Buscando un local de intercambio (Corregido)

Relato corregido. Nuestra experiencia en un club liberal en el que conocimos a una pareja irlandesa con la que tuvimos una deliciosa sesión de sexo....

Hola de nuevo, queridos lectores. Os contaba en mi primer relato ("Viaje de placer") que recientemente habíamos disfrutado mi novio Nacho y yo de unas vacaciones en el sur de España, concretamente en Marbella. A los que la conozcáis no hace falta que os diga nada, pero a los que os es desconocida no puedo dejar de recomendaros que la visitéis, sobre todo por su clima y el ambiente que tiene. Habíamos alquilado un apartamento y nuestros días, como ya os dije, se basaban en ir a la playa o a la piscina de la urbanización, a comer o a cenar a algún restaurante o simplemente salir a tomar una copa y a bailar.

Aquel día habíamos vuelto de la playa y estábamos sentados en el salón disfrutando del aire acondicionado y viendo la tele mientras planeábamos qué hacer esa noche. Yo estaba en el sofá, abanicándome, únicamente con la braguita de mi bikini (un bikini que perdí después en un inesperado y placentero encuentro), mientras Nacho curioseaba en el portátil buscando sitios nuevos que visitar. De repente llamó mi atención mientras me sonreía pícaramente. Había encontrado una especie de guía en la que aparecían diversos locales de ambiente liberal, y algunos de ellos se encontraban en las cercanías. Os contaba en ese relato que éramos totalmente liberales, por lo que le pregunté si le apetecía ir, respondiéndome él que si a mí no. Me quedé pensando unos instantes, más que nada porque un buen polvo merecía la pena. No es que no disfrutase con él o tuviese carencias, pero sabía que le encantaba verme disfrutando tanto de las pollas de otros hombres como con mujeres por mi condición de bisexual. Finalmente accedí a su proposición.

Pasamos el resto de la tarde hasta que nos dispusimos a ducharnos y vestirnos para salir, decidiendo que primero cenaríamos en un restaurante en el que ya habíamos estado un par de veces y que después de tomar una copa iríamos al local. Me duché y mientras estaba bajo el agua me repasé a conciencia mi depilación. No es que me hiciese demasiada falta, ya que me la había hecho un par de días antes de salir de Madrid, pero ya tenía algunos pelitos que me quité, repasando especialmente mi coñito para que luciese bien. Cuando terminé me maquillé y elegí la ropa que me pondría esa noche, eligiendo un tanguita de hilo y un ajustado vestido blanco de licra que se ceñía a mi piel y que apenas tapaba mis nalgas, aunque no me puse sujetador porque el vestido dejaba toda mi espalda al aire. Cuando salí me dijo que estaba preciosa y me besó mientras me acariciaba, teniendo que pararle porque de otra manera hubiésemos terminado directamente en la cama. Salimos de casa y nos montamos en el coche para dirigirnos al restaurante donde la cena transcurrió en un ambiente genial ya que esa noche actuaba una orquesta en directo, así que además de cenar también bailamos un poco. Tuvimos especial cuidado de no pasarnos con la bebida, en parte por los posibles controles policiales y en parte por no tener un accidente, ya que no sabíamos exactamente dónde estaba el local y nos tuvimos que guiar por el GPS hasta que llegamos a una zona de chalets donde se encontraba nuestro destino.

Era bastante grande, con un elevado seto que rodeaba toda la parcela, y cuando pasamos la cancela nos encantó el buen gustó con el que se encontraba decorado. Nos abrió la puerta una chica realmente guapísima, alta, con el pelo negro y largo, unos ojos verdes preciosos y un par de tetas que provocaron que Nacho no las perdiese de vista. Llevaba un vestido parecido al mío, aunque un poco menos escandaloso, y tras presentarse nos enseñó las instalaciones que recorrimos para familiarizarnos con las mismas. Tenía un jacuzzi muy grande, donde podían caber tranquilamente varias personas, así como una piscina en la parte trasera, en la que vimos a varias parejas charlando entre ellas o besándose y acariciándose en las camas libanesas que la rodeaban. Lo que me llamó la atención fue que estaban completamente desnudos, lo que me permitió atisbar varios cuerpos que empecé a desear. Mirando a mi novio a los ojos me di cuenta de que a él le pasaba lo mismo.

