Busco mujer interesada en acompañarme - 3

“Busco mujer interesada…” La convivencia hace que nos vayamos desinhibiendo y empecemos a portarnos con más naturalidad

  • buenos días

  • sabes… me gusta dormir así, creo que vamos a ir de fiesta todas las noches

  • pufff, calla, no vuelvo a probar el vino en toda mi vida.

  • mal día has elegido para tomar esa decisión: estamos en Jerez.

Bueno, habría que adaptarse al vino, pero intentaría no mezclar, o no abusar en la cena, con tantas variedades. Y también están muy bien los buenos propósitos si eres capaz de cumplirlos. Nos vestimos y aseamos rápido, la verdad es que era un poco tarde, pero yo batí mi record para darle tiempo a él a entrar en el baño, que también tenía derecho.

Y ya decidí ene se mismo momento seguir con la tónica de anoche: entré desnuda en el baño y no me preocupé de si miraba mientras se afeitaba en la habitación con la maquinilla, y busqué la ropa y me vestí sin esas precauciones de si estaría mirando o no, total, después de la noche pasada, poco nuevo tenía que verme ya.

El desayuno fue en el mismo tren y de ahí echamos a andar por las calles hasta el centro, vimos el alcázar, entramos en una bodega, en la que de verdad que apenas probé de lo que nos ofrecían y salí de allí con un paso bastante seguro.

Comimos en un restaurante de Sanlúcar y nos dejaron en Jerez en la estación a los que quisieron y en la ciudad a los que preferimos andar un poco antes de cenar. La verdad es que Armand aguantaba muy bien el andar, y yo necesitaba moverme, de modo que paseamos por las calles, paramos a ver tiendas y a media tarde nos sentamos a merendar en una terraza.

  • hoy te vas a acostar como anoche?

  • bueno, anoche estaba un poco mareada, por decirlo finamente, no creo que esté bien.

  • pues para mi estuvo muy bien, y como te diste cuenta, me porté como un caballero, o casi, casi.

  • bueno, ya veremos, el problema es que si lo repito más veces, no sé yo si seguirás siendo un caballero siempre.

  • sí, eso es cierto. La verdad es que fue una tentación muy fuerte, ja ja ja.

  • y que te parece si dejamos que sucedan las cosas según vayan saliendo, todo de forma natural como dijiste tu el primer día.

  • pues me parece muy bien, estoy de acuerdo.

Se estaba a gusto allí, no hacía demasiado calor y así se lo dije. Estábamos cerca del mar, me respondió. Yo soy de tierra adentro y no sabía que eso pudiera afectar al clima o a la temperatura y le dije que era bueno saberlo, porque allí solía hacer calor y no quería ponerme una ropa demasiado gruesa, o al revés, helarme de frio, porque no teníamos manera de ir al hotel a por ella, si las excursiones iban a  ser como las de hoy.

Me prometió que me avisaría con tiempo, por las mañanas, que él se enteraba de esas cosas por el teléfono. Luego comentamos algo del resto de pasajeros, yo era la más joven del grupo por lo que llevábamos visto, y no sé cómo le comenté que no entendía como no se asaban con esas ropas y vestidos que llevaban, algunas iban incluso con chaqueta y ellos con corbata.

  • pues pueden ser costumbres, o que no les afecta tanto el calor, o que siempre han vestido así, vete tú a saber.

  • es que a veces me da la impresión de que no estoy muy acorde, no quisiera desentonar.

  • nooo, tu vas perfecta, me defraudaría si vistieras como ellas. Tienes buen cuerpo, unas piernas perfectas, y me parece muy bien que las luzcas.

Y la verdad es que las estaba luciendo, no se me veían las bragas de puro milagro, así sentada en aquellos sillones bajos, pero no había manera de bajar la leve falda de seda para taparme los muslos, al estar las rodillas un poco más altas, y no me importaba que me mirasen, nunca me ha importado, lo que tiene una de bueno está para lucirlo, pero no sé porque pensaba que a él le iba a parecer demasiado descarada y así se lo dije.

  • de ninguna manera, anoche con la oscuridad no pude verte bien del todo, pero estas muy bien, de arriba y de abajo.

  • jajajaja, también me viste de arriba?

  • mas que verte, te sentí. Hacía mucho tiempo que una mujer no se pegaba a mí de esa manera.

  • uy, perdona, lo siento, pero no quise molestar, la verdad es que no me di cuenta de nada hasta que desperté por la mañana.

