Buscando un búho real....

Es la tercera parte de un relato aparecido aquí hace unos cuatro años, no lo continué porque es algo muy personal. Finalmente Loreto y yo hemos decidido contar todo porque merece la pena compartirlo con gente diferente de mente abierta, no todo el mundo nos daría su bendición

Ha pasado algún tiempo desde que ocurrió lo último relatado. Como es un asunto muy privado, no siempre se está animado a seguir contándolo, esa ha sido la razón por la que quedó inconcluso, ya dije que era una historia larga, en la que varias personas están involucradas, hoy me decido a continuar narrando que no inventando.

Podeis ver mis dos artículos precedentes, pinchad en mi nombre y os saldrán, han pasado algunos años y muchas cosas desde que los escribí, fue algo maravilloso y os seguiré contando aquella extraña aventura, os recomiendo aquella lectura antes que esta

Esta narración, es la tercera no será la última de otra que se llamaba

El descubrimiento de las andanzas de Rodrigo fue el inicio de una serie de sorpresas que nos fueron dejando boquiabiertos, pero vamos por orden.

La mañana siguiente a descubrir que éramos espiados, sin saber que hacer ni que pasos dar, decidí investigar por mi cuenta. Lo primero que hice fue, ya a la luz del día y después de esperar a que toda la familia de Rodrigo se hubiera ausentado, trepé al muro separador justo al lugar en el que le vi espiarnos. El muy ladino se había preparado, ahuecando la pared y el tronco, unos escalones que le permitían bajar y subir con toda rapidez. Tal como dije estaba totalmente camuflado entre las ramas de un poderoso árbol que está en mi finca y pegado a la tapia. No me había equivocado, cobijado por el muro, la caseta y el árbol, Rodrigo había preparado un pequeño refugio desde el que hubiera sido casi imposible haberle descubierto, allí tenía escondidas varias cosas, entre ellas unos pequeños prismáticos, una cámara con zoom y lo más sorprendente para mí: un pendrive de bastante capacidad. Ni que decir tiene que tomé la tarjeta de la cámara y el pendrive y me lo traje a casa.

Antes de seguir, debo presentar a una tercera persona, se trata de Rocío, hija de mi mejor amigo y por aquel entonces de quince años de edad, perdió a su madre en un accidente hace algún tiempo quedando el padre muy trastornado por ello, perdiendo un poco la serenidad y algo más, incluso un envidiable empleo que le proporcionaba gran bienestar. El caso es que Rocío pasa en casa con nosotros numerosos días al año, especialmente fines de semana y vacaciones, forma parte de una numerosa pandilla de adolescentes que se divierten de lo lindo y en mi casa se siente como si estuviera en la suya, incluso tiene destinada una preciosa habitación también con una gran terraza sobre la piscina, allí deja sus pertenencias durante todo el año y tiene su propio ordenador y equipo de música que le permite llevar una vida totalmente independiente de nosotros cuando ella lo quiere así.

Pues bien, cuando inserté el pendrive en mi ordenador, nos quedamos helados, allí estábamos todos, ellos y nosotros... y de vez en cuando alguien más.

Nos habían robado nuestra intimidad totalmente. La cámara se recreaba muy especialmente en Rocío y en Loreto, por supuesto que en tomas diferentes. Loreto debe poseer un atractivo especial para Rodrigo, la ha filmado mil veces de mil maneras diferentes, aunque predominan aquellas en las que está ligera de ropa o desnuda y se recrea especialmente en las escenas de alto contenido sexual.

El archivo comienza con una sesión de masturbación de Loreto. Estaba en la piscina y se creía sola, Loreto se masturba a diario, incluso cuando yo estoy en casa, sexualmente es un volcán, siempre dispuesta a dar y a recibir. No es de extrañar que después de un rato de insolación en la hierba, se sienta necesitada de caricias.

