Buscando trabajo (1)
Me he quedado sin trabajo, casualmente en la empresa de mi hija buscan un trabajador...
Mi nombre es Carlos, resido en Madrid, cerca del Corte Inglés de Princesa. Tengo 49 años, felizmente casado desde hace 21 años y con una hija que hace 2 años ha acabado su carrera y hoy es consejera delegada en una importante empresa aquí en Madrid. De mi vida no me puedo quejar, un buen piso, siempre hemos ido de vacaciones donde hemos querido, en definitiva, un buen nivel de vida gracias a mi trabajo.
Hace aproximadamente un mes y medio anunciaron que habría recortes en la empresa. Todos pensamos que la crisis afecta a otros, pero poco a poco nos toca a todos y ahora toca en nuestra empresa. De todos modos yo tenía seguro que no tendría problemas. Llevo 16 años en la empresa y tengo un cargo muy alto, con lo que estaba seguro de que no me afectaría.
2 semanas después del anuncio de recortes, sonó el teléfono de mi despacho, era el director. Me solicitó que fuera a su despacho. No le di importancia, pues nos vemos todas las semanas unas cuantas veces. Llegué hasta el despacho y avisé mediante su secretaria que ya estaba aquí. Un par de bromas con Merce y a los 5 minutos me hizo pasar. Se levantó, me dio un apretón de manos y me invitó a sentarme. Durante 10 minutos me hizo las mayores alabanzas que había oído en mi vida en esta empresa, de modo que pensé en posible ascenso o incluso que despedirían algún compañero y debería tener el doble de trabajo…
- ….Debemos hacer recorte de personal, supongo que la sabías – me comentaba el director – hay veces que hay que tomar decisiones muy complicadas y posiblemente esta es la peor de todas, pero el consejo de administración me ha comunicado que debemos prescindir de tus servicios…
En ese momento mi vista se nubló y mis oídos dejaron de escuchar. El director seguía hablando, pues sus labios seguían en movimiento, pero yo era incapaz de seguir su conversación…se levantó…me levanté…me dio un apretón de manos…y me fui.
Decidí irme a casa. El camino en metro fue horrible, no era capaz de nada, me sentí hundir, que mi vida se había ido de un plumazo. Me bajé en la estación, y fui caminando hasta casa. Me costaba caminar, poco a poco llegué al portal de casa, saqué a llave, abrí. Ni tan siquiera recogí el correo, fui al ascensor y subí a mi piso. Delante de la puerta de mi casa me detuve…..cómo se lo diría…Mi mujer y yo vivíamos solos y nos contábamos todo sin problemas, nunca hemos tenido secretos…como iba hacer?
Entré en casa, mi mujer, viendo que llegaba antes de hora…
- ¿ Sucedió algo? – me preguntó inquieta
En ese momento no pude contener la mirada a mi mujer, bajé la vista y comencé a llorar… entre sollozos le pude decir que me habían echado. Ella me abrazó, me besó e intentó animarme. Nos fuimos juntos al salón y estuvimos hablando un buen rato.
Casi una hora después sonó el abrir de la puerta de casa y apareció mi hija. Con el problema mío, apenas nos acordamos que hoy venía a comer mi hija a casa, como todos los martes. Nos vio y preguntó
- ¿ Ha pasado algo grave? – su cara demostraba cierta preocupación
- A tu padre lo han despedido… - dijo mi mujer- recortes de personal.
Mi hija se acercó a mi y dándome un gran abrazo me regaló un beso que me animó un poco, veía poco a mi hija y cada detalle de su cariño me era un regalo muy especial.
Nos sentamos a comer y antes de servir el postre a mi mujer se le iluminó la cara,
- Hija, tu trabajas en una importante empresa y con un buen puesto… - se quedó pensando a ver si adivinábamos- ¿ no podrías buscarle algo a tu padre?
Yo me quedé un poco parado, y mi hija quedó pensativa, fue un momento incómodo de silencio…hasta que mi hija abrió la boca.
- Bueno… - iba comentando – el caso es que si. La empresa está buscando una persona para un departamento de facturación para clientes en el extranjero…
Tras una larga charla me decidí a enviar el currículo por medio de mi hija, de todos modos tenía poco que perder y bueno mi hija me podía echar un cable.
Dos semanas después recibí la carta para la entrevista. Fue el mismo día de la semana que mi hija vino a comer a casa. Entró en casa y me saludó…
- Buenos días hija – la saludé con una gran sonrisa – hoy he recibido esto..
- Ya lo sé, Papa – lo dijo con un tono…negativo?
- ¿ Qué sucede?- preguntó mi mujer
- Soy yo quien hace la entrevista – hablo con cierta rabia mi hija- y no me hace mucha ilusión, porque si mi padre es el mejor y le adjudico el puesto, pues pensarán que lo dí porque es mi padre, a la vez que bueno…me costaría mucho dejar a mi padre en la estacada si no digo que es él…
Le eché un cable…
- Tranquila, quiero ser uno mas,vale? Pasaré todas las pruebas y si no soy apto, no hay problema, eres una profesional y yo también
Ella se relajó bastante al oír mis palabras con lo que nos dispusimos a comer. Me estuvo comentando las partes de la entrevista, el tiempo, cuantos candidatos somos… Me dijo que ella había seleccionado a los candidatos y ahora le tocaba escoger al que debería ocupar ese puesto.
Fuimos juntos hasta su empresa, ella entraba a las tres y media de la tarde y la entrevista empezaba a las 4 de la tarde. Esperé en la sala y éramos 5 personas, tal y como me dijo ella. Los otros cuatro eran 3 chicos y una chica, todos mas jóvenes que yo y se les veía bastante nerviosos.
