella movía su cuello de lado a lado disfrutando de la situación, yo con mis manos seguí investigando hasta llegar a su coño, pase la mano por encima de su falda, lentamente pero cada vez con mas fuerza. Simplemente me dijo; "Así, despacito, disfruta de lo que ha llegado a tu casa".
Subí mis manos y la desabroche su camisa, la deje caer al suelo, seguimos en la misma posición, pegados uno al otro, aprovechando el calor mutuo que desprendíamos, solté su sujetador y a la vez que caía hacia el suelo sus pechos hicieron el mismo movimiento.
Eran uno pechos preciosos, suaves y voluminosos, los toque con mis manos mientras seguía besando su cuello.
Poco a poco fui remangando su falda hasta que mi mano se coló por debajo de la misma para tocar su sexo, estaba húmedo, sin duda estaba excitada, ella notaba como mi pene crecía al rozar con su culo, entonces la di la vuelta, la bese en esos labios carnosos mientras agarraba su culo apretándolo con fuerza. Bajé con mis labios por todo su cuerpo, desde sus labios, a través de su cuello, por sus pechos, en los cuales me entretuve un momento.
Mordisqueé sus pezones que estaban duros por la situación, seguí bajando por su barriguita, por su ombligo, hasta llegar a su coño, lo lamí lentamente por encima de sus bragas, ella empezó a gemir mientras agarraba con fuerza mi cabeza. Bajé sus bragas hasta los tobillos lentamente explorando con mi vista sus piernas largas y perfiladas.
Luego volví a su coño. Lo lamí con fuerza hasta que ella me levanto para agacharse; me desabrocho los pantalones y me bajo los calzoncillos. Creo que esto no duro mas de dos segundos, mi pene estaba duro y erecto como nunca, lo cogió con una mano, luego con la otra y se lo metió de golpe hasta dentro, volviendo a sacarla al instante, repitió esto varias veces hasta que arto de esto, la agarre de la cabeza y no la deje retroceder, empezó a mamarla con fuerza una y otra vez, desde sus labios hasta su garganta, desde mi punta hasta mis huevos, y cuando estaba ha punto de explotar, la incorporé, la lleve hasta la pared, la bese mientras agarraba una de sus piernas, se la levante y le clave mi pene, con fuerza, de una sola vez.
Oí un pequeño quejido, eso me puso aun mas, se la volví a sacar, y note como cambiaba su mirada.
Lo repetí varias veces, hasta que no me dejo separarme de ella, apretándome contra si misma, el ritmo subía mientras besaba mi cuello, notaba como su cuerpo y el mío empezaban a sudar, notaba como sus rodillas temblaban mas y mas, entonces la di la vuelta, la apoyé contra la mesa del mueble bar, dejando su culo a mi servicio, agarre sus nalgas y se la volví a meter mientras se frotaba sus voluminosos pechos una y otra vez.
Entonces fue cuando me pidió que se la metiera en el culo, no espere ni un segundo, no había acabado de decirlo y ya se la había metido, esta vez no entro tan fácilmente, pero eso me puso aun mas, se la metí una y otra vez, mientras observaba como sus nalgas rebotaban contra mi cuerpo al mismo compás que sus pechos.
Estaba a punto de correrme y ella no paraba de gemir y de decir "Mas, mas, mas". Se reincorporo de repente, se arrodillo frente a mi pene y comenzó a chuparlo como si de ello dependiera su vida, yo no podía mas y se me escapó todo lo que tenia dentro, fue increíble, no dejo que se escapara nada, excepto un pequeño chorro que callo sobre su pómulo. Lo chupó y lo rechupó una y otra vez, no dejo nada de mi leche, y la que le había quedado en el pómulo la chupo con su lengua como si de una iguana se tratase.
Me deje caer en el sofá, exhausto y atontado por lo que me acababa de pasar. Observe como ella sin inmutarse se vestía poco a poco mientras me miraba con cara de satisfacción, me acerco la copa que ni siquiera habíamos probado, cogió la suya y me la acerco para que brindáramos, se la acerco a los labios y se la bebió de un trago, yo no pude ni probarla.
Seguí observándola mientras se dirigía a la puerta, con la copa en la mano, la dejo en la mesita de la entrada y se marcho, con un dulce golpecito en la puerta.
Yo me quede sentado en el sofá, en la misma posición en la que me había dejado, con la mente ocupada intentando asimilar la situación. A la mañana siguiente me levante del sofá, sorprendido, perdido, dubitativo, pero, ¡satisfecho!.