Las escenas de la piscina están tomadas desde el refugio del árbol, posiblemente sin necesidad de que Rodrigo esté allí, porque se me hace muy difícil creer que nos haya filmado así sin que nos diésemos cuenta. Pues bien, en esta ocasión, Loreto se tiende sobre la toalla, después de ver que nadie la observa, (tonta ella) lleva un bikini precioso, se masajea a la vez que extiende el filtro solar, las caricias son cada vez más suaves y prolongadas, cada pasada por los pechos se acerca más al pezón, cada vez se queda más tiempo la mano rodeando al seno y los dedos apretando la fresita, se ve perfectamente como su boca se abre y toma forma redondeada, la mano izquierda descansa sobre la ingle y los dedos, en un movimiento de vaivén recorren la costura del bikini, ambos movimientos se van sincronizando, su pecho agitado enseña su agitación, en cuestión de segundos desaparece el sujetador de su sitio, dejando ver un par de tetas ni grandes ni pequeñas, con una gran aréola y un par de enhiestos pezones, sus ojos están cerrados. La mano izquierda no tarda en introducir sus dedos por debajo de la braguita del bikini, esta pieza no desaparece pero se ve perfectamente el movimiento de los dedos a lo largo de la vulva. Intuyo que se está introduciendo un dedo, la mano está casi quieta pero su boca la delata, se abre y cierra primero lentamente luego con espasmos, su derecha estruja sus senos … de repente con un grito que más se parece a un rugido, se sienta y esta vez es su mano derecha la que violentamente busca su sexo, moviéndose violentamente de un lado a otro, no se ve, pero se intuye que se está trabajando el clítoris. Tiene un largo y fuerte orgasmo, todos los de ella son así, pierde el juicio y la noción del tiempo, en esos instantes es toda de aquél o aquella con quien esté compartiendo su corrida, ya decía en el primer capítulo que acepta el juego sin importarle el sexo, tan solo pone una condición, que llegado el momento lo ha de compartir conmigo si se lo pide, lo cual hace que nuestras relaciones sean maravillosas, pues nuestra meta es simple: hacer feliz al otro en todo lo que desee incluido el sexo, no hay barreras entre nosotros.

Después de esta toma hay otras muchas de Loreto, sola, conmigo y con una amiga. No voy a contar todas pero sí alguna.

En otra, salimos de la piscina tres personas, Loreto su amiga Charo y yo, la escena comienza tomando un vermouth antes de comer, la conversación es muy divertida y de vez en cuando nos lanzamos un hueso de aceituna, inicialmente tratamos de ver quien es capaz de lanzarlo más lejos, (de un salivazo, claro), no tardamos en darnos algún “huesazo” como es ella la que nos ha alcanzado, comenzamos una pelea en la que no tardamos en quitarle la parte superior del bikini, lo siguiente es morderle el pezón, llegado este punto ella siempre se rinde, pues una de sus zonas sensibles y erógenas por excelencia, es cuestión de segundos que comiencen los primeros síntomas de un orgasmo, con esta excitación de Loreto, como por nada del mundo quiero cortarle un orgasmo inminente y sin temor a que Charo se sienta cohibida, continuo con el mordisco pero esta vez ya he colocado la mano sobre la entrepierna de Loreto. Charo, lejos de amilanarse y viendo el derrotero que está tomando la situación, con la ternura que solo una mujer es capaz de derrochar, comienza a acariciarla por el pecho, ¡muérdeme! Ordena Loreto y así quedamos cada uno mordiendo un pezón, yo continuo acariciando el pubis por completo, Loreto comienza unos gemidos lastimeros a la vez que relaja los muslos pidiendo descaradamente que extendamos nuestras caricias a la entrepierna. Charo sin pensarlo dos veces, cambia de posición y se coloca entre sus rodillas, separa mi mano de sus genitales y lentamente termina de desnudar a Loreto que ahora aparece poderosa, con sus piernas abiertas y el pubis totalmente depilado. Los labios del sexo están semicerrados, en la parte superior quiere asomar un clítoris desafiante pero que todavía está casi tapado. Los pulgares de Charo recorren los labios de abajo a arriba y siguiendo el interior de la vulva, con el fin de arrastrar todos los jugos que la llenan y depositarlos en el clítoris que ahora brilla descaradamente.

Charo está llegando a un grado de excitación increíble, en este estado su bikini resulta totalmente inadecuado y así, de rodillas entre las piernas de Loreto, lanza su sujetador al quinto pino y acto seguido la braguita del bikini, se queda de pie, su sexo del que solo queda un poquito de vello, está perfectamente rasurado, a muy poca distancia de mi cara, sus ojos fijos en mi aunque yo no me doy cuenta, pues sigo mirando su sexo.

La mano de Loreto se desplaza hasta mi miembro que está a punto de reventar, desliza el prepucio atrás del todo, oprimiendo toda la verga para que salga una gran gota de líquido preseminal que ella sin dejar de mirarme lo limpia con la lengua y traga con gusto, en un momento me ordena: cómeme, pero Rocío se me ha adelantado, se ha puesto de nuevo de rodillas y obligando con los codos a Loreto, aun a abrir más las piernas, se lanza dispuesta a satisfacer a fondo a su amiga del alma.