Como era nuestra primera vez en ese sitio, aunque no en locales de ese ambiente, decidimos tomar una copa en una especie de bar que había en lo que se suponía debía ser el salón principal de la casa. Mientras bebíamos mirábamos disimuladamente a la gente que había, valorando quiénes nos gustaban más o menos. Por el rabillo del ojo me di cuenta de que había una pareja a cierta distancia que nos miraba de hito en hito, no apartando la vista el hombre de mi cuerpo. Por lo que pude vislumbrar por la tenue luz no estaba nada mal. Era alto, rubio, aparentemente turista, y un cuerpo que evidentemente era fruto de horas de gimnasio, mientras que la mujer aparentaba ser un poco más alta que yo, pelirroja, y bastante guapa. Me di cuenta de que parte de las personas que se encontraban allí simplemente iban cubiertos con unas toallas, y justo en ese momento se nos acercó la recepcionista y nos dijo que se le había olvidado decirnos que había unas taquillas en las que podíamos dejar nuestra ropa y quedarnos igual, por lo que decidimos quedarnos igual.

Al poco rato se nos acercó la pareja que he citado, presentándose ambos y mi novio se levantó para ofrecerle su asiento a la mujer, cosa que ella agradeció con una sonrisa y un guiño. En un medio español chapurreado nos dijeron que eran irlandeses y que estaban de vacaciones, empezando nosotros a hablar con ellos en inglés para que se sintiesen un poco más cómodos, ya que nos dimos cuenta de que nuestro idioma no era su fuerte. Nacho no tuvo problema para hablar, ya que lo habla bastante bien por su trabajo anterior aunque a mí me costó un poco más, aunque al poco rato ya nos entendíamos perfectamente, corrigiéndome ellos entre risas cuando veían que me equivocaba. Resultaron muy simpáticos y parecía que nos conociésemos de toda la vida.

Durante la conversación me daba cuenta de que el marido no me quitaba la vista de encima, rozándome de vez en cuando las piernas cuando me decía algo o acercando su boca a mi oído para dedicarme algunos susurros que provocaron que empezase a ponerme un poco nerviosa y a sentir cierta excitación. En ese momento la mujer me pidió que la acompañase al servicio, diciéndoles a nuestros hombres que nos esperasen en la zona de la piscina. Allí en el baño, despojadas de nuestras toallas y totalmente desnudas, pude verla a placer. No me había equivocado, y a pesar de sus 40 y pico años tenía un cuerpo realmente bonito. Ella me miraba diciéndome también que era muy guapa, y sin darme cuenta sentí sus labios besándome, a lo que le correspondí, mientras ambas nos acariciábamos. Cuando paramos le dije que si quería que calentásemos a nuestras parejas, contestándome entusiasmada que sí, por lo que nos dirigimos a la piscina aunque ya sin las toallas.

Cuando nos acercamos vimos en sus ojos una mirada de aprobación. Besé a mi novio y me senté al lado de John (voy a llamarle así y a ella Linda) mientras que ella se sentaba al lado de Nacho. Desnudas como estábamos no tenían problema para mirar nuestros cuerpos, y empecé a sentir su mano acariciando mis piernas. Vi que Nacho y Linda se estaban besando, con las manos de mi novio acariciando su cuerpo, así que no opuse resistencia cuando John decidió besarme. Sentía sus manos por todo mi cuerpo, acariciando mis tetas y mi culito, mientras mis manos le despojaban de la toalla que cubría lo que tanto quería ver. Cuando alargué mi mano noté una polla dura, un poco más gruesa que la de Nacho aunque no tan larga. Le pedí que parase y levantándome cogí a Linda de la mano y la hice levantarse para que me acompañase a bailar.

Ambas empezamos a contonearnos al ritmo de la música, adoptando poses muy sexis y sugerentes para que no perdiesen detalle de nuestros cuerpos. Enfrentadas las dos empezamos a besarnos y a acariciarnos cada vez con más deseo. Empezamos a bajar hasta que quedamos de rodillas las dos, continuando con los morreos mientras nuestras manos acariciaban el coñito de la otra y nuestras tetas. La hice tumbarse boca arriba para lanzarme a devorar su sexo con mi lengua, el cual me encontré totalmente mojado como ya había notado mi mano. Era una delicia aquel conejito depilado, apenas con una fina tirita de vello pelirrojo, y mi lengua recorría toda su raja, deteniéndome en5 su clítoris y en la entrada de su vagina. Empecé a girarme para ofrecerle el mío y, casi al instante, pude notar como su lengua, sus labios e incluso sus dedos me devolvían la caricia en un 69 lésbico delicioso.

