Buscando un burrito 2

Dulce se ve en la obligación de contarnos como engaño a su esposo con el marido de su mejor amiga.

Mi esposo Juan me ha pedido que les cuente como fue mi encuentro con José, y muy a regañadientes os lo voy a narrar con brevedad. Al final le he confesado a mí marido la aventura que tuve con su amigo, no hubo mala intención por mi parte, al principio, pero eso júzguenlo  ustedes.

“Yo llamé al timbre de mi amiga Isa y le saque la lengua para que me viese por el video portero. Yo me quedé  más que sorprendida cuando me abrió la puerta su marido, cosa muy extraña. Amablemente me invitó a pasar.

Él me contó que ella  estaría dos días en el hospital cuidando a su madre y que me  informase de su estado. Había decidido ella  que yo tuviese compañía y por cierto muy masculina.  Él se acercó a mí e intentó besarme en la boca, yo le rehuí como pude, ruborizándome. Él se disculpó y trataba de tranquilizarme, en ese momento recibí un mensaje en mi celular.

DISFRUTALO

ISA

Mi amiga me mandaba un mensaje que era una provocación en toda regla, ella lo había planeado todo y quería que compartiese  con ella el miembro  de su marido, al que yo tenía presente desde hacía muchos días en mi mente y que tanto me obsesionaba. Incluso se lo había comentado a ella como una fantasía o algo parecido.

Yo llevaba con una  faldita corta muy apretada con unas medias negras debajo, un tanguita  de encaje, un top ajustado con muestras de colores   que enseñaba  perfectamente el ombligo, y el chochito por depilar, no me hacía  gracia  darle una mala impresión a  mi amigo, que de alguna manera lo era. Me envalentoné, le devolví el beso con pasión y le pedí  ir al  baño un momento, allí me encerré y busqué por los cajones una maquinilla de afeitar, encontré un paquete  y use una para dejarme el chochito como el de una colegiala. La eléctrica de ella la habría oído con toda seguridad José. Guardé la maquinilla en mi bolso  y salí con la ropa en la mano, sólo llevaba puesto braguitas y zapatos.

El al verme se rió y me pidió que le desnudase, yo le saque la camiseta, los zapatos , los vaqueros, los calcetines y los  slip boxer  grises, se los deslicé entre las piernas suavemente sin prisas, el levanto un pie y luego el otro, me cogió de los brazos y me besó, mostrándome lo larga que la tenía, la lengua también, pero yo a lo mío;  puse una mano debajo de sus huevos  apoyando su  salido glande entre mi palma, lo tenía regordete y oscuro, el prepucio  le cubría medio glande. Yo  se lo retiré  despacio y apoyando  mi mano en su base empecé a pajearlo sin mediar palabra, el mientras me acariciaba los pechos.  Le sobraban cinco o seis centímetros y yo lo apretaba fuertemente, no se me podía escapar.

Nos acostamos en la cama, yo primero y me  puse boca arriba en posición receptora, el despacio se acercó a mi recién afeitado chumino y  con cara  sonriente  me lo lamió unos minutos mientras que yo me retorcía de sumo  placer.

Él  al pedirme que  me diera la vuelta y me pusiera como una perrita, me mostró su impresionante verga, capullo ancho y aplanado,  el centro de la polla mucho más ancha que la base.  Abrió el cajón y se puso un preservativo con  suma rapidez. Yo le pedí que respetara mi pompis, él se ensalivó la mano y  me metió un dedo, dos, tres y  me abrió un poquito mi módico agujerito. Acercó con suavidad su punta y lo fue introduciendo centímetro a centímetro, yo me doblaba de placer y  de la sensación al tiempo que le acariciaba los huevos,  mientras yo veía la cara de mi amiga en una foto  situada frente a mí, de los dos, me sonreía. Yo pensaba en ella y en mí.

Estaba disfrutando  mucho y el  muy rudo me la metió  toda de golpe, y yo  di un grito  de dolor muy fuerte, parecía que me había partido en dos, claro yo me retiré   y en seguida  lo dejamos estar. Mientras yo estaba tendida,  y medio llorando, el muy cerdo se quitó el condón ensangrentado y me  pidió que se la chupara y  yo como pude, lo hice, no quería  perder mi orgullo de mujer y que me  hubiera desarmado de esa manera tan ruin. Al terminar  yo tenía la boca llena de semen, él lo sabía y se rió. Yo me levanté y fui a  escupirlo  al baño.  Sin  decirle nada me vestí y me marche de esa horrenda habitación, me costaba caminar.  Llegué a mi casa y el resto  ya lo saben ustedes.”

Bueno entonces yo me creeré que fue un accidente y los llevaré con orgullo. Ya  han pasado unos días y al final yo sé que tampoco le he sido fiel, que si hubiera sido una disputa estaríamos empatados,  ayer mismo  estuvimos hablando lo de  intercambiarnos con otras parejas y la verdad que la idea, roto ya el  hielo, no me parece tan mala y así  se lo di a entender.

