Buscando trabajo (1)

Yenia tiene que buscarse la vida para poder encontrar trabajo y sacar adelante a su famila.

Diré que me llamo Yenia, mi vida nunca ha sido nada fácil, desde pequeña me he tenido que desenvolver sola, mi padre le ponía los cuernos a mi madre con muchas mujeres, y mi madre nunca se enteraba, hasta que yo cumplí la edad de 9 años, mi hermana tenía 2 años por aquel entonces, fue cuando mi madre se dio cuenta del engaño y todo aquello derivó en una separación, muy dolorosa para nosotras, pues nos quedamos solas, mi madre tuvo que hacerse cargo de dos niñas, una de ellas muy pequeña, y hacía ya un tiempo que no trabajaba, por lo que tuvo que ponerse a trabajar, ya que mi padre se fue y nos dejó sin darnos nada de dinero. Yo seguí yendo al colegio con normalidad, lo que cambió mi situación, he hizo que tuviera que hacerme cargo de mi hermana hasta que mi madre volviese del trabajo, que llegaba cansada por tantas horas limpiando.

Así transcurrieron los años con total normalidad, tanto para mí, como para mi madre, que se mataba a trabajar, cuando yo tenia 16 años me eché novio, mi primer y hasta ahora único novio, yo soy una chica normal, nada del otro mundo, soy castaña, guapa de cara, y delgada, mi cuerpo no deslumbra, pero está bastante bien, aún así por unas cosas y otras nunca había estado con chicos, a diferencia de otras chicas de mi edad, hasta que empecé con mi novio.

Meses más tarde de empezar con mi novio, mi madre enfermó, lo que me obligó a salir del instituto para buscar trabajo y que tuviésemos algo para comer, estuve un tiempo buscando trabajo, y no fui capaz de encontrar nada, nuestra situación económica era cada vez peor, cierto día ocurrió la historia que cuento a continuación:

Esa mañana tenia concertada una entrevista de trabajo, era para una plaza en una empresa de limpieza, era un trabajo bastante malo, ya que se ganaba muy poco dinero y se trabajaba mucho, pero aún así debía intentarlo, porque en ninguna otra empresa me habían querido contratar, incluso en otras de limpieza similares, en muchas ponían como excusa que a chicas de mi edad no solían contratar, en otras simplemente decían que no encajaba en el perfil.

Después de esperar un rato en una sala de espera, apareció un hombre de mediana edad, pelo algo canoso, y bastante feo de cara, con una sonrisa en la boca me dijo:

-Eres Yenia, ¿Verdad?-

-Sí- Contesté yo.

-Acompáñame por favor-

Las pocas palabras que había intercambiado con él, me habían echo pensar que era un tipo majo, me guió hacia otra sala, esta vez más pequeña, en la que había una mesa circular, se sentó en una silla y me invitó a tomar asiento, me senté, y al agacharme para sentarme no perdió detalle de mi escote. Yo no soy una chica que acostumbra a vestir provocativamente, pero ese día me arreglé mucho más de lo normal, era una oportunidad que no podía dejar pasar y pensé que si el entrevistador era un hombre, vestida así tendría más posibilidades, debía ir a por todas, así que me vestí con camiseta escotada y una falda, y me pinté la cara con más esmero de lo normal, más incluso que cuando me arreglo para quedar con mi novio David.

La entrevista transcurrió con normalidad, más de la que me hubiera gustado, cuando después de hacerme las preguntas pertinentes y anotar algunas cosas en un cuaderno que llevaba, me dijo:

-Ya hemos terminado, cuando sepamos algo…-

No le dejé terminar, esas palabras me sonaron a lo de siempre, y me invadió la rabia, sabía perfectamente como terminaba esa frase, terminaba conmigo volviendo a casa sin trabajo una vez más, así que, no lo pensé dos veces, decidí lanzarme, en aquel momento no me acordé de mi novio, ni de lo celoso que era, ni tampoco me acorde de que era con el único chico que había estado, pero sin más le solté al entrevistador:

-¿Y no se puede hacer nada para acelerar el proceso?- Él me miró incrédulo, como que no se creía bien que esas palabras saliesen de mi boca (ni yo tampoco)

-¿Perdón?-

-Sí-Conteste yo, más decidida y cambiando mi cara, a una más dulce, más picarona.-Decía si no se puede hacer algo para acelerar el proceso… de contratación me refiero

El hombre lo entendía todo perfectamente, pero como es un tema delicado, quería asegurarse bien, por eso seguía poniendo cara de estupefacción.