Con los dedos abre el sexo de mi mujer y ambos nos deleitamos con la vista, los jugos comienzan a asomar por la entrada de la vagina, ella introduce un dedo buscando más jugos ¡vaya que si lo consigue! Al retirar el dedo de la vagina arrastra una gran dosis de líquido que ella no duda en sorber una vez que ha pegado su boca a la entrepierna.

Así nos encontramos, Loreto tumbada, Charo de rodillas entre sus piernas y comiéndose con deleite cuanto encuentra en los genitales de mi mujer, yo... ya he dejado de morder el pezón y me deleito viendo la cara de Charo, ojos cerrados y lengua vigorosa y ardiente que recorre repetidas veces la sabrosa raja que tiene enfrente, parando tan solo para, inicialmente, introducirse en la vagina de Loreto hurgando con ahínco hacia delante, hacia atrás y en círculos. Cada vez ha de esforzarse más y sujetar los muslos de mi mujer pues los espasmos comienzan a aparecer poderosos, yo... lentamente acerco mi cara al pubis, los aromas femeninos me invaden y la cara de Charo se detiene de vez en cuando para abrir los ojos y observarme, a pesar de su postura una libidinosa sonrisa se va esbozando en sus labios. En un momento dado se detiene y aprovecha para echar su melena hacia atrás, su sonrisa me electriza, sin palabras me dice muchas cosas. Como si fuera un idioma que ambos hablamos perfectamente, acerca su cara a la mía y me regala un profundo y largo beso, su lengua penetra en mi boca dejando en mi paladar esa acidez inconfundible que solamente se encuentra en la vagina de una mujer. Así permanecemos unos instantes, mientras tanto mi mano derecha se ha desplazado hacia su busto y acaricia su pecho, a la vez, una mano se ha agarrado a mi verga y la acaricia con suavidad, no necesito mirar para saber que se trata de una caricia de Loreto, son inconfundibles, me separo un poco para mirarla a los ojos y allí está, sofocada por la pasión pero sonriente, dulce y enamorada, me pregunta ¿te gusta?, quiero ser tu puta, la más puta de todas pero tuya, te quiero hacer feliz a mi manera, haciendo lo que mejor sé hacer y más te gusta, hazla el amor.

Sin opción a negarme, me levanto y aprovecho que Charo sigue de rodillas, a la vez observo que Loreto se gira para colocar la cabeza entre sus piernas y su boca muy próxima a su sexo, sé lo que desea, la conozco muy bien, está propiciando que utilizando la postura del perro yo haga el amor con Charo, pero lo que ésta no sabe es que Loreto quiere que mi eyaculación caiga de pleno en su boca , intercambiamos una sonrisa de complicidad que Charo no entiende y abrazándola por detrás , no tardo en penetrarla. Su vagina está empapada, mi verga se desliza sin el menor obstáculo, oprimo las tetas de Charo con suavidad y penetro hasta el fondo, ella da un respingo y se deja escapar un “uauuuu”, he de decir que mi polla es algo más larga de lo normal pero muy gordita, por lo que no me sorprende el aullido, lo siguiente es muy placentero para ambos.

Noto la mano de Loreto que acaricia mis testículos dulcemente, seguro que está gozando de la vista que tiene, frente a ella, a unos quince centímetros escasos está el mojado sexo de Charo y mi gordita verga entrando y saliendo, los testículos tratan de moverse pero su mano lo impide, su calor lo noto por todo el escroto, de vez en cuando los oprime ligeramente, en el monitor veo como trata de lamer el clítoris, consiguiéndolo de vez en cuando. Van apareciendo los sollozos de Charo que indica que está próxima a correrse, yo también voy notando las descargas eléctricas que recorren todo mi cuerpo, mis pistonadas son cada vez más violentas, no necesito hacer seña alguna, Loreto sabe muy bien cuando me voy a correr. Su mano tira violentamente de mi verga y ésta sale de la dulce guarida, Charo nos deja oír un ¡NOOOO...! gira la cabeza y mira mi cara, pero mis ojos están cerrados, una décima después mi eyaculación es descargada casi plenamente en la boca de Loreto, la oigo el consabido ¡MMMMMMM...!, digo casi plenamente porque Charo le roba mi verga y llega a quedarse con la última pistonada