Buscando un milagro
Un día que estaba deprimido decidí escribir...
Buscando un milagro
Capítulo 1.
Jennni acababa de levantarse al sonar el despertador. Se escuchaba pasar un camión desde su apartamento invadido por el frío y la humedad. Todavía no había amanecido del todo y un nuevo día tocaba a su inicio. Días como aquellos le hacian desear no haber nacido. Tenía las articulaciones doloridas. Afortunadamente vivía sola, pues había tenido malas experiencias con compañeros de piso. Tenía que encontrar un trabajo y pronto o sería un adorno navideño más congelado en la calle. Ya había vencido un mes de alquiler y aún no había pagado. Sea como fuera decidió ver el lado positivo. Fue a darse una ducha para descubrir que el agua no salía, su casero seguramente se la había cortado, así como descubrió después también el gas. Saco de la nevera un resto de un bistec congelado y lo puso sobre la mesa circular de la cocina. Um, se entretuvo un rato poniéndolo en varias posiciones decidiendo cual le favorecía más, je, je. Que el humor no faltase.
Sacó de una caja de cerillas vacía una vela que guardaba para las ocasiones especiales, de esas de cumpleaños, e introdujo su peana en una rendija de la mesa. Ahora le faltaba algo para beber, había un brick con leche caducada, pero solo de una semana. ¡Menudo festín le esperaba!
Se sentó en la silla azul que chirrió un poco. Sacó su mechero y encendió la vela con una sonrisa en la boca. Guau. Se frotó las manos enérgicamente para tanto para animarse como para calentarlas.
Aquel bistec estaba.... duro, pero era su bistec y a ella le encanto. Descidió que no iba a dejar nada para la hora de comer. El reloj de la mesilla dio las 7 de la mañana. Se puso quitó la ropa y se puso sus tejanos, la sudadera y unas manoplas y salió a la calle. Se conocia la ciudad tan de cabo a rabo de tanto patearla que los contribuyentes le deberían pedir a ella un plus específico por desgaste de la propiedad pública.