-Si- Aclaré de nuevo yo. –Seguro que usted está muy estresado, si yo le… ayudo, tal vez usted pueda ayudar a contratarme.

Definitivamente tras decirle eso, no dejaba lugar a dudas de lo que estaba proponiéndole, tardó unos segundos en contestar, que me parecieron eternos, por un momento creí que me iba a mandar a la mierda, pero no, tan sólo me dijo, que él era el encargado de personal, y que quién finalmente elegía era su jefe, el jefe de la empresa. Tras el fiasco, me quedé pensativa, pero lejos de amilanarme, seguí con mi estrategia, le dije que le veía inseguro, así que le apunté mi número de teléfono en un post-it que había en la mesa y le dije que se lo pensará y que me llamara esa tarde con una respuesta, le recordé que le podía aplacar el estrés, y para ser más gráfica, esta vez saqué un poco la lengua, en un claro gesto provocativo, fue ahí donde empecé a dejar de reconocerme a mí misma.

Me fui de allí para mi casa, por el camino, me arrepentí mucho de lo que acababa de hacer, me sentí muy avergonzada, y me consolé pensando que había llegado un punto en el cual era la única solución posible.

Por la tarde estaba en casa, viendo la televisión, no esperaba su llamada para nada, seguro que estaba casado, o tendría otros principios, pensé, nada lejos de la realidad, al fin y al cabo era un hombre, y hay pocos que puedan resistirse a eso, aquel hombre me llamó y concerté una cita con él, para la mañana siguiente, en la misma oficina, me dijo que fuese vestida igual que él día anterior, así que así lo hice. Durante el viaje, me puse muy nerviosa, me dio por pensar que todo el mundo que veía por la calle, me miraba como a una puta, pues así era como me sentía con lo que iba a ha hacer.

Llegué a la oficina, saludé al tipo aquel, y me dijo que le acompañase, le seguí y me llevó de nuevo a la misma sala en la cual ayer me había entrevistado, cerró la puerta tras de si, y yo asustada le pregunte si alguien podría venir, él con un simple gesto me dejó muy claro que nadie nos molestaría. Se sentó en una silla, y me dijo: "cuando quieras".

Yo instintivamente me agaché, me coloqué de rodillas frente a él, en una postura claramente humillante para mí. En aquel momento sólo pensaba en mi novio, el pobre estaría matándose a trabajar en aquel momento, sin siquiera imaginar lo que su dulce novia estaba apunto de hacer.

Dirigí mis manos hacia su bragueta, y le miré, como esperando un gesto de aprobación, que él me concedió, le bajé la cremallera del pantalón y busqué su miembro, que no tardé en encontrar, estaba a media erección, lo cogí con las dos manos y me lo acerqué a la nariz, no olía muy mal, así que me decidí a "catarlo", acerqué mi lengua a su punta y lo lamí, de la boca de aquel tipo salió un ligero suspiro, parece que llevaba tiempo esperándolo. Me la metí en la boca, la humedecí bien, la sensación que me dio puede describirse con sólo dos palabras "Muy puta", pues así es como me sentía yo, que solo había mantenido relaciones con mi novio.

Comencé la mamada, primero lentamente, recreándome, esperando que creciese del todo, cuando ya estaba bien tiesa, comencé con un ritmo mayor, que él agradeció. Ya llevaba un rato dándole cuando de repente me paró en seco:

-Para. Una cosa… cuando yo me corra, sabes que te lo tienes que tragar entero ¿no? No quiero que salga ni una gota.

-Pero…- Repliqué yo.

-¿Quieres el trabajo si o no?- Me contestó él en un tono despectivo.

-Si- Asentí con la cabeza.