Fueron entrando uno a uno y aproximadamente eran uno 45 minutos por entrevista. Todos salían sudando de los nervios, se veía que era una prueba muy dura. Finalmente y tras la espera eterna, una chica, supongo que su secretaria, salió y me nombró para entrase al despacho. Allí entré, mi hija ojeaba los curriculums junto a su secretaria.
- Aquí tienes a tu padre- comentó la secretaria- se buena…
- No – respondí yo – aquí soy una persona que busca un trabajo, quiero hacer las pruebas como los demás y si valgo…
Comenzamos las pruebas, la primera parte constaba de un test oral sobre hipotéticas situaciones laborales, durante media hora me estuvieron asediando con preguntas, era claro que no me hacían como si fuera su padre, cosa que me enorgulleció al comprobar la profesionalidad de mi hija.
Al acabar la primera parte, ambas estuvieron hablando un buen rato. Las podía oír a duras penas. Según lo que sentí la secretaria me decía que no era necesaria pasar la última prueba, y mi hija medio asentía.
- Perdonen – me miraron – yo quiero pasar esa última prueba, quiero ser como los demás.
Mi hija suspiró y le dio orden a su secretaria de seguir con la entrevista. La secretaria se levantó y me pidió que me pusiera en pie. Yo acepté gustosamente. Lentamente me rodeo, me observaba y mi hija observaba la situación. Yo anda un poco perdido. La secretaria, una morena muy guapa, de unos enormes ojos marrones muy oscuros y con ciertos rasgos sudamericanos, se quedó inmóvil delante de mi, me sonrió, me cogió un mano…me estiró un dedo…y poco a poco se lo fue llevando a su boca…para ir chupándolo muy despacio…
Mi hija contemplaba el momento…se la veía muy seria, a la expectativa. La secretaria…empezó a desabrocharse un par de botones de su camisa, mientras seguía con mi dedo en su boca...dos pequeños pechos, redondos y blancos se empezaban a ver tras esa camisa azul marino…sacó mi dedo de su boca y empezó a bajar mi dedo hasta sus pechos…lo pasó por encima del sujetador…
Mientras tanto, con la otra mano, empezó a acariciarme por encima de la entrepierna, poco a poco empecé a excitarme, y ella empezó a notar mi bulto bajo el pantalón, pues cada vez apretaba mas donde notaba mi polla que seguía creciendo.
Volví a mirar a mi hija, la cual se había recostado en su asiento y se la veía con un cierto brillo en los ojos, y su boca estaba medio abierta, estaba excitada!!??
Yo estaba mirando a mi hija….ella me miraba a mi…y noté que la cremallera de mi pantalón empezaba a bajar…mi dedo ya no tocaba los pechos y que la secretaria, de rodillas, se disponía a sacar mi polla…
- ¿ Qué es esto Alejandra? – pregunté con cierto asombro.
- Tu quisiste pasar todas las pruebas – respondió con ciertos aires de superioridad
- Pero…
No pude seguir mi frase…mi polla se perdía dentro de la boca de la secretaria, se llenaba de saliva, a la vez que con sus manos me masturbaba lentamente…no era capaz a decir una sola palabra…la mamada era de escándalo y su mirada directa a mis ojos…tuve un momento en que las piernas me temblaban y estuve apunto de caerme. Chupaba con ansia…volví la mirada a mi hija y sus manos desaparecían bajo su mesa…y dejaba libres pequeños gemidos…se estaba tocando viendo como su secretaria le comía la polla a su padre…La situación me pareció grotesca…
En un arrebato de conciencia di un paso atrás y aparté a la chica de mi,
- No podéis hacerme esto… - grité desesperado-
Mi hija se levantó de su silla…se subió las bragas muy despacio…se acercó a nosotros…sonriéndome le hizo una mueca a su secretaria, la cual se puso en pie y se fundieron en un beso, apretándose la una contra la otra…mi polla seguía tiesa por el momento…
Me metí la polla en mi pantalón, y salí corriendo de aquel despacho… Al llegar a casa mi mujer me preguntó que tal la entrevista, apenas la contesté, le dije que ahora tocaba esperar.
Sonó el teléfono, mi mujer contestó y al colgar vino toda contenta al salón, donde yo no hacía mas que recordar lo que me había pasado…
- Era Alejandra – me exalté un poco- dijo que venía esta noche a cenar.
¿ Qué querría ahora? ¿ Me pediría excusas? ¿ querría que no comentara nada?
Esperé con ciertos nervios e impaciencia la hora de la cena. La hora de quedar era las 9 y poco antes llegó mi hija. Llegó con la misma ropa que tenía durante la entrevista. Se acomodó en el salón mientras mi mujer seguía con la cena. Iba abrir la boca cuando me cortó de modo brusco,
- Mira papa – subió su falda y abrió las piernas, mostrándome su coño absolutamente rasurado, con un diminuto piercing…y obviamente sin ropa interior…- si quieres el trabajo, deberás volver a pasar la entrevista, tú quisiste pasar todas las pruebas…y asi fue. Mañana a las cuatro de la tarde tienes la segunda entrevista…tu verás.
Tras la cena ella marchó y yo me fui a la cama, donde apenas pegué ojos…que iba hacer? Necesitaba el trabajo… Intentaría hablar con ella y razonar…es mi hija..seguro que me entiendes…
Pasó la mañana, apenas sin hablar, era incapaz de pensar en otra cosa, buscaba las palabras perfectas para decirle a mi hija…Apenas comí, mi mujer se extraño, pero yo le dije que eran los nervios por haber pasado a la segunda fase de la selección…Las tres de la tarde…salí de casa…
(CONTINUARÁ)