Absorta como estaba en comerle su coño no me di cuenta de que John se había colocado detrás de mí hasta que noté su polla en mi rajita. Me giré y con un gesto de aprobación le hice ver que quería que me follase, empezando a metérmela después de que Linda le dedicase unas chupadas a aquella deliciosa polla. La sensación de notar su polla mientras sentía la lengua de su mujer era deliciosa y la disfrutaba con mis ojos cerrados, hasta que noté la polla de Nacho en mis labios. Le miré a los ojos y se la chupé yo también hasta que me la sacó de la boca y empezó a meterla también en aquel delicioso coñito. Me ponía súper cachonda verla entrar y salir mientras sentía la polla y la lengua en mi coñito, entrando también en ocasiones en mi culo, devolviéndole las caricias a Linda como podía y, casi al instante, empecé a correrme acelerando mis lamidas. Poco después era ella la que se corría, haciéndolo después nuestros machos llenando nuestros coños con su leche. Cuando salieron de nuestro interior nos dedicamos ambas a lamernos mutuamente la leche que salía de nuestras vaginas, permaneciendo las dos tumbadas acariciándonos mientras que ellos comentaban lo bien que lo habían pasado follándonos, hasta que nos levantamos cogidas de la mano para ir a darnos un baño en la piscina. Allí también hablamos, besándonos de tanto en tanto, halagando cada una al macho de la otra. Más tranquillas salimos del agua y volvimos a sentarnos con ellos para tomarnos una copa.

Creo que los cuatro seguíamos excitados mientras hablábamos. Nuestras manos no dejaban de acariciar nuestros cuerpos, y extendí mi mano para empezar a masturbar a John despacio. Cuando noté que volvía a estar dura le hice tumbarse par subirme sobre él y follarme yo misma cabalgándole. Su polla volvió a entrar en mí de una manera deliciosa, y empecé a moverme despacio mientras sentía sus manos acariciando mis tetas. Poco a poco fui acelerando el ritmo hasta que noté las manos de Nacho en mis caderas sujetándome y su polla en la entrada de mi culito. Le dije entre gemidos que lo hiciese, y así empecé a disfrutar una doble penetración deliciosa sintiendo como sus pollas se rozaban en mi interior mientras que Linda me ofreció su coñito para que volviese a comérselo. Así lo estuve haciendo un rato, sintiéndoles entrar y salir, hasta que volví a correrme como una cerda, poniéndoles chorreando con mis fluidos, mientras que Linda también Linda se corría en mi boca. Me quedé desmadejada con sus pollas dentro de mis agujeritos.

Pero ellos todavía no se habían corrido, por lo que me levanté para que fuese ella la que ocupase mi lugar con la polla de Nacho en su culo y la de su marido en su coño mientras que ahora era ella la que me comía el coñito a mí. Su lengua era deliciosa y me encantaba sentirla, sobre todo cuando eran sus dedos los que entraban en mi vagina mientras que yo acariciaba mis tetas. Así estuvimos hasta que volvimos a corrernos las dos. Quedamos arrodilladas las dos mientras nuestros machos se masturbaban ante nosotras hasta que se corrieron sobre nuestras caras, limpiándonos una a la otra con nuestras lenguas y volviendo a fundirnos en un delicioso morreo.

Nos quedamos allí tumbados los cuatro, disfrutando de otra bebida hasta que llegó la hora de marcharnos, no sin antes volver a mamar las pollas, cada una la del otro hombre, y volver a hacer nosotras otro 69. Cuando nos despedimos nos intercambiamos los teléfonos para volver a quedar, cosa que así sucedió varias veces durante las vacaciones, tanto en nuestros respectivos apartamentos como en otros lugares. Cuando llegamos al apartamento nos quedamos un instante comentando el delicioso intercambio, teniendo que follarme mi novio otra vez para calmar mi calentura. Fue una noche realmente deliciosa.

Besos a tod@s de vuestra amiga,

Tania.