  • bueno, pues mejor, así fue todo natural como yo quería que fuese, pero lo puedes repetir siempre que quieras, no te preocupes por mí.

Reímos los dos, como era de esperar, y decidí que sería más yo, más atrevida, en vista de la buena acogida y de que él disfrutaba de mi forma de ser, y le encantaba mi vestuario, tal vez por dar envidia a los demás, aunque nunca le vi presumir de dinero como otros de nuestros acompañantes, llenos de joyas y tirando siempre a lo más caro

En los hombres que se cuidan un poco no se notan los años, saben disimular mejor la edad, y este era su caso, vistiendo informal pero con buena ropa, de calidad, siempre bien arreglado, y lo más importante, no me veía como una mujer “alquilada” para unos días, no abusaba de su posición sobre mí, éramos compañeros y amigos que hacia un viaje juntos, como si realmente fuéramos una pareja de toda la vida.

Era feliz y me agarré de su brazo, bien pegadita a él que sonreía mientras caminábamos por las alegres calles llenas de flores, hacia la estación. Decía que debíamos arreglarnos un poco para la cena, aunque para él yo estuviese perfecta, pero que nos vendría bien refrescarnos un poco.

Me comunicó que ese día no nos moveríamos de allí, haríamos noche de nuevo en Jerez, de modo que tampoco había prisa porque se fuera el tren sin nosotros, pero que lo cierto es que la comida  a bordo era tan buena que posiblemente no encontrásemos en la ciudad mejor calidad y servicio.

Esta vez entró primero al baño mientras yo buscaba ropa un poco más elegante y algunas baratijas para adornarme un poco, me quité lo puesto y en ropa interior me dediqué a colgar lo de hoy y a ver entre las perchas apretadas, que estaría bien. Cuando salió ya casi listo y envuelto en una toalla estoy segura de que se me quedó mirando, pero se puso también al otro lado a revisar su ropa.

  • me gusta ese conjunto

  • pues… pensaba cambiarlo para cenar, debe oler ya mal después de todo el día.

  • no creo que huela mal, pero si quieres te doy mi opinión.

Entré en el baño, me lo quite y me enrollé en la toalla, luego arrojé las bragas y el sujetador sobre la cama, a su lado. No creí que se atreviera, pero lo hizo: agarró el sujetador y se lo paso por la cara, lo olió bien, y puso cara de estaxis, y a continuación, y eso si que ya no me lo esperaba, hizo lo mismo con las bragas, aspiró bien el perfume y dijo que se las quedaba para disfrutar de vez en cuando mi aroma. Solo pude reír un poco azorada, viéndole con las bragas cubriendo su cara y diciendo que ninguna fragancia en el mundo podía igualar eso.

Me puse la nueva ropa interior en el baño, para no animarle más de lo que estaba, y cuando estaba lista regresé a la habitación a vestirme.

  • uhmmm, conjunto nuevo. Me gusta ese también, es más pequeño.

El sujetador era igual, pero si, las bragas eran más chicas, un triangulito por delante bastante trasparente y algo más grande por detrás unidos por dos finas tiras de encaje.

  • te depilas alguna vez por ahí abajo?

  • solo en verano, cuando voy a la playa, para que no se note con el bikini.

  • me gusta así, donde hay pelo hay alegría.

No sé de donde había sacado aquello, pero se estaba fijando demasiado en mi, las bragas eran tal vez demasiado trasparentes y se veía oscuro a través de ellas, pero yo juraría que no era tan evidente, así que me di un poco de prisa en ponerme el vestido, luego los pendientes de perla y un collar igual, ultimo repaso al pelo y estaba lista.

  • espera, donde vas así?

Supongo que no se había dado cuenta debido a la nueva visión que le ofrecí antes de vestirme, pero mis bragas blancas asomaban por el bolsillo de su camisa. Se lo tuve que señalar, entre apurada y divertida, no sé si lo estaba haciendo aposta, pero tampoco quería que mis bragas, y además usadas, se paseasen por todo el salón comedor.

Al fin salimos a cenar, me moderé con el vino, nada de copa al final y una bebida sin alcohol en el salón donde pasamos después de cenar a oír música, y no muy tarde esta vez, estábamos cansados, nos retiramos a dormir, mientras unas parejas escandalizaban gritando y bailando, y consiguiendo que les fuéramos dejando solos con su alegría demasiado estruendosa.