Seguí mamándosela otro rato más, mi mandíbula ya empezaba a sentir el cansancio, lo que me hizo decidirme por aumentar más el ritmo, para acelerar su corrida, pero a su vez empezaba a notar mis bragas húmedas, aquello me estaba excitando mucho, entre la humillación y lo puta que me hacía sentir. No me equivoqué en aumentar el ritmo, al poco tiempo empecé a notar como iba a correrse, me cogió fuerte de la cabeza, como para que no me escapara, tanto que me hizo daño, y me echó toda su leche en mi boca, yo medio ahogada traté de tragarlo todo, pero desgraciadamente una gota se derramó en el suelo enmoquetado, yo le miré asustada.

-Vamos, ¿a qué esperas? He dicho que te lo tragues todo- Dijo.

Yo me agaché aún más y lamí la gota que había en la moqueta, fue ahí donde sentí el colmo de la humillación, más cuando aquel tipo me miró partiéndose de risa.

-Pero si era broma mujer… ¡Ja, ja, ja!- Dijo entre carcajadas. –Es bastante patético, si que necesitarás el trabajo si… ¡Ja, ja, ja!- Mientras se guardaba la polla.

Yo no dije nada, sólo me arreglé un poco el pelo, él me miró fijamente y me dijo que le diera mis bragas como recuerdo, yo accedí a dárselas, él las olió y dijo:

-Parece que no he sido el único a quien le ha gustado.- Yo no dije nada.

-Bien, ahora ya tienes la mitad hecho, vamos a ver… Luís es el jefe, él llegará más tarde

-¿Perdón?- Le interrumpí yo. –Tú me dijiste que si te la comía a ti, me contratarías.-

-No, yo nunca dije eso, no pude decirlo, porque yo soy el jefe de personal nada más, yo solo puedo indicarle a mi jefe a quién contratar, pero es él quién decide, acordé que también se la chuparías a él, además seguro que le hace mucha ilusión.-

-Pero… yo no soy una puta cualquiera…nunca me dijiste nada de eso-

-¡Vaya! ¡Quién lo diría!-Dijo con tono sarcástico.- ¿Quieres el trabajo si o no? ¿O vas a desperdiciar esa mamada tan estupenda que me acabas de hacer?-

-Está bien- Me sentía engañada y utilizada, pero al fin y al cabo era la única manera de encontrar trabajo que tenia, y ya que me había puesto, una polla más no me hará daño, pensé.

-Te diré lo que haremos: te daré tu uniforme y te presentaré a tus compañeras de trabajo, ellas te enseñarán como funciona esto, es bastante fácil, aquí se trabaja duro, así que eso mismo esperamos de ti. Cuando llegué Luís te mandaré llamar y te llevaré a su oficina, después de "conocerle" allí podrás firmar el contrato.

Terminado de decir esto se acercó a una estantería dónde guardaban uniformes envueltos en plástico y cajas de zapatos, cogió uno de mi talla y me lo acercó junto con una caja de zapatos de mi número, me dio también una llave de una taquilla y me indicó dónde podía ir a cambiarme y dónde me esperaría.

Fui al vestuario, y me cambié, me puse aquel uniforme blanco con el logo de la empresa que tan poco me favorecía, de ropa interior sólo me quedaba el sujetador, guardé mi ropa en la taquilla y salí hacía dónde él me esperaba con las demás compañeras, nos presentó, eran cinco, todas ellas eran mujeres mayores que yo, y tres eran de origen latinoamericano. Pasé gran parte de la mañana limpiando oficinas con mis compañeras y realmente me pareció duro el trabajo, durante toda la mañana tuve el sabor a corrida en mi boca, y una sensación muy extraña al no llevar ropa interior.

Las compañeras, que resultaron ser muy majas, se portaron muy bien conmigo, me comentaron que teníamos media hora para almorzar, yo estaba preocupada porque no creí que comenzaría ese mismo día a trabajar así que no me lleve comida, pero me dijeron que había maquinas dónde poder sacar algo de comida, así que me tranquilicé. Cuando llegó la hora de comer, yo me dirigí hacía el comedor con todas mis compañeras, pero llegó Alfredo, el tipo al que le había comido la polla esa mañana y me dijo que acababa de llegar Luís, el jefe, así que tendría que ir a "comer" yo sola por mi cuenta.

Continuará