Buscando trabajo (2)

Yenia sigue comiendo polla para poder conseguir el trabajo que tanto necesita.

Después de que Alfredo me dijera que tenia que ir a comerle la polla al jefe, me acompañó hacia el despacho de Luís, el jefe, entré y Alfredo nos presentó, diciéndole:

-Esta es la chica de la que la hablé, os dejo solos-.

-¿La del anticipo?- Respondió el jefe un tanto perdido.-

-No, es… la otra, de la que le he hablado.- Dijo Alfredo sin saber muy bien que decir.-

-Ni idea, la verdad que no se bien quien me dices.-

-Bueno da igual, les dejo solos, ahora ya arreglan sus cosas entre los dos, yo me voy.- Y diciendo esto Alfredo salió por la puerta dejándome a mi mirando al suelo, muy cortada sin saber que decir.-

-Bueno, pues tú dirás.- Dijo aquel tipo que tenía delante de mí, bastante más mayor, más gordo y mucho más feo que el anterior, yo seguí sin saber que decir, Alfredo me había dejado allí sola, y no sabía como actuar, de repente:

-Pues… venia a comerle la polla.- Dije resuelta, y sorprendida de cómo acaba de sonar lo que había dicho.

Aquel tipo se quedó un rato extrañado, pensativo, finalmente, y para consuelo mío pareció recordar.

-¡Ahh¡ ya recuerdo, jeje.- Dijo con una risa maliciosa.- Algo me había comentado Alfredo, perdóname niña, tengo muchas cosas en la cabeza.- Su mirada había cambiado, ahora era mucho más lujuriosa, realmente me miraba con deseo.

-Pues la verdad es que estás muy buena, y eres muy jovencita, jeje, como a mi me gustan, ven aquí, que ahora mismo me viene a perlas.- Me indicó con un gesto que me sentara en sus rodillas, y así lo hice, fue en ese momento cuando comprobé lo mal que olía, el tío era verdaderamente repulsivo, y por como se expresaba era un auténtico viejo verde. Me empezó a sobar las piernas y la cara mientras me miraba con cara de salido, luego subió la mano, para comprobar con sorpresa que no llevaba bragas, cosa que pareció ser de su agrado, me tenía semi-abierta de piernas, sentada en sus rodillas, tocándome lo que le venia en gana.

-Bueno.- Dijo sin esperar más.- Cuando quieras, empieza.- Me sentí muy puta, pero ya no me quedaba otra.

Me agaché, le desabroché el pantalón y saqué de su calzoncillo una polla más bien pequeña, pero de buen grosor, totalmente flácida, me quedé mirándola.- ¿A que esperas?- Insistió Luís.

Visto lo cual me la metí en la boca, reconocí rápidamente un ligero sabor a orín, que me hizo poner una cara de asco evidente, suerte que mientras trataba de ponérsela dura con mi boca, él parecía estar atento a unos papeles en la mesa, como si no le importase, eso me encabronó y comencé a mamársela mucho más en serio, gracias a la chupada poco a poco el sabor a orín fue desapareciendo y aquello poniéndose rígido como un palo. Él ya estaba más atento a la mamada que le estaba propiciando y parecía contento, poco después me ordenó quitarme el sujetador y desabrocharme un poco la bata para sobarme las tetas, cosa a la cual accedí sumisa.

Durante un rato seguí atareada en mi mamada, y él en sobarme las tetas, me dijo que no tenía todo el día y que acabase pronto, así que aceleré el ritmo, al poco tiempo empezó a resoplar y me dijo:

-Ufff… me queda nada, así que no desperdicies ni una gota.- Al poco de decirme esto se corrió en mi boca, y yo tuve que tragarme toda su lechada.

Mientras me relamía un hilillo de lefa que se me escapaba por la boca, el me preparó el contrato listo para firmar, mientras se reía, me dijo que ya estaba en plantilla, que me lo había ganado, y siguió riendo.

Esa fue mi almuerzo, puesto que cuando terminé tuve que volver al trabajo inmediatamente. El resto del día lo pasé trabajando aunque algo más fresquita de lo normal, puesto que no llevaba nada más que la bata puesta, y con un sabor a semen en la boca que no se me quitaba y una sensación de puta que parecía perseguirme.

Justo después del trabajo había quedado con mi novio para ir al cine, sin tiempo para ir a cambiarme ni nada, así que me puse la ropa que había traído, pero sin ropa interior, al llegar nos besamos como siempre, he de reconocer que la sensación de que mi novio me besase y pudiese probar algún resto de una polla ajena, me puso bastante, me tiré toda la tarde dándole besos, ese día fue mi novio quien se quedó sin nada, porque tres pollas en un día me parecía demasiado. Cuando llegué a casa le dije a mi madre que ya tenía trabajo, que no era gran cosa, pero que por lo menos ayudaría a nuestra situación, se puso muy contenta y dijo que su hija ya se había convertido en una mujercita, a mi me sonó más a que su hija se había convertido en una puta.

Continuará