Como me estaba dando cuenta de que él era mucho más rápido que yo, le insistí en que pasase primero al baño, me gustaba desmaquillarme y tal con tranquilidad, y no pensando que estaría esperando y esperando, y a lo mejor con prisas, mientras yo me lo tomaba con toda mi calma, y así además aprovechaba para cambiarme tranquilamente y entrar ya en el baño con el camisón puesto, y no volver a darle el espectáculo.

Esta vez me puse un pijama de seda, con un pantaloncito corto, casi como los que usaba él, pero algo más chico, y la camisola de tirantes, todo ello con encaje arriba y abajo, en tonos pastel con flores grandes, esbozadas. La verdad es que me veía bien, y además era más discreto que como dormí la noche anterior.

Apareció Armand ya en pijama y me preguntó si no me importaba que se quitase la camisa, la parte de arriba, que no solía usar nunca y le daba mucho calor y se le enredaba. A mí me daba igual, ayer no se la puso tampoco, pero supongo que estábamos los dos algo distraídos con el alcohol, o no se le ocurrió preguntar.

Nos tumbamos los dos en la cama, a medio cubrir con la sabana, hacía calor pero habíamos decidido no quitar la colcha porque en mitad de la noche refrescaba y ahí estaba para taparse, y yo pensé si darle un beso también como anoche, de modo que me volví para quedar frente a él.

Nos quedamos mirándonos un buen rato a ver quien daba el primer paso, y al final fue él quien lo inició todo.

  • Siempre usas sujetador?

  • pero … qué pregunta, jajajaja. Y eso?

  • bueno, te estoy viendo ahora sin él y la verdad es que no lo necesitas, estas muy bien, y ayer que te lo pude ver al natural, y… pues la verdad, es que esta mejor sin ocultar.

  • quieres que no me lo ponga algún día? Es eso?

  • me gusta que te miren cuando vas a mi lado y que todos piensen en la suerte que tengo.

  • pues no sé, donde toca ir mañana?

  • estaremos toda la mañana visitando Cádiz, y a mediodía comeremos aquí.

  • pues si te hace ilusión, puedo ir sin él por la mañana y a la hora de comer me lo pongo, para que no se me queden mirando todos los pasajeros.

  • me parece muy bien

Me explicó un poco la jornada siguiente, por la tarde seguiríamos hacia Ronda, haríamos noche allí, y llegaríamos sobre la hora de cenar, y tendríamos un día de bastante calor, bueno para ir fresco, con ropa ligera y cómoda.

  • apago la luz?

  • espera, que no te he dado las buenas noches.

Me acerqué a él, muy cerca, hasta que nuestros rostros quedaron casi pegados, sentía su aliento y su respiración un poco agitada, pensando que sería lo que iba a hacer, aunque solo aproximé mi cara y le di un beso suave en la boca, igual que ayer, pero no me retiré, me quedé en el sitio mirándole.

Su mano me acarició el rostro y yo le dejaba hacer, luego se acercó más y posó sus labios en los míos, pero no como yo, se le veía ansioso, deseando el contacto, hasta que noté su cuerpo cada vez más cerca y su pecho desnudo se posó sobre el mío.

Me estaba besando con pasión y de pronto me entró el pánico, me vino a la cabeza la idea de que estaba intentando cobrarse el viaje, y me desconcentró, me quedé agarrotada y fría de golpe. Él se dio cuenta, estaba agarrotada, no respondía, y caballerosamente se retiró a un lado.

  • no quieres?

  • no sé, tal vez es un poco precipitado, no quisiera dejarme llevar por el momento. Si lo hacemos quisiera estar completamente segura.

-sí. Lo entiendo. Un beso de buenas noches?

  • por supuesto ¡¡¡

  • pero esto no será un obstáculo para que mañana vayas sin sujetador, no?

  • jajaja, no lo será, te prometo que mañana no me lo pondré.

Le di un beso y le deseé buenas noches, como en días anteriores, pero agarré su mano entre las mías, y hasta que conseguí dormir al fin, estuve pensando el por qué había sido tan tonta de frenarle, si lo estaba deseando, y creo que él lo hacía porque de verdad le gustaba yo, pero tal vez fuera mejor hablarlo un poco antes. Tampoco quería que llegase a pensar que era fácil acostarse conmigo, y desde luego, que yo no era el pago por este viaje maravilloso.