Era un domingo  por la mañana, ella me despertó a las  nueve con ganas de  divertirse, y me propuso atarme  a  la cama, como otras veces  y llevar ella la iniciativa, yo  cansado pero alagado accedí y también  me puso el antifaz de cuero. Me dejó allí  desnudo y boca arriba  sin ver nada.

Me extraño oír que ella tan temprano llamase por teléfono, lo cierto es que yo estaba muy ansioso y al  cabo de un cuarto de hora, que se me hizo eterno, llamaron a la puerta.  Ella fue a abrir. Yo no me atreví ni  a gritar. Entonces oí pasos y   que me levantaban la cabeza y me ponían un bozal de bola con agujeros que me impedía hablar pero no respirar. La habíamos usado varias veces, es un poco molesto.

Un líquido espeso derramaron encima de mi pecho y mis partes y empezaron a masajear mi miembro hasta que  lo pusieron  a cien, yo estaba nervioso y  pero conseguí  continuar con el juego, alguien se sentó encima de mi pecho y   me acariciaba y meneaba mi nabo, se situó encima de mi polla , note el  peso y la suavidad  de  sus nalgas, la suave piel de sus piernas, hasta que una mano   acerco mi capullo a una apertura muy  delicada , yo iba muy embadurnado , pero mi miembro se deslizaba con demasiada suavidad, como que no reconocía su  camino hasta que éste  estalló   dentro de la cueva del placer. Yo oía  una cámara, como si me hicieran fotos y risas algunas  o todas  muy familiares.

Ella se retiró  unos minutos, en ese momento  me dieron besitos en las dos tetillas al mismo tiempo, eran dos bocas al  unísono y  entonces  me quitaron  el antifaz.  Vi a las dos amigas vestidas y riéndose de mí.  De esa guisa me vio mi amigo José que había observado la escena  en silencio y ahora  se estaba quitando la ropa  e iba a divertirse un buen rato mientras  que yo  contemplaría inmóvil  la escena.

Mi mujer  de pie  se dobló hacia delante  y apoyó los brazos  encima del comodín mientras que José esta vez, le daba  sin miramiento   por el  ya dilatado coño de mi pervertida esposa. Mientras  Isa   me lo secó con una toalla, me lo  dejó sin aceite, me retiró  la mordaza y  se dispuso a realizar un 69 que yo muy gustoso  me comí.

Mi mujer y José se retiraron al salón y yo desde ahí seguía  sus juegos  con nerviosismo y con el sentimiento de perdida que tenía  desde hacía unas semanas.

Ellos dos se marcharon y ella al cabo de unas horas me desató serían las cuatro de la tarde, había sido una mañana  muy jodida.  Ella  necesitaba estar unos días sola, mejor  dicho con su amiga y su marido, según me enteré luego, y yo no tuve más remedio que resignarme ante los cambios.

El martes me encontraba muy sólo y tuve la idea de ir a ver a las pervertidas de Mikaela y Mari, al menos me desahogaría hablando y todo lo que  viniera después. Al verme se alegraron, ya me habían  tratado como a un sumiso y ellas eso pensaban. Buscaban un esclavo. A su esclavo.

Mari le dijo a Mika que me arreglase y ésta me llevo al baño y me duchó, para luego afeitarme  a fondo los genitales, eso no me hacía gran  ilusión por la vida marital o social que llevo pero uno se resigna ante el placer.  De una salita sacaron una especie de silla de madera en la que te sentabas solo apoyado con los muslos  dejando libres  los genitales y el pompis. Me amarraron los brazos y los pies a la silla y me ordenaron que no hablase.

Mica  me unto con  tinta negra  parte  de la piel de mi miembro como escribiendo, usaba un pincelito  muy fino y  yo notaba la frescura de la tinta. Me dijo que  me iba a doler  y con un especie  de boli empezó a darme pinchazos, profundos y dolorosos.   Yo me quejé y me abofetearon y me metieron  un trapito en la boca, con cinta  adhesiva ancha  y trasparenté  me amordazaron fuertemente.

Mari se acercó a ver el trabajo que estaba haciendo Mica, me lo cogió, tiro de él sin miramiento  y le gritó  a Mica, parece ser,  que lo estaba haciendo mal, al revés por lo que pude comprobar  al final. Al cabo de una hora  de minucioso  trabajo estaba terminado y me vi un negro y   ensangrentado ” – Mika IV “tatuado en el miembro, sería el cuarto gili al que habían convencido esas dos, desde luego, que con los encantos de  Mica,  Mari tiene el mundo  rendido a sus pies.

Como no nos has hecho caso  y has hablado antes de quitarte la mordaza como castigo  te vamos a clavar entre las dos  cuarenta alfileres en tus partes   y para terminar una te atravesará todo  tu capullo si te empalmas, maricón de mierda…me gritaron. Una, dos…

Me desataron, me curaron con alcohol, fue doloroso pero necesario y me preguntaron si quería continuar con ellas dentro o fuera del piso, había anochecido y yo pensé que estas dos son capaces de dejarme en medio  de la nada desnudo   y maniatado o algo así, y decidí quedarme dentro de la casa ay esperar sus órdenes.

Perdonen que la historia  se haya desviado a la dominación pero uno no manda de  su  sino…

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